"Una carta. Una caricia. El domingo pasado escribí una carta para Cristina. El primer domingo. A lo largo de la vida/historia de esta Argentina, los presos políticos han recibido cartas. Creo que por necesidad de sus familiares, pero también porque la carta es un objeto bello, trascendente, material y luminoso. Claro, para alguien que está injustamente impedido de pasear, abrazar y tomar sol, leer una carta es como salir y volar al encuentro. No es igual que un mensaje de WhatsApp ni un texto en redes. Es distinto: pretende ser un acto de intimidad, sólo entre el destinatario y vos. (...) El lunes fui hasta la sucursal de Luro del Correo Argentino. Como era certificada y con estampillas, me dieron un papelito con la posibilidad de ir viendo su caminito hasta San José 1111. Pasaron los días hábiles, no llegó. Fui hasta el correo, volví a ver el caminito… y así. Hoy me dicen que “el domicilio se encontró cerrado” ¡Imposible! ¡Si hay gente en la puerta siempre! (Por razones obvias). Bueno, este domingo escribiré otra. Y la volveré a mandar. La anterior tenía tono triste… Esta será con tono de bronca" (De la dirigente de Unión por la Patria, Fernanda Raverta).