Los recuerdos al otro lado del río Tajo susurran un viejo dolor. Los intensos ojos verdes aceituna de Lídia Jorge -cuyo nombre suena cada tanto como posible candidata al Premio Nobel de Literatura- se nublan como si en las pupilas estuviera por desatarse una tormenta. La escritora portuguesa tiene una familia argentina. Y no es en sentido figurado. No se trata de las lectoras y lectores de La costa de los murmullos, novela en la que explora el fin del imperio colonial portugués desde la perspectiva de las mujeres que estuvieron al lado de sus compañeros soldados en territorio africano, que fue adaptada al cine por Margarida Cardoso. Su padre, un viajero indómito que la abandonó cuando era una niña y se fue de Portugal hacia Buenos Aires, decidió instalarse en la ciudad de Mendoza y tuvo otra hija, la hermana de Jorge, que sigue viviendo en Mendoza. 

“La extrema derecha pone en cuestión el futuro de la humanidad”, afirma con preocupación por el avance de Chega (Basta) en el parlamento de su país y la consolidación mundial de las derechas más radicales la decana de la delegación de Lisboa, ciudad invitada de honor en la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

Jorge, que nació en Boliqueime, al sur de Portugal, el 18 de junio de 1946, vivió en Angola y Mozambique durante las guerras independentistas. “Yo soy hija de colonialistas en África, pero yo no soy culpable de lo que ha ocurrido. Yo quiero construir el futuro sin odio, quiero que la gente comprenda que no soy colonialista”, subraya la escritora. “Lo que uno debe hacer es combatir el neocolonialismo y la supremacía de unos pueblos sobre los otros. Hay instituciones que no quieren repetir el pasado; hay que ir adelante con justicia, con fraternidad, con distribución de la riqueza, con empleo para todos”, agrega la autora de Noticia de la ciudad silvestre (1999), El fugitivo que dibujaba pájaros (2000), El jardín sin límites (2001), Los tiempos del esplendor (2017), Los memorables (2019) y Misericordia (2022), un homenaje a su madre, Maria dos Remédios, que murió a causa del covid en abril del 2020, libro con el que ganó el Gran Premio de Romance y Novela APE, otorgado por la Asociación Portuguesa de Escritores, el Premio Eduardo Lourenço del Centro de Estudios Ibéricos y el Premio Médicis Extranjero en 2023.

Las historias de Jorge provienen de la vida, suele decir esta bellísima mujer de 77 años. “Mi escritura nace de la tierra, de la gente que yo veo, que son mis vecinos. Lo que hago es relatar de una forma transfigurada una epopeya doméstica de mi país”, explica y define a los lectores como “una secta no muy numerosa, pero fuerte”, secta que está distribuida en todos los idiomas en que ha sido traducida: inglés, francés, alemán, holandés, español, sueco, hebreo, italiano y griego. “El libro es un bien público como la salud. El libro, tan poderoso en la creación de subjetividades, es a la vez el más frágil. Los poderes públicos tienen que crear subvenciones para ayudar a toda la cadena del libro. La lectura es fundamental para la salud del alma, al lado de la salud del cuerpo”, pondera la escritora que ha publicado también cuentos, crónica, ensayo, poesía y teatro.

En la novela Los memorables, la joven periodista Ana María Machado regresa a Portugal para realizar un documental sobre el 25 de abril de 1974. A partir de una fotografía de su padre, Antonio Machado, junto a varios revolucionarios, emprende un proyecto de reconstrucción de la memoria. “Hace poco, hablando de la memoria, dije que la literatura enjuaga los ojos fríos de la historia con lágrimas ardientes. Podría agregar ahora que la literatura resta a los hechos que informan los periódicos todo lo que a la distancia no cabe en el edificio que propone la belleza. Hablo de belleza y no de justicia", aclara. "La belleza es posible; la justicia no lo parece, aunque la belleza la promueva. Es tu instrumento más fuerte”. 

