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Por Felipe Yapur Y sí, al final fue una sorpresa y Palito fue el encargado de develarla: Sé perfectamente que esta carta de triunfo la va a apoyar todo el movimiento justicialista, y esta carta es la fórmula presidencial Eduardo Menem y Ramón Ortega, dijo con tono solemne a su numerosa audiencia de la sala Pablo Neruda del Complejo La Plaza. Sin embargo, el acto fallido del tucumano convirtió lo que debió ser un aplauso en carcajada general. El gobernador bonaerense fue el encargado de traducir los dichos de su actual compañero de fórmula al corregir, con énfasis, el apellido que encabezará la boleta y que Palito debió pronunciar: ¡Duhalde!. Cuando los invitados lograron recuperarse, el lanzamiento formal del binomio continuó y Ortega convocó a todos los justicialistas a encolumnarse detrás de la fórmula que ganará las elecciones. Sólo entonces llegaron los aplausos para dar comienzo formal a la campaña nacional. El lanzamiento de la fórmula comenzó tal cual había sido programado. El salón, con capacidad para quinientas personas, se fue llenando lentamente. El ala derecha estuvo reservada a la militancia orteguista, la izquierda para el duhaldismo y el centro para los invitados especiales. La primera fila fue ocupada por la fórmula bonaerense, Carlos Ruckauf y Felipe Solá, los gobernadores Jorge Busti (Entre Ríos) y Néstor Kirchner (Santa Cruz) y la diputada y esposa de este último, Cristina Fernández de Kirchner. En la segunda fila se sentaron los hijos y nietos de Duhalde y cuatro de los seis vástagos de Ortega. Las siguientes filas fueron ocupadas por los ministros de la Gobernación bonaerense, diputados provinciales y nacionales que responden al binomio. Ese fue el lugar dedicado también para los candidatos a gobernador Julio Miranda (Tucumán), Héctor Maya (Entre Ríos), Francisco García (Mendoza) y Carlos Rovira (Misiones). Estos dos últimos llegaron como enviados especiales de los actuales mandatarios de su provincia, Arturo Lafalla y Ramón Puerta, que no se hicieron presentes respondiendo a un pedido especial de la Casa Rosada (ver aparte). Cuando todos estuvieron ubicados en sus lugares, el locutor anunció la llegada del dueto acompañado de sus respectivas esposas. El telón se abrió y aparecieron Duhalde de la mano con Hilda González y Ortega con Evangelina Salazar. Cada candidato ocupó su atril, el detalle fue que el del bonaerense tenía una disimulada tarima para estar a la misma altura de su compañero. Ortega abrió el acto afirmando que no claudicará con su sueño de ser presidente: Hoy vengo a decirles a los que me acompañan que sigan soñando y abrazando esa utopía porque la política tiene sus tiempos y quienes conducen los movimientos deben saber hacer un paréntesis y esperar, porque hoy postergó un proyecto personal porque está en juego la unidad del justicialismo. Luego vinieron el fallido y las risas, claro. Duhalde quiso salvar el error de Ortega diciendo que no obstante de haberme querido bajar hasta último momento tengo el honor de ser escoltado por un hombre de la capacidad y humildad de Ramón y agregó que estamos orgullosos de haber participado en la construcción de los cimientos de la estabilidad pero ahora llegó el tiempo de lo social, de refundar la justicia social, siguiendo con su política de diferenciación de la administración Menem. Ambos repitieron la mecánica de hacer uso de la palabra de manera intercalada denominado efecto Pimpinela. Luego llegó el momento de las fotos, los abrazos y los exagerados agradecimientos entre Duhalde y Ortega: Tu suerte es mi suerte, fue la última frase del tucumano y nuevamente el telón se abrió para que las dos parejas se retiraran dando por finalizado el espectáculo. Pero allí no terminó todo: la fiesta continuó en el restaurante El Mangrullo, en Ezeiza, adonde a los invitados les esperaba otra sorpresa. En la puerta estaban Duhalde y Ortega recibiendo a cada uno de los comensales con amplias sonrisas. El senador tucumano explicó cientos de veces la razón de su fallido: Estaba muy cansado y no me di cuenta.Cuando vi que se reían, Evangelina me tomó de la mano y me dijo: Dijiste Menem. Pero ya era tarde. Parece un casamiento, dijo una de las damas visiblemente orteguistas. Y efectivamente lo parecía, porque una vez que todos se sentaron para degustar un jugoso asado, los candidatos comenzaron a recorrer las mesas donde no faltaron las fotos de ocasión. El tono festivo lo puso el diputado nacional Telmo Pérez, que cantó y recitó acompañado de un par de guitarristas, pero como no logró mucha aceptación del público lanzó una propuesta superadora: Que cante Palito, gritó y logró el consenso de toda la concurrencia. Ortega demoró un poco en decidirse, pero cuando lo hizo fue acompañado por Duhalde. El tucumano dijo que cada momento de la vida tiene una determinada canción y le dedicó una estrofa del tango Por una cabeza a su compañero de fórmula. Después intentó darle un tono intimista y de seriedad al volver a anunciar el orden de la fórmula y trastabilló cuando nombró al bonaerense. Finalmente el dúo entonó Yo tengo fe y fueron acompañados por todos, incluidas Chiche y Evangelina. Las hijas de Duhalde, visiblemente entusiasmadas con el arrebato artístico del padre, enarbolaron las servilletas como émulas de Soledad Pastorutti. Cuando todo terminó, cada candidato se fue por su lado. Los invitados continuaron comentando los detalles de la reunión y rogaban que, durante la campaña, Palito memorice el apellido de su compañero de fórmula.
Por R.C.
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