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El Fan Fiction arrasa Internet

Pará, fanáticos

¿El capitán Kirk acariciando amorosamente al doctor Spock? ¿Scully, látigo en mano, atando a Mulder a la pata de la cama? ¿ER en versión telenovela rosa? Todo esto y mucho más puede encontrarse en los innumerables sitios de Internet dedicados al fan fiction, un nuevo “género literario” en el que los fanáticos toman en sus manos el destino de sus personajes preferidos para manipularlos a gusto y placer.

POR MARIANA ENRIQUEZ

“Kirk tomó el rostro de Spock entre sus manos. Lo miró sonriendo, con una sonrisa que decía mucho más que las palabras. Después lo empujó suavemente para besarlo otra vez. Primero besó el párpado izquierdo de Spock, que tenía los ojos cerrados. Más tarde empujó despacio la cabeza de Spock hacia la izquierda, y recorrió con la lengua su oreja, hasta el extremo puntiagudo, que besó amorosamente. Lo mismo hizo con la oreja izquierda, en un beso eterno que parecía decir quiero mucho más que esto, pero estoy disfrutando este momento”. Este párrafo, que describe las insospechadas aproximaciones amorosas en los pasillos del Enterprise entre el venerable Capitán Kirk y el circunspecto señor Spock es una muestra de un nuevo ¿género literario? autobautizado Fan Fiction, que nació entre los fans de Viaje a las Estrellas (Star Trek) allá por los años 70, cuando estas historias irreverentes se conseguían sólo en fanzines, y que hoy se publica exclusivamente en Internet.

EL FAN FICTION POR DENTRO En su traducción literal, Fan Fiction significa ficción escrita por fans. Los fans en cuestión recrean, manipulan a su gusto y muchas veces deconstruyen las líneas argumentales de sus shows de TV, películas o comics favoritos. Lo hacen por iniciativa propia, para despuntar el vicio, en dos terrenos: el objeto de sus desvelos como fans y el acto de escribir. El ejemplo más sencillo para explicar esta tendencia es Viaje a las Estrellas. Hay muchas novelas de la saga escritas por profesionales, por encargo de la Paramount (la empresa que tiene la propiedad intelectual de la serie y los personajes). Estos libros son publicados por alguna editorial que firma contrato con la Paramount y sus autores reciben estrictas guías argumentales y de caracterización de los personajes en base a las cuales deben contar la historia. En otras palabras: en las novelas “oficiales” de la serie, Kirk y Spock jamás podrían enamorarse (así como ninguno de los personajes podría convertirse, por ejemplo, en un asesino de masas, salvo que, por supuesto, sea por el bien de la humanidad). El fan fiction, en cambio, les da la espalda a todas estas limitaciones: por eso circula sólo en Internet, o en fanzines. Para no ser demandados por la Paramount. El género tiene cientos de subgéneros, desde los más previsibles (terror, aventura, romance) hasta uno que se lleva las palmas de la popularidad llamado “slash”, término usado para definir historias eróticas entre personajes del mismo sexo. Si bien el fan-fiction no se limita al slash, este subgénero creció tanto que ya tuvo que separarse temáticamente. Basta ver un listado de los sitios de fan fiction de Star Trek en Internet que incluyen slash: superan los trescientos. Si se piensa que en cada uno de estos sitios puede haber cincuenta historias... no alcanza una vida para leer todas las aventuras eróticas de los héroes de la serie.
Otro de los motivos que llevó al fan fiction a extenderse fue la brevedad de las temporadas de las series. Si las temporadas televisivas tienen seis meses, eso significa que los fans deben permanecer seis meses expectantes al modo en que resolverán los guionistas el conflicto del último capítulo de la temporada anterior. Para combatir un verano sin series, los fans empezaron a escribir las continuaciones ellos mismos. Así florecieron los sitios “espontáneos” dedicados a Expedientes Secretos X (especialmente al capítulo fin de temporada donde Scully “moría”), y a ER Emergencias. Desde que George Clooney se fue de la serie, y por ende terminó su romance con la enfermera encarnada por Julianna Margolies, los fans se indignaron y procedieron a narrar con fruición los devenires de la pareja (casamiento, divorcio, hijos) dándole la espalda e ignorando al programa, que obviamente sigue emitiéndose. Con los films son frecuentes las secuelas en versión fan fiction (Trainspotting tiene unas cuantas, que pueden relatar la vida “normal” de Renton en Londres u otras variantes que lo convierten en un zar de la droga de Edimburgo). Con las series que hace décadas no se proyectan (como la Star Trek original), las posibilidadesson infinitas, incluyendo que Kirk y Spock se unan a Picard (el comandante del Voyager en Viaje a las Estrellas segunda generación).


