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PROPUESTA PARA SUSTITUIR POR
SISTEMAS DE "ATENCION EN RED" LOS NEUROPSIQUIATRICOS
“Demolición física y mental del manicomio”

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En momentos en que la Ciudad de Buenos Aires discute su próxima ley de salud mental, un especialista de reconocida trayectoria  expone sus perspectivas sobre la internación en psicopatología.

Por Armando Bauleo *

La historia de la desmanicomialización es más o menos conocida, así como su intención: la ruptura del modelo asilar. Esto no sólo significa la desaparición física del establecimiento o su transformación en otras organizaciones (club deportivo, centro geriátrico, albergue nocturno, centros sociales, etcétera) sino también la desaparición mental de la idea de manicomio como depósito atemporal de los emergentes familiares o sociales de una comunidad.
Dicho de otra manera, la desmanicomialización enlaza dos movimientos: uno dirigido a la demolición de la estructura física, el edificio con los vínculos y normas que cobija, y otro que es la elaboración mental de una psiquiatría sin manicomio. Como resultado de ambos movimientos, la desmanicomialización significa un cambio radical en la comprensión y atención del sufrimiento mental.
Si observamos la enfermedad mental en una perspectiva procesual podemos distinguir un comienzo, no siempre preciso, un acmé o estado agudo, luego un decrecimiento. La internación correspondería a un estado agudo, de 10 a 60 días (a lo sumo); luego la atención puede ser ambulatoria, domiciliaria, hospital de día, centro diurno, etcétera. Cada vez son más oscuros los porqué o para qué de los veinte, treinta, cuarenta años de internación.
Además, si tanto se insistió sobre lo bio-psico-social de las enfermedades, no resulta entendible que en los hospitales generales (polivalentes) no existan salas de psicopatología encargadas de aquellas internaciones temporarias.
En defensa del manicomio se argumenta que responde a otras necesidades sociales: desamparados, vagabundos, los sin techo ni comida, los “excluidos de la sociedad”. De ser así, podríamos justamente dedicar a ellos las instalaciones, ya que ese contexto vincular es imposible tratar a un paciente mental. Entonces no sería ya un hospital dedicado a la cura y tratamiento de la enfermedad mental, ya que los usuarios definen la institución.
La ruptura del modelo asilar nos conduce a un pensamiento abierto y participativo de la comunidad. Y la resultante de aquella ruptura es la noción de red, que proviene de la idea de desmanicomialización: el sujeto sufriente puede ser asistido en espacios terapéuticos delimitados, distribuidos en un territorio. Como hemos observado, realizado y repetido, los pacientes pueden entrar y salir de cualquier punto de la red, sea un ambulatorio, centro de crisis, sala de psicopatología, hospital de día, centro diurno o lugar de rehabilitación.
Se rompe así el centralismo del manicomio. No sólo deja de ser una “institución total”; también deja de ser el centro y eje de la atención psiquiátrica-psicológica.
Pero no puede existir red mientras exista manicomio. La noción de red corresponde a un pensamiento no centralizado, la red no tiene centro, pero, mientras el manicomio continúe existiendo, por su sola subsistencia se convertirá en punto central de cualquier red. La red, para que sea verdaderamente tal, no puede alimentar ni ser alimentada por el manicomio.
Se debe llamar la atención sobre la formación de los distintos profesionales que trabajan en salud mental –psiquiatras, psicólogos, psicoanalistas, enfermeros, asistentes sociales, etcétera– para poder efectuar en conjunto la elaboración mental de una psiquiatría sin manicomio.
La red provoca una desinstitucionalización precisa de la locura, ya que deja entrever el entretejido que sustenta el proceso del enfermarse. Cambia la cualidad de la nosología. Además apunta al tratamiento del prejuicio social (que incluye a los profesionales) sobre la enfermedad mental. Vemos así a las variadas implicaciones que conlleva la desmanicomialización. Actualmente está en discusión la Ley de Salud Mental. La desmanicomialización es un eje central en el debate sobre los criterios de internación (criterios muy filosos, ya que está en juego la libertad de los sujetos). Debemos instituir criterios médico-psicológicos, y no jurídicos, sobre la internación. Recordemos que no es justa la unión de psicosis y peligrosidad, y esto se demuestra cotidianamente. En realidad, la juntura entre psicosis y peligrosidad debe quedar circunscripta a los films de terror.
También ahí el manicomio tuvo una triste función.

