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EN SU 50º CUMPLEAÑOS, BOMBARDEO BLANCOS CIVILES Y MILITARES
Lluvia de misiles en cielo serbio

Dos puentes, dos depósitos de petróleo, una refinería, dos centrales térmicas y una academia de policía fueron destruidos por la OTAN. Los yugoslavos dijeron que hubo cuatro muertos y veinte heridos.

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t.gif (862 bytes)  La OTAN celebró ayer su 50º cumpleaños multiplicando sus bombas sobre blancos civiles y militares en las ciudades serbias. Los ataques de ayer en Belgrado destruyeron la Academia de Policía yugoslava –que se encuentra en el corazón de la ciudad–, un puente en el norte de Belgrado, dos depósitos de petróleo, y una central térmica en un barrio periférico; en Novi Sad se dañó severamente parte de un puente sobre el Danubio, y se destruyeron un acueducto y la central térmica, mientras en Pancevo las bombas eliminaron una refinería de petróleo. Las autoridades yugoslavas afirman que ahora la OTAN está atacando indirectamente a la población civil destruyendo su infraestructura. Según cifras serbias, sólo los ataques de ayer han causado cuatro muertos y 20 heridos. Mientras tanto, el consenso en favor de que intervengan tropas de tierra aumentó en Estados Unidos, Gran Bretaña, y Francia, países donde más de la mitad de la población lo apoyaría. El Pentágono envió ayer a Albania 2000 hombres y 24 helicópteros Apache, un arma de apoyo a fuerzas terrestres.
“Los malhechores de Occidente, bajo el mando de las mentes enajenadas de los asesinos norteamericanos, bombardearon ayer el centro de Belgrado como regalo por el 50º aniversario de la alianza nazi de la OTAN.” Al margen de los calificativos, la declaración del oficial Partido Socialista serbio no estaba errada en sus puntos básicos. La OTAN bombardeó ayer desde la madrugada varios objetivos en el complejo urbano de Belgrado. El ataque confirmado de la OTAN fue realizado por misiles de crucero contra la Academia de Policía en Belgrado, cerca del centro. La onda expansiva de la explosión destruyó también los cristales del vecino Hospital Militar. Más discutidos fueron los ataques que según las autoridades serbias destruyeron una instalación térmica y dañaron un acueducto de la capital yugoslava, privando así a más de mil ciudadanos de agua y calefacción por largo tiempo. La OTAN desmintió esta versión, y subrayó que sus bombardeos son exclusivamente contra objetivos “indiscutiblemente militares”.
Lamentablemente, ayer también éstos causaron víctimas. “Iba en bicicleta y vi cómo una bomba pasaba por encima de mi cabeza –afirmó un herido entrevistado por la televisión yugoslava–; era como si fuera una fotografía.” El hombre transitaba el puente sobre el Danubio en Novi Sad, que fue destruido como parte de la campaña de la OTAN contra las líneas de abastecimiento de las fuerzas serbias en Kosovo. El gobierno en Belgrado informó que este ataque dejó a siete personas heridas, y las imágenes de la televisión no dejaron dudas sobre su veracidad. Varios miles de serbios se han movilizado para formar cadenas humanas sobre los puentes de su país, y el patriarca ortodoxo de Belgrado bendijo a un gran puente de hierro que cruza el Danubio “para que el Señor lo proteja contra la OTAN”.