Perdidos en el espacio: La Guerra de las Galaxias con Curly, Larry y Moe como Jedis desquiciados.

Mojame la oreja: El Jedi Obi Wan Kenobi de Ewan McGregor encariñado con el Lord Sith Darth Maul.

MULDER AMA A SCULLY Star Trek no es la única serie que tiene fan fiction. Es más: quizá no exista una sola serie de TV que no tenga sus historias escritas por fans. Un solo sitio de los Expedientes Secretos X (y ya hay más de cien en la red, sin contar los “oficiales”) tiene seis mil historias. Dado que se trata de una serie de ciencia ficción/terror, con capítulos unitarios (más allá de los eternos conflictos de base) es sencillo inventar nuevas conspiraciones, nuevos contactos con el espacio exterior, nuevos encuentros cercanos. Pero la modalidad más popular es el género romántico/erótico, estimulada por el eterno juego histérico del dúo que protagoniza la serie y mantiene en vilo a los espectadores. Si los estudios no “formalizan” la pareja, los fans lo hacen. Y en los “fan-fic” románticos, Mulder y Scully no andan tomaditos de la mano, precisamente. Para no perder la línea, casi siempre se les agrega el elemento sobrenatural. Por ejemplo, en una historia titulada “Aenima” (del misterioso autor Te Scully, poseída, ata a Mulder a la cama. La cosa sigue así: “Ella se arrastró sobre Mulder, rozándole con los pezones su abdomen y su pecho, para finalmente detenerse, y hablarle al oído. No lo hagas. Los ojos de Mulder estaban fuertemente cerrados, tratando de bloquear las sensaciones, mientras seguía luchando. Ella recorrió con la lengua la oreja de Mulder, sin dejar de masturbarlo. Pero alguna parte de su cerebro afiebrado reconoció la necesidad de tranquilizarse, y su voz volvió a la normalidad. ¿Mulder? Él abrió los ojos. ¿Scully había vuelto en sí? Mulder, yo sé... Los dientes encontraron el lóbulo de la oreja y mordieron con dulzura. Yo sé que viste el fuego. Pero nunca viste un fuego verdadero... Un repentino elevarse de sus caderas, y él estaba dentro de ella. Sus manos trataron instintivamente de aferrar las caderas de Scully... si no viste estallar a la diose Pele. Mulder dejó de resistirse”.
Hay bastante más de este estilo en el sitio http://skinner2.gossamer.org/Gossamer/html.9909_2.html, uno de los archivos más importantes de fan fiction de X Files.

DEL CHOLULISMO CREATIVO A LA LIBERACION Cuando el New York Times “descubrió” la in mensa producción de fan fiction en la red, describió al fenómeno como “una liberación de los espectadores”. Según el diario norteamericano, “los individuos interfieren en el proceso creativo por sí mismos, apropiándose de sus héroes, un paso hacia la evolución de una cultura mediática más democrática e inclusiva”. Los propios autores lo consideran una suerte de acto subversivo en contra de los estudios que controlan a los iconos de la cultura popular. O, según la definición que los autores de fan fiction han tomado masivamente “es una forma cultural de reparar el daño que ha causado un sistema donde los mitos contemporáneos no son propiedad de la gente sino de las corporaciones. Una forma de devolverle a la gente sus mitos”. Los menos entusiastas señalan que, más que una guerrilla semiológica, el fan fiction se parece mucho a las fantasías afiebradas de fans obsesivos, y poco más que eso. Si es así, hay que decir que los fans obsesivos son muchos. Una breve enumeración de programas de TV y libros que tienen cientos de sitios de fan fic: desde Los ángeles de Charlie a Buffy, la cazavampiros y Xena, pasando por Dawson’s Creek, ER Emergencias, Brigada A, las crónicas de vampiros de Anne Rice, los juegos de rol de Dungeons & Dragons, todas y cada una de las series de animación japonesa, Highlander (en su versión fílmica y televisiva), Misión imposible (ídem), El cuervo, División Miami, Batman y Superman y todos los héroes de la DC Comics, incluso la serie británica Los profesionales. La lista es inabarcable. Si antes de Internet estos autores no podían expresar su entusiasmo más que en reuniones de clubes de fans o convenciones (o en la soledad del hogar), ahora están mundialmente conectados, y la red no hace más que promover la obsesión colectiva, con forums de discusión y otros tipos de interactividad. El género funciona no sólo con autores publicando en sus propios sitios. También hay mailing lists en la red, donde en general se proponen los “desafíos” (en general eróticos, o de “crossover”: mezclando personajes de distintos programas o películas). Por ejemplo, alguien propone “quiero que Obi Wan Kenobi se enamore de Mulder, y que Qui Gon Ji les haga una escena de celos”. O que “Spock y Darth Vader se encuentren en el espacio y luchen juntos, o uno contra otro”. En los desafíos todo vale. Ante la enorme diversidad de fan fiction, han aparecido algunas organizaciones en la red destinadas al control de calidad de las narraciones (tarea titánica e imposible). Las dos más importantes son: Citizens Against Bad Slash (“Ciudadanos en contra del slash berreta”) y FCA (la “Asociación de Críticos de Fan Fiction”).


