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UN RETRATO PERSONAL DE LOS MIEMBROS DEL NUEVO GABINETE
Tras la utopía de que todo es definitivo

Saben que llegan en medio de la crisis, pero apuestan a perdurar. Ninguno viene colocado por una estructura, aunque para designarlos De la Rúa tuvo en cuenta el impacto sobre la UCR, el Frepaso, la Iglesia y el establishment. Uno a uno, el perfil de los integrantes del equipo que iniciará la gestión con Fernando de la Rúa el 10 de diciembre.

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Por Martín Granovsky

t.gif (862 bytes) Radicales de todas las variantes (hasta la fraterna), dos frepasistas y un cavallista terminarán conformando el primer gabinete de Fernando de la Rúa. Un mosaico de nombres que intentará esquivar la maldición expresada en el teorema de Roque Carranza, el ex ministro de Raúl Alfonsín, cuando decía que “el primer gabinete es como un desembarco, porque la mitad cae en la playa”. Un mosaico que, como en el matrimonio, perseguirá la utopía de que todo es definitivo.

Graciela Fernández Meijide
Cómo recuperar el ángel

El propio Carlos “Chacho” Alvarez la impuso en público como ministra el mismo lunes siguiente a las elecciones, y ese día Página/12 publicó que su destino sería Acción Social. Para el Frepaso, era un modo de restañar la derrota en la provincia de Buenos Aires, asegurar una presencia simbólicamente fuerte en el gabinete y asegurar a Graciela la bendición de un puesto ejecutivo que, parece, es necesario para obtener otro. El apoyo de “Chacho” a De la Rúa durante la campaña había sido tan incondicional que De la Rúa entendió el mensaje y hasta resignó a su ministeriable predilecta, Cecilia Felgueras, aunque rebanó el proyecto de un superministerio frepasista que incluyera Deportes, Salud y Cultura. Con Graciela Fernández Meijide (68, casada, tres hijos) será ministra por primera vez la madre de un desaparecido en dictadura. Su desafío consistirá en hacer eficaces los mecanismos sociales compensatorios para eliminar el hambre aun en medio de la exclusión. Su desafío personal, retomar el ángel que tenía en 1997, cuando ganó las elecciones para diputados en Buenos Aires frente a Hilda “Chiche” Duhalde gracias a que fue percibida como una dirigente política distinta.

José Luis Machinea
El economista de Economía

Empezó siendo el único. El único ministeriable seguro. El único con cargo fijo, Economía. El único economista del gabinete. Después se afirmó la presencia de Fernando de Santibañes, el ex directivo del Banco de Crédito Argentino que al final dirigirá un consejo especial formado por empresarios como Víctor Savanti, ex IBM, actual Loma Negra. Con la aparición de Ricardo López Murphy, Adalberto Rodríguez Giavarini y Juan Llach, José Luis Machinea (53, divorciado, dos hijas) terminó siendo un primus inter pares, aunque para ser justos es el único que tendrá el control de la política económica. Su caso, como el de Llach, es el de un doble amor correspondido. Radical tardío, hincha de Racing como Graciela y Chacho, Alvarez ya lo prefería como su referente económico por sobre varios especialistas del Frepaso. De la Rúa lo promovió, en un gesto de cierta audacia para un hombre prudente como el presidente electo. Si Machinea garantizaba a De la Rúa contactos industriales y financieros, también es verdad que podía haberle creado un flanco débil como ex presidente del Banco Central con el dolarazo de febrero del ‘89. El accidente de Alfonsín evitó la presencia de ese fantasma, apenas atisbado en la propaganda peronista del padre de Pablo, cuando recordaba la híper. Y el establishment, al menos por ahora, se lo perdonó, aunque solo el futuro dirá si el waiver es definitivo o caducará el día que Machinea se aparte de la ortodoxia que tanto gusta hoy a los célebres mercados.

