La escena es curiosa, pero esconde una preocupación seria: la desesperación del Gobierno de Javier Milei por tener dólares genuinos cuando no los ha conseguido ni con inversiones ni con desembolsos del Fondo Monetario (FMI), una situación de falta de resultados que –como viene contando Página/12 hace meses- está tensando la interna entre el Presidente y el ministro de Economía, Luis Caputo. Hace unas horas, el titular de Industria, Agro y casi un ministro de Economía en las sombras, Juan Pazo, se presentó en un congreso del sector triguero y dijo que, en un período próximo, el dólar oficial se irá a un valor más cercano a los 550 o 600 pesos, partiendo de los 870 pesos a los que cotiza hoy en día. 

La idea, además de poco creíble para el campo, tiene como objetivo que el sector liquide dólares de la cosecha de soja, que está parada porque los productores y agroindustriales entienden lo contrario que Pazo: que la estabilidad cambiaria no existe y que, en realidad, el atraso cambiario, con estos niveles de inflación, exige una corrección urgente.

El ex socio de Francisco De Narváez en el grupo textil Alas y quien fuera superintendente de Seguros en el Gobierno de Mauricio Macri expuso este jueves en el Congreso A todo trigo, que se desarrolló en el Sheraton de Mar del Plata. Allí aseveró lo siguiente: “Ustedes se preguntarán si es sostenible la apreciación real del tipo de cambio. Nosotros creemos que sí y que es un proceso virtuoso que resulta de la combinación del ancla fiscal y monetaria. Vale remarcar que la apreciación real en estos meses se dio con un desplome de la brecha cambiaria, del riesgo país, con caída brutal de la inflación y de las tasas, y con un BCRA que compró más de 15.000 millones de dólares”. Y agregó que “el tipo de cambio real promedio histórico a precio de hoy está en 870 pesos. En los momentos de crisis estuvo más cerca de 1.200 pesos y en los momentos de confianza más cerca de los 550 o 570 pesos. Hoy partimos de niveles mucho más cercanos a los de los episodios de crisis y, si se mantienen las anclas del programa macro y se siguen haciendo los deberes, es lógico esperar que se aprecie hacia los niveles del momento de confianza”.

A esa altura, en la platea, pocos entendían lo radical del mensaje, cuando la presión cambiaria está cada vez más alta. No es la primera vez que el Gobierno sale a vocear que no habrá devaluación, lo hicieron Milei y Caputo, pero esta vez el pronóstico de bajar el dólar 200 pesos y pedirles que inviertan en pesos, les pareció mucho. Vale decir que, en paralelo a la ponencia de Pazo, el secretario de Hacienda, Pablo Quirno, y el asesor Federico Furiase se estaban tomando un avión a Washington para tratar de cerrar un acuerdo con el FMI que les de algo de aire en divisa verde

Pazo y Sturzenegger, en la línea de sucesión

En ese contexto, Pazo siguió diciendo, ante el agro, que "hacemos todo para salir del cepo y de los impuestos distorsivos, pero minimizando los riesgos. Eso requiere sintonía fina y una secuencia macroeconómica lógica. Para bajar impuestos de manera sostenible hay que consolidar el ancla fiscal. La tasa de interés posiblemente le gane al dólar y sea más conveniente invertir en pesos en Argentina que esperar una apreciación por un salto devaluatorio. Se acabaron las devaluaciones para generar competitividad por un ratito bajando salarios. Nuestro programa se basa en generar competitividad sistémica vía baja de impuestos, del costo de capital, de la inflación y también -como decía Fernando Rivara (presidente de la Federación de Acopiadores)- de la baja de algunas distorsiones propias de Argentina como el fobbing”. 

El mensaje de Pazo de no devaluación, mientras el campo retiene un diferencial de 2000 millones de dólares esperando un precio mejor, es otro intento de calmar las aguas que empezó a pegar hacia adentro de Hacienda. Desde hace tiempo, Karina Milei, la secretaria de la Presidencia y hermana del mandatario, viene evaluando que Caputo no consigue objetivos y se lo viene deciendo a su cada vez más escueto círculo íntimo. Entre las críticas que le hacen no sólo está el tema de que no consigue divisas, sino que está pisando los pagos a todos los sectores: la deuda de 300 mil millones de pesos con constructores, la deuda de CAMMESA con los generadores de energía y el pago de importaciones del flujo actual. En síntesis, la misión para la que fue convocado no se está cumpliendo. 

En el Gobierno lo niegan, pero las tensiones hacen pensar a la hermana de Milei en un cambio de timón en Hacienda, porque además la crisis y la recesión empezaron a condicionar la situación de la población y la recaudación. Con Pazo, Karina tiene un buen vínculo, y el otro nombre que espera en el banco de suplentes es Federico Sturznegger, el desregulador de la economía. Ante la consulta de este diario, negaron cambios en La Rosada, pero los que conocen la rosca interna aseguran que "es cuestión de tiempo.