Por M.M. desde Washington
Si Roque Fernández
hubiese participado del desayuno que ofreció ayer The Economist a inversores presentes en
la Asamblea anual del FMI hubiera sufrido un ataque de nervios. En la reunión, la rama de
consultoría de la revista inglesa comentó los últimos resultados del informe sobre
riesgo país que elabora para unas cien economías emergentes. Del estudio
surge que, en los últimos dos meses, asociada con el peligro que representa Brasil, el
riesgo de invertir en Argentina se deterioró sustancialmente en relación con otros
países emergentes. El nerviosismo de los inversores sobre el impacto de una
devaluación en Brasil sobre Argentina podría llegar a una corrida sobre los bancos,
amenazando al plan de Convertibilidad, advierte.
El estudio de The Economist Intellingence Unit (EIU), habitualmente leído por unos 500
ejecutivos de las principales multinacionales y bancos, fija un ranking de riesgo-país,
que toma en cuenta diversos tipos de riesgos al invertir en un país: el cambiario, el
político, el bancario y el de estructura económica, entre otros.
En ese ranking, Argentina deterioró su posición seis lugares: del 48 pasó al 54, muy
cerca de Brasil que se ubica en el puesto 61. Este agudo deterioro en el resultado
global de Argentina refleja el impacto de la crisis de los mercados emergentes en un país
con una fuerte dependencia de Brasil en términos comerciales y de inversiones,
explica el informe. La peor ubicación para Argentina está, curiosamente, por el lado del
riesgo cambiario: perdió 7 lugares y ahora se encuentra en el puesto 63,
cayendo en una categoría según The Economist de alto riesgo.
Si bien Argentina tiene mecanismos con los cuales defender el tipo de cambio fijo en
el caso de una corrida sobre los depósitos, una severa crisis en Brasil pondría al peso
bajo una gran presión, afirma el documento. Mientras creemos que el gobierno
argentino hará todo lo que esté en su poder para evitar que se abandone la
Convertibilidad, las presiones del mercado podían subestimar estos esfuerzos. A la luz de
los problemas de Brasil y las maxidevaluaciones de Asia y Rusia, el riesgo de devaluación
en Argentina sin duda ha aumentado, sentencia.
El riesgo que más aumentó en Argentina, según EIU, es el bancario, que subió nada
menos que 12 posiciones (del puesto 48 al 60). Las condiciones de los bancos se
deterioraron por el incremento en las tasas de interés y el ajuste del crédito elevó
las tasas de incumplimiento del sistema, se señala. En tanto, se dice que los
bancos argentinos tienen grandes pasivos en moneda extranjera y podrían sufrir una
corrida de depósitos si Brasil declara una moratoria de su deuda. Sin embargo,
destaca que los depósitos bancarios están en niveles record, y menciona a la
red de cobertura diseñada por el Banco Central.
El riesgo asociado con un incumplimiento de la deuda también se incrementó: se
deterioró 6 posiciones y hoy se encuentra en el puesto 56, sobre 100 naciones emergentes.
Esto refleja el mayor riesgo de una moratoria de los servicios de la deuda externa
mientras el mercado de capitales internacional permanece cerrado a los tomadores de
crédito emergentes, comenta el informe.
El único riesgo que se ha mantenido constante es el político. Pero en ése no influye
Roque sino, según The Economist, la señal positiva de que Menem haya
resignado sus aspiraciones para un tercer mandato.
Si con EE.UU. hay relaciones carnales,
que paguen
Calvo encontró la solución
Por M.M. desde Washington
Para Guillermo Calvo,
economista argentino y profesor en Maryland, para rescatar a Brasil de una devaluación,
el paquete de ayuda financiera internacional debería ser de 300 mil millones de dólares,
lo que es similar a afirmar que no habrá salvación para el real. Nadie sabe cómo
termina ésto, dice con respecto al futuro de la crisis, e imagina la posibilidad de
que Argentina abandone el actual modelo económico. Pero confía en que a la Argentina le
queda una última salida: si es cierto que con Estados Unidos hay relaciones
carnales, es hora que lo muestren: que nos paguen.
¿Cómo lo ve hoy a Brasil?
Brasil tiene vencimientos de deuda de 80 mil millones de dólares hasta diciembre, y
sólo cuentan con 45 mil millones de reservas. En una coyuntura en la que a los mercados
les produce alergia un papel de un país emergente, es muy peligroso. Van a tener que usar
las reservas para pagar esa deuda; o devaluar para reducir el valor en dólares de la
deuda denominada en reales; o desdoblar el mercado cambiario fijando controles de cambios.
Están jugando con fuego.
¿Cuál es la salida?
La alternativa es que le aporten un paquete de financiamiento de 200 o 300 mil
millones de dólares, lo que quebraría las expectativas negativas y recuperaría la
confianza del mercado.
¿Quién está hoy en condiciones de reunir semejante cifra?