Adalberto Rodríguez Giavarini
Superavit para exhibir

Fue el primer número puesto del gabinete. Y el último. Aunque fue uno de los pocos interlocutores de De la Rúa para todos los temas, y no solo el que podría tocarle en suerte, y mantuvo charlas de hasta cuatro horas seguidas a solas, preservó durante un mes su negativa a formar parte del equipo inicial. A cambio Adalberto Rodríguez Giavarini (55, casado, 4 hijos, un tío abuelo, de nombre Alejandro, ministro de Trabajo de Juan Perón) prefería un puesto de asesor presidencial o embajador itinerante para discutir con los organismos financieros internacionales, a los que tiene acceso directo desde que se convirtió en uno de los consultores económicos más prestigiosos de la City y luego en secretario de Hacienda del gobierno porteño. Rodríguez Giavarini dejó Hacienda en medio de un encontronazo con Nicolás Gallo, entonces secretario de Obras Públicas.Ayer el Financial Times lo presentó así: “En su corto período como funcionario transformó las caóticas cuentas municipales en superavit”. Es egresado del Colegio Militar, donde recibió el diploma de subteniente de manos de Arturo Illia, y compañero de promoción de Ricardo Brinzoni, uno de los probables reemplazantes de Martín Balza en el Ejército. Planea una Cancillería volcada a los temas económicos, aunque como el resto de sus colegas aún no terminó de definir la segunda línea. Solo parecen firmes la consultora Beatriz Nofal y el actual presidente del Banco Ciudad, Horacio Chiguizola, y Rodríguez Giavarini aún debe decidir un doble dilema: qué lugar deja a los diplomáticos de carrera y qué espacio asigna al Frepaso. Varios diplomáticos de primera línea reúnen simpatía radical y carrera en Relaciones Exteriores. Por ejemplo, Raúl Ricardes, Enrique Candiotti y Pedro Villagra. Sólo uno es frepasista: el actual cónsul en París César Mayoral, a quien Alvarez le tiene gran confianza.

Nicolás Gallo
Soñar con Keynes

Amigo personal de Fernando de la Rúa, viejo radical, administrador de ENTel y de los subtes durante el gobierno de Raúl Alfonsín, combatido entonces por la Coordinadora, Nicolás Gallo (61, casado, un hijo) llega al Ministerio de Infraestructura y Vivienda para cumplir con una de las preocupaciones que su jefe señaló a varios colaboradores inmediatos: “Planes, quiero planes concretos”. Gallo, claro, deberá cumplir con la consigna mientras De la Rúa pone prolijidad en las cuentas y encara un formidable ajuste fiscal. De todos modos, está convencido de que tendrá plata para cumplir con la promesa de 500 mil viviendas-monoambiente en cuatro años, a 9 mil pesos cada una, con subsidios por la mitad para los nuevos propietarios. Y que conseguirá una dosis adicional de legitimidad política si puede concretar la proyectada renegociación de tarifas y condiciones de servicios públicos siguiendo el lema de “contrato que se abrió, contrato que ya no es intocable”.

Juan Llach
Revolución y revuelo

“Por Educación no se preocupen”, decía De la Rúa a sus colaboradores más cercanos. “Yo tengo uno.” Como no revelaba el nombre, nadie sabrá jamás si se trataba solo de su amigo cordobés Juan Carlos Palmero o si ya barajaba la candidatura de Juan Llach (56, ex viceministro de Domingo Cavallo). Convocado para desatar una revolución educativa, el ex viceministro de Economía de Domingo Cavallo comenzó por provocar un revuelo en la Alianza y los gremios docentes. “Esperaba alguien más progresista”, dijo Marta Maffei, y Alfredo Bravo lo tildó de “tecnócrata”. Llach tiene una buena relación con De la Rúa. Fue su esposa, Magdalena Estrogamou, quien presentó a Fernando y a Inés Pertiné. Pero también goza de un gran respeto por parte de Alvarez, que suele ponerlo como ejemplo de técnico capaz y tiene subrayado su ensayo “Otro siglo, otra Argentina”. Y a propósito de libros y familias, el hijo de Llach, Lucas, es coautor de un trabajo con Pablo Gerchunoff, futuro jefe de asesores de José Luis Machinea, a quien, de paso, no le vendrá mal que el papel de ogro con los rectores radicales corra por cuenta de un extra-Alianza, compensado quizás con el radical jesusista Andrés Delich y, tal vez, con el frepasista Ricardo Ferraro.

