Mar del Sur, también llamada en algún momento Mar del Sud, originariamente fundada con el nombre Boulevard Atlántico, es una localidad balnearia ubicada en el partido de General Alvarado, en la provincia de Buenos Aires, a 15 kilómetros de la ciudad de Miramar. Allí se encuentra el imponente Hotel Boulevard Atlántico, deshabitado hace largo tiempo y hoy en proceso de refacción. El hotel cuenta con una rica historia y fama de estar embrujado, quizás porque durante muchos años fue una acabada postal del abandono.

El imponente hotel comenzó a construirse a mediados del siglo XIX, cuando Carlos Mauricio Schweitzer, presidente del Banco Constructor de la Plata, se propuso crear un balneario que fuera una alternativa a la pujante Mar del Plata. Contaba con setenta y seis habitaciones, un gran comedor, dos canchas de tenis, una de fútbol y una de bochas. Sus pisos estaban cubiertos con elegantes alfombras rojas y sus techos eran de pizarra negra. Los materiales para la construcción del Boulevard Atlántico llegaron en carreta desde Mar del Plata.

Pensado para albergar a familias pudientes, el hotel jamás alcanzó la magnificencia que su fundador soñó. El ferrocarril nunca llegó a Mar del Sud y los ricos huéspedes, tampoco.

La crisis de 1890 hizo que se fundiera el Banco Constructor de la Plata. La inversión en el Boulevard Atlántico se tradujo en grandes pérdidas. Schweitzer se suicidó en 1892.

En 1891, por razones que no están del todo claras, un grupo de inmigrantes judíos de origen ruso destinado inicialmente a poblar las colonias de Santa Fe recaló en el hotel. Algunas versiones aseguran que estos huéspedes llegaron al Boulevard Atlántico porque se sospechaba que el barco en el que arribaron a suelo argentino había sufrido un brote de fiebre amarilla. Otras, que una tormenta lo sorprendió en la entrada del Río de la Plata y se decidió desembarcar en Mar del Plata, desde donde los trasladaron al hotel en carretas.

Poco tiempo después de la llegada de los inmigrantes judíos, una furiosa tormenta devastó las instalaciones del hotel causando la muerte de varias personas. La tempestad duró una semana y, provisoriamente, los cadáveres fueron depositados en el sótano, debajo del comedor del Boulevard Atlántico.

Días más tarde, se desató una epidemia de psitacosis que causó la muerte de muchos miembros del contingente, especialmente niños. Las víctimas del tornado y de la plaga fueron sepultadas en las barrancas del arroyo La Tigra, a uno 200 metros del hotel. Allí descansan aún aunque no hay lápidas que los recuerden. Los sobrevivientes fueron finalmente trasladados a Santa Fe.

Posteriormente, el hotel fue rematado. Volvió a abrir sus puertas en 1904. La leyenda cuenta que uno de los huéspedes más pintorescos fue Albertina, una mujer elegante que pasó sus últimos años en el Boulevard Atlántico. Por las tardes, se instalaba en un pequeño pabellón del hotel y ejercitaba allí sus dotes de clarividente, confeccionando horóscopos alentadores para las señoritas ansiosas por conocer el destino de sus amores veraniegos. También tocaba en el piano del hotel mazurkas y valses.

En 1972 el hotel fue adquirido por Eduardo Gamba. Pero su suerte estaba echada: una nueva tempestad y un incendio fueron los golpes de gracia que determinaron su cierre en 1993. Luego, el viejo Boulevard Atlántico fue usurpado. Sus instalaciones fueron usadas como casa de citas y como guarida de narcotraficantes y contrabandistas. En sus pasillos fue asesinado Héctor Rubí González, panadero socialista y presidente de la Cooperativa Eléctrica de Mar del Sud. Fue un presunto ajuste de cuentas.

A partir de 1998, Gamba se dedicó a hacer visitas guiadas que jalonaba con datos históricos e historias de fantasmas, asegurando que el hotel sucedían cosas extrañas, podían verse apariciones misteriosas y escucharse la armoniosa voz de una cantante de origen francés que fue esposa del propietario y se suicidó en una de las habitaciones. Hablaba también de un submarino que llegó a las costas del Mar del Sud con parte del tesoro nazi, supuestamente enterrado en el sótano del Boulevard Atlántico.

El 18 de diciembre de 2023 y después de arduos trabajos de restauración, el área gastronómica del Boulevard Atlántico abrió sus puertas al público. La segunda etapa de la reapertura abarcará la inauguración de las escaleras que conducen al primer piso. Allí funcionará un salón de eventos y se abrirán las primeras seis habitaciones.

El Boulevard Atlántico, como un imponente Ave Fénix, resurge de sus cenizas. Voces y risas vuelven a vibrar en su interior. Su antiguo esplendor regresa. ¿Qué será de sus fantasmas?