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Los peronistas no son ni buenos, ni malos. Son incorregibles. Estas y otras frases maliciosas, o irónicas, o por qué no ambas y otras cosas a la vez tienen la marca en el orillo de Jorge Luis Borges. Al amparo del centenario de su nacimiento, el mes que viene, éste es el año Borges para el mercado editorial hispanoparlante y no había por qué dejar pasar la oportunidad de reeditar su pensamiento vivo oral. El libro Borges oral, en rigor una reedición ampliada de un semiclásico, va a ser publicado por Emecé simultáneamente en Argentina y España y suma a un seleccionado de sus frases una serie de datos útiles interesantes, para expertos y neófitos. Los amantes del autor de El Aleph encontrarán ahí, entre otras muchas cosas, una serie de anécdotas seleccionadas y editadas por Mario Paoletti y su mujer, Pilar Bravo, y un Diccionario de borgerías del que la española Revista de Occidente ofreció ya en su número-homenaje de junio, una amplia selección. He aquí algunos de los 700 términos que guarda ese Diccionario. Tomados de declaraciones a la prensa, hablan de literatura, de la vida, del mundo, y reflejan todo el talento y la ácida ironía del genio que, según el italiano Eugenio Montale, fue capaz de meter el universo en una cajita de fósforos. Amenaza (s): ¿de qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad. Arte: que cada hombre construya su propia catedral. ¿Para qué vivir de obras de arte ajenas y antiguas? Artificios: creo que de todos los géneros quizá el policial sea el más artificial, porque en verdad los crímenes no se resuelven por razonamientos, sino por delaciones. Autógrafos: he firmado tantos ejemplares de mis libros que el día que me muera va a tener un gran valor uno que no lleve mi firma. Aviones: las compañías se encargan muy bien de asesorar en terrorismo: Una máscara de oxígeno caerá sobre su cara. Deje de fumar inmediatamente. Póngase el chaleco, ínflelo. Usted toma un tren y no le hablan inmediatamente de choques... Beatos: yo creo que es mejor pensar que Dios no acepta sobornos. Best sellers: en mi época no había best sellers y no podíamos prostituirnos. No había quién comprara nuestra prostitución. Biblioteca: ordenar una biblioteca es una manera silenciosa de ejercer el arte de la crítica. Biografías: es el ejercicio de la minucia, un absurdo. Algunas constan exclusivamente de cambios de domicilio. Borges: dicen que soy un gran escritor. Agradezco esa curiosa opinión, pero no la comparto. El día de mañana, algunos lúcidos la refutarán fácilmente y me tildarán de impostor o chapucero o de ambas cosas a la vez. No he cultivado mi fama, que será efímera. Buenos Aires: siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que les guste a otras personas. Es un amor así, celoso. Camello: en el Corán no aparecen los camellos. Como lo escribieron los árabes, no lo juzgaron necesario. Cartesianismo: el rigor de Descartes era aparente o ficticio. Y eso se nota en el hecho de que parte de un pensamiento riguroso y al final llega a algo tan extraordinario como la fe católica. Parte del rigor y llega... al Vaticano. Comunistas: hay comunistas que sostienen que ser anticomunista es ser fascista. Esto es tan incomprensible como decir que no ser católico es ser mormón. Democracia: es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística. Deporte: habría que inventar un juego en el que nadie ganara. Distancias: antes las distancias eran mayores porque el espacio se mide por el tiempo. Doctrinas: quienes dicen que el arte no debe propagar doctrinas suelen referirse a doctrinas contrarias a las suyas. Elegidos: estuve dos días en Israel y, desgraciadamente, noté que son casi hitleristas. La diferencia es que ellos no insisten en la idea de la raza germánica sino en la del pueblo judío. (...) Envidia: el tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: Es envidiable. España: es una tierra donde hay pocas cosas, pero donde cada una parece estar de un modo sustantivo y eterno. Estilo: es curioso advertir de que el estilo de Dios es casi idéntico al de Víctor Hugo. Gómez de la Serna: un gran artista que se disgrega en sus greguerías. Si uno se acostumbra a pensar de forma atomizada, termina atomizado. Humor: el británico procede de la intuición de una verdad (...), de una sabiduría. El ingenio francés suele ser verbal. El (...) español es una forma de retruécano (...); procede de azares fonéticos. Kant: hice una tentativa con Crítica de la razón pura, pero fui derrotado por el libro, como la mayor parte de las personas. Incluso como la mayor parte de los alemanes. Más allá: el infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto. Nobel: siempre seré el futuro Nobel. Debe ser una tradición escandinava. Opciones: para el argentino, la amistad es una pasión y la policía, una mafia. Opiniones: quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, puedo ser también enemigo de mis opiniones. Políticos: ¿cómo admirar a seres que se pasan la vida poniéndose de acuerdo, diciendo las cosas que dicen y, con perdón, retratándose? Revoluciones: no sé hasta qué punto un escritor puede ser revolucionario. Por lo pronto, está trabajando con el idioma, que es una tradición. Suicidios: Hemingway, que fue medio compadre, terminó matándose porque se dio cuenta de que no era un gran escritor. Esto lo salva, en parte. Tagore: tramposo de buena fe. Invención sueca. Poeta de tercer orden que sólo se caracterizaba por vestir una túnica celeste. Tango: tiene un origen infame, que se nota. Universidad: la Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa. Valor: me gustaría ser valiente. Mi dentista asegura que no lo soy.
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