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FUE DETENIDO EL SUPUESTO JEFE DE UNA BANDA DE HACKERS LOCALES
Con las computadoras al calabozo

Un ejecutivo de una firma informática fue acusado de hackear el sitio de la Corte, entre otros. Buscan más miembros del grupo.

Julio Ernesto López está acusado de comandar el grupo que hizo hackeos políticos en la web.

Por Alejandra Dandan

Hasta ayer todos lo conocían como Wences, el nik con el que Julio Ernesto López había comandado, ocultadísimo, terribles hackeos al site de la Corte Suprema y de las Fuerzas Armadas. El joven de 26 años, ejecutivo de una empresa informática, no lo sabía, pero desde el ‘98 era tenazmente perseguido por las tropas de élite en delitos informáticos de la Policía Federal. Ayer lo supo: por orden del juez federal Gustavo Literas quedó detenido en Ezeiza acusado del delito de acción pública por alterar y destruir parte de los contenidos en los sites hackeados por su grupo. Página/12 cuenta en exclusiva cómo fue la primera captura made in Argentina de los hasta aquí graciosos saboteadores informáticos. Ahora, mientras la Justicia se las arregla para tipificar un delito definido por el mismo juez como demasiado complejo, los ciberinvestigadores rastrean los huellas que conectarían al Xteam, el grupo de Wences, con otras peligrosísimas organizaciones internacionales.
Al grupo liderado por Wences se lo ha definido como cracker y no hacker, porque la Justicia consideró que no sólo entraron a los sitios sino que destruyeron parte de sus contenidos e interrumpieron el servicio. “En este caso -explicó Literas a Página/12– ellos modificaron la página, provocando un daño que aunque es reparable no lo es desde el punto de vista penal.” El magistrado consideró intencional la invasión a los sitios porque estaban en conocimiento del daño a una marca, tipificado en el artículo 180. “Es imposible –aseguró el juez– que no hayan conocido el daño que estaban provocando.”
La aventura de los Xteam, el grupo comandado por Wences, comenzó en el ‘98 con la invasión molesta al site de la Corte Suprema de Justicia. Allí, para el aniversario del crimen de José Luis Cabezas del 25 de enero de ese año, los chicos Xteam colgaron su proclama. Taparon el sitio con la leyenda “No se olviden de Cabezas” y –gran error– colaron su firma. Un día después, la Corte, encoleradísima, presentó la primera denuncia en contra por sabotaje. Esa presentación fue hecha en el Juzgado Criminal Federal Nº 12, ahora interinamente a cargo de Literas.
“El caso estuvo al borde de archivarse –dice el magistrado– porque no contábamos con la tecnología y era muy difícil con las sucesivas observaciones técnicas encontrar el personal que lo entienda y los aparatos para seguirlos.” A decir verdad, el problema era que no había en la Justicia fuerza capaz de seguir los mutaciones informáticas del grupo que poco después conseguía derribar durante varias horas los sitios informáticos de las Fuerzas Armadas y hasta los de Clarín, Olé y Ambito Financiero.
En algunas de las entrevistas que, de incógnito, concedió el ahora pobre Wences, admitió que lo suyo eran hackeos políticos. Por eso, cuando el 24 de marzo del ‘98 invadieron la zona interactiva de las FF.AA., metieron de prepo un link conector con la página de Abuelas. Alguna vez, Wences aclaró su posición al respecto. La entrada a páginas de empresas y organismos es una proclama: “Hubiésemos ido al Congreso con pancartas –dijo–, pero no es nuestro sitio.”
Pero los que espiaban todos sus movimientos no opinaban lo mismo. Para ellos se trata de un delito, y por eso si se comprueba que detrás del muchachito hay otros cuatro secundándolo –como se sospecha–, la figura delictiva cambiaría a asociación ilícita y con ello se borraría la excarcelación como opción salvadora. “Se supone que estaban conectados con organismos incluso internacionales”, aseguró a este diario una fuente de la investigación. Tan grande sería el asunto que al parecer “habrían hecho destrozos tomando PC a través de las redes y modificando contendidos y archivos de cuantas máquinas se les antoja”, explicó la fuente antes de mencionar que los Xteam hasta “pueden prender y apagar cualquier computadora”. La causa Xteam pasó en septiembre a manos del equipo hiperentrenado en delitos informático de la Federal. Desde allí, la división de élite de la Superintendencia de Interior rastreó los datos hasta dar ayer en el blanco. Los crackers habían dejado demasiados cabos sueltos en el recorrido porque –se supone– nunca supieron que los perseguían. Página/12 pudo saber que uno de los puntos fuertes para el rastreo fue las entrevistas dadas por el grupo con sus nik a varias publicaciones. Allí iban entregando las pistas que los dejaban al descubierto. De hecho, el 80 por ciento de la investigación se hizo con información considerada pública. Esto es, acceso a la red y búsqueda en la página de Geocities, donde el propio Wences mandaba datos en un calidísimo diario íntimo. Existieron además intervenciones de la SIDE y Excalibur manuales para descubrir las escurridizas guaridas de los ciberpibes.
El periplo –acaso la primera parte– concluyó ayer muy temprano en Ezeiza. Wences volvía de Miami, la ciudad donde además de funcionar como ejecutivo de Decidir.com, una empresa argentina de informática, usaba como “base de operaciones para su grupo”, al menos así lo piensa la Justicia. El joven quedó detenido apenas aterrizado. Terminada esa detención, existieron otros tres allanamientos en Bernal –su casa– y en Sarandí y Villa Domínico. De esos lugares, además de llevarse equipos, la policía se llevó a la supuesta recepcionista de Xteam. Una chica de 22 años que controlaría los chats y los correos electrónicos del grupo.
En su diario, Wences escribió por estos días: “Soy lo que soy, no tengo que dar excusas por eso, a nadie hago mal y el sol sale igual”. Todavía no sabía que lo estaban por encerrar.

