Por Miguel Bonasso
Parece un thriller financiero,
pero está a punto de convertirse en un escándalo a escala internacional, donde
intervienen entre muchos otros espías agentes de la CIA y del M-I6
británico: el Emirato de Bahrain acusa a la empresa argentina Ciccone Calcográfica de
haber impreso sin autorización 137 millones de dinares (la moneda oficial del reino), que
equivalen a 365 millones de dólares. La denuncia de las autoridades monetarias de
Bahrain, que Página/12 revela hoy en exclusiva, todavía se maneja en Argentina con
discreción y fuera de los estrados judiciales. Las autoridades de Bahrain hablan de
impresión no autorizada y no de falsificación de moneda, pero en
Suiza y otros países europeos ya hay varias personas detenidas y acusadas de integrar una
banda que comercializa dinares falsos.
Ciccone, la empresa bajo la lupa del emirato, es una megaimprenta que fabrica en Argentina
pasaportes, cédulas verdes, chapas de automóviles, permisos de armas del RENAR (entre
otras cosas) y también provee de papel moneda a varios países extranjeros. Hace dos
años fue señalada por Domingo Cavallo como una de las empresas que integraron el imperio
Yabrán y en la actualidad está siendo investigada judicialmente en dos causas por lavado
de dinero. Página/12 tuvo acceso al espinoso tema a través de varias fuentes que
exigieron la reserva de su identidad y aportaron datos elocuentes. En cambio, ninguno de
los involucrados quiso hacer declaraciones oficiales: ni la cancillería argentina, donde
existiría una nota de protesta que el vicecanciller Andrés Cisneros guardó en reserva;
ni en Ciccone Calcográfica, donde no fue posible conseguir que un directivo se pusiera el
teléfono, ni siquiera en el perjudicado Bahrain, donde se cruzó el feriado musulmán del
viernes con el silencio del sábado que mantuvieron las autoridades monetarias. Pero igual
este diario está en condiciones de afirmar que la historia es así:
Ha llegado un inspector
En la segunda quincena de junio pasado llegó a Buenos Aires un misterioso señor, John
Howard, representante de las autoridades financieras de Bahrain y visitó la empresa
Ciccone Calcográfica para una inspección de la imprenta argentina que provee al emirato
el papel moneda. Estas inspecciones suelen ser de rigor y no afectan a los inspeccionados.
Pero en este caso había una gruesa sospecha que pronto se convirtió en requisitoria
oficial, cuando llegó a mano de los señores Ciccone una carta oficial del emirato,
acusándolos de haber impreso sin autorización billetes de 20 dinares hasta sumar 137
millones, que al cambio actual de un dinar = 2,63 dólares, representa 365 millones de
dólares. El escrito oficial estaba firmado por las autoridades monetarias del emirato.
Otra carta similar, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bahrain, habría llegado
también al vicecanciller argentino Andrés Cisneros. Pero esta versión, aportada a
Página/12 por una fuente oficiosa del Palacio San Martín, no pudo ser confirmada ni
desmentida, porque tanto el canciller Guido Di Tella como el propio Cisneros no pudieron
ser ubicados por este diario.
Ante la denuncia de Bahrain, voceros oficiosos de Ciccone salieron a decirle al gobierno
argentino que todo este affaire era una maniobra en su contra de un gran competidor
inglés, la tradicional imprenta Thomas de la Rue, a la que habían derrotado en la
licitación para imprimir dinero de Bahrain. Estos mismos voceros deslizaron que el
inspector John Howard había trabajado para De la Rue como jefe de su equipo de asesores.
Alguien, tal vez imaginativo, sugirió también que Howard podía estar vinculado a los
servicios secretos de su país. Página/12 intentó ubicar a Howard en Manama, la capital
de Bahrain, pero su teléfono no contestó, ni el viernes ni ayer, sábado. Esos mismos
voceros oficiosos aseguraron que la empresa había puesto a disposición de la
cancillería, el Ministerio del Interior y el Banco Central la información
pertinente, pero nada de estopudo ser comprobado. Un portavoz del Banco Central dijo
a este diario que no sabían nada del asunto y además no era tema de su incumbencia por
tratarse de moneda extranjera. No piensan del mismo modo los servicios de inteligencia de
Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Bélgica, Suiza y, obviamente, el propio emirato. Que
están superactivos siguiendo la huella de los dinares por Europa desde fines de mayo
pasado cuando dos bancos belgas recibieron en depósito gruesas cantidades de divisas de
Bahrain y tuvieron el buen tino de enviar billete-testigo a expertos de Londres y Suiza
para comprobar su autenticidad.
