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Al fin y al cabo, el cliente siempre tiene razón: si un francés busca "Waterloo" en la Enciclopedia Encarta, de Microsoft, tendrá la satisfacción de descubrir que, en realidad, esa batalla la ganó Francia; si, en cambio, si el que consulta es inglés, corroborará que en Waterloo su país les ganó inapelablemente a los franceses. La célebre enciclopedia de Microsoft habría logrado este milagro de satisfacción total al consumidor presentando --según el prestigioso periódico Wall Street Journal-- distintas versiones de la historia universal para cada uno de los nueve idiomas en los que se edita. Uno de los editores de la Encarta admitió que las versiones son diferentes, pero otro redujo el problema a "una disparidad de interpretaciones". Y el mismísimo Napoleón del ciberespacio, Bill Gates, defendió la diversidad en las ediciones regionales, tal vez para prevenirse de un Waterloo. Encarta apareció en 1993 --producida por la empresa Microsoft, de Bill Gates-- como el más acabado esfuerzo por aprovechar a fondo las potencialidades de la informática en una enciclopedia pensada desde el vamos para ser leída en pantalla y "navegada" gracias a sus hipertextos. De todos modos, se basaba en una enciclopedia impresa en Estados Unidos, y, desde el principio, fue criticada por reflejar unilateralmente los puntos de vista de ese país. En respuesta a esas críticas, en ulteriores ediciones recurrió a recopiladores de los respectivos países para cada una de sus versiones: norteamericana, británica, francesa, alemana, española, italiana, holandesa, japonesa y brasileña. El punto al que habría llegado ese respeto por los puntos de vista locales fue señalado así por el periódico británico Daily Mail: "Bill Gates, el hombre más rico del mundo, ahora se dedica a reescribir la historia para mantener contentos a sus clientes". La parte más explosiva de la investigación del Wall Street Journal sobre la Encarta está en el testimonio del director de marketing de Microsoft para Europa, Richard Lindh, quien no vaciló en revelar: "Si se busca la batalla de Waterloo en la Encarta inglesa y en la Encarta francesa, se obtienen versiones bien distintas acerca de muchas cosas: por ejemplo, quién ganó la batalla". El informe del Wall Street Journal agrega que, en la versión italiana de la Encarta, el teléfono no fue inventado por Alexander Graham Bell sino por un hasta ahora desconocido fabricante de velas llamado Antonio Meucci, quien nació... ¡en Italia! Ante el revuelo, Microsoft salió a sostener que su posición había sido mal interpretada y que, en realidad, jamás alteraría los hechos en función de preferencias locales. El director de Websters International Publishers, Jean-Luc Barbanneau, responsable de los contenidos de la versión británica de Encarta, manifestó: "No se trata de reescribir los hechos de la historia, ni existe una política de crear versiones para agradar a audiencias en particular". Y destacó que "no es una maniobra de Bill Gates: somos totalmente independientes, empleamos a 30 consultores y 350 colaboradores". Barbanneau admitió que "inevitablemente habrá diferencias de interpretación entre los países. Para los británicos, Waterloo es una victoria emblemática. Para los franceses tiene menos peso como acontecimiento y el énfasis está puesto en sus consecuencias, con la abdicación de Napoleón. Pero no hay ninguna discusión sobre quién ganó, y permitir diferentes puntos de vista culturales no es distorsionar la realidad. Los hechos están respetados, pero las interpretaciones son distintas". El responsable de la Encarta británica opinó que "esas diferencias de interpretación siempre existieron, pero ahora, con la diseminación electrónica de la información, se han hecho más evidentes. Esto nos presenta un gran desafío". El propio Bill Gates intervino en el debate para defender la actual diversidad de su enciclopedia, argumentando que "a largo plazo, exponer a la gente a perspectivas provenientes de todo el mundo es lo más saludable".
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