Según el portavoz de la OTAN Jamie Shea, el objetivo primordial de la Alianza Atlántica en esta campaña es cortar el suministro de combustible a Kosovo, y de hecho la lista de objetivos incluye cada vez más blancos relacionados con el petróleo. Ayer un ataque aéreo puso fuera de acción a una refinería del conglomerado Jugopetrol en Pancevo, un suburbio de Belgrado, en un ataque que habría dejado dos muertos y cuatro heridos en este ataque. También se destruyeron dos depósitos de combustible.
Pero también comienzan a llegar fuerzas que podrían participar de un ataque terrestre. El presidente norteamericano Bill Clinton aprobó ayer el envío de 24 helicópteros Apache, junto con 2000 hombres para su mantenimiento, a Albania. El asesor de Seguridad Nacional norteamericano Sandy Berger subrayó que los 2000 soldados “no constituyen fuerzas terrestres”, pero la presencia de los helicópteros es significativa. El ministro de Relaciones Exteriores británico Robin Cook, negó que se contemplara la intervención de tropas terrestres y afirmó que se requeriría un mínimo de dos meses para prepararla. Pero agregó significativamente que “durante ese intervalo estaríamos haciendo exactamente lo mismo que hacemos ahora”.
La opinión pública se inclina a su favor. Según una encuesta publicada por la revista Newsweek, el 54 por ciento de los norteamericanos apoyaríala intervención de las tropas de tierra. En Francia, un sondeo de Le Journal du Dimanche afirma que 58 por ciento está a favor de tal intervención. Un 66 por ciento tiene esa opinión en Gran Bretaña, donde el 53 por ciento de los encuestados contestó afirmativamente a la pregunta “¿Vale la paz en Kosovo la pérdida de vidas británicas?”. En Alemania, sin embargo, sólo un 25 por ciento está a favor de enviar tropas de tierra.
Por lo pronto, el bombardeo del viernes de dos ministerios en Belgrado marcó, según fuentes de la OTAN, el comienzo de una nueva fase mucho más intensiva de los ataques aéreos. “Se van a ver 10 días de una ferocidad inusitada”, declaró un funcionario británico, “puede que no someta a Milosevic, pero detendrá la limpieza étnica”.
En efecto, el contingente aéreo de la OTAN desplegado en la región ha llegado a niveles muy altos. En la región se encuentran cerca de 500 aviones, desde los bombarderos B-1, A-10, y B-52 hasta los cazas Mirage, F-16, F-15, y Tornado. Este dispositivo será reforzado pronto por el portaaviones norteamericano “Theodore Roosevelt”, que contiene 70 aviones adicionales y una reserva de misiles de crucero. Contra esta armada Yugoslavia sólo puede contar con los 73 aviones que sobrevivieron los ataques preliminares de la OTAN. Pero podrían tener un cierto refuerzo con la flota rusa que está cerca de llegar a la zona de guerra. Ayer su vanguardia llegó al mar Egeo, en la costa griega.

