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RODRIGUEZ GIAVARINI VOLVIO A CRITICAR A CUBA Y “ANALIZA LOS CURSOS DE ACCION FUTURA”
¡No, Fidel! ¡No nos gusta que nos digas “lamebotas”!

Desde EE.UU., el canciller acusó a Castro de �romper los códigos de la racionalidad�. Deslizó amenazas sobre la deuda que tiene Cuba con Argentina y suspendió una misión económica a la isla. Los progresistas del Gobierno, desconcertados con la declaración de Fidel.

Por Fernando Cibeira

Mientras en el gobierno de la Alianza continúan buscándole una explicación a las duras declaraciones de Fidel Castro, el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini elevó el tono de la queja nacional. “Rompió todas las normas de la racionalidad más elemental con los injustos y despectivos calificativos que utilizó”, dijo el canciller sobre Fidel. De acuerdo a las órdenes recibidas, el embajador argentino en Cuba, Oscar Torres Avalos, llegó a Buenos Aires para informar a sus superiores aunque, en público, buscó bajar el nivel de conflictividad de la disputa, algo que ayer era el deseo más difundido dentro de la coalición. No obstante, luego de la entrevista que Giavarini mantuvo con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, el Departamento de Estado emitió una irónica declaración que seguramente no ayudará a pacificar los ánimos: dijo que Estados Unidos y Argentina “compartían cierto honor” al haber sido denunciados por Castro.
Desde Washington, Rodríguez Giavarini anticipó que analizaba “los cursos de acción futura en la relación bilateral”. En principio, quedaba suspendida una misión comercial que debía aterrizar en La Habana durante este mes, al tiempo que se analizaría en detalle lo informado por los representantes diplomáticos argentinos en la isla. Como al pasar, el canciller recordó la deuda de 1500 millones que Cuba mantiene con Argentina, un as en la manga que siempre sirvió para sosegar cualquier crispación caribeña. “Al cabo de este análisis, el gobierno argentino tomará decisiones sobre los cursos a seguir en relación con este lamentable episodio, que sin duda afecta la vinculación entre ambos países”, consideró el Palacio San Martín a través de un comunicado.
En cumplimiento de la queja diplomática planteada por la Cancillería, Torres Avalos volvió ayer a Buenos Aires para presentar su informe de situación. El embajador en La Habana pudo cumplir la orden con premura porque alcanzó el vuelo de Cubana de los domingos a la tarde y ayer temprano ya atendía las radios porteñas con un mensaje tranquilizador. No sólo dijo no tener confirmado que Fidel haya calificado a Argentina como “lamebotas de los yanquis” sino que, sin ruborizarse, aseguró que su vuelta al país se debía a que estaba por nacer su nieto. Sí aceptó que en el marco de un duro discurso en contra del modelo neoliberal pronunciado en un encuentro de economistas, Fidel había mencionado a la Argentina.
Como era de esperar, durante la jornada de ayer el embajador recibió varios llamados de correligionarios radicales ávidos de información. Sin embargo, Torres Avalos, apodado “Buda”, no les pudo agregar más que incertidumbre. “No hay motivos de donde agarrarse”, les respondió, cuando lo interrogaron sobre las posibles motivaciones del líder cubano.
Es que la andanada de Fidel caló hondo en el Comité Nacional de la UCR. Allí eran varios los que venían trabajando silenciosamente para que, en abril, Argentina cambiara su voto negativo a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y tomara una postura similar a la que históricamente mantienen México y Brasil. Estos dirigentes radicales cercanos a Raúl Alfonsín perjuran que la Cancillería todavía no tenía una posición tomada en el tema y que había grandes chances de forzar un cambio. “De la Rúa le dijo la semana pasada a Alfonsín que todavía no había definido el voto”, explicaba un importante dirigente radical.
En contraposición, un ex funcionario de la Cancillería en los tiempos del menemismo y las relaciones carnales planteaba que esta hipótesis era imposible. “Cuba no hizo nada durante este año que justifique un cambio del voto argentino en las Naciones Unidas”, razonaba el ex funcionario. En el Comité radical lo refutaban. “Está claro que los votos condenatorios no tienen que ver con la situación de los derechos humanos en sí, sino con una consideración hacia el país en general. Por eso, países desarrollados que cometen violaciones a los derechos humanos nunca son condenados. Así que no hay impedimentos para que Argentina pueda cambiar su voto”, sostenía el especialista radical. En lo que todos coincidían era en que las consideraciones del presidente cubano dejarían su huella en la decisión final del gobierno aliancista. Algo de eso le habría comentado Alfonsín al embajador cubano en la reunión que mantuvieron ayer (ver aparte). “La verdad es que no podemos creer que Fidel haya salido a decir eso por una información que salió en un cable de noticias la semana pasada”, comentaba un allegado al ex presidente. “Tal vez consideró que la desmentida de Cancillería no fue lo suficientemente enérgica. Pero lo cierto es que Menem apoyó a los contras, hizo actos con los gusanos de Miami y votó siempre contra Cuba y Fidel nunca le dijo nada parecido”, se enojaban.
Este año, Argentina tiene grandes chances de presidir la Comisión de Derechos Humanos que en la reunión de la ONU decide la suerte de Cuba. Y quien preside la comisión tiene cierta influencia para manejar los debates según su criterio.
Anoche, todos apostaban a un descenso del nivel de conflictividad. En la embajada cubana en Buenos Aires respondían que, por ahora, no habría ninguna declaración oficial. En la Cancillería esperaban ansiosos algún tipo de ratificación o rectificación –o aunque sea una corrección– de los dichos de Castro, para elaborar cuáles serán los próximos pasos. Un hombre de la diplomacia, radical confeso, sostenía que una baja de la intensidad de la pelea no resultaría beneficiosa únicamente para el régimen castrista, sino también para la gestión delarruista, que ha empezado a ver a Cuba como un apetecible mercado donde colocar exportaciones. “Sabemos de empresarios norteamericanos que se quejan porque su país no los deja hacer negocios en Cuba. Allí ya están españoles, franceses y alemanes, nosotros también queremos estar. Además hay una historia de amistad entre los pueblos”, explicaba, prendiendo una vela a la memoria del Che Guevara.

