No llegaron a volar tortitas de ricota como en aquella histórica Convención Nacional de 2011 pero la tensión interna en la UCR tuvo algunos ingredientes parecidos. Uno fue su protagonista, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quien estaba dispuesto a cerrar ayer el encuentro nacional de la UCR cuando tuvieron que intervenir otros dirigentes para que la pelea con el titular del Comité Capital, Guillermo De Maya, no fuera más allá de la calificación de “mentiroso” y la acusación de haber “entregado” al radicalismo porteño. Ese cruce, que no se convirtió en escándalo gracias al hermetismo con el que se manejó la cumbre, no se reflejó en el documento que el titular del Comité Nacional, Alfredo Cornejo, difundió al finalizar la jornada. Hubo un llamado de atención para el gobierno de Mauricio Macri, matizado con la ratificación de la pertenencia a Cambiemos. “Necesitamos salir de la agenda del ajuste y orientar la acción hacia el progreso y el desarrollo con inclusión”, afirmaron. Según pudo saber PáginaI12, durante los discursos a puertas cerradas hubo varias críticas para el Presidente y un llamado a “marcar la cancha” para recuperar a clase media. Algunos dirigentes pidieron llevar un candidato propio para disputar con el PRO en las primarias. 

Reunida en el hotel Presidente de la Ciudad de Buenos Aires, toda la plana mayor del radicalismo realizó ayer un encuentro nacional bajo el título: “Responsabilidad, compromiso y transformación”. Estaban, además de Cornejo y Morales, el tercer gobernador que tiene la UCR: Gustavo Valdés; los jefes de los bloques legislativos Mario Negri y Luis Naidenoff; intendentes de peso como el cordobés Ramón Mestre y ex gobernadores como Ricardo Colombi. También se asomó Martín Lousteau, quien estaba presente cuando Morales lanzó sus dardos al radicalismo porteño. La jornada ya estaba terminando sin inconvenientes cuando el gobernador les recriminó que hicieran política criticando al propio partido y no haberse integrado al bloque de Diputados Nacionales de la UCR. La crítica tenía un trasfondo: De Maya y el radicalismo de la capital viene adoptando una postura crítica sobre algunas posiciones de varios dirigentes. “Hay gobernadores que tendrían que haber reclamado antes por el aumento en las tarifas”, había afirmado De Maya la semana pasada. En otras oportunidades, había cuestionado la prisión preventiva para la dirigente social Milagro Sala, un tema más que sensible para Morales. 

“Vos sos un mentiroso”, le espetó De Maya luego de que le negaran el uso de la palabra para responder los dichos del jujeño. Le recordó que el radicalismo porteño no se integró a Cambiemos porque en la ciudad el PRO y la Coalición Cívica se negaron a aceptar una competencia interna con Lousteau y que a nivel nacional la UCR nunca los defendió. El temperamento del jujeño no le iba a dejar pasar que lo acusaran de mentiroso y menos en un encuentro radical. El cruce no duró ni un minuto. Intervino el formoseño Luis Naidenoff, quien le advirtió a De Maya que estaban esperando el ingreso de los medios. 

Ese entredicho anticipó una tensión que ya comienza a palpitarse en el partido. Con un Macri debilitado por los malos resultados de la gestión, su falta de liderazgo para reencausar la economía, la UCR analiza la posibilidad de presentar un candidato propio en las PASO. Una de las figuras para eso es Lousteau. Obviamente la idea no le entusiasma a Morales. Pero más allá de lo electoral, la definición que surgió ayer entre los radicales es aprovechar el contexto para reposicionarse hacia afuera como una suerte de “guardián” de la clase media.