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JULIO PACHECO, LUGARTENIENTE DE VALOR, HABLA DE LOS ROBOS A BLINDADOS
�La policía necesita hechos espectaculares�

Algunos asaltos recientes fueron relacionados con la banda de Valor. Aquí Pacheco afirma que tal banda hoy no existe y cuenta cómo se roba un blindado: las armas �dice� son las que la policía cambia por droga en las villas. �Si el hecho termina en tiroteo es porque te traicionó el entregador�, sostiene.

Julio Pacheco, con camisa floreada. A su lado, el Gordo Valor,
 y más allá, La Garza Sosa, durante el juicio.
Por Cristian Alarcón

t.gif (862 bytes) El ladrón cuenta como si fueran instrucciones para eliminar el hipo la forma en que se consigue el dinero de un blindado: mirar que se cumpla la hora acordada para el golpe, acelerar justo cuando pase por esa esquina el camión de caudales, bajar rápido y cargados de armas pesadas; pegar dos gritos y que a los de la custodia ni se les ocurra hacerse los valientes. Si no, dar unos culatazos, tirar uno o dos tiros de FAL contra el blíndex que se trizará porque hasta ahí no resiste. �Si el hecho termina en tiroteo y sangre es porque te traicionó el entregador con la policía�, abunda Julio Pacheco, estrecho ladero de Luis �El gordo� Valor y virtual vocero de la vieja guardia del delito, en una entrevista con Página/12. Después de la ola de robos a blindados en los que la policía asegura que hubo �miembros de la banda de Valor�, Pacheco desmiente la existencia misma de la banda de asaltantes más famosa del país y se jura redimido de todo pecado, nunca más lejos del dulce olor de un blindado. Con la policía en el blanco, y la consagración de la cocaína como telón de fondo de la violencia, Pacheco divulga su visión de este mundo violento. �Las mismas armas que secuestra la policía se intercambian por droga en la villa�, dice para dar un ejemplo de la metamorfosis de �la calle�, como se le dice desde siempre el hampa a la zona de los �hechos�. 
�¿Cuál ha sido su especialidad?
�Yo soy en verdad pirata del asfalto. A mí me dejaban un camión y yo lo paraba y lo reducía. Ahí ya está todo arreglado. Tenés que enganchar un intermediario que tenga conocidos. Si son medicamentos, por ejemplo, el mismo laboratorio al que le afané me va a comprar después al 50 por ciento. Total cobra el seguro. Es un negocio; ése casi no es un hecho de violencia, es un hecho del mercado. 
�¿Cómo es la relación con el intermediario de un asalto?
�Para explicarte mejor supongamos que vos también estás en el gremio de la corrupción �propone Pacheco a este cronista�. Me traés un trabajo; vamos a suponer que son todos los sueldos del diario. Me vas a dar horarios, los detalles, pero si yo voy con un maletín y te digo �dame la plata por favor�... va a ser un poco sospechoso. Entonces hay que llevar armas. La idea es que el hecho parezca fabuloso, pero es una película para que quede claro que es un hecho. Los testigos no van a decir que vos me diste la plata contento. Pero yo lo hice porque sabía dónde estaba el dinero, a qué hora, en qué rincón, todo. 
�¿Y cómo es en caso de un blindado?
�Vos fuiste a hacer lo tuyo, poner la cara, hacerte el enojado, pegar dos, tres gritos, unos culatazos a la ventana, un tiro a un vidrio, intimidar con exhibición de armamento, llevarte el dinero, dejar la parte que corresponda a quien haya entregado el trabajo y no te interesa saber más nada. Te encontrás con el tipo que te dio el dato. �Tomá lo tuyo.� �Dame. Muchas gracias, cuando tenga algo te llamo.� Y en caso de traición hay enfrentamiento. Si el hecho termina en tiroteo y sangre es porque te traicionaron el entregador con la policía. Simplemente muchas veces nosotros no sabemos cuándo es que viene el hecho con un parte policial, que vamos a entrar en la estadística y que van a ocurrir masacres. 

