Si Mauricio Macri tiene un plan sobre qué hacer para que Javier Milei no se fagocite su partido, es una incógnita, envuelta en un misterio y dentro de un secreto. En su entorno, algunos se imaginan al expresidente como un tiempista, que busca esperar a que se acomode el escenario para ver que va a hacer. Otros, en cambio, lo ven desconcertado y señalan que sus postergaciones para asumir frente al PRO son una señal más de que no sabe que hacer: no hay plan, solo dilaciones. Esta lectura pega fuerte en el entorno de Patricia Bullrich. La ministra volvió a apurar en el fin de semana a Macri, le señaló el reloj de la jubilación y le planteó que no tiene opción que fusionarse con La Libertad Avanza el año que viene. El expresidente resiste esa estrategia al tiempo que manda a acompañar al oficialismo, pero la incomodidad con un proceso que él no conduce es cada vez más evidente.

PROcastinador

Macri viene jugando en una dualidad: por un lado, acompaña el rumbo del gobierno de Milei (aunque en privado defenestra amplias áreas de la gestión) y, por el otro, mantiene una distancia prudencial para que no le salpiquen las esquirlas si todo finalmente estalla. En este punto, la estrategia de Macri es -efectivamente- no apurarse a sellar ningún acuerdo, como le reclama cada vez más insistentemente Bullrich.

Macri se movió decididamente para desplazar a su exlugarteniente --con la que ya no se habla-- de la conducción del PRO y ocupar ese lugar. Pero nunca asumió. Usando como pretexto los trámites de la Justicia electoral y otras cuestiones administrativas, Macri viene aplazando la fecha una y otra vez. La última versión es que será en algún momento de junio. El expresidente parece buscar así postergar las presiones para que, una vez que se ponga al frente, ordene el partido y defina su relación a futuro con La Libertad Avanza, un espacio que amenaza con robarle una parte o todos sus votantes. 

Una definición de Macri a favor de la fusión de LLA implicará un cisma en el PRO: no solo Horacio Rodríguez Larreta, sino un grupo de dirigentes importantes del partido podrían abandonar el barco en un caso así. Lo alertó la semana pasada el jefe de Gobierno, Jorge Macri, cuando dijo que "no todos en el PRO" coinciden con Milei. El tiene ejemplos muy cercanos de esto. Que no elijan salir a criticar, es otra historia.

Y una decisión de Macri de competirle a Milei en 2025 también podría ser catastrófica para el PRO: si realmente no logran diferenciarse, existe el riesgo de que se queden con todos los votantes sin hacer ningún acuerdo electoral. Algo con lo que especula cada vez más Karina Milei, que sigue abriendo franquicias de LLA, la última en Santa Fe. Como el referente del PRO allí es Federico Angelini, quien está más a favor del frente electoral, no hubo grandes chisporroteos. Más bien una cálida bienvenida.

Presiones

Despojada de poder interno en el PRO, Bullrich está llamada a azuzar a Macri públicamente. El fin de semana no disimuló para nada su deseo de jubilar al ex presidente: “Hay momentos donde sos protagonista y otros en los que tenés que dejar que el protagonista sea otro, el actual Presidente de la Nación”, le dijo. Por si no quedaba claro.

En el bullrichismo ven un Macri desconcertado. Donde los macristas ubican un tiempista, ellos ven a un líder que ya no sabe que hacer ante un fenómeno como el de Milei que ya le pasó por arriba. "Postergar la fecha de asumir como presidente del PRO habla más de un desconcierto importante", dicen.

Bullrich en tanto le marca un camino único: la fusión con LLA. El fin de semana se dedicó a ponerlo en términos binarios. Dijo que en 2025 habrá dos propuestas: "La del cambio y la retrógrada". Y sostuvo que el PRO debe estar en “la propuesta del cambio, aunque tengan alguna diferencia". "¿Por qué vas a ir separado? ¿Hay algo en el medio entre el cambio y la vuelta atrás? No hay otro lugar. Uno tiene que ser consciente de la representación social. Si en la próxima elección vos tenés boletas que impliquen el cambio y la vuelta al pasado, la gente se va a inclinar por eso”, afirmó. Una advertencia de lo que puede pasar si Macri no se aviene a la estrategia de Milei.

Bullrich no se queda solo en palabras: como informó el periodista Gabriel Sued, el fin de semana ella participó (y propició) de un encuentro entre referentes del PRO bonaerenses y Sebastián Pareja, el armador de Karina Milei en provincia de Buenos Aires. Las presiones hacia Macri se acrecientan.

El ex presidente, por ahora, elige esperar y contestar con buenos modales a cada invitación a sumarse, sea amable o de las otras.