Por Susana Viau
Será
difícil convencer al juez mendocino Luis Leiva de que lo que tiene ante sus ojos es la
cartera de deudores del Banco República y no el árbol genealógico del financista Raúl
Juan Pedro Moneta. Es que la nómina de clientes beneficiados por los créditos más
elevados resulta un muestrario de sociedades constituidas por el propio banquero, su
parentela y su círculo de amigos.
El 5 de abril, tres días antes de la caída de los bancos de Moneta, Pedro Pou,
presidente del Banco Central, había autorizado un redescuento destinado al República por
89 millones de pesos. Las normas del Central exigen que el banco privado entregue a
cambio, en garantía, una parte de su cartera de deudores, que pasarán así a ser
deudores del Banco Nación. En la que el República endilgó al Estado figuran varios de
los nombres y entidades mencionados y alguno que otro autopréstamo:
u República Inversiones (85 millones).
u Los Cuatro Vientos SA (400 mil pesos).
u Cecilia Lucini de Franco, prima de Raúl Juan Pedro Moneta (200 mil).
u Alejandro Tachella Costa, hombre de confianza de Moneta y escribano de la mayor parte de
sus operaciones (107 mil).
u Noel Werthein, de la sociedad Los W, ex integrante del CEI (997 mil).
u Roberto Dromi, ex ministro y autor intelectual del milagroso recurso de amparo que
permitió a Moneta quedarse con los dos bancos mendocinos (700 mil).
u Saúl Menem e Hijos (273 mil).
Como quien no quiere la cosa, el redescuento llegó a la banca estatal con dos
importantísimos autopréstamos bajo el brazo, el otorgado a República Compañía de
Inversiones y a Los Cuatro Vientos. En ambos se encuentra no sólo el banquero prófugo
sino la flor y nata de su familia:
u República Compañía de Inversiones. Formada por el Banco República, con el 97 por
ciento de las acciones; Benito Jaime Lucini, hermano de la madre de Moneta; Raúl Moneta y
Monfina, los tres con el 1 por ciento cada uno. ¿Qué es Monfina? Sencillamente
Moneta Finanzas, accionista a su vez del Banco República. De acuerdo al
talante familiero del banquero errante, a Monfina no podían ser ajenos los miembros de su
clan: la constituyen a partes iguales Raúl Juan Pedro Moneta (el prófugo); su hermano,
Fernando José Moneta, y sus hermanas María Alicia Moneta de French y María Alejandra
Moneta de Moy. El directorio de Monfina lo preside el tío Lucini, actualmente prófugo,
secundado en la vicepresidencia por su exitoso sobrino Raúl Juan Pedro. Para disuadir
cualquier acusación de nepotismo, fue incorporado al directorio de Monfina Jorge Saúl
Maldera, el procesado en la denuncia sobre la que pivotean el gobierno y la defensa de
Moneta para que la causa por asociación ilícita, vaciamiento y subversión económica
calificada que involucra al financista, a sus parientes y buena parte del empresariado
mendocino salga de la jurisdicción del arisco Luis Leiva y quede radicada en el juzgado
federal de Gustavo Literas.
u Los Cuatro Vientos. La sociedad fue constituida en 1988 con un modesto capital de 4 mil
australes. Sus accionistas son: Trans Investissement SA creada en Uruguay un mes
antes, representada por José Antonio Cilley; Patricio French, marido de María
Alicia Moneta y por lo tanto cuñado de Raúl Juan Pedro; Marcelo Moy, casado con María
Alejandra Moneta y también cuñado de RJP. A nadie, ni siquiera a los directivos del
Banco Central, que iban a heredar la deuda, le provocó escozor que Los Cuatro Vientos
hubiera fijado domicilio social en Sarmiento 336, es decir la propia sede del Banco
República. El escribano Alejandro Tachella Costa, otro redescontado a cargo del erario,
protocolizó las escrituras de constitución.
