ANTICIPO: ASI SON LOS COMPACTS "EL SIGLO POR RADIO"
Lo que el viento no se llevó

Los compactos aparecerán acompañando las ediciones de Página/12 de los próximos dos domingos. Eduardo Aliverti, que estuvo al frente de la investigación, explica las coordenadas que la rigieron.
Eduardo Aliverti concretó la tarea al frente de un grupo de profesionales y alumnos de Eter.Se encontraron con sorpresas, como Carlos Gardel cantando una publicidad de un analgésico.

  Esencialmente “la radio es compañía”, define el periodista Eduardo Aliverti. Desde ese lugar funcional, “genera música o susurra, nos vuelve locos con sus noticias de último momento, larga un comunicado militar o grita un gol”, de tal manera que fija acontecimientos en la memoria colectiva de las sociedades. Aliverti fue el responsable final del trabajo de investigación El siglo por radio, que devino en dos compacts, que acompañarán las ediciones de Página/12 de los dos próximos domingos. Resultado de una era en que cada vez es más corriente el análisis y la reflexión sobre los medios, este homenaje cuenta con testimonios de una larga serie de profesionales de la radio, entre ellos Antonio Carrizo, Magdalena Ruiz Guiñazú, Cacho Fontana, Héctor Larrea, Lalo Mir, Víctor Hugo Morales, Mario Pergolini, Nelson Castro, Omar Cerasuolo, Betty Elizalde, Alejandro Dolina, Bobby Flores, Tom Lupo, Graciela Mancuso, Alberto Migré, Nora Perlé, Carlos Rodari. Los Cds proponen un viaje por el tiempo, con la radio como hilo conductor. “Hay un relator, que es un personaje que se propone conocer a la radio, y para eso tiene que recorrerla entera, como si fuera una mujer”, cuenta Aliverti. “Por lo tanto este personaje arranca en 1920, en el teatro Coliseo presenciando la primera transmisión de radio en el mundo, y desde ahí obra como un cronista del siglo”.
–¿Cómo nació la idea de concretar una historia de la radio?
–La idea madre fue armar desde Eter un archivo oral de la radio, para montar una bibliosonoteca destinada a los alumnos y a la comunidad.
–¿No existen buenos archivos radiofónicos en el país?
–Existen dispersos en colecciones privadas. Entrevistas a gente de radio sobre la radio, no hay. Es que siempre fue asociada a la improvisación, por su la oralidad, y con un ¿para qué lo vamos a guardar? Así que, a fines del año pasado, empezamos a recolectar archivo y a pautar llamados a los grandes de la radio, conocidos o no, y esto incluye operadores, conductores, compaginadores de piso, musicalizadores, editores de la década del 40 y de ahora. Queríamos tener un registro de la historia de la radio desde sus protagonistas. La idea de mostrar a la radio en el siglo habla de la historia del medio. Elegir hablar del siglo por radio es lo que pasó en el siglo, por la radio. Y cada acontecimiento está atravesado por distintos marcos políticos y sociales: el gol de Grillo a los ingleses, en el ‘53, con la caída del segundo gobierno peronista, por ejemplo. Al contextualizar nos dimos cuenta de que necesitábamos guionar cosas y como la radio despierta amor y pasión, imaginamos un esquema por el cual, un enamorado quiere conocerla.
–¿Qué tramos presentaron mayores dificultades?
–Llevó mucho tiempo encontrar la vuelta de los tiempos verbales, porque el personaje viaja en el tiempo y sabe cómo terminan los acontecimientos. En la noche de los bastones largos, dice: “Con el tiempo se dirá que la de Onganía fue una dictablanda, pero no me está pareciendo eso”. Otra cosa compleja fue engarzar los testimonios de los entrevistados con material documental: Antonio Carrizo menciona a Niní Marshall y va ella con alguno de sus personajes. Pero la angustia más grande fue el temor a excluir algo importante. Son 150 minutos donde compactamos 8 décadas, creemos que con todo lo importante. Incluso cosas que ni nosotros sabíamos que existían como Gardel cantando la publicidad de Geniol.
–¿Cuáles cree que fueron los elementos que posibilitaron el surgimiento y desarrollo de la radio?
–Enrique Sussini, uno de sus inventores, había trabajado cuestiones técnicas como radioaficionado. Fue un genio de la invención y laimprovisación técnica. El efecto dominó por el cual empiezan a surgir emisoras en todo el país, luego de la famosa transmisión de Susini se produce de inmediato.
–¿Cómo sobrevivió a la masificación de la TV?
–Cuando la tele se populariza en los 60, se teme su desaparición. Pero la salvan y la potencian dos factores. En lo técnico la masividad del transistor que la convierte en portable, y permite que mientras escuches puedas hacer otras cosas. Desde lo artístico el impacto del “Fontana Show”, ya que sus grandes estrellas se había pasado a la TV. Fontana reinventa la mañana y determina que la radio pase a ser información. La tele queda atrás en la instantaneidad. Y llegan Carrizo y Larrea, quien también reconoce en su testimonio el impacto del “Fontana Show”.
–¿Qué rescata del pasado la radio de hoy?
–Mario Pergolini testimonió: Todos somos hijos de “Rapidísimo”. Esto es de un concepto radial que no tiene que ver con el aceleramiento, sino con que nada dura demasiado, que no es lo mismo. Lo explicó Larrea: “Debe durar suficiente para atrapar, pero el oyente frente a algo que no le gustaban tiene que poder decirse: ‘ya va a pasar’”.
–¿Qué cosas se perdieron y deberían recuperarse?
–Se perdió el estilo que distingue al sonido de cada radio. Por un tono de locución o por una voz, ya no se puede saber en qué emisora estás. “El rotativo del aire", de Rivadavia” conserva un estilo, pero se masificó el esquema magazine, se perdió la figura del locutor. Lo mismo pasó con los radioteatros y las gerencias artísticas. Desde la preparación previa, la radio de los 30-40 y 50 puede ser considerada superior a la de hoy. Pero creo que estas cosas se pueden recuperar.
–¿Cuáles son las nuevas cualidades que ha desarrollado el medio, más allá de las tecnológicas?
–El problema hoy es la segmentación de objetivos entre la AM y la FM. Como si en la AM se hubieran concentrados los contenidos y en la FM los continentes. La AM es muy hablada, opinada, para una franja de edad más elevada y politizada que la FM, donde rige la dictadura del clip, el todo pasa y nada queda mal, como si en alguna ley no escrita sentenciara que la AM fuera para hablar y la FM para la música.

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