UNA MANITO DE LOS EXPERTOS
|
Un
coronel retirado del ejército español, Amadeo Martínez Inglés, reconoció que personal
de inteligencia castrense de su país viajó a la Argentina entre 1979 y 1983, en plena
dictadura militar, para entrenarse con sus pares criollos en los métodos de la
"guerra sucia", los que después fueron aplicados en España por el Grupo
Antiterrorista de Liberación (GAL) contra integrantes y simpatizantes del grupo
separatista ETA. En una entrevista que se emitirá esta mañana por Radio Mitre, el
militar también cuenta que durante su permanencia en nuestro país --al que viajó para
tomar un curso en el Estado Mayor-- escuchó el relato de oficiales argentinos sobre los
operativos de secuestro de personas y cómo se las hacía desaparecer después mediante
los "vuelos de la muerte". El coronel retirado admite haber elevado un informe a
sus jefes sobre las aberraciones que se cometían en la Argentina, el que fue mantenido en
absoluta reserva por sus superiores. Martínez Inglés asegura en su diálogo radial que
tiene en su poder un listado de militares españoles que viajaron para adiestrarse en
técnicas de represión ilegal --doce de ellos en la ESMA--, la que entregará al juez
Baltasar Garzón que entiende tanto en la causa del GAL en España, como en la
desaparición de ciudadanos españoles en nuestro país. Esta es la transcripción
de la entrevista:
--¿Qué hizo usted cuando estuvo en el año '81 en Buenos Aires? --Yo estuve en Argentina entre febrero y diciembre de 1981. El Alto Mando español me envió a realizar un curso en el Estado Mayor.
--Durante su estadía, ¿los militares argentinos le contaron detalles sobre la represión y la desaparición de personas? --Al principio obviamente que no. La Argentina era entonces una dictadura y yo venía de un país que era democrático, aunque salía de una dictadura. Luego fue pasando el tiempo y claro, 10 meses dan para mucho. Y en las conversaciones con ellos fui captando algunas cosas de la época de la represión, de la guerra sucia.
--¿Qué le comentaban? --En esas charlas, tomando una copa o una merienda, fueron llegando a mi conocimiento algunas de las tácticas que habían utilizado. Ellos hablaban de guerra civil. Por supuesto, nunca hablaban de represión o de guerra sucia. Decían que había sido una lucha contra elementos subversivos que atentaban contra la seguridad de la patria. Y que si no hubieran actuado como actuaron, posiblemente hubieran perdido la guerra y Argentina sería un país comunista. Este era su discurso.
--¿Qué cosas le sorprendieron o cuáles recuerda? --La que más me impactó fueron los llamados "vuelos de la muerte". Eso fue una sorpresa. Yo escuchaba, oía cosas, pero me las guardaba para mí. Si bien es cierto que el agregado militar español me preguntaba, porque su misión fundamental como agregado militar es enviar información al país del cual depende, eso de los "vuelos de la muerte" llegó a mí con toda nitidez. Y también las operaciones que hacían en determinados domicilios o pisos francos, como decimos aquí, que decubrían de la guerrilla. La forma de actuar, el operativo que montaban. Era sobre todo sobre la base de militares profesionales, que iban de paisanos (de civil) y montaban un operativo a sangre y fuego.
