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LOS
MISTERIOS DE GREGORIO PEREZ COMPANC
Producción de Pablo Ferreira
Gregorio
Goyo Pérez Companc, dueño del mayor grupo económico
de capital nacional y el hombre más rico del país, ha encarado
un brusco vuelco en la estrategia de sus negocios. Concentrado en la actividad
energética, tras su acelerada expansión en la etapa de las
privatizaciones, el traspaso a los hijos de la conducción liderada
por Jorge, que se inició a fines de 1997, coincidió con
el derrumbe del mercado petrolero y un ola de grandes fusiones internacionales
en el sector. Perdida su batalla con los españoles de Repsol por
YPF para posicionarse entre los grandes jugadores en la actividad petrolera,
la compra de Molinos marcó el ingreso a una nueva estrategia focalizada
en la agroindustria y negocios del campo. La jugada, además, va
de la mano del traspaso del centro de decisiones a la familia de Goyo,
reunida en el Family Group, un fondo de inversión que ya maneja
unos 800 millones de dólares. La venta de la petrolera a capitales
extranjeros, siendo Shell el principal candidato, cerrará una historia
de más de medio siglo y abrirá otra. Y se transformará
en símbolo del crecimiento, reconversión y caída
de la mayoría de los grupos económicos argentinos.
Los movimientos de Pérez Companc fueron impresionantes. Liquidó
activos de su holding por la friolera de 2573 millones de dólares.
Con tanto dinero en su caja empezó a apostar en otros casilleros.
A través de su familia ya desembolsó 565 millones de dólares
para comprar empresas (ver cuadro) vinculadas al negocio agropecuario.
Hoy un grupo petrolero internacional factura entre 30 y 100 mil
millones de dólares, y Pérez con ventas por menos de 1500
millones no es nada en el mercado. Ese diagnóstico que
corresponde al investigador Jorge Schvarzer no es ignorado por Pérez
Companc. Menos aún tras las gigantes megafusiones mundiales como
las de British Petroleum con Amoco. Pero, como es lógico, los grandes
grupos no están exentos de cometer errores, algo más probable
de ocurrir cuando la competencia se da en mercados abiertos y globalizados.
Y los vástagos de la familia, instados en el poder tras eliminar
uno a uno a los viejos directivos del holding por consejo de McKinsey,
siguieron al pie de la letra la receta de los estadounidenses. Estos,
hasta el año pasado, insistieron en la necesidad de que Pérez
Companc concentrara sus operaciones en un núcleo duro que quedó
definido como energía y, en particular, petróleo.
Sin embargo Pérez Companc viene perdiendo terreno frente a otras
compañías que operan en el mercado local, como Total, Pan
American Energy y Pioneer. Incluso en la producción de gas quedó
relegado. Su facturación cayó el año pasado casi
un 20 por ciento y sus ganancias netas se derrumbaron nada menos que un
43 por ciento.
McKinsey, además, les sugirió deshacerse de las empresas
privatizadas donde no tuvieran el control o los expusiera a la crítica
pública. El apagón de Edesur en febrero último, que
les costará un castigo a sus ganancias de cerca de 50 millones
de pesos, es un buen ejemplo de lo que no pudieron evitar, pese a preverlo.
Pero el problema principal con sus participaciones en empresas privatizadas
tiene que ver, por un lado, con la complejidad de su manejo ante la diversidad
de sectores económicos acometidos. Pérez Companc acumuló
desde ferrocarriles y teléfonos hasta centrales eléctricas,
gasoductos, pozos petroleros, y distribución de electricidad. Por
otro, tras la cosecha de los jugosos frutos de las rentabilidades monopólicas
iniciales, la maduración de esas inversiones las volvía
mucho menos interesantes. Los analistas aseguran que también están
en venta sus activos eléctricos.
Además, habría una razón de no menor peso: la exigencia
de hacer grandes inversiones, que les exige salir a buscar fondos a un
costo financiero más elevado que grandes compañías
del sector. Al respecto un ejecutivo de YPF indicó a Cash esa desventaja:
Las grandes empresas obtienen una tasa de interés del 6 por
ciento anual, YPF la consigue al 10 por ciento, y Pérez Companc
tiene que pagar más.