Para Colombo fue “agresivo”

El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, dijo hoy que le pareció “sumamente agresivo” que Castro hubiera calificado a la Argentina como “lamebotas de los yanquis” en un discurso de seis horas durante un encuentro de economistas. En declaraciones a Radio Continental, Colombo desmintió que algún funcionario del Gobierno hubiera adelantado en Washington un nuevo voto en contra de Cuba, en vistas de la próxima reunión en abril de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. “Me pareció sumamente agresiva la posición de Fidel y, por otro lado, que estaba desinformado, porque el gobierno argentino todavía no había fijado su posición sobre el voto a Cuba”, remarcó el jefe de Gabinete.

 

Alfonsín, el mediador

En medio del conflicto que provocó un tembladeral en las relaciones bilaterales, Raúl Alfonsín se reunió ayer con el embajador cubano, Alejandro González. Según algunas fuentes, el encuentro habría tenido alguno que otro tramo duro en los que el ex presidente se habría quejado por el tono de las declaraciones de Fidel Castro sobre Argentina. “Si quería que volvieran a votarle en contra, fue lo mejor que pudo haber hecho”, habría dicho Alfonsín, quien venía trabajando junto a un grupo de colaboradores para que la gestión aliancista revirtiera la postura mantenida el año pasado en la ONU. Con todo, la versión oficial indicaba otra cosa. Aseguraba que Alfonsín y González coincidieron en la necesidad de bajarle el tono al conflicto para no hacerles el juego a los sectores que desean ver rotos los lazos diplomáticos entre Argentina y Cuba.

 

Claves
Llegó a Argentina el embajador en Cuba e intentó bajar los decibeles del incidente. Incluso dijo que no se conocía con exactitud la declaración de Castro.
Pero el Gobierno unificó posición criticando muy duramente a Fidel. Rodríguez Giavarini, desde Washington y tras reunirse con Colin Powell, se puso a la cabeza de la exigencia de una retractación o una aclaración.
Alfonsín, partidario desde el año pasado de un cambio de la postura argentina en las Naciones Unidas, dialogó con el embajador cubano.
Los partidos de izquierda criticaron la postura del Gobierno, que homologaron con la del menemismo.
El ex canciller menemista y el ex embajador en Estados Unidos adhirieron a la postura del actual oficialismo.

