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EL ENROQUE DE FLAMARIQUE PROVOCO UNA SORPRESA
Bullrich en otra trinchera

Es la primera ministra de Trabajo y la segunda en el gabinete de la Alianza. Militó en el PJ, con Cavallo, en el Frepaso y hace un año trabaja muy cerca del Presidente. Renunció Jorge Sappia.

De subsecretaria de Política Criminal, Patricia Bullrich pasó a ministra de Trabajo.


Por Diego Schurman

t.gif (862 bytes) Suele ser un cargo mufa. Se lo presenta como un premio y casi siempre termina convirtiéndose en un castigo. Pero a Patricia Bullrich ni el 15,4 por ciento de desocupación logró borrarle ayer la sonrisa de la cara. Asumió sorpresivamente el Ministerio de Trabajo con la promesa de reactivar el diálogo social y generar nuevas fuentes de empleo, una de las principales preocupaciones de los argentinos junto a la corrupción y la seguridad.
Bullrich buscará oxigenar una cartera huérfana de autoridad y que no tuvo piedad a la hora de entregar certificados de defunciones. En la gestión menemista Jorge Triaca, Rodolfo Díaz, Enrique Rodríguez, Armando Caro Figueroa, Erman González y José Uriburu vieron trepar hasta las nubes los índices de desocupación.
Alberto Flamarique no pudo cambiar la historia. Y pasó de héroe a villano al lograr imponer una reforma laboral que poco tiempo después detonó el escándalo del Senado, al que fue vinculado. Con él, Bullrich transitó anoche el piso 13 del Ministerio de Trabajo para hacer las presentaciones de rigor.
Pero no fue un mero acto formal. La primera mujer en llegar a la jefatura de la cartera laboral intentó en vano retener en su cargo al secretario de Trabajo, Jorge Sappia. Pero el radical, lastimado por no haber sido ascendido al lugar que dejó Flamarique, tiene decidido hacer las valijas.
Distinta es la situación de Melchor Posse, a quien no sólo nadie intentó retener, sino que habría decisión de desplazar de la Administración Nacional de Seguridad Social. Así, los únicos que tendrían la continuidad asegurada serían el subsecretario de Relaciones Laborales, Enrique Espínola Vera, y el secretario de Empleo, Horacio Viqueira.
A pesar de su origen justicialista, la CGT oficial de Rodolfo Daer ya comenzó a mostrarle los dientes a Bullrich por carecer de �pergaminos� en materia laboral. La CGT de Hugo Moyano y la CTA de Víctor De Gennaro, en cambio, prefirieron darle un crédito hasta ver si mantendrá la misma política que su antecesor. 
Bullrich es la cabeza de Unión por Todos, el único partido que se incorporó a la Alianza con identidad propia, por fuera del radicalismo y el Frepaso. Su vida política está marcada a fuego por los constantes saltos partidarios: militó en la Jotapé, se acercó a Carlos Grosso y se fue alejando de él a medida que crecían los cuestionamientos a su gestión como intendente porteño. Coqueteó después con Carlos Menem pero en 1995 terminó renunciando al PJ para construir Nueva Dirigencia con Gustavo Beliz y Jorge Argüello.
El amor no duró demasiado y volvió a patear el tablero. Optó por la autonomía y fundó Cambio 97, hasta que el represor Héctor Vergez le impugnó el nombre y pasó a llamarse Unión Por Todos. Desde ese lugar se acercó al Frepaso y participó de varias protestas de la entonces Multisectorial opositora al menemismo. Por esa época también se acercó decididamente a Domingo Cavallo, con quien multiplicaba las denuncias contra �la mafia de Yabrán�.
Si bien en 1997 se quedó sin su banca en el Congreso, nunca se quedó desocupada. Durante un tiempo ofreció sus conocimientos en materia de seguridad al intendente peronista de Hurlingham, Juan José Alvarez, y de allí pasó sin escalas al Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense para trabajar con León Arslanian en su proyecto de reforma policial.
Con el ministro de Eduardo Duhalde no pudo saldar las diferencias y, previsora, comenzó a tender redes con el frepasista Alberto Flamarique y el radical Rafael Pascual, los jefes de campaña de la Alianza, con quien compartió varias comidas. Eso sí, tuvo ojo al inclinarse por Fernando de la Rúa, a quien respaldó en la interna con Graciela Fernández Meijide.
El nuevo gobierno la encontró haciendo buenas migas con Fernando de Santibañes, titular de la SIDE, y varios miembros del llamado grupo sushi,la tribu de jóvenes radicales que lidera el hijo del Presidente, Antonio de la Rúa.
Es más, el sushi Lautaro García Batallán, subsecretario de Asuntos Institucionales del Ministerio del Interior, en algún momento llegó a fogonearla para ocupar la vicejefatura de gobierno porteño, cargo que finalmente quedó en manos de Cecilia Felgueras.
Anoche, con maldad, en el Ministerio de Trabajo no imaginaban a Bullrich sentada a la misma mesa con los viejos zorros de la CGT. La respuesta del entorno de quien hasta ayer se desempeñaba como secretaria de Política Criminal y Penitenciaria del Ministerio de Justicia fue sencilla:
�Si hablaba de igual a igual con los presos cómo no va a poder con los sindicalistas.

