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De cómo el auto trucho de Susana
terminó como premio del sapo

Un excéntrico comerciante compró el Mercedes Benz escandaloso en un remate. Ahora se lo va a regalar a quien haga más puntos en un concurso de sapo. Dice que es para promocionar su negocio.

Susana y su auto cuando aún no se había desatado el escándalo por la importación trucha.
José Perruccio lo compró después en el remate por más del doble de su valor real.

Por Eduardo Videla

t.gif (862 bytes) Extraño destino el del Mercedes Benz que, con malas artes, supo tener una vez Susana Giménez: importado por un discapacitado de escasos recursos, fue hallado por un juez bajo una montaña de heno, en la estancia del novio de la diva; en un remate, lo compró un excéntrico comerciante que pagó más del doble de lo que valía y ahora lo regala, sin más, a quien haga más puntos en un concurso de sapo, que él mismo organizó en la ciudad de Comodoro Rivadavia.
Suena a locura. Pero para José Argentino Perruccio, dueño de una mueblería en esa ciudad chubutense y una modesta fábrica de almohadas en el Gran Buenos Aires, no es más que una “estrategia publicitaria”. Por eso, a nueve meses de haber pagado casi 80.000 pesos por la famosa cupé Mercedes Benz 500 SE, el hombre resolvió cumplir con su promesa: sortear el auto entre sus clientes.
Con ese fin, eligió por sorteo, entre unas 20.000 cartas, a los 50 participantes que el sábado probarán puntería e intentarán llevarse la célebre cupé. El auto ya tiene 12 años pero apenas 45.000 kilómetros recorridos, 1800 más que el día en que lo compró Perruccio. La diferencia es la distancia entre Buenos Aires y Comodoro Rivadavia, único trayecto que –jura el empresario– hizo a bordo del ex auto de Susana. Sin embargo, en estos nueve meses, el lujoso vehículo anduvo por medio país: Perruccio lo paseó a bordo de un trailer, promocionando su concurso y sus almohadas.
Ahí no termina todo: el comerciante paga el viaje y la estadía de los 50 concursantes –que llegan desde Córdoba, Rosario y Bahía Blanca, entre otras ciudades– y contrata a la modelo Gisella Barreto para conducir el show, que será televisado en directo en todo Chubut.
–¿No está perdiendo demasiado dinero? –le preguntó Página/12.
–Para mí es una inversión, porque estoy tratando de imponer una marca. Con un costo publicitario mínimo me hice famoso en todo el país: cuando compré el auto, con 80.000 pesos conseguí una doble página central en el diario de mayor circulación.
–Pero a partir de esta estrategia ¿vendió más muebles o almohadas?
–Algo vendí. Pero esto funciona con proyección de futuro. Es una estrategia de marketing que copié en Miami, del dueño de una tienda que promocionaba su propio producto.
Las excentricidades de Perruccio no se limitan a adquirir autos famosos. El mueblero compró un espacio en el Canal 9 de Comodoro Rivadavia, que él mismo conduce bajo el original nombre “La noche de José”. “Generalmente paso una película, pero a veces la levanto para hacer alguna entrevista”, explica el empresario, sin ruborizarse.
Perruccio llegó de Bahía Blanca –donde trabajaba como viajante de comercio– hace 20 años. Puso una pequeña mueblería en un barrio humilde, en las afueras de Comodoro. Nadie se explica cómo, de un día para otro, hace cinco años, el hombre abrió un importante local en el centro de la ciudad. Por aquel entonces mantuvo una ruidosa polémica con la cooperativa de electricidad. Luego, para salir en los medios, recurrió a otras tácticas: contrató a Beatriz Salomón y a Silvia Süller, a las que filmó con poca ropa, recostadas sobre una cama, en su local de “José Muebles”.
El auto que se regala el sábado fue comprado por Perruccio en un remate fiscal, el 17 de junio último. La cupé se había hecho famosa más que por pertenecer a la diva, por la manera en que llegó a sus manos: ingresó de contrabando, importada por el empresario José “Cacho” Steimberg, con una desgravación impositiva destinada a discapacitados. Susana tenía por esos días todas sus capacidades a pleno, por lo que fue procesada por la Justicia, aunque terminó sobreseída. El que sí fue a parar a la cárcel fue Steimberg. Allí murió, cumpliendo una condena por ser considerado jefe de una banda de contrabandistas.

 

Affaire de ricos y famosos

El caso se conoció allá por 1991, como el affaire de los “autos truchos” e involucró a ricos y famosos. El primero en caer fue al actor Ricardo Darín, detenido por el juez Enrique Lotero, por comprar una camioneta Nissan Pathfinder ingresada al país de contrabando a nombre de un discapacitado.
Su ex novia, Susana Giménez, se escandalizó por el caso, pero poco después le tocó el turno a ella. Hubo unos 2000 vehículos en esa situación, ingresados bajo el ardid de las franquicias aduaneras que por esa época beneficiaban a los discapacitados. Por ley, los autos no podían ser transferidos a otro dueño antes de los cuatro años de su compra, pero en realidad iban a manos de su verdadero comprador, aunque los papeles figuraran a nombre del discapacitado.
Hubo otros famosos involucrados, como el amigo presidencial Constancio Vigil. El empresario tenía un Mercedes Benz 190 E valuado en 60.000 dólares que fue comprado a nombre de Juan Carlos Albarracín, un empleado discapacitado de la Editorial Atlántida.

 

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