Cocaína

Julio Pacheco habla desde la cárcel de Ezeiza y por los ruidos que hay en el fondo de su relato parece en el patio de una escuela nocturna. El mismo describe el ocio carcelario, al que considera el horno del delito. Mientras unos juegan al dominó, otros ven televisión, algunos queman el cigarro hasta el filtro. Varios deben esperar con sabia paciencia que termine su llamado de una hora y media el hombre que se escapó dos veces de Devoto, capaz de levantar a un pabellón en furia con un par de esosgritos que debe tener ensayados en el frente. Se escucha que los muchachos juegan al fútbol con un árbitro sin silbato que les chifla como condenado los foules. Se filtran los ruidos del ocio tumbero a la hora en que anochece y, peleándose todo lo que puede con su labia de rufián, intenta demitificar lo que llama el marketing del delito. 
�Ustedes conocían a Navarro, el ladrón preso por el asalto al blindado de la Boca. La policía dice que era de la banda. 
�Lo conocí en Devoto y de varios penales. Es un muchacho como la mayoría de los que está acá, ignorantes y que terminamos en el camino del delito. La situación de ese tipo es que le cabe que le pongan cualquier cosa, que está de candidato a caer con cualquier causa. Que haya cometido el delito o no ya no importa. La policía necesita hechos espectaculares. Necesitan justificar la guerra inventando el enemigo. El es ideal para eso. En su momento Mario Rodríguez hizo figurar a Luis Valor como el enemigo público número uno, fue el inventor de Luis Valor. ¿Por qué? Porque Chávez, Ruiz, Ferreyra, grandes delincuentes, fueron siendo traicionados y fusilados por la cana. No hay banda. Nosotros no tenemos jefe. Somos unitarios. Ahora Sosa Aguirre ya está viejo, Valor estudia derecho. Julio Pacheco está tratando de demostrar que no es lo que se dice �asegura Pacheco en la primera persona maradoniana�. 
�¿Cómo se explica entonces un robo hecho por seis hombres coordinados, con arsenal, con inteligencia?
�Lo que creen que es una banda son grupos de personas que se juntan para cometer un ilícito, por necesidad, por desesperación, o por ambición misma. Se forman porque justamente la política penitenciaria hace que se conozcan. Después en la calle se cruzan. Por ejemplo ahora estuve en todas cárceles de máxima seguridad, conocí a homicidas, asaltantes, violadores, reincidentes. Todo se aprende en la cárcel. El tema común de una cárcel ¿qué puede ser? Si no se tiene estudio, recreación, algún interés por algo, ¿el tema cuál es? El robo. Se empieza mintiendo y al mentir se aprende de alguno que realmente lo hizo. Después los pibes se creen que es así, como sale en los diarios, que se van, que se agarran a tiros, que se mata. 
�¿Cómo se consiguen esas armas?
�Las armas son las mismas armas que se secuestra la policía en otros hechos que no van a decomiso; después las recupera la misma cana, se intercambian por droga en la villa y rápidamente van a parar otra vez a manos de los pibes. El mercado negro funciona aceitado. La policía por supuesto que sabe todos los flujos, lo que viene y lo que va. Por ejemplo, si caés con un comisario con el que tenías contacto, por ahí en lugar de ponerte un FAL o una ametralladora te pone un 22. Esas armas que se queda él ya están para salir otra vez al mercado. La verdadera organización mafiosa instalada está dentro de la fuerza policial; eso es un hecho. Lo de las armas es apenas un curro. El negocio es el de siempre, la protección. Si tenés una panchería o un negocio, vas a tener que pagar por protección, y si no vas a ser una víctima. Eso lo hacen los mafiosos en Estados Unidos. Acá se instaló en el poder. Y hoy eso está degenerado porque está instalada la droga, y el mal mayor, que va de la mano de la droga, la ignorancia. 
�En el caso de ustedes también pueden conseguir la protección. 
�Sí que se puede conseguir, pero con el riesgo de la traición porque se consigue por medio de intermediarios. Pero a esas cosas no podemos llegar. El intermediario te va a decir, �mira loco, hay un camión que va a trasladar la guita de tal lado a tal lado�. Seguramente es un pariente de un integrante de la custodia del camión o labura en los repartos. Cuando se necesita, la estadística policial entrega el hecho y a los ladrones porque le pagan para eso. Esa es la manera de la policía de combatir el delito. Como la policía es el delito, debe generar hechos que la laven y cuando los hacen siempre son violentos.