El dúo dinámico: el Señor Spock y el Capitán James Kirk, la relación más sospechada del espacio.

Qué linda noche para fumarse: Yoda disfrutando de un placer prohibido para los Jedis, el tabaco.

 

LA ACADEMIA Es casi redundante decir que La guerra de las galaxias tiene tantos sitios de fan fiction como Viaje a las estrellas. Sin embargo, pasa algo extraño: hay un archivo de fan fiction que se destaca sobre todos los demás, porque es terriblemente divertido: se trata de The Sith Academy. La obligatoria “advertencia” (todos tienen que dejar claro que los personajes que manipulan tienen autor) reza: “El universo de Star Wars pertenece a George Lucas. Las historias e ilustraciones de esta página no intentan de ninguna manera infrigir ese copyright. De verdad. No nos demanden, por favor. No tenemos un peso. Nos gastamos toda nuestra plata en merchandising de La Guerra de las Galaxias y en repetidas sesiones en el cine viendo Episodio I: La Amenaza Fantasma”. Los siths son una suerte de Jedis malos, de los que forma parte Darth Maul, el personaje introducido en Episodio I, totalmente vestido de negro, con sable doble, rostro maquillado a lo Kiss y cómicos cuernitos. Las historias que aparecen en este sitio (http://www.siubhan.com/sithacademy) giran en torno de las aventuras de los aprendices de Jedis en la academia e incluyen, por supuesto, acercamientos sexuales. El tono es eminentemente satírico, y carece del candor de otras entregas de fan fic, románticas o no. La pareja más popular es Obi Wan Kenobi (Ewan McGregor) y el ya mencionado Darth Maul. Una de las historias, por ejemplo, se titula “Kenobispotting” (firmada por una tal Rose) e incluye “disculpas a George Lucas e Irvine Welsh”. La parodia cita permanentemente a Trainspotting y Episodio I e incluye esta hipotética situación: Obi Wan Kenobi era un heroinómano delincuente juvenil, que en un programa para rehabilitación de la juventud descarriada debió entrar en la Academia, so pena de cumplir una condena en una cárcel. Darth Maul descubre el pasado oculto del exitoso y aparentemente sumiso aprendiz... y utiliza la extorsión para comprar sus favores sexuales, que ObiWan/Renton/McGregor entrega sin demasiados problemas. La historia incluye secuencias como ésta. Darth Maul encuentra a Obi Wan en su habitación, fumando y con una remera que dice Garbage (“basura”). Y le pregunta:
–¿Sos fan de la banda o la remera es un comentario acerca de tu vida?
–Ambas cosas.
–¿Entonces no estás orgulloso de ser un Jedi?
–¡Es una mierda ser un Jedi! Somos el más patético y servil puñado de amantes de la naturaleza, comedores de avena, maricones new-age que alguna vez se haya arrastrado por la tierra. Alguna gente odia a los Siths. Yo no. Me dan lástima. Nosotros somos unos imbéciles, pero ellos son unos pobres tipos que siempre pierden en las peleas con los imbéciles. Es una mierda, hay que admitirlo.
Cualquier parecido con Trainpsotting es intencional. Más tarde, Maul y Kenobi tienen un apasionado encuentro, en el que Maul “abre la túnica deKenobi usando la Fuerza, y se maravilla de la firmeza del trasero del joven aprendiz”. De hecho, Ewan McGregor es uno de los actores que más slash ha ocasionado, por la popularidad de tres de sus papeles: el de Mark Renton en Trainspotting, el de Obi Wan Kenobi y el de Curt Wild, el símil de Iggy Pop que interpretó en el film Velvet Goldmine, que ha generado una de las comunidades de fan fic más recientes y crecientes (ver el archivo www.velvet-net/samantha/vg/main.html, donde hay cientos de historias, incluyendo una donde Ewan McGregor como Curt Wild se enamora de Ewan McGregor como Mark Renton).

