Los muertos crecen con el correr de los días: ayer fueron 15,
entre los cuales otra vez hubo niños. Desde el jueves, cuando el
líder derechista israelí Ariel Sharon visitó provocativamente
la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, los choques israelíes
y palestinos ya dejaron 51 muertos y más de un millar de heridos,
la mayoría de bala. Los movimientos diplomáticos internacionales
hacen pensar que los vientos de guerra no están lejos. A pedido
palestino, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió ayer para
pronunciarse sobre la situación. El premier israelí Ehud
Barak, el líder palestino Yasser Arafat y la secretaria de Estado
norteamericana, Madeleine Albright, se reunirán mañana en
París para acordar un cese del fuego. Barak acusa a Arafat de provocar
la violencia y advirtió que no vamos a ceder ante la fuerza.
El líder de la Autoridad Palestina acordó una cumbre árabe
urgente con los países vecinos de Israel: Jordania, Egipto, Líbano
y Siria. Irán exigió que la lucha contra Israel fuera hasta
el final y el jefe de la guerrilla proiraní Hezbollah, el jeque
Hassan Nasrallah, se reunió con líderes radicales palestinos
para apoyar la nueva intifada.
Las causas de esta ola de violencia son más complejas que
la visita de Sharon, declaró Barak. Hay que observar
que el comportamiento de los policías palestinos es el resultado
de directivas de la Autoridad Palestina, completó. Quizás
el premier israelí tenga razón en cuanto a la complejidad
de las causas, pero en la llamada comunidad internacional
la interpretación israelí tiene por ahora las de perder.
El hecho de que todo haya comenzado con la presencia de Sharon en el Monte
del Templo, sumado a la represión que siguió con una cantidad
inusitada de balas de verdad por parte de las fuerzas israelíes,
y aun a imágenes tan fuertes como la de niños palestinos
acribillados, hacen que hasta Estados Unidos, tradicional aliado israelí,
tome partido por la interpretación palestina. La Casa Blanca enviará
una comisión de la CIA a Medio Oriente para investigar casos como
los del niño Mohamed al-Dourra, que murió en brazos de su
padre. Esa imagen me partió el corazón, dijo
el propio presidente norteamericano, Bill Clinton. Un portavoz del Ejército
israelí anunció que este cuerpo también iniciará
una investigación, aunque denunció la utilización
cínica de mujeres y niños por parte de los palestinos.
Existe unanimidad internacional en la condena a Sharon. El líder
del Likud, que quizás actuó como actuó amenazado
por la posición ascendente dentro de su partido del ex premier
Benjamin Netanyahu, atacó ayer a la propaganda difamatoria
de los palestinos, a Estados Unidos y la Unión Europea que
no deben inmiscuirse en los asuntos de Israel y a la Autoridad Palestina
que armó una estrategia global violenta hace diez días.
Repitió que todo judío tiene derecho a visitar el Monte
del Templo, donde está del Domo de la Roca, tercer lugar sagrado
del Islam. Pero parece que Sharon conoce los derechos y no los rituales.
Un artículo publicado ayer por el diario israelí Haaretz
señala que Sharon cometió un sacrilegio al visitar el lugar
santo sin tomar antes un baño ritual y al hacerlo en calzado de
cuero. Según una fuente diplomática occidental, el objetivo
de Sharon pudo ser, más bien, hacer que las fuerzas israelíes
le impidieran el acceso al Monte del Templo como recurso propagandístico
para acusar a Barak de ceder la soberanía de esa zona a los palestinos.
En todo caso, el gobierno israelí efectivamente prohibió
ayer la entrada al Monte del Templo a Jehuda Etzion, conocido ultraderechista
israelí.
Un aspecto que complica más a Israel a ojos de la Unión
Europea, de Estados Unidos y de los países árabes es la
virulencia de la represión. Al día siguiente de la visita
de Sharon, Arafat mostró fotos sobre cómo las fuerzas israelíes
tiraban a matar (según la cantidad de heridas de palestinos ubicadas
del pecho hacia arriba). A medida que llegaban los heridos a los hospitales
palestinos, se fue comprobando que los israelíes usaban un tipo
de balas (las dum-dum) prohibidas por las convenciones internacionales.
Anteayer, el responsable del Servicio de Seguridad Preventiva palestina,
coronel Mohammad Dahlan, denunció que los israelíesestán
disparando misiles antitanque contra la población civil desarmada.
Y la escalada no cesa: ayer, los israelíes estrenaron helicópteros
de combate que lanzaron cohetes en Gaza.
En los 15 que murieron ayer inmediatamente por los impactos (además
de los heridos que van muriendo), la proporción sigue siendo elocuente:
siete árabes israelíes, siete palestinos y un judío
abatido a quemarropa cerca de un pueblo palestino de Cisjordania. La violencia
llegó ayer por primera vez a la ciudad cisjordana de Jericó.
El papa Juan Pablo II y el secretario general de la ONU, Kofi Annan, multiplicaron
su llamado a un cese del fuego. Albright repitió que no estamos
solamente ante jóvenes con piedras, sino que hay fuerzas de seguridad
palestinas. Por eso no es realmente una intifada. O sea: esto es
peor.
|