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A LOS 72 AÑOS, MURIO EL CINEASTA ROGER VADIM
...Y Dios se llevó al varón

No tuvo el peso artístico de sus colegas de la Nouvelle vague, pero sí un notable instinto para las mujeres. Amante de Bardot, Catherine Deneuve y Jane Fonda, construyó una leyenda sobre el sexo.


Con Jane Fonda y su hija Vanessa, después de dirigirla en "El engaño" y el hito del cine pop "Barbarella" (arriba).
Brigitte Bardot tenía 16 años cuando Vadim la conoció y la sedujo (derecha).


Por Fernando D'Addario
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Estaba claro que su talento cinematográfico jamás superaría a su máxima creación, Brigitte Bardot, pero al menos tuvo el cinismo necesario para asumir la situación y obrar en consecuencia. Roger Vadim, fallecido ayer en París a los 72 años víctima de un cáncer, ya pasó a la historia (mucho antes de su muerte biológica, inclusive) como el hombre que tuvo en sus brazos a las mujeres más hermosas de su generación. Como el hombre, también, que las dejó escapar, en un ejercicio de suficiencia que la mayoría de sus colegas masculinos de todo el planeta podría calificar como perverso.   

  Roger Vadim era en realidad Roger Vladimir Plemiannikov, hijo de una ilustre familia rusa con ideas bolcheviques. Flaco, desgarbado, de joven se decía de él que parecía extraído de una novela de Dostoievski. Cierto es que no heredó del autor de Crimen y castigo el sentido de la culpa ni las ansias de expiación individual. Toda su existencia podría definirse como una suerte de ligera provocación, una travesura vitalicia sin traumas ni conflictos aparentes. Así, despreocupadamente, sedujo a Bardot, Jane Fonda y Catherine Deneuve, al tiempo que descubría sus talentos para el cine. Su último film, de 1997, se llamó Un coup de baguette magique, una comedia donde se reía de las familias divididas. Vadim tenía cuatro hijos, de cuatro matrimonios diferentes.

  Todos recuerdan a Vadim por Y Dios creó a la mujer (en rigor, todos recuerdan a una espléndida Brigitte, desde entonces y para siempre icono de algo parecido a una revolución sexual), pero dirigió más de 20 films, muchos de ellos olvidables. Su carrera acompañó cronológicamente el fenómeno de la Nouvelle vague (aunque empezó un poco antes), pero hasta allí llegan las coincidencias. El cine de Vadim no adhería a ninguno de los postulados que hicieron famosos a Jean Luc Godard o a François Truffaut, pero sí se le debe asignar el mérito de haber sacudido a la sociedad francesa con un modo revulsivo de abordar la sexualidad en el cine. Pretendía que se extirpara la idea de que el sexo era pecado, pero hacía todo lo posible para que el mundo viera a Brigitte, su mujer durante cinco años, como una pecadora adorable.

  Estos juegos extraños, cinematográficos o reales, llenaban de placer a Vadim. Antes de jugar con Bardot, debió jugar con el padre de la actriz. Durante años le hizo creer que él y Brigitte eran sólo buenos amigos. El futuro suegro lo detestaba, "por bohemio y libidinoso". Para congraciarse con él debió conseguir un trabajo "serio" (un puesto de redactor en la revista Paris Match) y convertirse al catolicismo. Cada vez que salían (en la primera cita que tuvieron él ni la miró y, para colmo de males, vaticinó que "esa chica no tendrá futuro en el cine", como alguna vez dijo de --nada menos--, Audrey Hepburn), los acompañaba una chaperona, y tenían la indicación de que no podían regresar a casa después de las 9 de la noche. Vadim se las ingenió, ya en la segunda cita, para que dejaran ir a la niña (de 16 años) a un atelier, donde el cineasta tenía apalabrada a la portera para poder usar las instalaciones como hotel alojamiento. Después de amenazas de muerte del padre (y eso que sólo se enteró de que se habían dado un beso) y de un intento de suicidio de la hija, la familia Bardot consintió en que se realizara el matrimonio. Unas horas antes de la boda el padre le dijo a Vadim: "Ahora sé que sos un hombre de honor. Has velado por la castidad de mi hija".