EL DIARIO INTIMO DE SUSANITA
El reino de la fan fiction no se limita a la ficción, valga la redundancia. Existe el despreciado género de las Mary Sues (una traducción aproximada sería “susanitas”), donde los/las protagonistas son, sin duda, los autores, o en todo caso son fantasías de los autores con sus ídolos. Es decir: textos de diario íntimo adolescente con su estrella de rock favorita. O aventuras inventadas con personajes reales (en este sentido, el indefinible libro de Juan Alberto Badía, El día que John Lennon vino a la Argentina, sería una suerte de precursora del género). Hay Mary Sues, con Duran Duran (que incluyen múltiples orgías entre sus integrantes) y con Los Beatles (que incluyen historias espantosas donde John Lennon viene a la Tierra como un ángel para ayudar a músicos frustrados, al mejor estilo de Michael Landon en la serie Camino al cielo). El mundo del brit pop también tiene sus sitios: en http://noelstory.8m.com, los integrantes de Pulp, Blur, Radiohead y demás retozan y se enamoran de las autoras en interminables giras. Pero sin duda, la banda que más fan fic tiene es los Backstreet Boys. Hay 729 sitios que los tienen como protagonistas de las más variadas fantasías (nadie culpará a quien no tenga ganas de visitarlas). Y también hay un sitio con fan fic dedicada a la mismísima Lady Di: www.mmjp.or.jp/amlarg.atc/fiction/index.htm. A este particular subgénero nadie se lo toma en serio: sus autores son el hazmerreír de la comunidad del fan fiction en la red. Y, en general, si a una historia se la acusa de “mary sue”, es señal de que se trata de algo olvidable. Los integrantes de CABS lo explican brevemente: “Todas las historias de fan fiction, eróticas o no, tienen que tener un argumento. Si no es así, no las publiquen. Limítense a escribirlas en sus diarios íntimos para revisitarlas en años venideros y avergonzarse (o reírse) de sus pasados”.
Los estudios dueños de la propiedad intelectual de los personajes han tolerado, hasta el momento, la manipulación. Paramount intentó una suerte de boicot en 1996, pero se limitó a presionar a los sitios que publicaban guiones, fotos y otro material de la serie no autorizado oficialmente. Si detuvieron estas inocentes publicaciones, sorprende que no hayan iniciado una campaña para que cesen todas estas ficciones alternativas. Pero legalmente, la cuestión no es tan sencilla. Si se considera al fan fiction como creaciones derivadas de marcas registradas, es ilegal, y no pueden ser publicadas sin autorización. Pero, si se las considera creaciones independientes, quedan dentro de lo legal. Nadie se ha puesto de acuerdo acerca del fan fic todavía. Por supuesto, si alguno de los actores se siente difamado, puede sobrevenir un juicio. Hasta el momento, ningún actor ha denunciado alguna ofensa. Eso sí: las administraciones de las ocho grandes redes de Usenet (grupos de discusión y noticias) no permiten fan fiction. Si la sangre llega al río, no quieren ningún embrollo legal: un gran estudio podría considerar a uno de estos grupos de noticias como una editorial. Aunque en realidad nadie sabe cómo se manejan los derechos de propiedad intelectual en un grupo de noticias. Por lo tanto el fan fic está marginado a los servidores menos populares.
Sin embargo, es poco probable que los estudios detengan el fan fiction. Sencillamente porque los autores son los fans más devotos: es decir, los mayores consumidores. Esos miles de historias paralelas no van a provocar una caída de los ratings y ellos lo saben: la obsesión sólo provoca mayorobsesión, y cuanto más se hable o escriba de las películas o programas, mejor. LucasFilm, la compañía de George Lucas, ha manifestado la posición más razonable en el tema. Dice Jeanne Cole, jefa de prensa: “El fan fiction no puede controlarse. Nosotros lo vemos de esta manera: apreciamos lo que hacen los fans, sabemos que no existiríamos sin ellos y no pensamos detenerlos. ¿Qué sentido tiene hacerlos enojar?”.

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