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Ojalá les hubiera pegado. Lamentablemente tuve mala puntería, se lamentó ayer al mediodía el intendente de Ezeiza e íntimo amigo del presidente Menem, Alejandro Granados, luego de tirotearse en la madrugada con tres delincuentes que aparentemente intentaron asaltar su lujosa casa, un casco de estancia en la localidad de Tristán Suárez, al sur del conurbano bonaerense. Armados con escopetas, los hombres redujeron a un policía de consigna y al sereno de la quinta e ingresaron a la vivienda, donde Granados los recibió a balazos, con un revólver calibre 38 especial, lo que después le dio oportunidad para hacer una apología de la tenencia de armas y de la mano dura (ver aparte). En el enfrentamiento, el jefe comunal sufrió la fractura de un dedo de su mano derecha por un disparo. Su esposa, la diputada justicialista Dulce Liberal de Granados, escapó por el techo para buscar ayuda y al saltar desde un primer piso se esguinzó un tobillo. Los asaltantes huyeron sin llevarse nada y hasta anoche no habían sido localizados. Aunque el fiscal que actúa en el caso y el propio Granados consideraron que fue un intento de robo, el caso tiene algunos puntos oscuros. Los tres delincuentes llegaron a La Celia, ubicada en los bosques de Ezeiza, poco después de la una de la madrugada. Con el rostro cubierto por pasamontañas, primero se encargaron de reducir a los guardias que estaban en una garita, en la puerta de la quinta: un sereno que portaba una escopeta Browning 270 y el cabo primero de la Bonaerense, Carlos Verea, de la Comisaría de Tristán Suárez, que tenía una pistola 9 milímetros. Les quitaron las armas y también el chaleco antibalas y el handy del suboficial. Uno de los asaltantes se quedó custodiándolos y los otros dos irrumpieron a cara descubierta en la casa, luego de romper a patadas la puerta trasera de la vivienda. Alertado por el ruido, Granados los recibió con un revólver 38 especial, mientras su mujer saltó por una ventana y corrió unos dos kilómetros hasta un puesto de seguridad, por fuera de la propiedad, desde donde llamó a la policía. Mientras Granados se tiroteaba con los dos asaltantes en la planta superior de la casa, su hija de 11 años permanecía en su dormitorio. Ellos me tiraban a matar y yo les tiraba a matar. Les tiré con toda la puntería que tuve. Ojalá les hubiera pegado, se lamentó el jefe comunal, reelecto en los últimos comicios. Según confiaron fuentes policiales, la vivienda quedó agujereada por la cantidad de balazos. Me apuntaron con una escopeta de dos caños y me pidieron que les diera la plata. Yo les dije que no tenía, que les daba mi (reloj) Rolex, relató el amigo presidencial de la primera hora. Tras el tiroteo, los delincuentes escaparon sin llevarse nada en un vehículo que los esperaba a la salida de la quinta, situada en una zona semirrural de la localidad de Tristán Suárez, a 8 kilómetros de la Autopista Ricchieri. Granados fue herido en el dedo índice derecho por una bala, que le causó una fractura de la tercera falange. Las primeras curaciones las recibió en el Hospital Interzonal de Ezeiza y por la tarde fue intervenido quirúrgicamente en una clínica privada. Su esposa se esguinzó un tobillo al caer desde el primer piso de la vivienda, cuando saltó para buscar ayuda. El caso quedó en manos del fiscal de Lomas de Zamora, Manuel Barreiro, y fue caratulado como privación ilegal de la libertad, robo doblemente calificado y homicidio en grado de tentativa. Está totalmente descartado que hayan tenido otra intención que robar. Pedían plata. Fue un delito común, aseveró Graciela Visconti, hermana de Dulce, cuyo verdadero nombre, en realidad, es Isabel Beatriz Visconti. La misma hipótesis esgrimieron fuentes policiales cercanas a la investigación, y señalaron que los robos en esa zona del conurbano están en aumento. Sin embargo, llamó la atención que el ataque se produjera en una casa custodiada por dos guardias armados, que suele recibir la visita del presidente Menem. En La Celia se festejó el triunfo menemista de 1989 con un descomunal asado y el jefe de Estado es habitué de su cancha de fútbol. Según informó lapolicía, la quinta contaba con un circuito cerrado de televisión, pero no registró la irrupción de los ladrones, ya que no estaba conectado para la grabación. Anoche continuaba un rastrillaje para dar con los asaltantes. Se presumía que no eran de la zona y posiblemente provengan de Virrey del Pino, en el oeste del conurbano.
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