* Psiquiatra, psicoanalista, supervisor institucional en el Hospital Borda; consultor de los equipos de salud mental de las regiones de Veneto y Emilia-Romagna, Italia.

 

Moria es el falo nacional
Por Mario J. Buchbinder *

Una de las emisiones de “Amor y Moria” retrata a la Argentina actual. Ubicada en un banco, por atrás y arriba de sus maridos, el actual y el anterior, Moria domina la escena. Está allá, en la altura. Los dos hombres deben reconocer con goce, y ella así lo subraya, lo que hizo por ellos. Han viajado, aprendido a gastar, a comer con cuatro cubiertos, a empilcharse. Lejos de ella no son nada. Se disputan solícitos el lugar de subordinación y desvalorización. Le rinden una permanente reverencia.
Ella los lleva al hotel, resplandece desnuda, son pequeños desafíos, dice. Uno, en varias ocasiones se impotentiza, al otro lo tira del Mercedes en la avenida Gaona. La sexualidad y la intimidad son un valor más de cambio. Con tal de aumentar la audiencia.
¿Pero no es esto lo que hacían y hacen los hombres con las mujeres? Dos caras de una misma moneda. Solución sin salida.
Moria resplandece como falo erguido, tótem dorado de fin de siglo, sobre los dos hombres aplastados en la perspectiva. Su cuerpo rebosante no es el cuerpo magro de las modelos. Es la reencarnación de una diosa. Quizá Circe, que seducía a los hombres y luego se los comía.
Luis, su actual marido, decía que los muchachos de su barrio, el Bajo Flores, no le iban a creer que se había metido con Moria. Conseguir una dueña así no es fácil. Es como un buen trabajo que escasea.
¿No es ésta la imagen de los ciudadanos de la Argentina, que hemos quedado sometidos, diluidos, en el lugar de simples consumidores, sin líderes ni proyecto? La admiración que produjo este programa de Moria tiene que ver con que es espejo de la valoración del ser humano en la contemporaneidad, con un goce en venderse y humillarse. El arte de aprender a venderse parece reinar en lo alto como el de la diosa.

* Psicoanalista. Director del Instituto de la Máscara.

 

POSDATA

Etica. “La ética del psicoanálisis”, por Manuel Barcia. Centro Psicoanalítico Argentino; desde el 6 de agosto a las 18. 4822-4690. Gratuito.
Pasantías. Por equipos asistenciales en la Liga Israelita. 4582-0421.
Psicosis. “Un recorrido psicoanalítico por la psicosis”, por G. Puerta y H. Zablocki en el Borda. Desde el 30 a las 10.30. Gratuito. 4304-1264.
Género. “Las inclusiones múltiples del psicoanálisis y las teorías del género”, por Juan Carlos Volnovich en Fundación Ciap, el 23 de 13.30 a 15. Gratuito. Charcas 4729, 4773-8336.
Diferencia. “Psicoanálisis: ¿género y/o diferencia sexual?”, con Martha Rosenberg, Nora Domínguez e Irene Meler, el 29 a las 20 en Av. de Mayo 950, 1º. Gratuito. Foro de Psicoanálisis y Género de APBA.
Cuatro. Curso “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, por Andrea Leiro. Servicio de Psicopatología del Hospital Rivadavia. 48092067. Desde el 9 de agosto a las 12. Gratuito.
Revistas. Actualidad Psicológica sobre alcoholismo, con Lesourd, Moizeszowicz, Guala y otros. Parte de Guerra con Fenoglio, Kaminsky y otros.
Kaës. El 7 de agosto, René Kaës en Universidad Maimónides: de 10.30 a 13.30, “Proceso de aprendizaje en pequeños grupos”; de 15 a 17, “Violencia en las instituciones de salud”. Hidalgo 775. Gratuito.
Artistas. Festival Nacional de Artistas Internados y Externados de Hospitales Psiquiátricos, del 8 al 12 de setiembre en Mendoza. (011)43067704 o (0261) 4309672.
[email protected] es la dirección electrónica de estas páginas.


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