Por
Irina Hauser
y Raúl Kollmann
Los
pagarés originales de Alcatel, Entel y María Julia Alsogaray
los tengo yo en mi oficina de Nueva York. Esta frase fue repetida
varias veces, a fines del año pasado, por el financista Mariano
Perel, quien apareció muerto junto a su esposa en una cabaña
de Cariló el 4 de febrero pasado. Investigadores de la Unidad Fiscal
de Investigación Tributaria y Contrabando (Ufitco) rastrean la
relación entre Perel y María Julia en al menos dos aspectos.
En primer lugar, la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) ya
había detectado la existencia de pagarés mellizos y trillizos,
algunos a favor de Alcatel, por los cuales se pagaban al doble o al triple
compromisos por millones de dólares, canalizando así supuestas
coimas en la privatización de ENTeL. En segundo lugar, la relación
de María Julia con el Banco Mercurio que, según reveló
en una carta el propio Perel, se dedicaba a lo que llamaba justis,
o sea a crear operaciones para justificar que funcionarios y empresas
perdían dinero en distintos negocios, lo que les permitía
esconder ante el organismo recaudador de impuestos el dinero de la corrupción.
A un mes de la muerte de Perel y Rosa Golodnitzky todavía no se
sabe a ciencia cierta si los mataron en un crimen mafioso o si el financista
acosado por la bancarrota le pegó un tiro en la nuca
a su esposa y después se disparó él mismo otro tiro,
también en la nuca. Sin embargo, lo que ocupa el centro de la escena
es la increíble doble vida que llevaba Perel, en la que se mezclan
como anticipó en exclusiva Página/12 al día
siguiente de su muerte extorsiones, trabajos de espionaje e inteligencia,
blanqueo de dinero proveniente de coimas, evasiones impositivas y contrabando
y deudas monumentales con inversores que le entregaban fondos en negro
para que colocara.
La última derivación de las pesquisas sobre los papeles
de Perel ponen en el tapete a la privatizadora de ENTeL, María
Julia Alsogaray. El informe final de la Sindicatura, cuyo jefe es Rafael
Bielsa, sobre la privatización de los teléfonos, señala
que se pagaron sumas millonarias de más a empresas proveedoras.
Los investigadores aseguran haber encontrado, por ejemplo:
6.000 pagarés por un valor estimado en unos 400 millones de pesos
sin ningún tipo de respaldo contable.
17 cheques originales por 90 mil dólares para ENTeL que María
Julia endosó pero que, sin embargo, nunca fueron depositados.
Una liquidación de deuda a favor de Meller S.A por una suma 142
por ciento superior a la deuda real por un aparente error en el cálculo
de intereses. La deuda se liquidó en efectivo, aunque Meller había
aceptado bonos.
Documentos deliberadamente mal fechados. Uno de ellos, por ejemplo, lleva
una nota que dice: La fecha de pase real fue el 2/8/95 se puso fecha
9/6 porque tenía que ser antes del 30/6. Esto permitía
el reclamo de deudas en fechas no habilitadas.
Un convenio con IBM, por el cual ENTeL le entregó documentos por
3.935.788 dólares. Los documentos debían ser reintegrados
por IBM una vez recibidos los bonos. Todavía no se sabe si ENteL
los recuperó.
Y 11 documentos mellizos, todos a favor de Alcatel S.A, de abril y mayo
de 1990. La existencia de documentos mellizos y trillizos sería
un indicador clave sobre cómo se pagaba o dos más veces
lo mismo.
Todas estas evidencias encajan con varios elementos que surgen de la investigación
del caso Perel. En primer lugar, los propios dichos del financista, quien
señaló que tiene originales de los pagarés en su
oficina de Nueva York. En segundo lugar, que Perel estuvo ligado a la
privatización de ENTeL relacionado con la proveedora de origen
francés Alcatel: el presidente fue Ernesto Luzuriaga y en el directorio
estaban Alejandro Bramer Markovic y dos íntimos de Perel, Jorge
y ClaudioGarfunkel. Perel ocupaba el cargo de síndico y todos recuerdan
que cuando Alcatel tuvo un conflicto con el Banco Extrader, Perel habló
en los medios como ejecutivo de Alcatel.
Una de las hipótesis centrales que maneja la fiscalía federal
a cargo de Carlos Cearras es que había sobrepagos, es decir que
se habría usado, por ejemplo, un mismo pagaré varias veces
para que las empresas proveedoras cobraran el doble o el triple de los
pactado, derivando una parte de esos sobrepagos a coimas para los funcionarios.
A mediados del año pasado, por casualidad, se encontraron en una
caja de seguridad de la sede central del Banco Nación pagarés
originales por más de 20 millones de dólares que había
entregado María Julia a cinco proveedoras. La pregunta del millón
fue: ¿para qué abrió esa caja si la ex ENTeL tenía
dos cajas propias en la sede de avenida San Martín 320? Fue en
aquel momento que Perel dijo, ante testigos, que él tenía
los originales mellizos de aquellos pagarés en su oficina de Manhattan,
cerca de donde M.J. tiene sus dos famosos departamentos.