 

Hablan la izquierda, la Alianza, el PJ

Diego Guelar *.
“Felicito al canciller”

La Argentina estuvo durante los últimos años en la avanzada de cuestionar tanto el embargo norteamericano como las reiteradas violaciones a los derechos humanos que siguen ocurriendo en Cuba. Salvo que existieran elementos de juicio nuevos, que a la fecha desconozco, no veo motivo alguno para modificar el voto argentino tal como fuera expresado el año pasado. Fue el presidente Alfonsín el primer abanderado en la inclusión de cláusulas democráticas en los tratados internacionales, política que fue seguida por Carlos Menem. Felicito al canciller Adalberto Rodríguez Giavarini por no haber variado ese rumbo.

* Secretario bonaerense de Relaciones Internacionales


Jorge Altamira *.
“Sin autoridad moral”

Durante el año 2000, las violaciones a los derechos humanos en Argentina fueron mucho mayores que las que pueda haber en Cuba; recordemos los asesinatos de los piqueteros de Salta y de Corrientes y los casos de “gatillo fácil”. Es el Gobierno argentino el que tendría que responder por estos casos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Yo no defiendo las cosas no democráticas que pasan en Cuba, pero fui allá y lo dije, en cambio el gobierno argentino actual no tiene autoridad moral. Argentina es un satélite de Estados Unidos, y en cuanto a lo que dijo Castro, yo lo suscribo: Argentina es una lamebotas yanqui.

* Legislador porteño-Partido Obrero


por guido di tella*:
“Alianzas estratégicas”

Creo que la reacción extemporánea del Comandante Castro le ha facilitado las cosas al presidente De la Rúa y al canciller Rodríguez Giavarini, al ahorrarles la previsible discusión interna con aquellos sectores de la Alianza que ya el año pasado les recriminaron que hicieran lo mismo que nosotros: defender los derechos humanos de los cubanos (algo que esos sectores interpretan interesadamente como una sanción contra Cuba, cuando en rigor es contra las violaciones del régimen castrista). Esa defensa –así como la elección razonable de las alianzas estratégicas del país– también forma parte de la “herencia recibida” o, si se quiere, de aquellas cuestiones en las que la realidad, que es la única verdad, marca las bases para coincidencias objetivas entre las corrientes profundas de la política nacional.

* Ex canciller.


Por Patricio Echegaray *.
“Relaciones carnales”

El Gobierno ha adoptado la misma posición del menemismo, que se basaba en las relaciones carnales con Estados Unidos. ¿Qué es lo que se condena en Cuba? ¿Será acaso el hecho de que sea el país con menos índice de mortalidad infantil? ¿Será acaso una condena a un país en el cual los derechos a la salud y a la educación están garantizados para todos? ¿O será por la dignidad de no someterse –como tantos otros– a los dictados imperiales de Estados Unidos y de los organismos financieros internacionales? Nadie ignora que la intención de condenar a Cuba por parte de Estados Unidos es precisamente por el ejemplo moral que ante el mundo da Cuba en esos temas.

* Legislador porteño por Izquierda Unida.


Eduardo Jozami *.
“No repetir el error”

Lo realmente importante en todo esto es la posición que adoptará la Argentina en cuanto al voto internacional por la situación de los derechos humanos en Cuba, más allá del intercambio de declaraciones. El año pasado la Argentina cometió un grave error al condenar a Cuba, dando una prueba de sujeción a la política estadounidense. Tendría que haberse seguido la línea mantenida por el gobierno de Alfonsín, que es la abstención. Más que sobredimensionar la cuestión diplomática, tendríamos que retomar la posición tradicional argentina en estos casos. Hay una expectativa muy grande por la actitud argentina ante el nuevo voto sobre Cuba.

* Subsecretario de Vivienda del Gobierno de la Ciudad, Frepaso

 

 

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