Por Fernando D'Addario
La muerte de Rodrigo, más que distraer al pueblo argentino de su
rutina de ajustes, produjo de entrada un efecto negativo en las cuentas
públicas: la Caja Popular de Ahorros de Tucumán perdió
ayer la suma de 1,8 millón de pesos por culpa del cantante cuartetero.
Los números 827 (coincidente con la edad de Rodrigo) y 47 (la muerte)
fueron jugados masivamente por los apostadores de quiniela y, en lo que
puede catalogarse como el primer milagro del músico, salieron favorecidos
en los sorteos matutinos y vespertinos.
Los fans porteños y del conurbano bonaerense, menos perceptivos,
no pudieron prever ayer la maniobra
distractiva de los allegados y familiares de Rodrigo, que optaron por
adelantar el horario del cortejo fúnebre para evitar los incidentes
producidos el sábado durante el velatorio. Sólo un puñado
de conmovidos estoicos que no abandonaron jamás la guardia frente
al féretro de su ídolo, y los vecinos y curiosos que encontraron
fácilmente cómo amenizar el domingo a la mañana se
sumaron a una caravana compuesta por unos treinta autos y un par de bicicletas
rezagadas. De todos modos, la ceremonia no culminó ni con el entierro
ni con la cremación del cuerpo, que permanecerá por ahora
depositado en una dependencia del cementerio privado Las Praderas, a la
espera de una resolución judicial.
Mientras algunos especulaban con que la caravana enfilaría hacia
el cementerio de Lomas de Zamora (había fans apostados preventivamente
en los principales cementerios del sur del conurbano), cuando el cortejo
dobló por Camino de Cintura todos presintieron que el destino final
sería Las Praderas, en el barrio Trasradio, de Esteban Echeverría.
Allí, todo estaba preparado para lo peor. De los 400 policías
que habían custodiado el velatorio, sobrevivieron sólo 150,
muchos de los cuales lucieron un estoicismo digno del más recalcitrante
de los fans. El "queremos pasar/queremos pasar" mezclado entre
los hits de Rodrigo que se entonaban a modo de homenaje, alteró
la natural tranquilidad del lugar y, fundamentalmente, la paciencia de
los deudos de otras personas enterradas en el mismo cementerio. Durante
un buen rato, los "otros" familiares y amigos, los anónimos
(los fans habían dejado de serlo ni bien se prendieron las luces
de las cámaras) debieron resignarse a que el portón de entrada
se viera amenazado por vendedores al grito de "¡La vincha de
Rodrigo, a 2 x 1 peso...!".
Como el acceso a Las Praderas estaba restringido a familiares (sólo
se hicieron presentes la novia de Rodrigo, Alejandra, y el hermano del
músico, Flavio 19) y allegados directos, las expectativas de los
fans se dirigieron, más allá de los cánticos y de
las declaraciones de hondo pesar, a toda persona y/o personaje que cruzara
(desde adentro) el umbral de lo prohibido. Daniel "La Tota"
Santillán, conocido animador bailantero, compinche y amigo de Rodrigo,
fue abordado por la gente como si se tratara de un ídolo deportivo
que volvía de una hazaña cuando en rigor era, apenas (o
nada menos que) un hombre quebrado por el dolor. Antes de irse, agobiado
además por centenares de brazos y de voces que lo palmeaban y le
pedían "fuerza", dijo: "Gardel y Dios bailan hoy
en el cielo con la música de Rodrigo". La alusión divina
había sido deslizada antes por el intendente de Lanús, Manuel
Quindimil (también presente ayer), cuando atribuyó el diluvio
del sábado a que "Dios está llorando".
Otras almas, de todos modos, aportaron su granito de arena para la canonización
de Rodrigo. El Pastor Giménez, nuevo conductor espiritual de los
bailanteros (recientemente casó a Pocho la Pantera), tuvo la delicadeza
de presentarse en el cementerio "como un amigo", sin ánimo
de interferir en el responso oficial a cargo del padre Hugo, católico,
apostólico y romano. El pastor, no obstante, abrevó en el
Antiguo Testamento (más precisamente en el Libro II de Reyes, capítulo
XIV) para comparar a Rodrigo con el profeta Eliseo, "un hombre que
después de muerto transmitía sus dones a quienes tocaban
sus huesos". El padre Hugo intentó ser más discreto
en su misa póstuma, pero luego, al ver rodeado su auto por la prensa,
no pudo evitar una pincelada de color: "A Rodrigo lo conozco desde
el día que debutó". Rodrigo debutó a los 13
años.