 


 

APARECIO UN CUERPO EN LA FABRICA QUEMADA EN TIGRE
La polémica tras el desastre

”La fábrica es irrecuperable.” Angel Luis Callegari, propietario de la química de Tigre destruida la noche del jueves por un incendio, definió a Página/12 lo que fue el desastre. Ayer, dentro del edificio ubicado a orillas del río Reconquista, hallaron los restos calcinados de una persona y ahora tratan de determinar si es el operario Carmelino Luis Chamorro, cuya desaparición ha sido denunciada. Al ocurrir la explosión estaban en la planta unos diez trabajadores, pero el único desaparecido del que se tiene conocimiento es Chamorro. “No hay compuestos tóxicos en el aire”, aseguraron tanto el intendente de Tigre, Ricardo Ubieto, como el director provincial de Control Ambiental, Oscar Deina. El fiscal de la causa, John Broyard, le dijo a este diario que “los peritos creen que no hay contaminación, pero igual se realizaron varios estudios para confirmar esa primera apreciación y todavía no se conoce el resultado”.
La organización ecologista Greenpeace manifestó su preocupación porque lo ocurrido en Tigre “es un ejemplo más de la existencia de industrias peligrosas en medio de zonas pobladas”. También consideró “alarmante la falta de preparación para responder ante accidentes químicos” y que los vecinos ignoren “los verdaderos riesgos que suponen las empresas con las que conviven”. Callegari, por su parte, dijo desconocer las causas del accidente, mientras el intendente Ubieto insistió en que la fábrica estaba instalada “dentro del parque industrial”.
Los vecinos, en cambio, aseguraron a la prensa que pagan impuestos “como zona residencial”. Broyard aclaró que el tema está siendo analizado, pero señaló que por el momento “no hubo ninguna presentación por parte de particulares”. Los edificios dañados por las explosiones pertenecen a las dos empresas instaladas en terrenos linderos a la química.
“Los operarios que estaban en la planta sólo recuerdan una llamarada, una explosión y no pueden señalar ninguna causal”, comentó a este diario el propietario de la planta incendiada. Callegari se encontraba fuera de Buenos Aires y tuvo que regresar de urgencia. “Con Chamorro tenía una larga amistad, de manera que no quiero hablar del tema”, se excusó. En cuanto a los daños sufridos, aseguró que “son insalvables, a punto tal que la recuperación de la fábrica es imposible”.
El fiscal Broyad dijo que los expertos de la Municipalidad de Tigre afirmaron que luego de la explosión “no se encontró contaminación en el aire”. A pesar de esa aseveración, Broyad dispuso una serie de estudios sobre los elementos hallados en el lugar del desastre “para poder determinar si eran tóxicos o no los elementos que entraron en combustión, porque eso va a determinar el riesgo eventual”.
Daniel Zorzoli, subjefe del Sistema de Emergencia de Tigre, hizo saber que a las 11.30 de ayer encontraron restos humanos, durante un operativo a cargo de personal policial. Zorzoli aseguró que en los hospitales de la zona “no se atendió a ningún empleado ni vecino afectado” por lo ocurrido. “Sólo hubo casos de bomberos sofocados por el intenso calor.”

 

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