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Ayer, en la apertura del juicio
a cargo del Tribunal Oral número Uno de la Capital Federal, la tediosa
lectura de la acusación fiscal tuvo a Espejo como figura central, aunque
los detenidos son René Riviere, Antonio Mandaradoni, Jorge Pomponi y
Norberto García. Espejo, como si fuera mágico, fue el que contrató el
equipo de radiomensajes mediante el cual se habría comunicado la banda
antes, durante y después del robo. También firmó el contrato de locación
del local de Callao 1519, desde donde se construyó el túnel que llegó a
la bóveda del banco para llevarse más de 20 millones de pesos, e
intervino en el alquiler del departamento, en el 1586 de esa avenida, que
sirvió de centro de operaciones.
Espejo abrió dos cuentas bancarias y alquiló una caja de
seguridad, en el mismo banco y en el de Quilmes. Otro hallazgo del ilustre
desconocido fue haber bautizado como La Nueva Poltrona S.R.L. al supuesto
comercio de "venta de colchones" que iban a instalar en el 1516
de Callao. Hasta se puso en contacto con la embajada de Francia para
lograr la representación en la Argentina de la firma gala Treca,
fabricante de colchones. Antoine Barret, funcionario de la embajada,
desaconsejó la operación porque los datos que obtuvo sobre la firma no
eran ni mullidos ni confiables.
¿Quién es el falso Espejo? El
traje de "yo no fui" le calzaba como un guante a Rubén Héctor
Escobar, un ex agente de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE)
que estuvo detenido, pero luego fue dejado en libertad. Aunque quedó
probada su vinculación con Riviere y Pomponi y aunque "no resultaron
atendibles las explicaciones" dadas en la declaración indagatoria,
Escobar fue sobreseído por "no existir elementos de juicio
suficientes para responsabilizarlo". El otro sobreseído antes del
juicio oral fue el ex campeón de motonáutica José María Clusellas,
supuesto financista de la operación boquete.
La fiscalía cree que hay "por lo menos otros dos
involucrados" que están prófugos, pero la multitud de abogados que
defiende a los cuatro imputados insistió ayer en que "todos (los
detenidos) son inocentes". Pomponi y Riviere fueron reconocidos por
testigos que dicen haberlos visto en distintas etapas del robo. El calabrés
Mandaradoni --ayer se enojó con un fotógrafo de este diario, lo escupió
y le gritó "gil de mierda"-- tenía en su casa objetos robados,
igual que Riviere. El abogado Enrique Aravski, defensor de Pomponi,
consideró insuficientes las pruebas.
Y sobre los objetos hallados en
los domicilios de dos de los imputados, comentó: "¿A ustedes les
parece que alguien que roba 20 millones se va a quedar en su casa con unas
medallitas de níquel?". En la causa participan representantes de los
clientes damnificados y del Banco Francés, que compró el Banco Crédito
Argentino y que en el fuero civil deberá responder en un juicio
millonario por parte de los titulares de las 165 cajas violadas. En el
juicio penal en marcha, los acusados pueden ser condenados de tres a diez
años de prisión. Sus defensores se juegan a que no pueden darles más de
seis, en el peor de los casos. Ya llevan dos años y no les faltaría
tanto para la excarcelación. Y el dinero sigue sin aparecer.
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