Genios

�¿Cuál es la reacción que genera en los delincuentes la mano dura?
�En la policía ponen gente nula y dispuesta a una guerra; están convencidos de que el ladrón los va a matar y entonces producen violencia. Lo que reciben es un rechazo con más violencia. El chorro que sale a la calle hoy es un tipo que está pensando que lo van a bajar. Si está actuando con más violencia, no es porque quiere que la población colabore y se deje robar, sino para que la fuerza no lo fusile y porque para colmo está enfermo. Porque cada vez vienen pibes más enfermos de la calle, de la droga. Un tipo como ese que le dio un mazazo a un policía para sacarle la pistola porque quería el monedero de un colectivero... ¡no me digas que ese muchacho es un delincuente! No. Es un enfermo drogadicto. 
�Así como dice que se cambian armas por droga, la venta de cocaína en las villas parece ser un negocio más común que el robo. 
�El tipo que sale a afanar sale porque está enfermo, no es delincuente de potencia. Fijate los homicidios de los últimos tiempos cómo suceden. Son almacenes, kioscos, farmacias. Una persona con una inversión de armas no va a ir a matar a un carnicero para robarse un chorizo. La mayoría de los homicidios son de gente de menos de 25 y desesperada por la merca. ¿A esa gente quién la crió? La crió Alfonsín, la crió Menem. La está criando De la Rúa. Esos son casos que provoca el poder político.
�¿Cómo influye la abundancia de droga en el mercado?
�Termina que los desequilibra, que los enferma. Yo estuve un tiempo enfermo porque consumía. Me escapé de la cárcel y caí al mes, completamente destruido. Fijate qué bien la hace el Estado, aunque te escapés, ya te enfermó el propio Estado. Porque, ¿dónde consumía yo? En la cárcel. ¿Alguna vez me ofrecieron una rehabilitación? Nunca, a nadie. Adentro sólo podés enfermarte. Estamos en un país que es mundo de droga porque es así desde que la policía dejó que la droga entre en la Argentina: sino, es imposible. No hay nada que pueda entrar o salir, sin que esté autorizado, ya sea por derecha o por izquierda. Así se bancan las campañas políticas, así se hacen los movimientos de cargos, así se hace todo, loco. 
�Usted debe conocer de viejas épocas al ministro Ramón Verón. 
�Verón es el regreso del sistema anterior de coima, de arreglo, de protección. El es un ex compañero de Rodríguez. Si tu compañero de escritorio un día se va o lo echan, él no va a dejar de ser tu compinche, los dos se conocen las mañas, se saben las llegadas tardes, se bancan. Ahora lo que tienen es mucha interna en la misma Bonaerense al incorporar a los echados de la maldita policía. Hay mucha gente relegada de los cambios que quisieron hacer, y queda el rezago de lo que fueron los capos, los verdaderos genios organizadores de la mafia policial. Yo como delincuente tengo que reconocer que Rodríguez como mente perversa delictiva es un genio, es la mente puesta al servicio de hacer dinero.

 


 

LA INCREIBLE VIDA DE UN LADRON QUE AHORA JURA HABERSE REGENERADO
Un especialista en huir de todos lados

Por C.A.

