(Desde Salta)
El juicio por la muerte de los 43 gendarmes se acerca al veredicto previsto. En la última jornada, se escucharon los impactantes testimonios de los familiares de las víctimas que le pidieron a los integrantes del Tribunal Oral Federal 2 de Salta poder hablar después de los alegatos y antes del final del juicio. Este es el juicio por el denominado "siniestro vial" ocurrido el 14 de diciembre de 2015, a sólo cuatro días de iniciado el mandato de Mauricio Macri y mientras el gobierno de Gerardo Morales, de Jujuy, pedía refuerzos de Gendamería para preparar la detención de la dirigentes de la Tupac Amaru.
"Siento un orgullo tremendo de que mi hijo haya vestido ese uniforme, pero también es tan grande el dolor de haberlo perdido injustamente", dijo Norma Beatriz Zorrilla vía zoom desde Formosa, madre del gendarme fallecido Rodrigo Emanuel Acosta. Con esta muerte quedó huérfana de padre una niña pequeña.
Norma relató que su hijo ya le había contado que en el Destacamento Móvil 5 de Santiago del Estero, de donde provenían los gendarmes siniestrados, había un colectivo al "que lo llama 'el salado' porque cada vez que ponen una rueda en ruta hay problemas". Aquel 14 de diciembre, de hecho, reventó el neumático derecho, y varios testigos señalaron que estaba desgastado y las autoridades no realizaron el cambio.
El abogado Mauricio Arriagada, representante de varias actorías civiles, que el viernes último completó su alegato con los reclamos indemnizatorios, dijo que Zorrilla y su esposo se enteraron del siniestro cuando fueron al banco a hacer un trámite y vieron que en la televisión daban la noticia. "Empezó el raid que hicieron todos los familiares de tratar de recabar información de la Gendarmería para saber si su familiar se encontraba en el colectivo. Nunca recibieron una confirmación oficial por teléfono. Tuvieron que viajar a Santiago del Estero para tener información".
Contó que la madre "pedía ver los restos mortales de su hijo, se lo entregaron a cajón cerrado. Dicen que tenía mejor estructura un cajón de manzanas". "Luego les toca viajar de nuevo a un velorio colectivo, sin entender. No tuvieron la oportunidad de decidir qué hacer. No dieron asentimiento al velorio colectivo. Después tenían que trasladar los cuerpos. Tuvieron que llevar el ataúd de su hijo y 5 efectivos más a Formosa, en una morguera que no era tal", contó el letrado.
"Ni a un animal se lo puede entregar como ellos entregaron a mi hijo y a sus compañeros", aseguró Zorrilla al hablar después refiriéndose a que no le permitían verlo ni reconocerlo. "Cuando entré al forum, me temblaba todo el cuerpo, no sabía qué hacer, tenía miedo de ir a ver a mi hijo ahí (...), había 42 féretros, 42 familias llorando sobre el cuerpo tapado de sus hijos, porque ninguno sabía si era su hijo el que estaba llorando", relató.
"Esto es una tragedia que sin dudas se podría haber evitado", sostuvo. Señaló que los compañeros de su hijo no pudieron declarar, porque les habían prohibido hablar de los 43 gendarmes fallecidos. Zorrilla dijo que la defensa intenta responsabilizar a Vialidad Nacional por el estado de la ruta, pero contó que su marido y ella hicieron en aquella fecha el mismo recorrido del colectivo 5 y aunque había un tramo que no estaba bien, en el lugar donde se produjo el siniestro "la ruta estaba en muy buen estado, lo que no estaba en buen estado eran los neumáticos", insistió.
Asimismo, relató que tuvo una discusión con el comandante Gustavo Ares cuando fue a buscar las cosas de su hijo en el Destacamento Móvil 5, ya que le dio dos bolsas de residuos para que se llevara esas pertenencias y no le permitía llevarse el bolso y la mochila que el joven había comprado con su propio dinero y no pertenecía a la fuerza. "A ese comandante le dije de nuevo ¿Cómo puedo saber yo después si era mi hijo? ¿Qué garantías tenía de que el cuerpo era de mi hijo si no lo reconocí?", manifestó.
Recién al llegar a Formosa, tras su insistencia, dijo que otro comandante le permitió abrir el cajón y ver el cuerpo de su hijo. Igual que otros familiares, notó que ni siquiera se lo había limpiado y estaba como lo levantaron del lugar del siniestro. "Sí era mi hijo", confirmó, pero indicó que "en otra provincia llevaron un cuerpo equivocado, no era el familiar que estaban esperando".
"Después de tres meses conseguimos el acta de defunción, todo mal, el nombre de mi hijo estaba mal escrito, fecha de nacimiento errónea, edad errónea", sostuvo. Reprochó también el comportamiento de las autoridades del Destacamento Móvil 5, "debían cuidar de nuestros hijos y no lo hicieron".
