A veces no es recomendable dar una respuesta graciosa, o al menos ligera, en los aeropuertos. Porque lo cierto es que un pasajero que mencionó la palabra "bomba" en el área de embarque del Aeropuerto Internacional de Salta fue imputado por el Juzgado Federal de Garantías N°1 de esa provincia.

El pasajero fue identificado como Oscar Daniel Méndez y fue imputado en las últimas horas tras el requerimiento de la auxiliar fiscal Florencia Altamirano por el delito de "entorpecimiento del transporte" aéreo. De nada sirvió que el hombre pidiera disculpas y aclarse en todo momento que estaba pensando en otra cosa o que, en todo caso, dio una respuesta apresurada, incluso en tono bromístico, sin medir las consecuencias.

El hecho, según informó el Ministerio Público Fiscal de la Nación, ocurrió el 14 de mayo pasado, alrededor de las 14.40, cuando el acusado se presentó en el área de embarque de equipaje del Aeropuerto Internacional Martín Miguel de Güemes.

La auxiliar fiscal indicó que, luego de entregar su valija, ante las preguntas de rigor de la receptora del equipaje, tales como si transportaba algún dispositivo explosivo, el pasajero dijo que llevaba una "bomba". Por esa razón, la empleada alertó a la supervisora, quien interrogó a Méndez respecto a si había mencionado esa palabra.

De acuerdo con lo expuesto por Altamirano, el acusado reconoció entonces que sí la había mencionado aunque ya en ese momento aclaró que todo era una broma o un malentendido. Fue entonces cuando la supervisora de la línea aérea Jet Smart, por protocolo, dio aviso a las autoridades de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Enseguida, se acordonó el lugar y se paralizó toda la actividad, lo que ocasionó la demora del despegue del vuelo.

Los especialistas realizaron la inspección del equipaje del imputado pero no encontraron artefactos explosivos. Sin embargo, Méndez quedó detenido y en la audiencia de formalización de la investigación penal, fue imputado.

Para sustentar la acusación, la auxiliar fiscal mencionó las pruebas reunidas y ratificó la comisión delictiva en la que incurrió el acusado, quien luego trató de minimizar la situación al aludir al hecho como una broma.

Si bien el acusado reconoció haber mencionado la palabra "bomba", aclaró que lo hizo en otro contexto en relación al dicho que se le imputa. Da manera concreta, indicó que, ante la pregunta de la empleada de la aerolínea, en el área de embarque, se sorprendió porque viajó ya en cuatro oportunidades y era la primera vez que le hacían alusión a si llevaba algún dispositivo explosivo. Sostuvo que había llegado a Salta para pasar unos días de descanso con unos familiares y que tenía programado el retorno a Buenos Aires.

"Ante la pregunta, dije que la bomba la había dejado en casa", expresó el acusado, quien luego reconoció que "fue un error", que se le escapó ese término y se manifestó arrepentido de todos los inconvenientes causados, en especial a sus parientes.

Su defensa, en tanto, se opuso a la imputación de la fiscalía por entender que la desafortunada situación no causó, a fin de cuentas, un gran perjuicio. La auxiliar fiscal rebatió el argumento no sólo al describir la demora, sino también por el despliegue de personal de seguridad que suscitó el hecho. Además, adujo que en momentos de alta sensibilidad frente a estas cuestiones, la puesta en marcha del protocolo resultó perjudicial para el aeropuerto y su desenvolvimiento normal.

Finalmente, el juez Bavio se inclinó por la posición de la fiscalía, ya que sostuvo que hubo un “entorpecimiento”, sin importar si la situación se aclaró a los pocos minutos o demoró un poco más de tiempo hasta que todos los servicios del aeropuerto pudieron reanudarsesin inconvenientes.