Si fuera un cuento de la Edad Media, nadie cruzó espadas. Y todos se rieron cuando Hugo Moyano dijo: “Disculpen si alguno se siente mal por estar en una foto conmigo”. Según pudo reconstruir PáginaI12, no hubo ningún dirigente que se sintiera mal el jueves 8, en la reunión cumbre del Partido Justicialista. Después de muchos años terminaban las diferencias entre réprobos y elegidos. Ese día cada uno fue, más bien, hijo pródigo. 

José Luis Gioja, el presidente del PJ, estaba ancho. La cincuentena de dirigentes que integran la mesa ejecutiva del Consejo Nacional y la mesa de Acción Política (el órgano que se preocupa diariamente por las elecciones de 2019) le reconocieron su paciencia y su espíritu unitario. 

El premio a la paciencia lo recibió Gioja por haber soportado la intervención de Luis Barrionuevo, resuelta por la Justicia en abril, y por haberse movido hasta liquidarla en agosto último, cuando recuperó las llaves del local partidario de la calle Matheu 130. “De acá saldrá la fórmula presidencial”, había dicho el gastronómico que durante el gobierno de Carlos Menem llamó a suspender el robo por dos años. No salió la fórmula sino Barrionuevo.

Ex gobernador y ex senador, las palmadas en la espalda por las gestiones de unidad le vinieron a Gioja por su trabajo artesanal de evitar peleas a nivel nacional y dentro del bloque de diputados, que integra como uno de los legisladores por San Juan.

Ninguno de los que el jueves emprendieron el regreso dejó de saludarlo. Eran, además de Moyano, el ex gobernador y actual precandidato presidencial Felipe Solá, el secretario general del gremio mecánico Ricardo Pignanelli y el secretario del gremio de Sanidad Héctor Daer. Gioja anunció que invitará también al diputado nacional por Unidad Ciudadana Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos. 

Solá volvió tras haber roto con la conducción política kirchnerista en noviembre de 2008, luego de fuertes diferencias que venía arrastrando y que se hicieron más evidentes en el tratamiento de la resolución 125 de retenciones móviles.

Igual que Daer, Solá terminó siendo una pieza clave del Frente Renovador liderado por Sergio Massa en las elecciones de 2013  y 2015. Pero ambos al final dejaron ese espacio. Daer dijo a PáginaI12 el año pasado que el FR “con el tiempo fue perdiendo su rumbo” y pidió reconstruir “la unidad del peronismo”. 

Moyano se había ido del PJ el 15 de diciembre de 2011, hace casi siete años, cuando era presidente del distrito bonaerense, hoy a cargo de Gustavo Menéndez, y vice del PJ nacional. Dijo entonces que el PJ era “una cáscara vacía”. El 29 de de abril de ese año había encabezado como secretario general de la Confederación General del Trabajo un acto multitudinario en la Nueve de Julio con grandes retratos de Juan Perón, Eva Perón y Néstor Kirchner. Cristina Fernández de Kirchner no estuvo. Ya había empezado el tiempo de los chisporroteos.

Sin cerrojo

El jueves los cuatro que estaban de regreso hablaron con tono parecido y utilizando una frase repetida casi literalmente: “Unidad en la diversidad”. 

No la limitaron al ámbito del PJ sino a la construcción más amplia que tenga al peronismo como corazón pero no termine allí. Todavía no hay nombres. Ni siquiera el que asomó en los últimos días, “Frente Patriótico”. Ginés González García, entre otros históricos, se llevó el encargo de explorar nuevos nombres. 

El acuerdo fue apurar los tiempos y quizás establecer una frecuencia quincenal de reuniones. A menos de un año del 27 de octubre de 2019, día de la primera vuelta electoral de 2019, la coincidencia fue no caer en el exitismo.

El concepto predominante es que la realidad económica es la peor desde la crisis de 2001, que los trabajadores y la clase media están sufriendo por la recesión y que avanza la desilusión respecto del gobierno de Mauricio Macri. Pero al mismo tiempo existe el reconocimiento de que el macrismo goza del blindaje de los grandes medios de comunicación, maneja resortes de poder interno y tiene apoyo externo. 

“El viento es otro pero no hay que confiarse”, fue una de las frases del intercambio que abarcó a los del regreso y a los que ya estaban, entre otros Cristina Álvarez Rodríguez, Víctor Santa María, Fernando Espinoza, Agustín Rossi, Daniel Scioli, Wado de Pedro y el coordinador de la mesa, el experimentadísimo (84 años, cuatro veces gobernador de La Pampa, diputado, senador, convencional constituyente) Rubén Marín.

Por lo que pudo establecer este diario, no está roto el puente con los que Solá llamó, en un tuit después del triunfo de Jair Bolsonaro, “los cuatro de la foto”, por Massa, Juan Manuel Urtubey,  Miguel Pichetto y Juan Carlos Schiaretti. Al contrario. Los invitarán a integrarse y en todo caso la decisión correrá por cuenta de cada uno.

Hasta ahora los cuatro están en campaña como precandidatos posibles. Pero, más allá de una foto que los distinguió del resto del peronismo, no dieron otro paso en común que otorgar una dosis más de la famosa gobernabilidad. Participaron de manera amistosa en las negociaciones del presupuesto bonaerense, en el caso de Massa, y del nacional en el caso de los otros tres.

Massa pareció buscar otro perfil durante un diálogo con el periodista Luis Novaresio. “Yo estoy dispuesto a no ser nada, a ocupar el lugar que defina la gente o ningún lugar”, dijo. Y agregó: “Pero creo que tenemos que ponernos en la cabeza que por delante tenemos que construir la Argentina que queremos. Tenemos que dejar de hablar de Massa o Cristina y poner por delante el país que queremos”. Afirmó también Massa: “Estoy dispuesto a correrme y no ocupar ningún lugar. ¿Quién más está dispuesto a correrse y mostrarle a la gente que está poniendo por delante una idea de país?”. ¿Un guiño en busca de un acuerdo amplio, incuso con Cristina? ¿O solo un modo de no quedar estampado a Macri? 

Los que participaron de la reunión del jueves, en cambio, se cuidaron de no meterse en ninguna definición rotunda de la que no puedan salir. Ni siquiera discutieron, por el momento, las etapas de aquí a la definición de candidaturas, en junio próximo. Habrá primarias abiertas, simultáneas y obligatorias si el Gobierno no da marcha atrás. Pero el peronismo, o el panperonismo como la gusta decir al ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, o el nuevo frente cuando estén definidos integrantes y nombre, prefirió no inventarse un cerrojo. Puede haber, como pide Alberto Rodríguez Saá, un acuerdo sobre reglas básicas para establecer puntos comunes y pelearse (con límites) en las PASO. Pero no es obligatorio que en las PASO haya listas diferentes, porque tampoco está escrito que un partido deba llegar a las primarias sin lista única. 

Es probable que un nuevo paso se produzca el sábado17 de noviembre, que el peronismo celebra como Día de la Militancia por el primer regreso de Perón a la Argentina después del golpe de 1955. Ese día quedaría dedicado a la militancia por la unidad. 

El PJ también podría avanzar hacia la formación de equipos técnicos para definir los puntos comunes e incluso formular políticas concretas. 

La consulta periodística permitió comprobar que todavía no existe una idea nítida de campaña, de mensaje que condense por qué votar a alguien de ese espacio y no a otro. Un punto de acuerdo es describir la mala situación actual y explicarla detalle por detalle. Otro es la necesidad de salir del círculo planteado por el oficialismo de quién roba más que quién. Pero la síntesis aún no llegó.

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