De Argentina a Níger
Navegar en el Internet depara momentos gratos para el investigador periodístico: el 4 del
corriente mes, el diario de Bruselas Le Soir publicó un informe del periodista Jean
Vangenones, dando cuenta de la detención de un piloto belga y su compañera por haber
traficado dinares falsos en vasta escala. La crónica informa que hay en total unas diez
detenciones, tanto en Bélgica, como en Francia y Suiza. Los datos fueron suministrados
oficialmente por el tribunal de la ciudad de Nivelles y cuentan una historia alucinante
que empieza en diciembre del año pasado, en Johannesburgo, Sudáfrica. Donde dos
integrantes de una organización dedicada a estos negocios se habría encontrado con
el representante de una firma argentina especializada en la impresión de billetes de
banco falsos a la que habrían encargado la fabricación de 140 millones de
dinares de Bahrain bajo la forma de billetes de 20 dinares, el valor más elevado en
cursos en ese país.
Poco después prosigue la nota de Le Soir la firma argentina toma
contacto con un fabricante francés de papel de seguridad que el 27 de abril
les entrega siete toneladas de papel con filigrana especialmente utilizado para la
fabricación de billetes de banco. A esta altura, siempre de acuerdo con el diario
belga, habría entrado en acción un francés cuya identidad se reserva para no entorpecer
la investigación, especializado en la venta de aviones y de material aeronáutico. Este
personaje, a su vez, habría acercado al grupo a un piloto belga que, vía una
cooperativa, posee un Boeing 707 de carga, basado en Líbano para el mantenimiento pero
administrado en Kinshassa. Y este piloto, junto con algunos belgas que componen la
tripulación y la curiosa cooperativa, habría despegado de Ostende con destino a Buenos
Aires el 18 de mayo pasado, para buscar una parte de los famosos dinares. Salvo que en vez
de llevarlos a la capital de Bahrain (Manama) el avión aterrizó en Níger, donde la
preciosa carga fue desembarcada bajo la mirada atenta de los militares.
Además del piloto belga y sus tripulantes habrían viajado también un camerunés, un
árabe de un emirato no identificado y una tercera persona de nacionalidad desconocida.
Un segundo vuelo tuvo lugar entre el 25 y el 26 de mayo, con desvío en la capital de
Chad. Y un tercero y último se habría producido entre el 8 y 9 de junio pasado. También
en Chad, habrían ayudado los militares. Según Le Soir, el comandante habría
recibido 350 mil dinares (el equivalente de 30 millones de francos belgas) y 90 mil su
tripulación. Parte de ese dinero fue depositado en un banco de Amberes y parte en otros
banco de Enghien. Nuestros banqueros son prudentes dice el periodista
belga y enviaron billetes-test a Londres y Suiza, donde no tardó en saltar la
liebre.
El 10 de junio último siempre según el dossier de Nivelles la novia del
piloto belga llegó a Ginebra con la esperanza de cambiar sus dinares de
Bahrain por alguna moneda europea fuerte y legal. Los suizos, no menos cautos que
los belgas, le pidieron que regresara el 17 de julio a buscar el cambio. Cuando lo hizo,
los policías helvéticos le echaron el guante con elegancia y discreción. Tres días
más tarde una comisión rogatoria de la Justicia suiza llegó al tribunal de Nivelles
solicitando algunos datosy capturas. Y el piloto, cuya identidad tampoco fue revelada en
la crónica de Jean Vangenones fue detenido en la ciudad de Lasnes.
El diario belga considera que el affaire es importante y comenta que Bahrain
debió retirar este tipo de billetes de la circulación. El cronista se
pregunta si el pequeño reino del Golfo Pérsico ha sido víctima de una tentativa de
desestabilización económica o si se trata, simplemente, de vulgares
truhanes. Aunque en este caso no sean para nada vulgares.
Bond, James Bond
Pero la investigación, por lo que pudo establecer Página/12, no se limita a Bélgica,
Suiza y Francia, sino que incluye a Estados Unidos y, de manera muy destacada a Gran
Bretaña. Por varias razones. En primer lugar, la falsificación de moneda es uno de los
temas centrales de los servicios de inteligencia y, obviamente, de las policías
federales. Basta recordar que la captura y castigo de los monederos falsos fue la razón
de nacer del FBI, cuya oficina en nuestro país sigue atentamente la circulación de
verdes falsificados. Los ingleses están interesados por razones de peso: su
veterana imprenta Thomas de la Rue, que antes le imprimía a Bahrain y a no pocos de los
países del mal llamado Tercer Mundo, está despechada por haber pedido una licitación
frente a lo que Wenceslao Bunge llamaría el capital insolente argentino. Pero
además la City es un lugar más que indicado para colocar monedas duras y
estables de los países exportadores de petróleo, como los emiratos del Golfo Pérsico.
Una de las fuentes de esta nota imaginó que los dinares presuntamente clonados, que
representan unos 214 millones de libras esterlinas, podrían ser adquiridos por una de las
grandes corporaciones que reducen dinero falso a un precio mucho menor,
digamos 80 o 90 millones de libras. La compradora lavaría después los
dinares a través de distintas operaciones (como la compra de bonos) y se quedaría con un
enorme margen para compensar sus riesgos. Los falsificadores y traficantes, por su parte,
también harían un negocio fabuloso.