--Sobre los vuelos de la muerte, ¿le confesaron que tiraban a los desaparecidos vivos, desde los aviones? --Sí, llegó a mi conocimiento. Ponían a los subversivos capturados, previamente dormidos, hacían los vuelos y eran arrojados al mar. Claro, a mi esto me impactaba. Yo era un militar que había ido allí a hacer un curso profesional. Tenía orden concreta de mi gobierno de no meterme en cuestiones internas del país. Mi situación era muy delicada. Yo me limitaba a informar a mi agregado militar. Cuando regresé a Madrid, tuve que hacer un informe exhaustivo y todo lo pasé a la división de inteligencia, que a su vez tuvo que haber informado al gobierno español. El gobierno español tuvo conocimiento, cuando regresé en diciembre del año '81 (de lo que pasaba en la Argentina). (El gobierno español) Vio todo lo que llegó a mí en un informe que se le pasó. La investigación que inició a mediados de abril el periodista Carlos Bianco en Madrid, y que será desarrollada en Buenos Aires por Marcelo Bonelli y Fernando Carnotta, también logró identificar a doce militares españoles que pasaron por la Escuela de Mecánica de la Armada cuando en el interior de sus instalaciones funcionaba uno de los mayores centros clandestinos de detención y exterminio creados por la Junta Militar. La presencia de uno de ellos, Cristóbal Gil y Gil, ya había sido denunciada por Víctor Basterra, uno de los sobrevivientes de la ESMA. Ahora el coronel Martínez Inglés agrega más información inquietante para los propios españoles, quienes pensaban que el horror era ajeno y lejano. --¿Usted sabe si hubo una transferencia de ese método, para que lo apliquen en España? --En España también hubo guerra sucia. Lo que pasa es que no ha sido ni numéricamente tan importante, ni tan cuantiosa, como lo que ocurrió en su país. La verdad es que aquí (en España) también había y hay elementos militares que han puesto en juego ese tipo de guerra. Ha salido de los GAL. Ahora en España tenemos un lío espantoso con esto de los servicios de inteligencia españoles, que también dirigían una guera sucia.
--¿Usted sabe si personal de los GAL fueron entrenados en la Argentina? --Posiblemente. Yo hice en la Argentina el curso de Estado Mayor, pero también iban oficiales españoles de inteligencia a realizar el curso de inteligencia a la Argentina. En los cursos de Estado Mayor no se trataba ese tipo de guerra. Pero sí en los cursos de inteligencia. Y aquí se comentó que hubo oficiales españoles que estuvieron en la Escuela de Mecánica de la Armada en ese momento, que todos sabemos era un centro represor y todo lo demás.
--¿Los militares españoles fueron adiestradaos en la Argentina con las técnicas que se aplicaron en la dictadura para utilizarlas en España? --No sé si fue ése el fin. Pero yo creo que sí. Hubo oficiales de la inteligencia española que han estudiado en la Argentina. Era un curso de tres o cuatro meses en los que se aprendían técnicas contra terroristas y la guerrilla urbana. Esos oficiales después vinieron a España. Y, qué casualidad: en los años '84 y '85, tres o cinco años después de lo ocurrido en la Argentina, aquí también pasó, ya digo no una cosa tan extensa como en la Argentina, pero el fenómeno de los GAL en la lucha contra la ETA. Se utilizaron técnicas impropias de un estado de derecho, con la misma táctica que usan los terroristas, del tiro en la nuca y la bomba por ahí. Eso ocurrió. Eso es objetivo.
--Hay un coronel GAL, al que usted hizo referencia, Cristóbal Gil y Gil, que confesó que estuvo en la ESMA. ¿Usted cree que hubo más militares españoles en la ESMA? --Sí, sí. Hubo más con seguridad. Porque el curso de inteligencia en la Argentina lo hacían anualmente tres o cuatro jefes oficiales españoles. El de Estado Mayor lo hacíamos cada tres años, sólo un oficial. Sin embargo el de inteligencia lo hacían tres o cuatro oficiales españoles. Esos oficiales, era curioso, eran todos de la División Inteligencia del ejército español. Y ahí en el servicio de inteligencia es donde se ha concretado la guerra sucia contra la ETA en España. Luego todo cuadra, todo concuerda. Luego no se puede comprobar nada en forma personal.
--¿Usted piensa que vinieron a entrenarse a la Argentina? ---Es que en los años '80 y '81 el Ejército argentino tenía fama de ser uno de los ejércitos que más conocía las tácticas y técnicas para luchar contra la guerrilla. Hay que tener en cuenta que en ese momento no se conocían estas cosas tan terribles de la guerra sucia.
--¿Usted va a declarar frente al juez Baltasar Garzón? --Hace unos días me enteré que estaba en una lista que tenía el juez Garzón. Y que nos podía llamar a declarar a raíz de una denuncia de familiares de desaparecidos españoles.