Ese es otro tema, no lo sé. Pero hay que repetir que se necesita semejante cantidad
de fondos para que se haga el esfuerzo. Con 30 mil dólares nadie sabe si se puede
tranquilizar al mercado. En este punto soy muy pesimista. No veo voluntad internacional
para juntar un paquete importante de recursos. De la única forma en que podría lograrse
sería con el liderazgo de Estados Unidos. Pero Clinton está defendiéndose de un
impeachment, y ése el problema: hoy ni Clinton es creíble, por ahí lo echan pasado
mañana.
¿Hay probabilidad de que se repita una crisis como la del 30?
Están cayendo un montón de fondos de inversión chiquitos y todavía nadie sabe
cómo va a terminar ésto. Habrá recesión para todos los países emergentes si se cae
Brasil. Si no destruimos a América Latina en este proceso, tal vez los fondos vuelvan
recién en unos años.
¿Por qué dice si no destruimos a América latina?
Porque en medio de la recesión y la crisis, puede haber cambios políticos fuertes.
Hay peligro que, de golpe, en Argentina se abandone lo que se estuvo haciendo. Tenemos
elecciones en un año y me parece muy posible, en este contexto, que la Alianza se parta.
Si se rompe el sistema económico y empieza a aumentar el desempleo, ¿van a seguir
diciendo que éste es el modelo que quieren seguir? Más aún con Duhalde diciendo que el
modelo está agotado.
¿Usted cree que ante una devaluación de Brasil, habrá una corrida contra el peso?
No necesariamente. Pero va a aumentar fuerte el desempleo. Como durante el Tequila,
se va ajustar fuerte el nivel de actividad con una recesión.
¿La desocupación puede llegar, como en el Tequila, al 18 por ciento?
La desocupación estructural es de alrededor del 12 por ciento. Con recesión, un
salto del 13 al 18 por ciento es muy factible.
¿Qué pasó que se terminó una prosperidad para la región que muchos imaginaban
como infinita?
El mercado falló, sobre todo el financiero. Recién vamos a saber cuál es la
solución cuando aprendamos cómo es que se rompió el juguete. Este no es el mercado que,
los que creemos en él, queremos ver.
¿Qué opina del control al ingreso de capitales para atenuar las burbujas
especulativas?
Suelo oponerme al control de mercado de capitales, porque es muy difícil. Además,
en el no puede hacer nada con las corrientes al interior del sistema, donde también se
realimenta la burbuja.
¿Qué puede hacer Argentina?
Argentina debería ir a pedir individualmente apoyo a la comunidad europea, porque
no se sabe si el G-7 se va a coordinar alguna vez. Y si es verdad que con Estados Unidos
tenemos relaciones carnales, éste es el momento que se muestren: que nos paguen.
JOSEPH STIGLIZ, ECONOMISTA JEFE Y
VICEPRESIDENTE DEL BANCO MUNDIAL
El buen alumno se debe esforzar más
Uno de los economistas más
influyentes en Washington señaló en un reportaje con Página/12 que Argentina es ejemplo
en la región, pero eso no significa que no necesite seguir con el ajuste.
Joseph Stigliz: No hay
motivo racional para relacionar a Brasil y Argentina con Rusia.
dijo que no pudimos prever la crisis y que en los análisis a
posteriori hay más periodismo que ciencia. |
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Por Maximiliano Montenegro desde
Washington
Argentina es un muy
buen alumno en Latinoamérica, le dijo a Página/12 Joseph Stigliz, el número dos
del Banco Mundial y su economista jefe. Pero al mismo tiempo afirmó que un buen
alumno siempre debe esforzarse más, dando a entender que en Washington no dejarán
que Roque Fernández pise el freno del ajuste fiscal.
Stigliz es uno de los economistas más influyentes en Washington. Entre 1993 y 1996, fue
jefe de asesores económicos del presidente Clinton. En la academia ganó todos los
premios menos el Nobel, al cual es candidato por los estudios originales que desarrolló
Sobre Economía de la Información. Ayer participó en un seminario en el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre el tema de moda: Crisis y contagio
financiero. Allí reconoció que no hay motivos racionales para la actual crisis de
confianza sobre Latinoamérica. En los últimos 25 años la cantidad de países que
sufrieron crisis financieras se calcula de 70 a 100. Es decir que no sólo unos pocos
tienen problemas: ésta es una enfermedad que afecta a todo el mundo, señaló.