Las investigaciones en el país y en el extranjero deben tener nerviosos a los ejecutivos
de Ciccone Calcográfica y su asesor, el ex embajador norteamericano en la Argentina James
Cheek, porque vienen a sumarse a otros litigios recientemente revelados por Marcelo
Zlotogwiazda en el semanario XXI. Según Zlotogwiazda, Ciccone Calcográfica está
comprometida en dos causas por lavado de dinero. La primera está ahora en manos de
la Corte Suprema de Justicia porque involucra al embajador del Congo en una investigación
de multimillonarias operaciones internacionales de blanqueo de divisas provenientes del
juego y del tráfico de armas (...) La segunda causa, que está siendo
observada con lupa por la DGI, se localiza en una exportación realizada por Ciccone de
billetes con destino a Angola por un valor de 66 millones de dólares, de los cuales casi
30 millones fueron desviados a Bahamas y a las Islas Vírgenes en pago de
comisiones. La nota no alude al affaire Bahrain revelado en este informe.
Ayer una cronista de este diario intentó comunicarse con los principales directivos de
Ciccone Calcográfica pero no logró pasar del nivel secretarial. Primero atendió una
señorita Constanza y luego una señorita Marta, secretaria de la presidencia del
directorio. Pese a la insistencia, y a conocer la gravedad del asunto que motivaba la
llamada, la señorita Marta se excusó con amabilidad: Es viernes y me cuesta
encontrarlos.
Los fines de semana son así en todas partes del mundo, porque tampoco pudimos ubicar a
John Howard, las autoridades monetarias de Bahrein, Andrés Cisneros o Guido Di Tella.
Pero mañana, afortunadamente, es lunes y tanto los musulmanes como los cristianos vuelven
al trabajo. A las preocupaciones cotidianas.
La tierra entre dos
mares
Por M.B.
El emirato independiente de Bahrain (Dawlat al-Bahrayn en árabe) es un
archipiélago de pequeñas islas ubicadas en el Golfo Pérsico entre Arabia Saudita y la
península de Quatar. La isla más grande (Bahrain) tiene 48 kilómetros de largo por 16
de ancho. Su nombre significa precisamente: "Entre dos mares". La población
total, según el censo de 1995, suma apenas 579 mil habitantes. De los cuales el 30 por
ciento vive en la capital, Manama. La casi totalidad de los pobladores (90,3 por ciento)
habita en las zonas urbanas. El jefe del Estado es el Emir, que gobierna apoyado en un
Consejo Consultivo y un primer ministro. La religión es la musulmana sunnita. El
petróleo es, desde 1931, su principal producto de exportación (80 por ciento). El
destino de esas exportaciones, curiosamente, se ignora en un 70 por ciento. Como las
reservas de hidrocarburo se están agotando, el gobierno busca diversificar la economía
con otras fuentes de ingreso. Una de ellas consiste precisamente en elaborar el petróleo
que producen otros países del Golfo a través de una gigantesca refinería. Por su
ubicación estratégica, Bahrain recibe diversos subsidios de Arabia Saudita y los otros
emiratos y se ha convertido en el principal centro financiero y de comunicaciones de la
región. La moneda es el dinar de Bahrain que desde hace treinta años mantiene
aproximadamente su actual cotización: un dinar equivale a dos dólares con sesenta y tres
centavos.
Según Cavallo, otra empresa de Yabrán
Por M.B.
Según Domingo Cavallo, Ciccone Calcográfica pasó a formar parte del
imperio Yabrán a través de una maniobra financiera. En
noviembre de 1996, para responder la querella que le había iniciado Alfredo Yabrán en el
juzgado federal de Jorge Urso, el ex ministro de Economía presentó un informe de 380
carillas en el que detallaba cuáles eran las empresas del Grupo Yabrán y cómo eran sus
operaciones que él calificó de "mafiosas". En la carilla 71 figura Ciccone
Calcográfica, que al decir de Cavallo "estaría desde hace un tiempo bajo el control
del querellante (Yabrán). El 'procedimiento' para ello --declara Cavallo-- fue a través
de un crédito por una suma de aproximadamente 25 millones de dólares que supuestamente
la Banca della Svizzera Italiana otorgara a Ciccone Calcográfica S.A. y que la empresa no
pudo restituir. Mientras me desempeñaba como ministro --dice Cavallo ante Urso-- recibí
en audiencia al señor Ciccone, quien me solicitó apoyo para conseguir un crédito
sustitutivo del que --según me refirió-- le había hecho dar Alfredo Enrique Nallib
Yabrán por intermedio del Banco della Svizzera Italiana y cuyos intereses se le hacían
insoportables". Cavallo concluye el capítulo afirmando que le dio una mano al
empresario ante las autoridades norteamericanas que desconfiaban de Ciccone Calcográfica
pero que éste no consiguió "créditos sustitutivos del que tenía con el
querellante (Yabrán), por cuanto su empresa no había sido considerada merecedora de los
mismos". |
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