"El único camino legal es lograr una nueva reforma de la Constitución. Lo demás es
delito. Y a los miembros de la Corte hay que dejarles claro que si ayudan a violar la
Carta Magna van a tener un juicio similar al que tuvieron las Juntas Militares en el
'85", dijo a este diario el diputado Carlos "Chacho" Alvarez sobre la
decisión del congreso partidario del PJ de presentar ante la Justicia un recurso que
habilite al presidente Carlos Saúl Menem a un tercer mandato. "Vamos a plantear en
el Foro que los que atenten contra la Constitución son infames traidores a la patria,
como establece el artículo 36", sostuvo la diputada Graciela Fernández Meijide.
"Es un peligroso camino para el país", afirmó el jefe de Gobierno porteño,
Fernando de la Rúa. Para detener la embestida menemista, la Alianza insistió ayer con la
convocatoria para el 30 de julio a la primera reunión del Foro en Defensa de la
Constitución y a una Marcha del Silencio cuya fecha será difundida ese día.
"Lo que puede cometer la Corte Suprema es un delito que tiene
autoría intelectual de Carlos Menem y puede tener cinco autores materiales que tendrán
que pagar la consecuencias en caso de que se viole la Constitución", dijo Alvarez. Y
agregó que "es hora de que podamos sacarnos la camiseta partidaria por dos o tres
meses para ponernos la camiseta de la Constitución nacional y la defensa de la
gente".
Para Meijide, "éste no es un problema de la Alianza con Menem,
sino de la sociedad con Menem". La diputada sostuvo que "el pedido que le va a
hacer el PJ me hace acordar al año '30, cuando la Corte legalizó el golpe de Estado. Que
sepan que los que lo hagan van a ser juzgados por infames traidores a la patria, como
establece el artículo 36 de la Constitución reformada". "Por el momento hay
que dejar de lado la interna", remató.
"Los daños, cuando se producen, se producen. Lo que ahora
tratamos de evitar es esto que se cierne como una amenaza y una desgracia para el país.
Sería una burla al pueblo", dijo De la Rúa. Con respecto a la responsabilidad que
les cabría a los integrantes de la Corte en el caso de que habiliten un tercer mandato,
advirtió que "ya está pedido un juicio político contra los integrantes de la
Corte" y no descartó que la oposición haga lo propio contra el presidente Carlos
Menem.
En la Alianza nadie discute la importancia del Foro de Defensa de la
Constitución, pero no pasa lo mismo con su futura integración. Para Carlos
"Chacho" Alvarez, "el foro es la herramienta, y debe estar integrado por
todos los partidos y todos los sectores sociales". Fernando de la Rúa cree que
"lo más importante es que participen todos los que están en contra de la
re-reelección cuya presencia sea confiable", pero en referencia al anuncio del
Frepaso de una posible convocatoria al gobernador bonaerense Eduardo Duhalde dijo que
"se han hecho algunas invitaciones en nombre de la Alianza que nosotros no
conocemos". Sobre la reunión que mantuvieron el viernes Chacho Alvarez y Gustavo
Beliz opinó que "sólo fue una reunión entre dirigentes".
El ex diputado Jesús Rodríguez, secretario general de la UCR, objetó
abiertamente la eventual presencia de Duhalde en el foro. "Hasta donde yo sé,
Duhalde sigue formando parte del PJ", dijo.
Gustavo no les gusta nada
"El señor Beliz fue
el ministro del Interior de Carlos Saúl Menem. En nombre del gobierno hablaba con el
coronel carapintada Mohamed Alí Seineldín. Eso me exime de cualquier otro
comentario", dijo ayer Jesús Rodríguez, secretario general de la Unión Cívica
Radical, consultado sobre la reunión que mantuvieron el viernes Carlos "Chacho"
Alvarez y Gustavo Beliz. En esa reunión, el líder del Frepaso le propuso al actual
legislador porteño y líder de Nueva Dirigencia integrar el Foro Multisectorial en
defensa de la Constitución. Rodríguez hizo el comentario en la recorrida que realizó
ayer junto a Fernando de la Rúa por Gregorio de Laferrère.
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Los santafesinos con una discusión bajo
el poncho
En 1994
Reutemann pidió a la Corte Suprema ser habilitado para la reelección. El planteo fue
rechazado por 9 votos a 0. El episodio es un precedente que complicaría a la
"mayoría adicta" al Presidente.
A Carlos Reutemann la Corte le cerró el
paso a la reelección. |
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Por Pablo Feldman
Desde Rosario La ausencia de los delegados de Santa Fe en el congreso
justicialista fue el hecho político más relevante del viernes en Parque Norte. Así se
lo hizo saber el propio presidente Menem a su hombre de confianza a través de una llamada
telefónica desde la estancia correntina donde se hallaba pescando: "No es posible, a
mí me dijo Obeid que estarían adentro" fue la frase con la que Menem despabilaba a
Eduardo Bauzá. El "flaco", que había estado reunido en su despacho del anexo
del Senado con Antonio Cafiero, Rubén Marín, Humberto Roggero, José De la Sota, Jorge
Yoma y los gobernadores Insfrán, Rodríguez Sáa, Busti y Juárez, le contestó a su jefe
que "la gente del Lole trajo cuatro puntos que no podemos bancar". En efecto,
las condiciones que Jorge Giorgetti y Carlos "Chango" Funes ponían para entrar
en el congreso se daban de nariz con los intereses menemistas y fue eso lo que precipitó
su ausencia del cónclave.