--El hecho de que vinieron militares españoles a la Argentina, convierte a algún sector del ejército español, no sé si en cómplice, pero sí en testigo pasivo de las aberraciones a los derechos humanos cometidas en la Argentina. --Por lo menos había núcleos del ejército que sabían lo que pasaba en la Argentina. Efectivamente, los militares que iban a hacer el curso de inteligencia volvían con una serie de conocimientos y con una serie de datos. A mí también me llegaron, pero de una forma más superficial.
--Por lo que usted dice, ¿la lista que tenemos aquí, está en poder del juez Garzón? --Sí, efectivamente. Si me llaman a declarar iré encantado a contarle todo lo que yo sé al juez.
--¿No cree que el ejército español tendría que haber denunciado internacionalmente esta violación a los derechos humanos? --Yo creo que sí. No trascendió nada. Yo dije todo lo que sabía, porque era mi obligación. Y pasaron los años. Si bien es cierto que España pasaba una época muy delicada. Había una dictadura encubierta. Hablamos de la transición española. Pero era una transición vigilada por el ejército que aún mandaba en los años '81, '82 y '83. Me imagino que por eso no trascendió el tema de los problemas en la Argentina. QUE SON LOS GAL Y CUANDO COMENZARON A OPERAR OTRO PROBLEMITA PARA AZNAR
La onda expansiva de las declaraciones del coronel español Amadeo Martínez Inglés en el sentido de que su país "importó" los métodos de los dictadores argentinos para emplearlos en la "guerra sucia" contra Euskadi Ta Askatasuna (ETA), sacudirá los cimientos del Palacio de La Moncloa. Aunque las acciones conocidas de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) comenzaron en 1983, cuando gobernaban los socialistas, el militar ha revelado que las acciones ilegales contra el terrorismo se venían estudiando al menos desde 1979, mientras gobernaba la extinta Unión del Centro Democrático, muchos de cuyos dirigentes ingresaron al Partido Popular, hoy en el poder. José María Aznar desplazó en mayo de 1996 a Felipe González de la presidencia del gobierno, y se pronunció en favor de "pasar la página" en el caso GAL. Nacionalistas vascos y socialistas acusaron entonces a Aznar de haber usado políticamente el tema para llegar a La Moncloa, y de querer abortar una investigación que podría salpicar a hombres de su partido. Pero en diciembre de ese año, el coronel Juan Alberto Perote entregó a la prensa los informes de la lucha antiterrorista que robó del Cesid (servicios secretos españoles) cuando fue expulsado, y el tema se instaló en la Justicia definitivamente. Al juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, quien investiga la desaparición de ciudadanos españoles en la Argentina, le tocó la instrucción de cuatro sumarios del caso GAL. Los "papeles del Cesid", como se los conoció en España, revelaban detalles de 33 atentados, con 28 muertes, cometidos por los GAL en el sur de Francia entre 1983 y 1987. Bayona, San Juan de Luz, Biarritz, Hendaya son lugares donde los etarras consiguen refugio, especialmente de sus colegas de Itarreparak, un grupo terrorista integrado por franceses separatistas, pero de mucha menor envergadura. Hasta allí llegaban agentes del gobierno y mercenarios para perseguirlos, secuestrarlos, torturarlos y matarlos. Dos presuntos etarras (José Lasa y José Zabala) estuvieron desaparecidos más de diez años, hasta que un represor arrepentido señaló el lugar en el que habían sido enterrados. Sus restos fueron rescatados de un pozo lleno de cal viva. Pero los "papeles" de Perote no hacían referencia alguna a hechos que hubieran ocurrido antes de diciembre de 1982, cuando asumió González. La fiscalía del Tribunal Supremo de España mantiene en el caso GAL un pedido de 23 años de cárcel para el ex ministro del Interior, el socialista José Barrionuevo, y penas por un total de 178 años de cárcel para catorce ex funcionarios de la misma cartera, acusados de planificar y financiar las actividades del terrorismo estatal. |