De la última vez que cayó preso, hace más de dos años, Julio Pacheco tiene un recuerdo brumoso. Esa mañana hacía sólo veintiocho días que estaba en la calle después de fugarse del penal de Devoto. Medio dado vuelta y manejando un auto que había comprado como un tal Gómez, retardó la llegada del pie a los frenos y fue a dar contra un Fiat Duna parado ante un semáforo en rojo de El Palomar. El iba con una de esas camisas floridas que no abandona con el paso del tiempo y que lo distinguen cuando comparte estrado con ladrones más sobrios. El choque fue en cadena. El Duna le dio a un Renault 11 que le dio a un colectivo. A Pacheco se le partió la nariz con el golpe y entre la sangre que le corría por la cara y la escopeta con que salió del auto, los hasta ese momento ofendidos perjudicados por su imprudencia no se animaron a objetarlo. El salió corriendo y antes de dejarse esposar, una hora más tarde, tomó primero un micro y tres sucesivos autos a punta de caño. Aunque en esta nueva etapa de su vida asegure como una descalza carmelita que la escopeta de aquel bardo nunca estuvo cargada.
Julio Pacheco cumplió 40 años el lunes en una celda de concreto y muebles de chapa del nuevo penal de Ezeiza, quizás, pensando en lo bueno que sería abrir allí mismo un boquete y salir a rescatar el fresco dinero de un blindado. O quizá, como él perjura a los cuatro vientos, en lo legal que será cuando salga de la cárcel para poder disfrutar a sus hijos. En todo caso, lo seguro es que pensó en la salida. Pacheco es el hombre que se escapó dos veces de Devoto �además de la fuga de una comisaría� como si el mundo estuviera alquilado para que las puertas se abrieran como las de los bancos modernos. 
Hijo de un obrero metalúrgico y de una costurera de Isidro Casanova, �perdió� por primera vez a los 20 por un robo y desde entonces su formación como delincuente no se detuvo. Le llevó diez años codearse con lo más notorio del hampa, pero se asentó como un gran personaje a costa de un aquilatado prontuario. Dice que se le adjudican robos imposibles, que con semejante nivel de producción, para la Justicia debería estar probado que goza del don de la ubicuidad. No fue de los hombres que formaron lo que se conoció como la Superbanda a fines de los ochenta y comienzos de la década menemista, se dice que lo convocaban para algunos golpes de alto riesgo. Pero a mediados del �94 cayó preso por un error que repite, lo detuvieron manejando un auto robado. Fue entonces cuando le correspondió una plaza en el pabellón de Luis Valor, Hugo �La Garza� Sosa, Carlos Paulillo y Emilio Nielsen. En setiembre de ese mismo año se tiraron del muro perimetral de Devoto: jura que tiene dos clavos de acero soldados a los huesos de la pierna. 
Desde entonces no ha sido mucho lo que ha conseguido estar libre. Sólo pasaron tres meses hasta que, borracho, chocó el Renault 18 que manejaba contra un poste en San Justo. Entró a la cárcel por una larga temporada. Pasaron casi cuatro años hasta que logró fugarse de nuevo. Lo hizo en compañía de Daniel �Tractorcito� Cabrera, el mismo ladrón que se escapó hace más de un mes de la Jefatura de Policía con los presuntos asesinos del ex presidente paraguayo Luis María Argaña. Según contó luego en una entrevista el propio Tractorcito, aquella vez se fueron caminando de Devoto gracias a los 100 mil pesos con que adornaron los bolsillos penitenciarios. Sin mediar resistencia de los guardias, salieron vestidos de abogados. Pacheco desnudó a uno y se disfrazó con el uniforme de sus pesadillas. Corría junio de 1998. Aquello de tan fácil duró poco.
Al mes chocaba fulero contra todos esos autos parados. Consumido por los consumos, se resistió lo que le dieron las piernas y su habilidad para bajar a los choferes de sus autos. Esa mañana, los pasajeros del micro de la línea 182 no pudieron creerlo. �¡Sacame de acá!�, dicen que le ordenó al chofer que salió disparado como un pistero hasta la estación de Martín Coronado. Desde ahí si-
guió en coche. Primero en una Fiorino blanca, después en un Renault 12, intentando confundir al enemigo. En José León Suárez pasó a un Renault 19 azul con el que enfiló por la avenida Campos, cruzando San Martín a todo vuelo. La suerte se le terminó cuando comenzó a seguirlo un patrullero. No hubo tiros, pero su mala performance al volante se confirmó cuando chocó contra un camión, golpeó contra un cantero de cemento y terminó volcando. Duro entre los duros, Pacheco salió gateando del auto y con la escopeta en la mano. Pero apenas hubo un forcejeo. Desde entonces está encerrado. 
Hasta la semana pasada, pagaba sus condenas en la Unidad 29, la cárcel de máxima seguridad de Melchor Romero: 22 horas al día en la celda, vigilado por cámaras, sin TV ni diario, recibiendo la visita de su mujer y sus hijos de 15, 6 y 4 años a través de un vidrio. �Los únicos que siempre están firmes son nuestros abogados �Ernesto Vissio y José Luis Estévez�, que no se cansaron de pedirles a los jueces que me sacaran de ese infierno.� Dice que pronto tienen que operarlo de los rastros de una bala que recibió en un viejo tiroteo. Reubicado hace diez días, ahora pide que le permitan terminar el secundario para poder comenzar una carrera a través del programa UBA XXI, siguiendo el ejemplo de otros ex ladrones que eligieron cambiar la mala vida por profesiones liberales. ¿Verdadera tendencia? Luis Valor es alumno de Derecho. La Garza Sosa termina la primaria. El dice que sueña con ser psicólogo. �Estamos grandes �asegura el rey de la fuga�, somos hombres de otra época, a esta altura todos queremos bajarnos�.

 

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