 


 

EL PERONISMO COINCIDE EN QUE LOS RADICALES FESTEJAN 
�Chacho, a tocar la campanita�

Por Fernando Almirón

El peronismo recibió con sorpresa los cambios que el presidente Fernando de la Rúa introdujo en el gabinete nacional. Según el ex presidente Carlos Menem, que contabilizó 50 cambios de ministros, �el cambio por el cambio mismo no sirve�. El resto de los máximos dirigentes del PJ, sin embargo, prefirieron no abrir opinión sobre los movimientos en el Gobierno, aunque coincidieron en que �De la Rúa se puso los pantalones de Presidente y Carlos �Chacho� Alvarez volverá a tocar la campanita en el Senado�, tal como graficó un senador nacional, quien dijo que no serán los justicialistas los que esta noche descorcharán botellas, �el champaña hoy se lo toman los radicales�.
Los matices fueron aportados por el gobernador de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, quien se mostró algo desconcertado por el alejamiento forzado del hasta ayer ministro de Infraestructura, Nicolás Gallo. �A mi entender estaba haciendo las cosas bien�, aseguró el mandatario, quien se mostró algo disgustado por las versiones que le adjudicaban haberle soplado al oído de De la Rúa nombres de posibles ministeriables. �Yo �dijo Ruckauf� no le pongo ni le saco los ministros al Presidente; él tiene plena potestad sobre su gabinete, como yo la tengo sobre mi gobierno.�
�Bueno, era de esperar que si apoyaba a Gallo, Gallo tuviera que irse�, deslizó un legislador cuando se enteró de la �sorpresa� del bonaerense. 
Antonio Cafiero, en cambio, dijo no entender el respaldo que obtuvo Alberto Flamarique. �Me congratulo que el Presidente haya decidido estos cambios en su gabinete, aunque lamento la pérdida de dos hombres importantes en el aspecto intelectual como es el caso de Rodolfo Terragno y Juan Llach�, dijo diplomáticamente Cafiero, que de todos modos manifestó su �extrañeza e incertidumbre por el nuevo cargo que le dieron a Flamarique�. En ese sentido también se manifestó el jefe de la bancada justicialista en el Senado, José Luis Gioja: �Ahora que premiaron a Flamarique voy a proponer hacerle un monumento a Emilio Cantarero y a Augusto Alasino, para que haya simetría entre los dos poderes�, ironizó. 
El riojano Jorge Yoma festejó el alejamiento de Rodolfo Terragno de la Jefatura de Gabinete. �Terragno estuvo haciendo una pasantía en el Gobierno durante diez meses, no tomaba ninguna decisión y parecía una persona extraña en el gabinete y entre los representantes de las provincias�. Según Yoma, el reemplazante de Terragno es la persona acertada: �Chrystian Colombo es el adecuado para el cargo, y lo demostró desde la presidencia del Banco Nación. Fue ejecutivo y se ganó el respeto de los funcionarios del interior del país, que se iban contentos después de verlo, aunque no hayan recibido ni un cospel para sus economías�. 
El gobernador de Salta y referente del Frente Federal Solidario, Juan Carlos Romero, también se manifestó conforme con la designación de Colombo como nuevo jefe de Gabinete �sobre todo ahora que tenemos que sentarnos a discutir con el Gobierno central el enorme recorte de dinero destinado a las provincias que prevé el proyecto de Presupuesto nacional para el próximo año�. Romero elogió la decisión tomada por De la Rúa de ponerse al frente del Gobierno. �Nadie debe salirse de su lugar y el Presidente es el que debe gobernar�, dijo. 
�No veo qué es lo asombroso, nosotros cambiamos 50 ministros durante nuestro gobierno�, recordó Alberto Kohan. El ex hombre fuerte de la gestión menemista agregó que �no se trata de un tema de hombres sino de políticas; esperemos que ahora se tomen medidas de reactivación, y eso lo tiene que hacer el presidente de la Nación, ni el vice ni los ministros�.
En la bancada de diputados del PJ se comentaba con cierta picardía que �al Chacho le metieron una piña en la frente�. Esa al menos era la opinión que los legisladores volcaban en los pasillos del Congreso al afirmar que los cambios en el gabinete son un mero maquillaje en lo que hace a la eficiencia del equipo de Gobierno; �el cambio, en realidad, se dará en la interna del radicalismo y en la interna de la Alianza, donde Chacho arrancó perdiendo�. 
El ex gobernador bonaerense Eduardo Duhalde opinó, por su parte, que los cambios en la composición del gabinete �no fueron en profundidad como se esperaban� y sostuvo que tanto Flamarique como Fernando de Santibañes �se tendrían que haber alejado definitivamente de sus cargos�. 

 

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