Daniel Devila, encargado del cementerio, se pasó la mañana
prometiéndoles a los periodistas que, "cuando se descomprimiera
todo" (léase cuando se fueran los fans), los invitaría
a entrar para que conocieran las instalaciones de Las Praderas. No hubo
descompresión alguna, pero Devila, después de contar que
cada parcela allí cuesta 2 mil dólares y que los más
famosos enterrados en el cementerio eran (hasta ayer, claro) el ex funcionario
de Lomas de Zamora (Bruno Tavano) y la abuela de Ricardo Montaner, dejó
pasar a las cámaras y se convirtió, por unos minutos, en
guía turístico. "Ven, allá está el crematorio,
y allá el depósito donde están guardados los restos
de Rodrigo. Este es el camino que hizo la cureña que llevaba su
cuerpo. Al depósito es imposible entrar, tiene una alarma de primera
categoría".
Al mediodía un auto salió del cementerio, atravesando el
portón principal. De un puñado de adolescentes surgió
el grito espontáneo: Olé, olé, olé, olé,
Diegooo, Diegoooo..." ¿Maradona? (quien estuvo un rato en
el velorio, visiblemente apenado, y luego se descompuso). No, Diego Mujica.
"Es el cantante de Tambó Tambó", informó
un suboficial de infantería a dos periodistas que mucho antes de
saber de quién se trataba le habían tirado el micrófono
encima al vocalista del grupo bailantero. Un rato después, el jefe
del operativo, oficial Rago, confirmó: "Esto no da para más".
Y una adolescente, poster en mano, le dijo a su amiga: "Vamos a verlo
por la tele que se va a ver más que acá". Mientras
tanto, Rodrigo espera.
La tragedia de Fernando
Olmedo
Los restos del actor Fernando Olmedo, quien murió
el sábado en el mismo accidente que le costó la vida a Rodrigo,
fueron inhumados ayer en el cementerio de la Chacarita. Familiares
-?entre los que se contaron su madre y sus hermanos-?, actores
y allegados se dieron cita en el panteón de la Asociación Argentina
de Actores para darle su último adiós al hijo del popular actor
Alberto Olmedo. Fernando, de 40 años, el mayor de los hijos del
recordado cómico, viajaba junto a Rodrigo en una camioneta Ford
Explorer que circulaba por la autopista Buenos Aires?La Plata,
cuando presuntamente fue encerrada por un vehículo Chevrolet y
luego volcó. Sus participaciones en el espectáculo estuvieron
ligadas a la actividad de su padre e integró como actor secundario
los ciclos humorísticos "No toca botón" y también participó en
varias de las películas protagonizadas por la dupla que integraron
Olmedo y Jorge Porcel.
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LOS
CANALES ADAPTARON SU PROGRAMACION A LA TRAGEDIA
La leyenda nació televisada
Por
Roque Casciero
Ni siquiera las elecciones que
consagraron presidente a Fernando de la Rua merecieron la cobertura televisiva
que tuvo la muerte de Rodrigo. Durante el fin de semana, los canales de
aire y las señales de noticias del cable se dedicaron a entrevistar
a cualquier amigo, desempolvar cuanta nota diera el cuartetero y cuanto
videoclip encontraran, aunque fueran de cuando el cantante tenía
el cabello apenas por encima de la cintura. Las entrevistas a familiares,
amigos y numerosísimos allegados --no podía faltar Jacobo
Winograd, claro-- se repitieron en los distintas pantallas. En el mismísimo
aniversario de su fallecimiento, también trágico, Carlos
Gardel apenas fue mencionado por algunos conductores. Y, cuando lo hicieron,
fue para ligar las muertes de ambos ídolos populares.
Crónica TV fue el primer medio en llegar al lugar del accidente.
Ni los productores ni la cronista sabían que el muerto era Rodrigo:
lo descubrieron al mismo tiempo que emitían las imágenes
de la ensangrentada cabellera azul sobre el asfalto. Por supuesto, el
canal de Héctor Ricardo García hizo notar que la noticia
había sido su primicia. No fue la única nota de morbo: más
tarde, Crónica consiguió filmar la cara del cadáver
dentro del féretro. También esas imágenes fueron
repetidas hasta el cansancio, con una placa que decía "Permanentemente:
la muerte de Rodrigo". Otro motivo de dudoso orgullo --que el canal
no perdió oportunidad de resaltar-- fue que Beatriz Oleva, la madre
del cantante, se enteró de la muerte de su hijo a través
de la pantalla de Crónica.
El asedio mediático a Oleva y sus respuestas desconcertantes salieron
por la mayoría de los canales, aunque nadie tuvo el buen tino de
no sacar al aire la parte en la que la señora se puso a cantar.
Desde Aeroparque, la madre de Rodrigo no fue al velorio sino al estudio
de América, donde se hizo una emisión especial de "Siempre
sábado", el programa que conducen Hernán Caire y Marixa
Balli (ex novia del Potro). Precisamente allí debía presentarse
el cantante ayer a la tarde. Los músicos que lo acompañaban,
en evidente estado de consternación, tocaron en vivo en su memoria.
Pero Oleva, de quien Rodrigo decía que se le había "chiflado
el moño", volvió a cantar. Y el bochorno fue demasiado
cuando hicieron que tocara la batería Ramiro, el hijo de cuatro
años del malogrado ídolo.