En el marco de la actual crisis internacional, que llevó los precios
del crudo de 24 a 10 dólares el barril en un año y medio,
y un debate no saldado entre los herederos de Pérez Companc y los
ejecutivos históricos remanentes Oscar Vicente, entre ellos
los hijos de Goyo comenzaron a dar un fuerte viraje a los negocios. Analizando
los cambios del mercado a nivel mundial no puedo negar la posibilidad
de la venta, se animó a reconocer ante Cash un directivo
de la petrolera, reclamando mantener en reserva su nombre. La tendencia
al cambio de rubro se viene profundizando desde fines del año pasado.
Una prueba de ello son las ventas de diversas empresas como Metrogas,
el proyecto Profertil, área de Puesto Hernández, Sade, y
la oferta de las acciones de Telecom. Estas desinversiones muestran una
aceleración en la realización de ganancias y la necesidad
de fondos frescos para disminuir el endeudamiento y encarar la nueva línea
estratégica. Pérez tiene abultadas deudas financieras, que
asciende a 2000 millones de dólares, un monto casi equivalente
a su actual patrimonio neto.
No obstante, el verdadero punto de inflexión en su historia como
petroleros fue el fracaso para posicionarse como un protagonista en el
mundo del oro negro al perder, a manos de la gigante española Repsol,
la posibilidad de integrarse con YPF. La venta de la casi totalidad de
su participación (1,5 por ciento) en la ex petrolera estatal fue
el final de su estrategia en ese sector.
La decisión de adoptar una nueva veta de negocios se materializó
con la sorpresiva adquisición de Molinos a comienzos de año.
La inversión fue hecha por el fondo de inversión familiar.
El Family Group le da una gran versatilidad frente a las oportunidades
de compra. Además, está bien nutrido de dólares,
sobre todo desde la venta del Banco Río en 1997 cuando embolsaron
casi 700 millones. Además, influye en la movida el hecho de que,
según caracterizan los conocedores de los herederos de Gregorio,
éstos tienen sus mejores antecedentes en el manejo del sector agropecuario
y, por extensión, en la agroindustria. Pero el punto central de
la decisión de volcarse a ese sector tiene su eje en el hecho de
que en estos mercados Argentina tiene ventajas comparativas y también
les permite defenderse mejor en las plazas donde cuentan las diferenciaciones
de marca y un mayor valor agregado que en la actividad petrolera. El nuevo
nicho, amén de ser menos riesgoso, es más accesible a las
dimensiones que manejarán Pérez Companc. De hecho, Molinos,
la ex alimentaria de Bunge y Born, es la compañía líder
del país. Su posición privilegiada en el rubro se ve reforzada,
además, por el ingreso del Family Group al negocio lácteos
con La Paulina (Abolio y Rubio).
La nueva estrategia ya venía siendo objeto de análisis.
La petrolera tiene puesto uno de sus brazos, desde hace tiempo, en el
sector agropecuario. Según la información institucional,
manejan 10 establecimientos con cerca de 100 mil hectáreas. Desde
hace dos años, por otra parte, la familia desarrolla una agresiva
compra de campos por los que pagan sobreprecios, y se espera que profundicen
estas adquisiciones este año.
En tanto, los grupos económicos locales que sumaban 34 en 1992
pasaron a 24 en el 95, y entre 1996 y 1998 se vendieron siete más.
Entre éstos figuran Indupa, Astra, Bridas, Alpargatas y Corcemar.
Según el investigador Miguel Khavisse (ver reportaje) de esos 17
quedarán 13, sin contar la desaparición del holding Pérez
Companc. Para Goyo llegó el momento de cambiar de rumbo y disfrutar
su fortuna valuada en casi 5000 millones de dólares.
¿Cuál
es la opinión de la city? |
Es
un proceso de largo plazo
Darío Lizzano, analista del Santander Investment
(Banco Río)
Los negocios de la familia Pérez Companc se están
orientando hacia aquellos sectores donde la Argentina debería
tener algún tipo de ventaja competitiva sostenible en el
tiempo. En ese horizonte surgen claramente el sector alimenticio
y el agro, más que el petrolero. Esta industria, como muchas
otras, cada vez exige mayor tamaño, mucho capital y tecnología.
Si bien Pérez es una compañía muy grande para
la Argentina, es pequeña para los estándares mundiales.
Es un proceso que no es de corto plazo sino que, por caso, para
reestructurar Molinos y cambiar su management, a Pérez le
va llevar un par de años. Creo que la venta de la petrolera
es bastante probable y tampoco se producirá de un día
para el otro.