Dos meses antes de la anunciada caída del República, sus principales deudores eran
República Inversiones, de los Moneta (85 millones); CEI Citicorp Holding, sociedad en la
que Moneta es principal accionista (51 millones); Banco Mendoza, entidad controlada por
Moneta y Magna Inversora (46 millones); Provincia de Mendoza, 21 millones; Candia
Inversora (casi 10 millones, ver aparte); Inversora Ancona (casi 10 millones, ver aparte);
Cabaña Los Gatos (más de 3 millones y medio); Pedro López, socio de Moneta en el Banco
Mendoza (3 millones); Corporación de los Andes, controlada por Federalia y Maypa, ambas
de Moneta (casi 3 millones); TYC, sociedad en la que confluyen Moneta y Daniel Vila (2
millones); República Valores (1 millón trescientos mil) y Los Cuatro Vientos, de Moneta
y familia (400 mil).
Una verdadera sorpresa depara el expediente archivado en la Inspección General de
Justicia donde se revela que Cabaña Los Gatos era nomás otra perla de la corona. La
cabaña tenía como autoridades a Raúl Juan Pedro Moneta y su esposa. En 1995, Los Gatos
hizo un revalúo técnico del campo situado en Santiago del Estero, que con inmuebles y
mejoras dio un monto de casi 23 millones de dólares. Moneta pidió al año siguiente un
segundo revalúo. La finca había aumentado su valor en 2 millones ochocientos mil
dólares. Lo bastante para hacerse merecedor de un autopréstamo del República.
Un tipo con mucha Pulenta
Por S.V.
Las redes de solidaridad que vinculaban al banquero Raúl Juan Pedro Moneta con sus socios
parecen aflojarse. Ayer el hijo de otro prófugo, el titular del Banco Mendoza Jacques
Matas, sostuvo que el financista los había defraudado moralmente, según
informó el diario mendocino Los Andes. Y de esos mismos círculos cada vez más laxos
parte la versión, que especialistas de la city dan por segura, de que Moneta se habría
valido de los préstamos de sus propios bancos Mendoza y República para comprar la bodega
que más factura en el país: Peñaflor, de la familia Pulenta, allegada, por cierto, al
presidente Carlos Menem.
En verdad la operación mediante la que Peñaflor habría pasado a ser controlada por las
sociedades Ancona Inversora y Candia Inversora tiene una tramitación curiosa. Ancona y
Candia fueron constituidas el mismo día, 15 de agosto de 1997, y con el mismo domicilio
social: la calle Reconquista 336 de Capital Federal. En ambas estaban los miembros de la
familia Pulenta, en sus distintas ramas y en ambas el capital social y el aporte de
acciones era idéntico.
Tan idéntico como idéntica fue la resolución del directorio del Banco República que en
la misma fecha les otorga un crédito mellizo de 9.900.000 pesos a cada una de las
sociedades. Cuestión de parapsicólogos, de acuerdo con el acta de directorio número 23,
el mismo día de noviembre de 1998, el otro banco de Moneta, el Mendoza, aprobó dos
créditos para Ancona y Candia por 9.300.000 pesos cada uno. Los montos superaban con
largueza el límite de 2,5 de la responsabilidad patrimonial exigida como límite por la
normativa del Banco Central que, en esos momentos era para el Banco Mendoza de 1.859.000.
La suma total de los cuatro préstamos roza los 40 millones de pesos y, sostienen los
trascendidos, luego de hacer efectivo el cobro los Pulenta habrían transferido las
acciones de Candia y Ancona al prestamista Raúl Juan Pedro Moneta. Los créditos de casi
10 millones dados a las dos sociedades las colocan entre las deudoras más importantes del
Banco República. Si lo que se murmura fuese cierto, no haría sino confirmar que el
banquero se las ha bancado solo. |
ASI EMPEZO LA ERA DE ESPLENDOR
DEL COUNTRY TORTUGAS
Pmto. regio lote p/otro mayor valor
Por S. V.
