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Por Julio Nudler La historia de Antonio Agri no se parece a la de otros grandes violinistas de tango porque no integró ninguna de las consagradas orquestas del género. Sólo se sumó a algunas de ellas como apetecido refuerzo en las grabaciones. Su mayor militancia en la música de Buenos Aires estuvo ligada desde 1962 a Astor Piazzolla, lo que es ya demostración suficiente de su calidad de ejecutante. Previamente había integrado Los Poetas del Tango, pequeña formación que a finales de los 50 intentaba un toque camerístico, refinado, junto al bandoneón del también rosarino Antonio Ríos en cuya orquesta sí había revistado y al pianista José Puerta. A los buenos conocedores les bastaban pocas notas para reconocer a Agri, sobre todo por la calidad de su sonido dulce, que lo situó en la estela del mítico Elvino Vardaro, el primer gran violín que dio el tango. Pero, además, Agri continuaba con sus amplios recursos técnicos la línea virtuosística que inaugurara Raúl Kaplún y alcanzó su culminación con Enrique Mario Francini. Los entendidos disfrutaban con el intenso sabor a tango que lograba Agri merced a sus golpes de arco, y, si lo habían visto alguna vez, imaginaban su postura desafiante, el pecho saliente y las piernas abiertas para afirmarse bien sobre la tarima. Después de Simón Bajour y de Vardaro, Agri llegó en 1962, con sus 30 años, al alucinante Quinteto Nuevo Tango de Astor Piazzolla, acompañando al creador de Decarísimo a lo largo de años y diferentes formaciones, como el Octeto Contemporáneo en 1964, la orquesta que presentó la operita María de Buenos Aires en 1968, el Conjunto Nueve en 1971, el segundo Quinteto en 1973 y el estreno y grabación de la antológica Suite Troileana en 1975. Como tantos otros violinistas calificados del tango, Agri siempre se repartió si prejuicios entre éste y la música clásica, formando parte de orquestas sinfónicas tanto en su Rosario natal como en Buenos Aires. Aunque en 1976 estructuró un conjunto de arcos para hacer tango, quedó claro que su verdadero fuerte no eran la dirección ni el arreglo sino la ejecución. Tampoco se dedicó a componer. En los últimos años integró el recreado Quinteto Real, siempre bajo la incomparable guía del pianista Horacio Salgán, y cuyo violinista original fuera Francini. Agri había nacido el 5 de mayo de 1932, y murió en la madrugada del sábado al sufrir un paro cardíaco. Padecía un cáncer incurable. Sus restos serán inhumados hoy a las 9.15 en el cementerio privado Glorian, situado en Burzaco.
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