Alberto Flamarique
Operador con overall

“Parece que me tengo que ir poniendo el overall”, bromeaba con sus amigos cuando quedó claro que no iría a Interior sino a Trabajo. Uno de los dos ministros del Frepaso, Alberto Flamarique (49, casado, tres hijos) revista allí desde cuando José Bordón y “Chacho” Alvarez articularon sus fuerzas para conseguir el segundo puesto en las presidenciales de 1995. Después, tras el increíble paso al costado de Bordón, que dejó su puesto de senador, Alberto Flamarique (49, casado, tres hijos) fue adoptado por Alvarez como el principal operador político del Frepaso. Su primera tarea después de la derrota de Graciela en la interna de la Alianza fue, justamente, ganarse la confianza de Fernando de la Rúa, a quien frecuentaba como legislador porteño. Cuando se formó el comando electoral para las últimas presidenciales quedó como uno de los dos jefes de campañade la Alianza junto a Rafael Pascual, con quien trabó una estrecha relación en los ratos libres que le dejaba su celular. Ex militante de Guardia de Hierro, interlocutor capaz de situarse como hipótesis en la lógica de su adversario, Flamarique es capaz de dedicarle horas al análisis político y días a una negociación. Necesitará el esfuerzo para tejer relaciones fluidas con los distintos sectores gremiales, que a veces aparecen como un cuco para la Alianza aunque los viejos sindicatos están con su prestigio y sus finanzas devaluados y los nuevos, excepto los docentes, tienen limitada capacidad de protesta por una desocupación que supera los 15 puntos.

Ricardo López Murphy
El Cavallo de la UCR

Fue el jueves de la semana pasada. Ese día Ricardo López Murphy (48, casado, tres hijos) fue canciller designado, pero la imprevista aceptación de Adalberto Rodríguez Giavarini lo dejó sin puesto en el gabinete. Muchos colegas describen a este economista como un Domingo Cavallo radical por su estilo inflexible cuando defiende sus convicciones pro-mercado, aunque a la vez lo consideran más ortodoxo que Cavallo y, también, más apegado a una lógica de crecimiento político para su carrera personal. López Murphy terminó en Defensa, un cargo que De la Rúa nunca pensó para él, pero al menos formará parte del gabinete después de una maniobra a dos puntas. Por un lado, De la Rúa quería dar otra señal más de cuentas claras y disciplina fiscal al establishment. Por otro, López Murphy buscaba levantar su imagen pública, muy simpática para los banqueros pero deteriorada en sectores más amplios luego de sus rimbombantes declaraciones explicando por qué podría bajar el salario real. Había llegado a un punto de desgaste tan alto que el mismo De la Rúa, en el primer reportaje que concedió a Página/12 al vencer a Graciela, descartó que López Murphy fuese a ser designado como ministro de Economía. Incluso dos semanas atrás en París el presidente electo lo descalificó delante de 20 testigos en la residencia del embajador Archibaldo Lanús cuando se quejó de que FIEL, “donde está López Murphy, me propone bajar los impuestos en medio de la crisis fiscal”. FIEL es la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, el centro ultraortodoxo de provisión de ideas sobre desregulación y apertura.

Jorge de la Rúa
Gotas de agua distintas

Radical como su hermano Fernando, Jorge de la Rúa (57, casado) estuvo sin embargo en la otra vereda durante el Pacto de Olivos, que apoyó comoangelocista. No es la única diferencia en la carrera política de uno y otro. Entre 1977 y 1981, mientras el presidente electo conservaba su cátedra de Derecho Procesal en la UBA, Jorge se exilió en Venezuela, que también fue uno de los destinos de Rodolfo Terragno, luego de amenazas contra su vida por defender presos políticos. Antes, en 1974, había llegado a ser presidente de Belgrano de Córdoba. Aunque ambos acostumbran molestarse por la comparación, solo la etapa de gobierno hará que Fernando y Jorge, como Carlos y Eduardo Menem, trabajen juntos por primera vez. En este caso, además, la Secretaría General en manos de Jorge hará que se erija en un colaborador hasta físicamente vecino de su hermano en las oficinas de la Casa Rosada. Una contigüidad clave para un político al que sus funcionarios más cercanos describen a menudo como “un gran desconfiado”.

