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GANO LA NUEVA CONSTITUCION VENEZOLANA CON MAS DEL 71%
Cuando el huracán venció al diluvio

Con el país azotado por fuertes lluvias, que dejaron al menos 20 muertos, la nueva Constitución “bolivariana” de Venezuela fue ratificada ayer por un referéndum con más del 71% de los votos. Una victoria para el “huracán Hugo”, el presidente Chávez.

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El presidente Hugo Chávez desafiando a los elementos para dar su voto por el “Sí” a la “Bolivariana”.
“Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”, declaró.

t.gif (862 bytes)  “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca.” Citando a su héroe Simón Bolívar, el presidente venezolano Hugo Chávez tuvo que desafiar ayer a los elementos cuando un fuerte temporal entorpeció el referéndum sobre la nueva Constitución. Las fuertes lluvias, atípicas en esta temporada, habían comenzado hace cuatro días y hasta ayer dejaron al menos 20 muertos, 80 heridos, 11.000 sin hogar y 150.000 personas afectadas de una manera u otra. El Consejo Nacional Electoral (CNE) rechazó planteos de suspender el referéndum afirmando que el 90 por ciento de los votantes estaba en condiciones de votar. Sin embargo, ante informes de inundaciones y ríos desbordados el ejército intervino aportando medios de transporte para llevar más votantes a las mesas. Pero ya los primeros resultados favorecieron a los “chavistas”: 71,21 por ciento a favor del “Sí” contra un 28,79. La abstención, al menos en parte debido a las lluvias, llegó al 54,29 por ciento, superando por diez puntos el cálculo inicial. cuadro.jpg (16463 bytes)
Al comienzo del día, el presidente desestimó confiado los efectos de la lluvia: “El pueblo está saliendo, una llama sagrada no la va a apagar la lluvia”. Una hora después, el jefe de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) Luis Miquilena se vio forzado a admitir una prórroga en el cierre de las mesas. A partir de ese momento las declaraciones del gobierno comenzaron a mostrar un cierto nerviosismo. El ministro de Defensa Raúl Salazar exhortó a los venezolanos a “sacar los paraguas o a mojarse, es importante que todos nos expresemos”. El vicepresidente de la ANC Aristóbulo Istúriz lo imitó y llamó a participar de la “fiesta democrática” con “sombrilla o con periódicos”. Para el mediodía, las complicaciones causadas por la lluvia eran imposibles de ocultar. El ministro de Relaciones Interiores Ignacio Arcaya afirmó que “ha habido desbordamiento de ríos y quebradas, con muchas personas damnificadas y algunos muertos: indiscutiblemente esto afecta el proceso electoral”. El CNE afirmó que no suspendería la votación en ninguno de los estados, pero después se vio forzado a prorrogar por dos horas hasta las 18 el cierre de mesas.
La victoria del “Sí” nunca estuvo en duda, pero el problema era el nivel de abstenciones. Se esperaba que éste sería alto (45 por ciento) en condiciones normales, y el gobierno temía que aumentara dramáticamente ante el temporal. Un votante alimentó estos temores cuando, después de atravesar un lodazal para salir de su pueblo, le dijo al diario El Universal que “nadie quiere saber nada del referéndum: hay muchas pérdidas materiales y hambre”. En el oeste del país un 15 por ciento de los jefes de mesa se vieron impedidos de acudir a sus puestos, y el ministro de Defensa Salazar propuso que se elijan in situ votantes como suplentes. Más tarde Salazar tuvo que admitir que la situación era algo más que un “poquito” seria, y ofreció movilizar “paraguas, lanchas o vehículos anfibios para ayudar a que el pueblo cumpla con su derecho. Ya hay helicópteros que se han acercado a las poblaciones afectadas, no sólo a prestar asistencia sino también a trasladar material electoral”. El gobierno declaró el “estado de emergencia” en los cinco estados y el Distrito Federal. Chávez planeaba sobrevolar con helicóptero por la tarde las zonas afectadas, pero las condiciones climáticas se lo impidieron.
Pero a las seis de la tarde el clima comenzó a obedecer a su amo, y la lluvia comenzó a amainar. Inmediatamente comenzaron a agolparse personas en los colegios electorales, donde se vieron grandes colas de votantes. Las mesas cerraron a las 18 horas, y a las 19.30 se dieron a conocer los resultados oficiales. La abstención fue más alta de lo esperado. Pero la confianza oficial en la victoria de la “Bolivariana” se vio vindicada.