Stigliz reconoció que no pudimos prever la crisis. Y dijo que en los
análisis que se hacen a posteriori sobre las debacles de Asia y Rusia hay más
periodismo que ciencia. Más aún, en una elíptica crítica a sus colegas del Fondo
Monetario, que aseguran que una de la claves para evitar las crisis es mejorar la
transparencia de la información a los mercados que ofrecen los gobiernos, dijo que ello
no siempre sirve. Hay argumentación teórica que, incluso, demuestra que mayor
transparencia puede llevar a más volatilidad y crisis, apuntó, patentizando el
desconcierto que envuelve hoy a los economistas de Washington. También tomó distancia
del FMI al sugerir controles al ingreso de capitales en los tiempos del boom para evitar
que se infle demasiado la burbuja: Hay que ser didáctico y explicarles a los
inversores que esas restricciones no son algo contra ellos sino que son un instrumento
preventivo para cubrirse contra la volatilidad, afirmó. Tras el seminario, dialogó
con Página/12.
¿Por qué Brasil y Argentina sufren una crisis de credibilidad de parte de los
inversores?
Cualquiera que mire a los países de Latinoamérica, incluidos Argentina y Brasil,
encontrará muy buenas políticas económicas. Tome por ejemplo el caso de Brasil. Unos
meses atrás inversores pagaron 19 mil millones de dólares para comprar Telebrás. Los
fundamentos de las economías están bien. Obviamente el contexto externo está jugando
demasiado en contra.
Pero así y todo los inversores piensan que algo grave puede suceder, como ocurrió
en Rusia.
No hay ningún motivo racional para relacionar lo que está pasando hoy en Brasil y
Argentina con lo que sucedió en Rusia. No hay incluso ningún efecto comercial muy
negativo como el que ocurrió en el sudeste asiático, y luego golpeó a Rusia. Hay un
efecto de contagio que hasta ahora ningún economista puede llegar a explicar de manera
relativamente coherente.
¿Qué puede hacer el gobierno argentino para reducir la vulnerabilidad de la
Convertibilidad?
Mi impresión es que el Gobierno está haciendo todo lo apropiado para enfrentar los
peligros.
¿Argentina es el mejor alumno de la región?
Todos los países de la región son muy buenos estudiantes. Pero, como les digo a
mis alumnos, siempre pueden esforzarse un poco más (se ríe).
¿En qué sentido?
Los mayores cambios en relación con los 80, cuando había grandes déficit fiscales
y políticas de emisión monetaria con altos niveles deinflación, ya se hicieron. Ahora
se debe cuidar para consolidar la situación fiscal.
¿Usted es un profesor tan duro como el FMI?
(Se ríe)... No se crea.
Ricardo Hausmann, economista del BID
Es fácil el dolor ajeno
Desde Washington
En esta entrevista con
Página/12, Ricardo Hausmann, economista-jefe del BID, sostiene que los países
centrales están preocupados por la crisis financiera internacional y su repercusión en
los emergentes. Pero, como bien dijera Ortega y Gasset, el dolor ajeno es mucho más
fácil de soportar que el propio. La crisis los puede tocar, pero el dolor de
Latinoamérica es el que está en juego.
¿Están pidiendo políticas expansivas en los países centrales y ajuste en los
países emergentes?
Yo diría que si es necesario un nuevo ajuste en Latinoamérica sería un fracaso de
la solución internacional. El mundo tiene que trabajar para restablecer la liquidez
internacional para que no se generen disrupciones en los capitales, y así evitar un
ajuste contractivo en los países emergentes. Por eso es muy importante que el G-7 actúe
bajando las tasas de interés de manera rápida.
Pero el FMI le exige a Brasil y, en cierta forma también a Argentina, ajuste fiscal
y una política monetaria muy dura.
En el caso de Argentina no es así. Tanto el BID como el Banco Mundial estamos
tratando de proveerle financiamiento para, de continuar la restricción de crédito en el
mercado internacional, haya la menor disrupción en la actividad económica interna. Pero
hay que entender que en esta crisis el Norte tiene que ayudar. Lo que está en juego en
cierto sentido es la capacidad de Argentina de sostener su impresionante recuperación
económica, que es un ejemplo para la región.
¿Qué habría que incluir en un paquete de salvataje a Brasil para que fuera
exitoso?
Debe haber un acuerdo con el FMI que lidere el apoyo del resto de las instituciones:
el Banco Mundial, el BID y el G-7.
¿Tiene sentido en Brasil sostener a toda costa el real o les conviene ampliar la
banda cambiaria?
Sí. Brasil está actuando muy bien defendiendo el tipo de cambio. Argentina ha
demostrado que con flexibilidad cambiaria no se gana nada y resulta muy costosa.
Argentina, con su tipo de cambio fijo, es el país que, tras la crisis rusa, ha soportado
el menor impacto sobre la tasa de interés en el mercado interno y el menor efecto sobre
la actividad interna. Brasil tiene que focalizarse en el tema fiscal, no en otra cosa. Esa
es una lección argentina, que están siguiendo al pie de la letra.
¿Ve la posibilidad de Convertibilidad para Brasil?
No a corto plazo. Brasil necesita un programa fiscal con una buena base de apoyo
internacional, que en absoluto tendría que ser un monto demasiado grande, del orden de
los 200 mil millones de dólares como dice (Paul) Krugman.
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