Los fines de año y los
veranos no son buenas fechas para negocios. Aunque la regla tiene excepciones y una
de ellas la protagonizó un tal Gino Maini, el 30 de diciembre de 1988, cuando se
presentó ante el escribano como mandatario de Maypa, sociedad de Raúl Juan Pedro Moneta,
y un nutrido grupo de amigos con apellidos relevantes para efectuar una permuta y dar
nacimiento así a la era de esplendor del country Tortugas.
Ese día caluroso, Maini, desafiando la superstición, llevó consigo 13 representaciones.
La de Moneta era la fundamental pero algunas de las otras no eran menores: María Cristina
Graffier, madre de la hija más pequeña del empresario Francisco Macri, Carlos Alberto
Anzorreguy y Gustavo Adolfo Anzorreguy, hermanos del afable titular de la SIDE, Hugo
Anzorreguy. También estaba presente el entonces intendente del partido de Pilar, Alberto
Di Meola. Era el otro término, indispensable, del trueque.
Los 13 representados de Maini acreditaron su condición de propietarios de un predio de
111 mil metros cuadrados del partido de Pilar, que junto a Luján y General Rodríguez son
las zonas preferidas por Moneta para sus inversiones inmobiliarias.
El intendente Di Meola aportó el acta de asunción del cargo levantada por la escribana
del partido, Pilar Marta Balbiani, por una de esas casualidades de la vida, homónima de
la mujer de Gustavo Adolfo Anzorreguy, Graciela María Balbiani.
Di Meola había transportado hasta la escribanía un cargamento de ordenanzas y decretos
para que nadie dudara e la legitimidad y transparencia de la operación. Entre ellas la
44/88, por la que un puñado de calles del partido quedaban desafectadas del uso
público.
Di Meola no tenía nada propio para permutar contra los 111 mil metros cuadrados que
poseían los mandantes de Maini. Pero su partido sí los tenía: 111 mil metros cuadrados,
de propiedad municipal, aunque ubicados en la zona de Pilar conocida como
Tortuguitas, precisamente ahí donde las calles habían sido desafectadas del
uso público como garantizaba la ordenanza.
El intendente Di Meola, generoso, procedió a permutar unos terrenos por otros. Total, la
superficie era la misma y la titularidad de los de Tortuguitas de una comunidad que no
podía acceder a sus calles. No se habló ante la escribana Balbiani, una extraña al fin,
de valuaciones inmobiliarias, ni diferencias de precios. Las parcelas fueron
intercambiadas mano a mano.
El fin de año y el calor no habían sido un obstáculo para el negocio de Raúl Juan
Pedro Moneta y sus amigos. En el municipio, amodorrado por el verano, pasó inadvertida la
permuta.
Literas quiere conocer el respaldo de los créditos
Como el juez cuyano, su colega porteño está
convencido de que Moneta puede ser procesado por subversión económica, asociación
ilícita y defraudación fiscal. Y quiere hacerlo él.
Por Raúl Dellatorre
Con los elementos
reunidos en los allanamientos a los bancos Mendoza, República y al Banco Central, el juez
federal porteño Gustavo Literas empezará a analizar la responsabilidad de Raúl Moneta y
el resto del directorio de la primera de las entidades mencionadas. Investigará las
presuntas irregularidades por maniobras de autopréstamo a empresas vinculadas o
controladas. Según fuentes de Tribunales, Literas contará, al concluir el análisis, con
pruebas suficientes para inculpar a Moneta por los mismos cargos que ya le imputó el juez
federal mendocino Luis Leiva: asociación ilícita, subversión económica y defraudación
fiscal.
El juez Literas convocó a una comisión de expertos para que se expida sobre
el manejo del Banco Mendoza. La comisión está conformada por técnicos designados por la
Facultad de Derecho, el Consejo Profesional de Ciencias Económicas y la Administración
Federal de Ingresos Públicos (AFIP), además de peritos contadores nominados por el
propio juzgado.