Federico Storani
Un Corach al revés

“Yo te quiero acá porque valoro mucho tu análisis político, tus relaciones y la gestión que puedas hacer, y vos tenés que ser la contracara de Corach”, le dijo Fernando de la Rúa sin mayores explicaciones. Y la traducción de los allegados del futuro ministro del Interior fue ésta: “Con el valor intelectual de Corach, pero mayores valores morales”. Cordobés, abogado, ex presidente de la Federación Universitaria Argentina, con influencia en La Plata, donde militaba como dirigente estudiantil Ricardo López Murphy, Federico Teobaldo Manuel Storani (49, casado, tres hijas) es el único de los dirigentes radicales históricos de su generación que alcanza un puesto en el gabinete de Fernando de la Rúa. No llegaron Enrique “Coti” Nosiglia, por el momento confinado en un segundo plano, ni Luis “Changui” Cáceres, que intenta reconstruir la UCR en Santa Fe, y tampoco el diputado Marcelo Stubrin. En rigor, “Fredi” aspiraba a presidir la Cámara de Diputados, pero De la Rúa no quiso resignar a Rafael Pascual y sus casi 30 años de delarruismo en sangre para un puesto de la línea sucesoria presidencial. Aliancista de la primera hora, diputado desde 1983, por Storani pasará buena parte de la negociación con el peronismo, al que, como Alfonsín, imagina feudalizado y de ninguna manera desea dividido.

Héctor Lombardo
Un predicador para la salud

Es el único secretario del Gobierno de la Ciudad que saltará a ministro del gobierno nacional, aunque junto al reumatólogo y predicador metodista Héctor Lombardo (61, casado, dos hijos, hijo de un bandoneonista) habría que computar la compañía de los futuros secretarios de Estado con rango ministerial: Darío Lopérfido en Comunicación y Cultura y el actual procurador porteño Ernesto Marcer como secretario legal y técnico de la Presidencia. Si al fin termina dependiendo de De la Rúa y no de Gallo, Hernán Lombardi repetirá en Turismo el mismo camino. En su última entrevista, concedida a Página/12, dijo que sus planes contemplan recuperar al hospital público, mejorar el servicio e instalar la figura del médico de cabecera. Al mismo tiempo fue más que cauto en la cuestión del SIDA, y declinó una respuesta precisa cuando la pregunta versó sobre la entrega de preservativos. “Mucho más importante es hablar de la promiscuidad y de las vías de contagio”, dijo. Más tajante se mostró al opinar sobre el decreto que le devolvió a la CGT el manejo de 360 millones de pesos de las obras sociales. “Es una medida apresurada”, afirmó.

Rodolfo Terragno
La lupa en el presupuesto

Quiso ser Presidente. Quiere serlo todavía, dice, en el 2007. Fue, por unos días, canciller designado. Pero al final Rodolfo Terragno (56, casado, dos hijos) ocupará la posición que deseaba: jefe de gabinete. Se trata de un cargo que Raúl Alfonsín imaginaba durante el Pacto de Olivos como la clave de un régimen semi-parlamentario pero que, en manos de De la Rúa, un hiper presidencialista con rasgos hiperpersonalistas, conservará su actual característica de oficina de seguimiento presupuestario al estilo de su similar de la Casa Blanca. No es poco para un gobierno que nace preocupado por el deficit, ni para un Presidente que cuando asumió la gestión porteña se concentró durante el primer año en los secretos de la administración. Terragno es uno de los rostros del gabinete que simbolizan el compromiso radical con la Alianza, que él contribuyó a formar cuando era presidente de la UCR y, con Federico Storani, persuadieron a De la Rúa sobre la ventaja de formar la coalición.

Ricardo Gil Lavedra
Del juicio a Justicia

Ya fue secretario de Interior a fines del gobierno de Raúl Alfonsín, cuando decidió dejar la carrera judicial para volcarse a la política. Ricardo Gil Lavedra (50) venía entonces con su prestigio incólume como miembro de la Cámara Federal porteña que juzgó a los ex comandantes de la dictadura en 1985 y condenó a cinco de ellos a penas que, para Jorge Videla y Emilio Massera, alcanzaron la condena perpetua. Respetado por los organismos de derechos humanos –gracias a su buen diálogo con la APDH y el CELS– el debate sobre la seguridad lo colocó entre los garantistas contrarios a la doctrina de “meter bala”. Primero apoyó la reforma policial que terminó iniciando el descuartizamiento de la Bonaerense y ante la masacre de Ramallo no dudó en aconsejar que los policías que dispararon contra el auto de los rehenes debían ir presos porhomicidio. Negociador nato, fue uno de los operadores constitucionales del Pacto de Olivos junto a Raúl Alfonsín, pero muy pronto De la Rúa lo atrajo hacia su círculo de consulta, necesitado de una nueva guardia jurídica en reemplazo de hombres como Juan Octavio “Yuyo” Gauna.

 

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