A cincuenta años de la Revolución de los Claveles, que puso fin a 48 años de dictadura, revela que ella estaba en Mozambique, aún colonia portuguesa, ese 25 de abril de 1974. Por la radio se enteró de la revolución en curso en Lisboa. La guerra colonial era insostenible. En la ciudad de Beira, donde vivía, el ambiente era muy tenso porque todos los días moría gente tanto del lado de la guerrilla como del Ejército portugués. “La revolución ha sido hecha para liberar al pueblo portugués de la dictadura y liberar a los pueblos africanos del dominio colonial portugués. Nosotros comprendimos que la guerra colonial fue un error y quisimos que los pueblos sean libres y autónomos. La revolución trajo la paz para el pueblo portugués y para las diferentes naciones. Por eso es una cosa festiva, maravillosa, para la gente de mi generación que ha luchado tanto por la libertad”, explica a Página/12 con un entusiasmo contagioso la ganadora del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2020 por “la altura literaria con la que su obra novelística retrata el modo en que los seres individuales se enfrentan a los grandes acontecimientos de la Historia". 

La escritora portuguesa bosqueja el balance de lo que dejó la Revolución de los Claveles y observa también los peligros. “No todo el pueblo portugués siente que la revolución fue maravillosa; algunos plantean que la descolonización estuvo mal hecha y son racistas. Entonces hay camadas que extrañan la dictadura y que hubieran preferido que continuara el colonialismo”, admite Jorge. “Lo increíble es que hay muchos jóvenes de la extrema derecha en Portugal que piensan de esta manera y esto es algo que estaba escondido en la sociedad. También hay personas que habitan Portugal y que vienen de las antiguas colonias y están queriendo una especie de venganza porque rechazan la sociedad multicultural y multiétnica en la que vivimos. Los extremos políticos están muy agresivos. El racismo y el colonialismo no son temas del pasado, son temas del siglo XXI”.

-¿Por qué las nuevas generaciones, los más jóvenes, son reticentes a conocer el pasado?

-Los jóvenes miran adelante porque no tienen espaldas, tienen pecho. Es la forma de caminar; no pueden caminar con todo el peso de la historia. Las catástrofes tienen una lógica y hay que explicarlas para que la gente pueda comprenderlas. Olvidar es como una condena humana. Hay que hablar claramente con los jóvenes para decirles que el abismo está adelante de todos nosotros porque la extrema derecha, los nacionalismos, los imperialismos, son absolutamente sanguinarios y nos van a empujar a una situación de una complejidad tremenda que pone en cuestión el futuro de la humanidad y de la tierra. Hay que hablar de esto con los jóvenes. Entonces es urgente decir que la tierra no soporta tanta ganancia acumulada; serían necesarias tres tierras para colocar en el mismo tiempo a Vladímir Putin, a Donald Trump, a los rusos, los americanos y los chinos y responder a la gula de poder de territorio y el poder de amenaza que ejercen sobre nosotros. La tierra es limitada; no puede comportar tanta ganancia de poder bélico. Se está creando una utopía bélica absolutamente incompatible con la dimensión de la humanidad.

 

* Lídia Jorge se presentará el sábado 4 a las 19.30 en el stand de Lisboa para participar del diálogo “Literatura y poder” con Jorge Sigal.

 

Buenos Aires y Lisboa, tan lejos y tan cerca

“La prioridad para mí es la cultura, porque la ciudad es como un ser vivo y la cultura es la sangre. Sin sangre no hay vida”, dijo Carlos Moedas, el alcalde de Lisboa, la ciudad invitada de honor en la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, durante una conferencia de prensa en la que estuvo acompañado por el presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro, y la ministra de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Gabriela Ricardes. Moedas, del Partido Social Demócrata, que gobierna la capital portuguesa desde 2021, ponderó la diversa delegación de artistas consagrados como Lídia Jorge o más jóvenes como Yara Monteiro y Bruno Vieira Amaral que se están presentando en el predio de La Rural y manifestó su deseo de que la lengua portuguesa y la lengua española “se puedan conectar como nunca antes lo hemos hecho” y “que este sea el primer paso de una relación muy productiva entre nuestros pueblos”.

Durante la conferencia, Moedas subrayó que “las personas que hablan varias lenguas, tienen efectivamente una amplitud mental y una creatividad diferentes” y reconoció que “los portugueses hacemos un esfuerzo en relación a los españoles” para entenderlos y que ese esfuerzo no es recíproco. El alcalde lisboeta anunció que trabajará por mantener la cercanía entre Lisboa y Buenos Aires con planes de apoyo a la traducción. En ese sentido, Ricardes confirmó que dentro del Plan Buenos Aires Ciudad de Libros, un subsidio de apoyo a las traducciones que tendrá la ciudad por primera vez, reforzará el ida y el vuelta con la lengua portuguesa para que haya una relación “más fluida”.