  Más que velar por ella, y tras algunos fracasos en films de segunda categoría, la transformó en una diosa. Le pronosticó: "Te voy a convertir en el sueño imposible de todos los hombres". Y lo consiguió con Y Dios creó a la mujer. Sin embargo, durante el rodaje de este film consagratorio se separaron de hecho. Vadim ideó para Brigitte y el coprotagonista Jean Louis Trintignant varias escenas de desnudos, sin contemplar la posibilidad de que la atracción sexual entre ambos superara el profesionalismo. Brigitte le contó a su marido la pasión que sentía por Trintignant, y Vadim --de un modo por lo menos torcido-- consideró que la situación podía ser beneficiosa para la película. Así, les permitió que durante el rodaje vivieran juntos, mientras él espiaba el idilio. Finalmente, el que se ponía más celoso era Trintignant. Y la película, claro, fue un boom. De todos modos, cuando finalizó la filmación terminó el matrimonio entre Vadim y BB.

  Tres años después dirigió Les liaisons dangereuses (Relaciones peligrosas) con Gérard Philipe y Annette Stroyberg, actriz con la que había contraído matrimonio en 1958. Cuando Catherine Deneuve conoció a Vadim, tenía 17 años. "Nos enamoramos en una noche", contó él. Pero, según él, la actriz se fue volviendo "cada vez más dura y agresiva, ya una estrella mimada". Quedaron en el medio films como Le vice et la vertu (El vicio y la virtud, 1963). El hombre no se amedrentó. Pronto llegó a su vida Jane Fonda, otra belleza rubia, pero algo más grandecita: 27 años. Se casó con ella en Las Vegas en 1965, la dirigió en El engaño y en Barbarella (un gran éxito, un hito del cine pop cercano a la clase B), tuvieron una hija, Vanessa, y se separaron.

  Cuando dejó de escandalizar con sus films, comenzó a hacerlo con sus memorias: en 1986 provocó un nuevo revuelo al publicar su libro D'une étoile l'autre (De una estrella a otra), una crónica frívola de sus relaciones con el trío de oro de Brigitte, Catherine y Jane. Las dos primeras lo demandaron por injurias. Fonda decidió que era preferible no perder el tiempo. Aun siendo un galán maduro sin más divas por descubrir, tenía una interesante visión sobre su fama donjuanesca: "Un playboy es un profesional de las mujeres, que no las ama, pero que ama el éxito que obtiene con ellas". Cuando se acabó el éxito, se acabaron las mujeres. O viceversa.  

Confesiones de Don Juan

Estas son algunas de las frases que Vadim dejó caer en referencia a sus múltiples amores, romances y divorcios.
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"Mi búsqueda de la estabilidad personal consiste en pasar de una mujer a otra."
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"Jane Fonda no me dejó por ningún otro hombre, sino para acostarse noche y día con la revolución; una revolución que preconizó a través de los Estados Unidos vestida con blue jeans y sueters desaliñados, pero siempre precedida por cuatro valijas atiborradas de ropa elegante".
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"Brigitte juega constantemente al psicodrama del amor: suicidios, depresiones, neurastenias. También, como Don Juan, sólo se dedica a los débiles. Jamás soportó en sus relaciones inmediatas ni en su cama a un hombre de personalidad fuerte."
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"Hacerle el amor a Brigitte me excitaba cada vez menos. Con ella comprendí lo que significa la expresión 'cumplir su deber conyugal'".
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"Jane es un ama de casa de clase media. Es ingenua y puritana".
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"Mi error fue hacer célebres a las mujeres con las que me casé cuando nadie las conocía".
* "La fidelidad me irrita".

 

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