El presidente del Banco Central, Pedro Pou, se comprometió a presentar hoy ante el
juzgado nueva documentación sobre las garantías crediticias ofrecidas por el Mendoza
contra los redescuentos otorgados a su favor por la autoridad monetaria. Según dejaron
trascender allegados a la defensa del ex banquero menemista, los créditos de garantía
conforman una cartera con alta calificación y duplicarían prácticamente, en
monto, las facilidades recibidas del Banco Central.
Sin embargo, las referencias hechas públicas sobre la solidez de la cartera de préstamos
del Banco Mendoza indican lo contrario. El juez Literas está abocado no sólo a analizar
los mentados autopréstamos (en favor de empresas y entidades del Grupo Moneta), sino
también a estudiar el respaldo patrimonial de la entidad. En este sentido, las reiteradas
transferencias de la propiedad del Edificio República (Tucumán 1 de Capital Federal,
actual sede de Telefónica de Argentina y del multimedios CEI Citicorp Holding) entre
empresas del mismo grupo, están bajo la lupa de los investigadores judiciales.
Literas mantiene una disputa de competencia con el juez mendocino Luis Leiva. Este último
ordenó la captura de 10 ex directivos del Mendoza, incluido Moneta, de los cuales tiene
actualmente en prisión a dos. A instancias del fiscal Bernardo Montenegro, el magistrado
porteño solicitó la inhibitoria de Leiva para acumular las causas en Buenos Aires. Pero
Leiva resolvió, el último jueves, la unificación de la causa del Mendoza República con
otra anterior (originada en 1996) iniciada contra la gestión oficial del banco cuando
estaba en manos de la provincia. Así, pretende quitarle a Literas el argumento de que
éste tiene la causa más antigua (iniciada en agosto de 1998), para retener la
investigación en la provincia cuyana.
En tanto, en los estrados porteños se especula con que la acumulación de pruebas de
irregularidades en el manejo del Mendoza irá rompiendo los lazos entre los accionistas.
El Grupo Magna (conformado por un núcleo de conocidos empresarios mendocinos) tuvo una
participación del 28 por ciento en el capital de la sociedad que se adjudicó el Banco
Mendoza. Pero al fusionarse con el República, de Raúl Moneta, su participación quedó
reducida. Por otra parte, los miembros de Magna aseguran que nunca tuvieron
manejo real de la entidad, la cual fue asumida desde un principio por el Grupo República.
A Pou lo apoya un Loser
El principal respaldo
del presidente del Banco Central, Pedro Pou, autor de la frase Moneta hizo un buen
trabajo, no se encuentra en el Palacio de Hacienda ni en la Casa de Gobierno, según
señalaron a Página/12 dirigentes políticos del oficialismo y la oposición. La
principal apoyatura al sostenimiento del funcionario, pese a las graves responsabilidades
que se le imputan en la caída de los bancos Mayo, Patricios y Mendoza, entre otros, es el
responsable para América Latina del Fondo Monetario Internacional, Claudio Loser. Además
de haber cosechado una amistad personal con Pou durante su paso en común por la
Universidad de Chicago, Loser confía en el hombre fuerte del Banco Central por su postura
ortodoxa in extremis en materia de políticas monetarias. Pou no sólo es
mirado con recelo desde el ámbito político. Entre los banqueros locales,
saben de su gusto por un sistema financiero concentrado, en manos de bancos grandes y
preferentemente extranjeros. Por ello, le temen a las filtraciones del Banco Central
acerca de las dificultades de los bancos locales, que suelen derivar directamente en un
retiro de depósitos que los condene en forma definitiva. Aseguran que tal fue lo ocurrido
con algunas de las caídas de bancos en los últimos años.
Desde la oposición, creen que la única alternativa es esperar. Loser se jubilaría el
año próximo y, hasta entonces, consideran que no habría posibilidad de desplazar a Pou
sin provocar un poco deseado disgusto del FMI.
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