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El
candidato es Shell
Pablo Luna, analista de mercado del Banco Credicoop
Pérez Companc, desde hace un par de años, se
ha venido desprendiendo de negocios en distintos sectores, que parecían
movimientos dentro de su estrategia. Ahora su última jugada
es salir del área de energía vendiendo los negocios
de petróleo, que es lo más grande que le quedaba.
Tengo pocas dudas sobre la venta de la petrolera. De acuerdo con
las señales que van dando parece que es una decisión
tomada. Otro indicio es que al principio se deshacían de
algunas unidades que podían hacer pensar que se estaban volcando
al sector energético, pero después empezaron a vender
todas las empresas. Han adoptado la decisión de vender y
lo que buscan es un comprador. El candidato sería Shell,
con el que están negociando.
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La
petrolera está en venta
Ricardo Daud, gerente de inversiones del Banco Bansud
La maduración de sus negocios en energía ya
ha alcanzado un punto límite y los jugadores que debe enfrentar
Pérez Companc, a la luz de la actual ola de fusiones y adquisiciones
a nivel global, son demasiado fuertes. A ello hay que sumarle la
imposibilidad de quedarse con una tajada importante de YPF, y aumentar
así su economía de escala en producción y comercialización.
Creo que, aunque lo nieguen, la petrolera está en venta.
Por otra parte, la entrada en alimentos se explica porque es un
sector que tiene futuro en una economía estabilizada como
la argentina. Gregorio Pérez Companc empezó a comprar
empresas, como Molinos, a través de la familia. Es una decisión
propia más que aconsejada por una consultora.
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Entrevista a Miguel Khavisse, experto en Grupos Económicos
Pérez
Companc se equivocó
Tarde o temprano no va quedar ningún grupo
local. Lo aseguró en un reportaje a Cash el experto en Grupos
Económicos y profesor universitario Miguel Khavisse. Para este
experto, Pérez Companc se equivocó al haber apostado
tanto a petróleo, petroquímica y gas.
¿Por qué Pérez Companc
quiere vender todo?
Porque la apertura económica del 91 es tan perjudicial
o más que la del 76 para las empresas locales. No sólo
para las pequeñas y medianas sino también para las grandes.
El problema ahora es explicar por qué todos los grandes grupos
que han logrado importantes posiciones en las privatizaciones ahora retroceden.
¿Por qué?
Ni ellos pudieron imaginar hasta dónde las empresas del holding
que no son las privatizadas les iban a complicar su historia de expansión.
Las ganancias fabulosas de las privatizadas no alcanzaron para compensar
el deterioro de 50 o 60 empresas sometidas a la apertura externa y a la
feroz competencia en el mercado interno. Por ese motivo cada tanto tienen
que vender una parte de sus joyas para sostener la parte inmóvil
del grupo. En las privatizaciones, además, hay que cumplir planes
de inversiones que no les resulta fácil acompañar.
¿Se equivocó en su estrategia Pérez Companc?
Los Grupos Económicos también se equivocan. Lo que
hicieron mal fue haber apostado tanto a petróleo, petroquímica
y gas. Pérez contrató a la consultora McKinsey que les dijo
concéntrense en un sector, el energético. Después
de haber tenido un éxito fenomenal pasó de 100 empresas
en 1992 a unas 140 lo que hizo Pérez fue aceptar el informe.
Vendieron Aguila Saint a Arcor, Cementos San Martín a Loma Negra,
Banco Río, Alto Palermo, Sade, su participación en Telefónica.
Además, la petrolera sale a buscar reservas en América latina,
que no es una política contra la apertura, sino de defensa del
margen futuro de rentabilidad y producción. El antecedente más
notable es el ocaso de Bunge & Born.
¿Cómo lo explica?
Al margen de la historia romántica de las peleas entre las
familias, el problema fueron las pérdidas sistemáticas y
crecientes que tuvieron las empresas del grupo que no es el caso
de Pérez Companc, que en un punto no pueden bancar. Decidieron
hacer lo que les impuso hacer la convertibilidad: vender commodities.
Y si los precios de los commodities se desploman se quedan sin negocio.
Eso es lo que sucedió.
¿Desestima que la causa de la retirada de los grupos locales
pase por el espíritu rentístico de sus dueños?
No tiene nada que ver con el espíritu rentístico.