"El que avisa no es traidor", le dijo uno de los dirigentes
santafesinos a Bauzá el viernes a mediodía después de haber hablado desde el despacho
del senador Reutemann a la residencia que el ex piloto de Fórmula uno conserva en Cap
Ferrat. "Nosotros mantenemos nuestra posición, para que haya re-reelección tiene
que reformarse la Constitución, la vía de la Corte no va" fue la orden emitida
desde Europa y respetada a rajatabla, aun por algunos delegados que tenían opiniones en
contrario, pero que se sometieron a la decisión de la mayoría reutemista; entre ellos el
Presidente del partido Gualberto Venesia y algunos de los principales colaboradores del
gobernador Jorge Obeid.
Los delegados de Santa Fe se apostaron en un bar a poco mas de 50
metros del recinto de deliberaciones, y desde allí pretendieron transmitir un mensaje de
equidistancia que Reutemann había hecho público en una solicitada el 29 de mayo cuando
formuló su "llamado a la unidad". El congreso partidario, reunido para
auspiciar la presentación ante la Corte Suprema de un recurso que habilitara a Menem para
un tercer período incomodaba tanto a Reutemann como el plebiscito de Duhalde al que
tampoco apoyó.
Desde Europa, el senador santafesino dio claras instrucciones:
"Vamos y ponemos condiciones, si no nos dan bola no entramos, pero vamos para mostrar
que no jugamos pegados a Duhalde" fue el primer llamado a su principal operador Jorge
Giorgetti.
Las "condiciones" de las que hablaba Reutemann iban a ser
inaceptables para los menemistas y el ex piloto lo sabía de antemano. Por esa razón fue
que el día anterior al congreso, Giorgetti y Funes le llevaron los cuatro puntos a
Cafiero y Marín y no a Bauzá, el otro integrante de la mesa de acción política.
De los cuatro puntos uno es decisivo y se transformará --no bien tome
estado público-- en un elemento a tener en cuenta en la pulseada reeleccionista, y es la
presentación que en octubre de 1994 --meses después de la reforma constitucional--
hiciera el Consejo Peronista de Santa Fe con la firma de Giorgetti, Venesia y Obeid, ante
la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que ésta habilitara la reelección de
Carlos Reutemann en Santa Fe, cosa no prevista en la Carta Magna provincial. El máximo
tribunal fue expeditivo y unánime: por 9 votos a 0 rechazó el pedido y mandó marcha
atrás un proyecto que había redactado el ex ministro de la Corte Suprema santafesina
Juan Bernardo Iturraspe, bajo la supervisión de Rodolfo Barra y de Eduardo Bauzá, en los
días de la convención constituyente en Santa Fe (ver recuadro aparte). Ese voto negativo
para Reutemann, razonablemente debería trasladarse a otras intentonas, pero si así no
fuera --sostienen los reutemistas-- "nosotros no podemos bancarlo para nadie".
Había además tres puntos que pedía la delegación santafesina:
* El reconocimiento de la representatividad de 116 delgados y no 57
como habilitó el Congreso. Por esa misma razón Cafiero abandonó el Congreso al recortar
los delegados de su provincia.
* No convalidar que el Congreso que había pasado a cuarto intermedio
el 18 de diciembre pasado.
* No modificar las autoridades partidarias que incluían a Reutemann
como vicepresidente.
Estos puntos fueron refrendados por el medio centenar de congresales
santafesinos que se reunieron en los bares de las inmediaciones de Parque Norte. Salvo un
puñado de no más de tres o cuatro dirigentes que por distintas razones ingresaron en el
congreso --Luis Rubeo, Liliana Gurdulich, Evaristo Giordano, Danti Aranda, y Pedro
González--, los delegados que responden al gobernador Obeid, entre ellos Dalla Fontana,
Meahuod, Piazza y Feruglio, que sostenían que era mejor ingresar, y los reutemistas
presentes --algunos ni siquiera viajaron-- le mostraron el documento a Jorge Matzkin
cuando, promediando el congreso, fue comisionado a convencerlos para que entraran.
