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DESIGNARON A BRINZONI, AMIGO DE GIAVARINI
Un sucesor a pedir de Balza

López Murphy confirmó una primicia ofrecida en julio por Página/12: Ricardo Brinzoni, el cadete preferido de Balza, será el jefe del Ejército. Stella y Barbero, sus colegas.


Por Martín Granovsky
t.gif (862 bytes)  El jefe del Estado Mayor del Ejército no se puede quejar: Fernando de la Rúa designará enna05fo10.jpg (20453 bytes) su puesto al general de división Ricardo Brinzoni, su cadete preferido en el Colegio Militar y uno de los delfines predilectos de Martín Balza. La noticia había sido adelantada el 4 de julio último por Página/12 y confirmada el mismo día de las elecciones presidenciales.

El futuro ministro de Defensa, Ricardo López Murphy, fue el encargado de anunciar anoche el nombramiento de Brinzoni, de 54 años. También informó que a la Armada irá Joaquín Stella, ex edecán de Raúl Alfonsín en 1983, y a la Fuerza Aérea, Walter Barbero.

Tal como había informado este diario, Brinzoni fue, en el Colegio Militar, compañero de promoción, la 95, de Adalberto Rodríguez Giavarini, el futuro canciller de De la Rúa. Juntos egresaron como subtenientes, aunque luego uno siguió en el Ejército y el otro optó por la economía. De todos modos, siguen encontrándose como amigos. La opinión de Rodríguez Giavarini, uno de los hombres de consulta del presidente electo, pesó decisivamente sobre la decisión de De la Rúa y sobre el mismo López Murphy.

Como Balza, Brinzoni pertenece al arma de Artillería, y desde 1995 siguió puntualmente lo que el Ejército llama "política institucional", un eufemismo para definir la doctrina que autocritica la masacre de los años de plomo, al tiempo que destaca que quienes participaron en la represión fueron una pequeña minoría.

"Yo siempre estuve en contra de actuar por izquierda, y lo dije incluso durante el Proceso", suele insistir Brinzoni ante otros oficiales en su amplio despacho de director del Estado Mayor, poblado de recuerdos militares y a menudo ambientado con música clásica.

na05fo02.jpg (9908 bytes)Los pocos que lo frecuentaron en los últimos tiempos aseguran que Brinzoni no tendría problemas en dialogar, por ejemplo, con Estela Carlotto, y que es suficientemente realista para no soñar con una ley imposible que ponga un punto final a la reconstrucción colectiva de la memoria. Como Balza, en principio, Brinzoni no variará la política sobre las listas de secuestrados y secuestradores, cuya existencia el Ejército niega.

Pero su preocupación mayor es el Presupuesto, podado por los recortes de Roque Fernández. López Murphy tendrá en él a un interlocutor munido de gráficos y con los números del Ejército en su mente, desde las maniobras militares a las misiones de paz, pasando por el valor del rancho en los cuarteles de la Patagonia. Su área fue siempre Operaciones.

Como es el general de división más moderno, su ascenso producirá el retiro de otros seis generales:

* El actual subjefe Aníbal Laíño.

* El jefe del Cuerpo III Juan Llavar, peronista, que en julio era el candidato de Balza por si ganaba el PJ.

* El comandante de Institutos Mario Rolando, que según Balza podía transformarse en "un nuevo Videla" por sus vinculaciones con los viejos dinosaurios del Ejército como Alfredo Arrillaga y Francisco Gassino.

* El artillero Horacio Mauro.

* El ingeniero Mario Acconcia, a quien también Balza veía con muy buenos ojos.

* El artillero Ernesto Bossi, recién convocado por la causa de las armas.

Ya había quedado en disponibilidad otro general de división, Rodolfo Eduardo Cabanillas, de Caballería, quien fue separado después de que Juan Gelman lo acusara como responsable mediato del robo de su nieto o nieta en el campo de concentración de Automotores Orletti.

El artillero Juan Carlos Mugnolo, también general de división, será jefe del Estado Mayor Conjunto, en una movida que también fue adelantada en julio por Página/12. Los militares y políticos que accedieron a las descripciones de Balza escucharon su opinión sobre Mugnolo. Dijo Balza que es "un buen profesional de excelentes relaciones con la Armada".

El nombramiento de Brinzoni, un planificador, confirma la tendencia actual del Ejército a que el mando directo de tropa, asentado en los comandos de cuerpo, deje de ser la condición para el ascenso a la máxima instancia de poder.

En el caso de la Armada, el relevo de Carlos Marrón por Stella deja en el camino a un solo oficial, Alvar Carlos Rodríguez.

En la Fuerza Aérea, la llegada al puesto número uno de Walter Barbero implica la salida de Manuel Sa y de Rubén Palazzi.

En conversaciones con políticos y expertos en estrategia, Stella, ex agregado naval en los Estados Unidos, acostumbra mostrarse como un partidario firme de la coordinación con Brasil, aprovechando el paraguas diplomático del Mercosur. También comparte la política de que la Marina abandone el viejo proyecto de la Aviación Naval de competir con la Aeronáutica.

El pase a retiro de Rolando en el Ejército deja sin su mayor esperanza a los generales retirados mayores de 75 años, que confiaban en la receptividad que veían en el comandante de Institutos y en su buena relación con Cándido Díaz, el ex jefe del Estado Mayor Conjunto que pasó a retiro exigiendo que se reconstruyera "la verdadera historia", es decir, una historia sin el Nunca Más de por medio.

 

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