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El martes, el comandante en jefe del ejército chileno, el general Ricardo Izurieta, lanzó una crítica en tono de advertencia contra el desfile de militares ante los tribunales. Ayer, las repercusiones tuvieron tono de alarma. La bancada socialista de la Cámara de Diputados pidió al ministro de Defensa chileno, Edmundo Pérez Yoma, que cite a Izurieta para hacerle ver que está entrometiéndose en las decisiones de un poder del Estado y poniendo en riesgo su institucionalidad. Los sectores parlamentarios pinochetistas respaldaron al jefe del ejército, al asegurar que el procesamiento de militares crea un clima de inseguridad y tensión en las Fuerzas Armadas. Pero el gobierno salió a relativizar el grado de malestar castrense. Estos comentarios no son nuevos. Es sabido el sentir del ejército frente a esta materia, salió a calmar el ministro del Interior, Raúl Troncoso. El portavoz del gobierno, Carlos Mladinic, coincidió en que la situación no es grave, aunque aclaró que toda decisión judicial debe ser aceptada y respetada. Sin embargo, los diputados del Partido Socialista -uno de los principales miembros en el gobierno de la Concertación, entre ellos Isabel Allende, hija del ex presidente Salvador Allende, alertaron sobre el significado de las palabras de Izurieta. Si el desfile judicial de militares de menor rango molesta al jefe del ejército, el país se pregunta si eso va a ser posible con el general Pinochet, disparó el diputado Jaime Naranjo. La posibilidad de enjuiciar a Pinochet fue una de las garantías que presentó el gobierno chileno hace más de un mes para pedir a Londres la liberación del ex dictador por razones humanitarias. El viernes, el ministro británico del Interior, Jack Straw, adelantó que considerará esa solicitud después de someter a Pinochet a nuevos exámenes médicos. El embajador chileno en Londres, Pablo Cabrera, confirmó ayer que el ex dictador aceptó realizarse los estudios, que en principio están previstos para la semana que viene. Si Pinochet es liberado, deberá enfrentar medio centenar de querellas que lo espera en Santiago con los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro chileno, garantizó el canciller Juan Gabriel Valdés. Ayer, el juez que lleva adelante 30 de esas querellas, Juan Guzmán Tapia, reveló que decidió postergar hasta enero del 2000 el pedido de desafuero parlamentario del senador vitalicio para lograr su extradición a Chile.
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