Desde hace una semana, seis prefectos son juzgados acusados de haber detenido ilegalmente y torturado a dos pibes militantes de La Garganta Poderosa, en la villa 21-24, pegada a la Zavaleta, ahí nomás de donde murió baleado el pequeño Kevin –el Estado, aquella vez por abandono, esta vez, por presencia opresiva–. Las torturas sufridas por Iván Navarro (18) y E.V. (15), los dos jóvenes que las sufrieron el 24 de septiembre de 2016 no es inédita, es cotidiana. Lo inédito es que dos adolescentes en condiciones absolutamente vulnerables hayan logrado llevar a puro empeño, contra la corriente de hostigamientos, amenazas, experiencias cotidianas y un contexto que solo puede dar miedo, por primera vez ante un tribunal de la justicia nacional a miembros “adultos” de una fuerza de seguridad dispuesta supuestamente para proteger, bajo el paraguas de un Ministerio de Seguridad que impulsa la doctrina Chocobar. Hoy, darán sus testimonios los dos pibes.

El sábado 24 de septiembre de 2016, alrededor de las once de la noche, Iván Navarro se dirigía a la casa de un amigo cuando en Iriarte y Alegre vio como un grupo de federales rodeaban a E.V. a quien conocía desde chicos. Iván declaró que en el pedido de elevación a juicio que “una mujer policía golpeaba en la cabeza al chico mientras le gritaba que ‘le encantaba verduguear a los pibes’”. Los policías después los dejaron seguir. Un video posterior de una conversación en el barrio con la misma mujer, de apellido Giménez, fue aportado como prueba. A Iván le pidieron los documentos, el celular. Lo que sostiene la querella de Iván, representado por la abogada Gabriela Carpineti –a E.V. lo representa el CELS–, es que la Federal funcionó como entregadora de las dos víctimas. De todos modos, el juicio actual se sustancia sobre los seis prefectos identificados. 

Se trata de Leandro Antúnez, Osvaldo Ertel, Félix De Miranda, Ramón Falcón, Yamil Marsilli, Orlando Benítez y Eduardo Sandoval, quienes arribaron a bordo de los móviles 656 y 657 de Prefectura. Apenas fueron liberados por los federales, cayeron los patrulleros de la fuerza costera. Ambos fueron “agredidos físicamente por los prefectos mencionados, tanto mediante golpes de puño y patadas como con sus tonfas.” A E.V. “le pegaron piñas en la cabeza y en la cara, mientras que Iván Navarro fue pateado en sus tobillos, golpeado con piñas en las costillas y en la cara, tras lo cual fue tirado al suelo donde continuaron pateándolo.” Después a E.V. lo trasladaron a la garita de la Prefectura en Cruz e Iguazú, donde le siguieron dando patadas, puñetazos y golpes con las tonfas. Después llevaron a E.V. y a Iván hasta un predio ubicado en Taborda y el Riachuelo, donde los tiraron al suelo y continuaron agrediéndolos física y psicológicamente. A E.V. lo metieron en el Riachuelo, esposado, después lo hicieron salir y lo golpearon, lo sujetaron a una columna y le gatillaron un arma en la cabeza, y le dispararon rozándole el cuello. Mientras, a Navarro le siguieron pegando, le pusieron un arma en la boca, en la nuca, en las rodillas, le saltaron sobre su espalda, también lo arrojaron al Riachuelo y  le decían “… ahora te toca a vos, te mato y no te va a reclamar nadie”. Después, les robaron las zapatillas y camperas y les ordenaron que corrieran. 

El juicio es inédito. “Es la primera vez que dos ciudadnos argentinos llevan a querellar a un juicio oral y público a subordinados de Patricia Bullrich”, dijo Gabriela Carpineti.

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