Por Verónica Abdala
La noche del 25 de octubre de 1881, en una casa de la ciudad de Málaga, Pablo Picasso respiró por primera vez envuelto en una oscura nube de humo con olor a nicotina. Como al nacer no había llorado ni hecho ningún gesto que a simple vista pudiera ser interpretado como un signo vital, el médico lo había dado por muerto. Fue recién unos segundos después, cuando la criatura parecía abandonada a su suerte, que su tío Salvador Ruiz se acercó hasta su carita enrojecida fumando un cigarro y espiró una bocanada en el rostro del bebé. Y el bebé reaccionó a los gritos, molesto, como exigiendo la bienvenida. Podría pensarse que desde su primer día de vida �narrado por el escritor estadounidense Norman Mailer, en uno de sus libros� y a lo largo de noventa y dos años, el destino del gran pintor español estuvo signado por la tensión entre los impulsos creativos y los destructivos o, en otras palabras, entre la muerte y la vida. En las motivaciones profundas de su obra indaga el programa �Picasso, retrato de un artista�, una coproducción francoespañola que Canal á emitirá dos lunes consecutivos, en el marco de su ciclo �Documentales�. La primera y la segunda parte del envío se verán el 23 y el 30 de octubre a las 7, 13 y 18.30 (repite los sábados a las 12).
La primera parte de �Picasso...� se inicia con la imagen de una corrida de toros, que habilita, al menos, una doble lectura. Por un lado, ése es un motivo que se repite en los cuadros del pintor, sobre todo en los de los años 30. El toro es el símbolo de la masculinidad, la brutalidad, la fuerza, incluso de la tensión sexual. Aunque también y centralmente, representa esa lucha perpetua que Picasso libró internamente. �El arte creativo �definió, comparando la vocación del pintor con la del torero� es también destructivo. La mano del artista es la mano el matador.�
La sucesión cronológica de los principales acontecimientos de su vida �su formación, sus amores, sus amigos, sus hijos� guiarán un recorrido que apunta, antes que nada, a contextualizar y ahondar en las causas que motivaron y dieron forma a su producción pictórica. Una voz en off se encarga de explicar en qué se diferencian los distintos períodos de su evolución y cuáles eran los motivos que llevaban a Picasso a cambiar de estilo como si mudara de ropa. Así, por ejemplo, el �Período Azul�, con el que se sumerge en el siglo XX, será interpretado como la ausencia de color y el desaliento que sobreviene a la muerte de Casagemas, el amigo poeta con quien en 1900 el pintor había llegado a París, dispuesto a instalarse.
El �Período Rosa�, entretanto, será interpretado como la exteriorización de los sentimientos pacíficos que le inspiraba su relación amorosa con Fernande Olivier, muy poco tiempo después.
Las múltiples experimentaciones que lo ocuparon a lo largo de las siguientes cinco décadas son descritas en la segunda parte de la emisión.
En ese marco se relata también la ya bien conocida historia del mítico Guernica, su obra más célebre, inspirada en el bombardeo de las tropas franquistas al pueblo del mismo nombre, en 1937. �¿Esto lo hizo usted?�, le preguntó cierta vez un soldado franquista al pintor, en referencia al cuadro en el que éste plasmó el avance aniquilador de la violencia sobre la naturaleza misma de la vida. �No�, respondió aquél, con tono desafiante. �Esto lo hicieron ustedes.�
Picasso murió en 1973, el mismo año en que se despidió del mundo el poeta chileno Pablo Neruda. Tras de sí, dejó cuatro hijos, un puñado de mujeres que lo lloraron con ganas, una invalorable colección personal de cuadros y esculturas y la certeza de que, después de tanto andar, no había llegado a ningún lado, bajo la seguridad de que el camino de la exploración artística nunca termina. �Ahora me doy cuenta �dijo horas antes de morir� de que la pintura todavía debe ser inventada.�
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