El incumplimiento de Bullrich
"Dos cosas le pedí a Dios: quería tener la justicia para él y sus compañeros, que las personas causantes y responsables de ese accidente paguen su culpa", dijo Zorrilla. También le pidió tener "frente a frente" a la ministra de Seguridad de entonces, la actual ministra Patricia Bullrich, "para poder contarle que todo lo que ella dijo cuando una cámara se prendió en el puente, 'no voy a soltar la mano de mis gendarmes', 'cada gendarme que es del interior va a ser trasladado como debe de ser', no fue así, trajimos a mi hijo y cinco cuerpos más en una ambulancia, encimados uno arriba de otro, sin nombre, sin nada", cuestionó.
"Hubo muchas falencias y mucha falta de respeto en todo", añadió. Contó que en el primer homenaje que se hizo en el puente de Rosario de la Frontera, donde ocurrió el siniestro vial, vio a Bullrich y al comandante Gerardo Otero, para el que en este juicio surgió un pedido de investigación. Relató que en esa circunstancia le dijo a la ministra que "no se cumplió" nada de lo que había prometido, "era todo una mentira". "En cuanto las cámaras se apagaron soltó no solo la mano de los gendarmes, soltó todo y se fue", recriminó.
"Le dije sé que usted tiene la posibilidad de hacer justicia y me dijo 'lo vamos a hacer'", pasaron ochos años y "43 familias estamos esperando justicia", ratificó. Bullrich no fue investigada en relación al siniestro, por el que están siendo juzgados los comandantes Juan Carlos Germán, Juan Carlos Bordón, Elio Rafael Méndez y Ramón Antonio Maidana. También estaba siendo juzgado el suboficial Ricardo Ernesto Villasanti, pero falleció el año pasado. Su hijo fue una de las víctimas del vuelco.
Ocho años esperando justicia
Ivana Belén Sánchez, hija del gendarme fallecido Gustavo Rodolfo Sánchez Fernández, declaró a través de zoom desde Santiago del Estero. "Desde que empezó el juicio ha sido muy doloroso para mí, para mi hermana, para mi mamá. Escuchar las declaraciones de los sobrevivientes fue muy torturante. También nos da mucha bronca escuchar cómo la defensa trata de esconder, de tapar lo que han hecho y sentimos como una provocación constante de parte de ellos, de verlos con uniformes, conectados como si nunca hubiera pasado nada", relató.
La joven dijo que para su familia fue "muy difícil" continuar con sus vidas después del siniestro. Relató situaciones que evidenciaron el duelo que atravesaron tanto ella, como su madre y hermanas, sin asistencia de la Gendarmería.
Contó que se enteraron del siniestro cuando su madre prendió el celular y tenía mensajes de otras personas que le preguntaban si su papá estaba bien. Dijo que tuvieron que ir al Destacamento porque no obtenían respuestas por teléfono de la Gendarmería. "Tuvimos que esperar un montón de horas para que nos digan si mi papá estaba o no estaba en esa lista. Nunca nos preguntaron si estábamos de acuerdo con que el velorio sea en el forum, donde había un montón de gente, donde había un montón de periodistas que te ponían la cámara en la cara, nos sentimos muy vulneradas nosotras en ese momento, no tuvimos privacidad, no pudimos decidir", relató.
Añadió que unas amigas llevaron a su madre para que hiciera los trámites de reconocimiento del cuerpo, "no la llevó la Gendarmería". "Con mi hermana más chica nos quedamos solas en mi casa, sin saber qué hacer, no teníamos plata porque inmediatamente le bloquearon la cuenta a mi mamá y no teníamos plata para trasladarnos hasta el forum que de mi casa quedaba a media hora aproximadamente. No teníamos en qué ir y empezamos a buscar monedas que encontramos arriba de la heladera, en el ropero, así juntamos la plata y nos fuimos en un remís", recordó. La hermana más grande, de 19 años, estaba en Rosario cuando pasó todo, y llegó cuando terminaba el velorio.
"Da mucha bronca escuchar que quizás no tenemos un daño psicológico", dijo la joven. "Me da tanta bronca que hablen de las indemnizaciones, de las pensiones que nos corresponden por derecho, yo les aseguro que ningún familiar hubiese querido cobrar esa indemnización, hubiésemos querido que nuestros familiares sigan con vida. Ni toda la plata del mundo va a reparar el daño que nos han causado".
"Nosotros queremos que se nos escuche, que se nos respete y que haya justicia (...) A mí no me importa cobrar nada, ni toda la plata del mundo, yo lo único que quiero es que se haga justicia y que mi papá pueda descansar en paz, que sus compañeros puedan descansar en paz", ratificó.