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La actriz y cantante Sabina Olmos se suicidó arrojándose desde la ventana de su departamento, situado en el noveno piso de un edificio de la calle Pedro García al 5000, en el barrio de Villa Lugano. Según los informes policiales, la actriz se arrojó al vacío alrededor de las 6.30 de la mañana de ayer y unos minutos más tarde fue encontrada muerta por un vecino, en el patio interno del edificio. Su nombre verdadero era Rosa Gómez, tenía 85 años y desde muy joven había desarrollado una extensa carrera cinematográfica que tuvo su pico de popularidad y prestigio en los llamados años dorados del cine nacional -décadas del cuarenta y cincuenta cuando participó como protagonista en más de 35 películas, algunas de ellas las más importantes y recordadas de aquel período: Así es la vida e Historia del 900, entre otras. En la actualidad vivía sola, sin recibir visitas de amigos y ex compañeros -sólo con algunos de ellos dialogaba telefónicamente y sólo esporádicamente acompañada por algunos de sus familiares, aunque no tenía hijos ni hermanos. Tal situación de abandono, así como su penoso estado económico, le habrían producido un profundo estado depresivo que la llevó a tomar la decisión. Sus restos son velados desde anoche en una casa velatoria de la calle Cucha Cucha al 1700 (Caballito) y hoy será sepultada en el panteón de la Asociación Argentina de Actores en el Cementerio de la Chacarita. Olmos inició su carrera artística a los 21 años, cuando debutó como cantante de tango y folklore en Radio Splendid. Todavía en esos años atendía una tienda en la esquina de Piedras y San Juan. Su estrella continuó en ascenso hasta que en 1939 dio el paso decisivo, cuando fue convocada para coprotagonizar Así es la vida, junto con Enrique Muiño. También en ese año actuó, junto con Niní Marshall y Enrique Serrano, en una saga de exitosas comedias tituladas Casamiento en Buenos Aires y Divorcio en Montevideo. Un año después, patentó una frase que quedó para siempre en el inconsciente colectivo de los argentinos. Ya no soy tu Margarita, ahora me llaman Margot, decía antes de morir en brazos del que sería luego su marido durante más de cuatro décadas, el cantor de tangos Carlos José Pérez de la Riestra, Charlo. Era la escena final de una película titulada Carnaval de antaño. Su siguiente gran momento en la pantalla grande lo vivió en 1949, cuando fue la pareja del popular Hugo del Carril que actuó y dirigió aquella obra en Historia del 900. De ahí en adelante, no logró más impactos de ese tipo, en parte por su propia decisión de alejarse de los sets de filmación, entre 1950 y 1962, a pedido de su marido. En 1962 intentó regresar con una película producida por su pareja, Pesadilla, que no tuvo el éxito esperado. Allí se inició la decadencia artística de ambos y las deudas empezaron a florecer, a la par que la relación entre ambos empeoraba. En 1969, Charlo abandonó el hogar que compartían y la ruptura se hizo definitiva, una cuestión que acentuó sus problemas anímicos. Paralelamente, la actriz iniciaba una carrera más bien intrascendente en televisión, como actriz de reparto en telenovelas como Simplemente María y Estación Retiro. A partir de 1973 fue empleada por las autoridades del por entonces llamado Canal 11 para ocuparse de tareas administrativas, cargo que ocupó por espacio de 15 años. En 1991, el director Jorge Polaco la convocó para trabajar en su película Siempre es difícil volver a casa. Esa fue su última aparición en el cine y también su último paso en una larga y prolífica carrera artística.
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