Azul Televisión también armó un programa especial
de "Pasión tropical" en homenaje al cuartetero. "La
Tota" Santillán, animador del ciclo y amigo personal de Rodrigo,
presentó tapes de varias actuaciones y notas del viaje de ambos
a Miami. A Santillán ya se lo había visto en cuanto canal
existe, dando notas mientras no paraba de llorar. Canal 7 eligió
volver a poner en el aire la entrevista que Luis Majul le había
hecho al cantante en el programa "La cornisa". En Canal 13 se
optó por una emisión especial de "Teleshow" con
notas y actuaciones del Potro, mientras que Telefé dedicó
"Versus" a la muerte del cantante. Y el impacto de la noticia
también signó ayer la entrega de los premios Clave de Sol
a la música tropical, donde iba a ser la figura principal y se
lo recordó en cada discurso.
Durante esta semana, será difícil no toparse con el rostro
sonriente de Rodrigo cada vez que se prenda el televisor. Por lo pronto,
queda todavía por verse el último programa del que participó,
"La Biblia y el calefón" (viernes a las 23, por Canal
13). Y como al ciclo que conduce Jorge Guinzburg también había
sido invitado Nacho Goano, notero de "El Rayo", seguramente
también habrá material inédito en ese programa (sábado
a las 19, por Telefé). Pero sólo será el comienzo:
como corresponde al primer mito argentino del siglo XXI, su leyenda será
televisada.
AUN
NO FUE HALLADA LA MISTERIOSA CAMIONETA BLAZER
Tres hipótesis y un asesino
Tres hipótesis
y un asesino desestimado se entrelazan en torno de la muerte del cantante
Rodrigo Alejandro Bueno: primera hipótesis, el atentado; segunda,
la carrera enloquecida contra otro vehículo; tercera, el alcohol.
El desestimado asesino de siempre fue la falta de uso de cinturón
de seguridad, que causa 1100 muertes por año en la Argentina.
Lo cierto es que la camioneta Ford Explorer roja que conducía Rodrigo
iba a una velocidad de entre 120 y 160 kilómetros por hora por
la autopista La Plata-Buenos Aires; con él viajaban Patricia Pacheco,
su ex mujer, su hijo Ramiro, de 4 años, Fernando Olmedo --hijo
del recordado cómico Alberto Olmedo--, Alberto Pereira y Jorge
Moreno, su representante.
Luego del peaje de Hudson hay una curva y allí una camioneta Blazer
blanca sobrepasó al Explorer. Después viene una recta y
al entrar en ese tramo, según la hipótesis del atentado,
la Blazer habría cerrado al vehículo de Rodrigo, desplazándolo
contra el guardarrail; en la hipótesis de la carrera enloquecida,
Rodrigo, picado por el sorpasso en la curva, habría acelerado en
exceso para adelantarse a la Blazer y en ese furor habría cometido
el error que lo mandó a la muerte.
La versión del atentado fue sostenida por Miguel Angel Pierri,
abogado de la familia de Rodrigo; según otro allegado, que no quiso
dar su nombre, el bailantero había recibido recientes amenazas
anónimas. La hipótesis de la imprudencia conductiva de Rodrigo
se verá reforzada o no por el análisis de alcoholemia, cuyos
resultados se aguardaban en la noche de ayer.
El hecho es que ni Rodrigo ni Olmedo tenían puestos sus cinturones
de seguridad (su uso es obligatorio desde 1992, pero sólo dos de
cada diez conductores lo respeta). Cuando la camioneta chocó contra
el guardarrail y dio dos vueltas sobre sí misma, las puertas se
abrieron y ambos salieron disparados: Fernando Olmedo, con golpes en el
tórax y el abdomen, agonizó durante 40 minutos hasta morir
en el Hospital Evita Pueblo de Berazategui. La muerte de Rodrigo fue más
piadosa: en el acto, por fractura de cráneo.
Hasta anoche, la misteriosa camioneta Blazer no había sido localizada.
"¿Quién podía tenerle
bronca?"
Por Gustavo "Cucho" Parisi *
Estoy conmovido por la muerte de Rodrigo. Por ahora no quiero
ni pensar en que haya sido un atentado, porque me cuesta creer
que pase algo así en el ambiente de la música. Sé
que ocurre en otros países con el rap, pero, ¿quién
podía tenerle tanta bronca a un tipo como Rodrigo, que
se había hecho de abajo y que quería al cuarteto
de verdad? Con Los Decadentes lo conocimos en 1992: se subió
a cantar "Vení Raquel" con nosotros. Nos cruzamos
bastante en esa época, escuchábamos sus temas antes
de que se hiciera tan grosso. Nos invitó a su camarín
en los shows en el Luna Park y la pasamos muy bien con él.
Por eso me pegó mal que un tipo con tanta vida por delante
se haya muerto de este modo trágico.
* Cantante de Los Auténticos Decadentes.
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