Tiene que ver con los costos de la apertura y la convertibilidad que ni
siquiera son reparables con lo que han obtenido, aquellos que han podido,
de las privatizaciones. El máximo exponente es Pérez. No
tiene ninguna señal de deterioro. Además, hay un aspecto
que tiene que ver con la globalización. Muchos de los grupos invirtieron
en áreas como la petroquímica, el papel y el petróleo,
que en términos mundiales no son rentables.
Especialistas
en Grupos explican la jugada de Goyo |
Es una nueva
estrategia
Bernardo Kosacoff, economista de la Cepal
Cuando Pérez Companc vendió el Banco Río,
en 1997, había claramente un eje en lo energético
y, en forma complementaria, un segundo pie en la petroquímica.
Creo que ahora ha dado un nuevo salto en la búsqueda de una
nueva estrategia con la compra de Molinos. Sorprende notablemente
su apuesta fuerte al mundo alimenticio, que de alguna forma se consolida
con la venta de su participación en YPF. Hay que tener en
cuenta que aunque Pérez sigue fuerte en petróleo y
gas y es muy grande en el mundo energético y petrolero en
Argentina, resulta notablemente pequeña frente a otras compañías
en el mundo. Con un agravante, en Argentina las reservas de petróleo,
que en definitiva es el punto más importante que tiene una
empresa de este tipo para valorizar sus activos, no tienen una expansión
notable debido a la escasas reservas identificadas. Entonces, no
es descabellado que Pérez esté replanteando su estrategia
de especialización.
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Alimentos es
el objetivo
Andrés López, investigador del CENIT
La salida de Pérez Companc del negocio petrolero es
algo que se veía venir desde hace un tiempo. No se ve fácil
seguir compitiendo en ese mercado con la posición subordinada
en que quedaron en la Argentina al no poder comprar YPF. Además,
esta compañía pasó a manos de Repsol, un gigante
internacional. No lograr el control de la ex petrolera estatal puede
haber sido el gatillo para dejar el negocio. Pero hay también
otros signos en ese sentido. Vendieron su participación en
la fábrica de fertilizantes Profertil, una de las más
grande del mundo, que estaban construyendo con YPF, pese a que ellos
son los únicos productores de ese insumo en Argentina. Quien
quiere seguir en hidrocarburos y derivados no hace esas cosas. La
cuestión ahora es especializarse en alimentos. No sólo
compraron a Molinos sino también otras de ese sector. Así
formarían un fondo de inversión especializado en esa
área.
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Un porotito
en el mundo
Daniel Montamat, experto en petróleo y ex presidente
de YPF
Frente a un panorama de precios internacionales del crudo
que no van a crecer rápidamente sino que, en el largo plazo,
tienden a la estabilidad o a la baja, Pérez Companc necesita
seguir incorporando nuevas tecnologías para reducir sus costos
de producción. Las técnicas de perforación
horizontal, por ejemplo, permiten ahora casi duplicar (se eleva
del 35 al 60 por ciento) el volumen de petróleo que puede
extraerse de un pozo. Además, en este contexto, el tema del
tamaño de una empresa pasa a ser un factor clave. A Pérez
también le falta integrarse o fusionarse con empresas de
mayor tamaño para reducir sus gastos de estructura y aumentar
la productividad. Así se explica el intento frustrado de
esta compañía de integrarse con YPF. Sin embargo,
después de las últimas fusiones internacionales, la
propia YPF ha pasado a ser un poroto en el mundo. En ese nuevo mercado
de pesos pesados, Pérez Companc es un porotito.
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Cambia su
línea histórica
Ricardo Ortiz, especialista en grupos económicos
de Flacso
El proceso de este año en Pérez Companc es bastante
sorprendente porque implica cambiar absolutamente la línea
histórica del Grupo. La habían modificado a partir
de mediados de esta década a partir del informe de McKinsey.
Los lineamientos de esta consultora fueron alejar a la vieja conducción
del grupo y renovarla con una gerencia que apuntara a una estrategia
de valorización de corto plazo de activos. Hasta el 97
se veía el afianzamiento de Pérez Companc en energía.
Pasaron del petróleo y el gas hacia la electricidad y, además,
habían empezado a deshacerse de activos que no pasaban por
ese eje principal, como empresas no estratégicas en telecomunicaciones
y construcción. Pero después de transitar de la diversificación
a una mayor centralización en energía, pasen a vender
el grupo. Es muy llamativo. Más en un momento en que se puede
recuperar el precio del petróleo.
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