 

“Our boys” no  serán juzgados
El ministro yugoslavo sin cartera Milan Bozic, asistente del alcalde de Belgrado, afirmó ayer que los tres soldados norteamericanos que fueron capturados la semana pasada por tropas serbias no serán juzgados, sino liberados cuando termine la guerra. El funcionario yugoslavo, en una entrevista realizada vía satélite por la cadena norteamericana de televisión ABC, aclaró que los tres efectivos “no serán juzgados y volverán a sus casas cuando esta estupidez haya terminado”. Por su parte, el Pentágono considera que los soldados forman parte de la fuerza de la OTAN –y que de tal manera– deben ser considerados prisioneros de guerra. Esto implica que deberán ser tratados como lo establece la Convención de Ginebra. Los efectivos norteamericanos Andrew Ramírez, Steven González y Cristopher Stone fueron detenidos el jueves por las tropas serbias en la frontera entre Yugoslavia y Macedonia. Para Belgrado, estaban dentro de la provincia de Kosovo. Para la Casa Blanca, estaban en Macedonia.

PARA LA INFANTERIA DE LA OTAN ES DIFICIL ENTRAR EN YUGOSLAVIA
Cómo sería la invasión por tierra

Por François Hesbourg*

t.gif (862 bytes) Los últimos sondeos de opinión en Francia y en el Reino Unido y las declaraciones de pesos pesados políticos norteamericanos como los senadores McCain y Lugar instalaron al envío de tropas terrestres a Yugoslavia en el centro del debate. Toda decisión en la materia, positiva o negativa, estará cargada de infinitas consecuencias. Un error será ahora mucho menos perdonable porque la OTAN ha cometido ya una equivocación fatal al lanzar las operaciones de bombardeo sin haber previsto alternativa política o militar eficaz en el caso en que se revelaran insuficientes. Una operación terrestre de viva fuerza plantea varias preguntas previas.
–¿Cuántos soldados?
Aunque la cifra citada frecuentemente de 200.000 soldados es probablemente excesiva con respecto al adversario eventual –unos 40.000 militares serbios en y alrededor de Kosovo–, habría que contar con unos 100.000 soldados. Habría que asegurarles una fuerte cobertura aérea (helicópteros de combate, aviones de apoyo). Un cuarto de los efectivos desplegados entrarían en combate, mientras que los otros asegurarían el sostén logístico. Los riesgos que correrían los soldados y los aviadores serían importantes.
–¿Quiénes?
Una operación de este tipo está obligada a ser multinacional. Ahora bien, sólo la OTAN tiene los medios de mando y de comunicación necesarios para coordinar una coalición de fuerzas. La unión de la defensa europea es por ahora un proyecto y no una realidad. Los norteamericanos desempeñarían uno de los papeles más importantes. Como sería políticamente inconcebible que los europeos sean los únicos en mancharse con el barro balcánico mientras que los norteamericanos se quedan en los puestos de mando y en el aire, toda operación terrestre debería obligadamente incluir un importante contingente de soldados de infantería norteamericanos. En el plano político, Europa podría, como en Bosnia en el verano de 1995, dar la señal de empezar los movimientos. En aquella época, fueron el presidente francés y el primer ministro británico los que desencadenaron el proceso que llevó a que las fuerzas norteamericanas se desplegaran primero en el aire, después sobre el terreno. Hoy, Chirac, Jospin, Blair y Schroeder podrían tomar la iniciativa. Después de todo, antes que cualquier otra cosa el conflicto es europeo.
–¿Cuándo?
El ritmo de la puesta en movimiento de una intervención terrestre y la cadencia de la limpieza étnica imponen una decisión de principio extremadamente rápida en favor –o en contra– de una operación en suelo yugoslavo. En efecto, necesitarán varias semanas para empezar a disponer de un dispositivo de intervención eficaz. El general Joulwan, predecesor del general Wesley Clark como comandante en jefe de la OTAN, considera que serían necesarios unos quince días para poner sobre el terreno una fuerza limitada pero suficiente para abrir algunos corredores humanitarios. Serían necesarias varias semanas suplementarias para iniciar una acción más importante a escala de Kosovo en su conjunto.
–¿Dónde?
Una operación rápida reposa sobre la doble hipótesis de que Grecia autorizará a la OTAN a usar su puerto en Salónica y de que Macedonia permitirá el empleo de su territorio como punto de partida de una intervención. Esto no es evidente, si se tienen en cuenta las simpatías proserbias de Grecia y la necesidad de Macedonia de no enemistarse con su vecino yugoslavo. Habrá que prever todo tipo de carnadas y de promesas para que estos dos países colaboren. En caso de que se rehúsen, habría que pasar sólo por Albania, con sus limitadas estructuras portuarias. Habría retrasos. Dicho de otro modo, si se desea poner en marcha una operación antes de que Milosevic haya resuelto el problema de Kosovo por laeliminación de los kosovares, una decisión política debería tomarse a más tardar en los próximos días.
–¿Por qué?
Habrá que dar una respuesta clara a la pregunta por los fines militares de una operación terrestre si se quiere evitar una reedición del fiasco de la fuerza internacional de Beirut (1982-84) o de la humillación sufrida en Bosnia antes del verano de 1995.
Desgraciadamente, plantear una pregunta no es responderla. Inclusive si se mantuviera el objetivo político de los bombardeos –la firma de los acuerdos de Rambouillet por Milosevic– quedaría por definir el estatuto acordado a las fuerzas combatientes kosovares. En efecto, el juego no sería de dos lados (fuerzas de la OTAN contra ejército serbio) sino de tres, con los guerrilleros del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), inclusive, si éste se encuentra en un estado deficiente: ¿sería o no un aliado? Sea cual sea la respuesta, debería ser simple y práctica. Y como la cobeligerancia es la única opción que respondería a este doble criterio de simplicidad y de comodidad, una operación terrestre aceleraría el proceso que conduce al reconocimiento de facto, si no de jure, de la autodeterminación de Kosovo. Para resumir, la decisión es a la vez extraordinariamente difícil y terriblemente urgente: los jefes de Estado y de gobierno llevan hoy sobre sus espaldas el más pesado de los fardos.

* Presidente del Centro de Política de Seguridad de Ginebra. Publicado en Libération.

 

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