Más allá de las diferencias de matices, el peronismo de Santa Fe apareció
sólidamente unificado. El liderazgo de Reutemann una vez más ratificado, y el
posicionamiento a nivel nacional sostenido por la equidistancia que manifestó el propio
ex corredor en su última comunicación desde Europa, finalizado el Congreso:
"Nosotros no podemos estar con Menem para bancar lo de la Corte, pero tampoco vamos a
quedar pegados a Duhalde sólo para estar en contra de Menem". La frase permite
anticipar que el peronismo de Santa Fe no presentará ninguna impugnación como sí
anticipó que hará el duhaldismo. |
Cuando la Corte dijo que no
En la primavera de 1994
Santa Fe comenzaba a recuperar su fisonomía pueblerina que se había alterado por la
Convención Constituyente. Carlos Reutemann gobernaba la provincia. La fiebre
reeleccionista lo había contagiado a Reutemann y, aunque nunca lo reconoció, fue él
quien encargó a sus operadores que intentaran obtenerla en el territorio provincial. El
senador Jorge Giorgetti presentó un proyecto que avanzó en el Senado provincial, pero
que no contó con suficientes votos en la Cámara de Diputados. No hubo reforma
constitucional en Santa Fe. "No es posible que el Lole no pueda tener otro
mandato" decían los reutemistas como hoy dicen los menemistas de Menem. Todavía
estaban por Santa Fe los convencionales Rodolfo Barra, Eduardo Bauzá y Augusto Alasino. A
ellos consultaron los hombres de Reutemann y obtuvieron como respuesta la posibilidad de
un recurso judicial. "Vayan, que ganan". Al poco tiempo, cosa poco habitual, la
Corte emitió su voto de forma unánime, 9 a 0, en contra del recurso. Casi cuatro años
después, los mismos hombres que le habían guiñado el ojo para que reclamara la
habilitación para su reelección le piden que apoye un recurso similar que posibilite la
de Menem. El Lole, que descansa en Cap Ferrat, repasa una de sus frase preferidas:
"No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague".
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OPINION
|
Por Juan
Carlos Portantiero (*) |
¿República plebiscitaria?
En medio
del carnaval reeleccionista con que el menemismo agrede a la sociedad, aparecieron algunos
temas significativos que hacen al funcionamiento de las instituciones en el sistema
democrático. Uno de ellos es el referido a la diferencia entre los instrumentos de la
democracia representativa y los de la democracia directa en los procesos de toma de
decisiones: en términos del liberal decimonónico Benjamín Constant, la contraposición
entre la libertad de los modernos y la libertad de los antiguos.
Es claro que el detonante de esta discusión fue el amague oficialista
sobre la posible realización de una consulta popular nacional para saber si la gente
quiere una nueva postulación del Presidente. Una simulación retórica, claro, porque
parece absurdo que el menemismo acepte colocar en el debate ciudadano ese tema, sabiendo
--como lo indica cualquier encuesta-- que jamás obtendría más del 30 por ciento de
opiniones favorables.
De todas maneras, pese a la forma espuria en que el tema ha sido
colocado frente a la opinión pública, no estarían de más algunas reflexiones sobre la
cuestión: es sabido que la posibilidad de ampliar lo más posible la participación de
los ciudadanos en los negocios del Estado ha sido desde hace mucho tiempo una bandera del
progresismo. La Constitución reformada abre dos posibilidades para la democracia directa,
pero como complemento de la forma representativa definida con precisión en el artículo
22 de sus Declaraciones, Derechos y Garantías: "El pueblo no delibera ni gobierna
sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución".
Esas dos posibilidades son la iniciativa popular (artículo 39) y la consulta popular
(artículo 40). La primera viene desde los ciudadanos y los autoriza a presentar proyectos
de ley en la Cámara de Diputados si son avalados por más de un tres por ciento del
padrón electoral, quedando excluidos de esta posibilidad los proyectos que se refieren a
reforma constitucional, tratados internacionalmente, tributos, presupuesto y legislación
penal. La segunda posibilidad nace en la Cámara de Diputados, que tiene la potestad de
someter a consulta un proyecto de ley: si éste es aprobado debe ser promulgado
automáticamente. Ambos --iniciativa y consulta-- no están todavía reglamentados por el
Congreso, pero parece obvio que en ninguno de los dos casos entraría la reforma de la
Constitución. Ahora bien: ¿sería una teoría más democrático reformarla por vía de
un plebiscito que aplicando el mecanismo indirecto que fija el artículo 30? ¿Es mejor la
república plebiscitaria que la república representativa?
En general los plebiscitos aluden siempre a temas muy concretos, para
no dejar librado a un sí y a un no emocionales la resolución de temas institucionales
que exigen grandes debates y deliberaciones: una Constitución, como el más alto contrato
que se da una sociedad, no podría quedar librada a la decisión de mayorías
transitorias.
Natalio Botana, en un artículo reciente en La Nación, ha
señalado de qué manera el menemismo amenaza simultáneamente con herramientas
oligárquicas y populistas para satisfacer sus estratagemas reeleccionistas.
Oligárquicas, mediante el recurso a la Corte; una mayoría de cinco personas desplazaría
a su favor a la soberanía popular radicada en el Congreso. Populistas, para construir una
supuesta "voluntad general" a fuerza de plebiscito. Por supuesto que le conviene
más la primera, la única, además, que está a su alcance, por lo que toda su cháchara
acerca de que "hay que escuchar a la gente" se desvanece en medio de la
manipulación elitista protagonizada hipotéticamente por la Corta adicta. Pero en estas
condiciones la otra, la plebiscitaria, no sería menos manipuladora. Ambas anulan el
debate, la deliberación capaz de constituir una voluntad colectiva. Y es en la
discusión, que precede al voto y lo razona, en donde está el núcleo de la democracia.
(*) Sociólogo. Ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
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