 

COMO ES LA CONSTITUCION DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA
El ex coronel tiene quien le escriba

t.gif (862 bytes) En 1821, “el Libertador” Simón Bolívar logró la independencia de Venezuela al imponerse sobre las fuerzas realistas españolas en Carabobo y se consagró el padre de la República. Casi 180 años después, Bolívar tiene un entusiasta seguidor decidido a pasar a la historia como su heredero: es Hugo Chávez Frías, ex teniente coronel, ex miembro del cuerpo de paracaidistas, actual presidente electo y fundador de la flamante República Bolivariana de Venezuela. Ayer, en la quinta elección nacional en poco más de un año, el 71 por ciento de los votantes –de un padrón de 11 millones habilitados para votar– le dijo “Sí” a la Constitución chavista. Pero menos del 5 por ciento sabía realmente qué estaba votando.
“Hoy nace una República nueva, un Estado nuevo”, celebró Chávez a la salida del jardín de infantes, donde votó. Esa fue su intención declarada desde que subió al poder con el 56 por ciento de los votos en febrero de este año, y consiguió, en menos de un año, que las urnas le dijeran sí a todas sus propuestas de rehacer la legalidad y la institucionalidad del país desde cero. “¿Aprueba usted el proyecto de Constitución elaborado por la Asamblea Nacional Constituyente?”, fue la pregunta de ayer. La mayoría lo aprobó guiada por las arengas de Chávez. Es que en un país donde casi un 80 por ciento de la población es pobre, con baja instrucción y abiertamente desconfiada del sistema político, parecía claro que la lectura de los 350 artículos y las 17 disposiciones transitorias del texto constitucional quedaría a cargo de Chávez.
“Esta constitución trata de romper con el pasado corrupto”, fue una de las explicaciones del presidente. Alusión a la hipercorrupción de los dos partidos tradicionales –la socialdemócrata Acción Democrática y el democristiano Copei–, que venían alternándose el poder desde la restauración de la democracia en 1958, y motivo suficiente como para mantener casi intacto el caudal de votos chavistas. Y eso mismo convirtió a la consulta en una suerte de plebiscito a favor o en contra de Chávez. Desde el lanzamiento de las campañas por el “Sí”, impulsada por el oficialismo, y por el “No” –defendida por la oposición, Fedecámaras (la máxima agrupación patronal), algunos miembros de la Iglesia Católica y viejas directivas sindicales–, el apoyo a Chávez creció a medida que los opositores aseguraban que el “Sí” era un triunfo para el presidente.
La Constitución que llegó para reemplazar a “la Moribunda” de 1961 expande el rol del Estado, particularmente en el ámbito político y económico. Consagra principios novedosos, como el reemplazo del Congreso por una Asamblea Nacional unicameral formada por diputados, la revocabilidad por referéndum del mandato de los funcionarios electos, la práctica del plebiscito permanente y la creación del cargo de vicepresidente. El presidente aumentó su mandato de cinco a seis años, y ahora puede ser reelecto por otros seis. Tiene la facultad de disolver a la Asamblea y decide los ascensos militares. Pero los artículos que más temor despertaron en quienes siguen viendo a Chávez como un ex golpista son los referidos a los militares. “La Fuerza Armada venezolana es el pueblo en uniforme”, insistió Chávez. Así lo reconoce la nueva Carta: las Fuerzas Armadas consiguieron por primera vez el derecho al voto y entraron de lleno en el camino de su politización. Al mismo tiempo, la Constitución garantiza el aumento del gasto público, que un Estado saqueado difícilmente pueda cumplir. El artículo 90 es uno de los más polémicos: regula que la semana laboral no podrá exceder las 44 horas, y fue atacado por Fedecámaras como un “corset legal”. Y se reconocen los derechos políticos y las tierras de los pueblos indígenas.
Los cambios más radicales en el ámbito político son los que establecen dos nuevos poderes: el Ciudadano, encargado de velar por la “ética pública y la moral administrativa”, y el Electoral, que garantiza la transparencia de las elecciones. También establece políticas sociales para niños, jóvenes, ancianos, personas con “discapacidad o necesidades especiales”, pequeños empresarios, campesinos e indígenas. Y la polémica concesión derango constitucional a la “protección integral” de la maternidad “a partir del momento de la concepción”.

OPINION
Una Carta Magna social
Por Alfredo Grieco y Bavio

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