En
la investigación de la Ufitco, organismo a cargo de Maximiliano
Rusconi, hay otra vertiente. Se encontraron relaciones de María
Julia con el Banco Mercurio, al que Perel señala como usando
la terminología conocida ahora por las pesquisas del Senado norteamericano
sobre Raúl Moneta un shell bank (banco cáscara), detrás
del cual se mueve un 90 por ciento de operaciones en negro. Una de las
especialidades del Mercurio siempre según los papeles de
Perel eran las justis, o justificaciones, que el mismo
financista describe de la siguiente manera: una empresa o funcionario
tiene una contabilidad oficial en la Argentina, pero supuestamente hace
malos negocios en Uruguay; entonces pierde dinero y eso reduce sus ganancias
oficiales en la Argentina. Así paga menos impuestos, pero fundamentalmente
blanquea dinero proveniente de coimas. Los ingresos por comisiones
de justis suman unos 150.000 pesos mensuales y lo que se cobra
es un uno por ciento del volumen que se justifica, dice Perel en
su carta. En otras palabras, el financista revela que se blanqueaban por
esa vía unos 200 millones de pesos anuales.
Respecto de María Julia, lo que está a estudio es un documento
aportado por la AFIP según el cual habría una justi
a favor de la funcionaria hecha por el Mercurio o el IBU, Intercontinental
Bank de Uruguay, otro shell bank de Bahamas que participaba de las mismas
maniobras y que Perel describe como perteneciente al Mercurio.
Debe recordarse que en el proceso contra María Julia por enriquecimiento
ilícito Uruguay aparece en numerosas oportunidades: llegan giros
desde allí, papá Alvaro Alsogaray tiene inversiones que
luego cede a la hija, hay una pérdida de una sociedad familiar
y otros avatares con sede en Montevideo.
Recientemente uno de los fiscales que actúa en esa causa, Eamon
Mullen, recordó que Uruguay sigue sin responder a los exhortos
del juez Juan José Galeano en los que el magistrado pide que le
digan qué cuentas tiene y tuvo María Julia en ese país
y cuáles fueron sus movimientos.
NEGOCIOS
CON UNA PERFECTA RIMA
Perel
y Alcatel en Entel
Mariano
Perel era síndico de la firma de telecomunicaciones Alcatel, proveedora
de la telefónica estatal y parte del grupo empresario que lideraba
Jorge Garfunkel, en la época en que promediaba la privatización
de la ex ENTel. Una perfecta rima con final en el que no terminaba allí.
Garfunkel era el principal socio argentino de la Bell, compañía
que quedó fuera de la privatización telefónica a
pesar de los enormes esfuerzos en su favor de la entonces interventora
María Julia Alsogaray, que nunca escondió su preferencia
por los operadores norteamericanos. Después del traspaso, la francesa
Alcatel logró en Argentina cortar la exclusividad en la provisión
de centrales de conmutación que tenían Siemens y Pecom Nec.
Pero nunca pasó de eso.
La incursión en electrónica y comunicaciones de Alcatel,
cuya administración era fiscalizada por Perel, pudo haber sido
mucho más importante pero quedó frustrada cuando Stet-France
Telecom-Morgan-Pérez Companc desplazaron a la Bell de la privatización
de la ex ENTel. Tiempo después de aquel fracaso, en octubre de
1992, en uno de los intentos de convertirse en la tercera de la red argentina,
la francesa Alcatel adquirió el paquete accionario del grupo Garfunkel
en la filial argentina IATA-Alcatel. También compró Telettra
y se asoció con Techint.
En el proceso privatizador de la telefonía estatal, mientras Alsogaray
apuntaba sus mejores deseos hacia el país del Norte, el ex ministro
de Obras y Servicios Públicos, Roberto Dromi, se inclinaba por
el capital europeo, junto con Eduardo Bauzá y José Luis
Manzano.
En realidad la Bell ganó la licitación de la zona Norte
(el Sur quedó para Telefónica), pero fue desplazada en el
momento del traspaso. Un triunfo para Dromi, que apareció años
más tarde como un personaje central de aquella historia. En 1999,
después de una suerte de cruzada investigativa en su contra, el
empresario Guillermo Laura que presidió Autopistas del Sol
lo denunció por haber cobrado coimas por siete millones de dólares
para favorecer a determinadas empresas en la concesión de rutas
por peaje. Pero también sugirió que la Bell había
sido desplazada por no pagar la coima que les había sido requerida
a su turno. Laura grabó una conversación telefónica
en la que Paul Leclerq el hombre que actuó como coordinador
del consorcio de la Bell en 1990 durante la privatización
dice que Dromi le dijo: Póngase y solucionamos todo.
De la desgrabación de aquel diálogo, cuya cinta está
en manos del juez Rodolfo Canicoba Corral, surgía que María
Julia había apoyado al consorcio que encabezaba la Bell Atlantic,
al permitirle postularse en la licitación a pesar de que no reunían
los títulos de la deuda requeridos para eso. Pero Dromi los terminó
descalificando. Leclerq reconoció el diálogo en cuestión,
pero dijo que Dromi en forma directa no me pidió plata,
que cuando los invitó a ponerse se refería a
los bonos de la deuda.
Pou
quiere que la Justicia impida al Congreso aconsejar a De la Rúa
La
bicameral sobre la conducta del presidente del BCRA debe dictaminar
ante el Presidente sobre la conducta de Pou. Para evitarlo y ganar
tiempo, el propio Pou se presentó ante la Justicia diciendo que
la comisión del Parlamento es inconstitucional.
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Por
Felipe Yapur
Frente
al inminente dictamen que realizará la comisión bicameral
que evalúa la gestión de Pedro Pou frente al Banco Central,
el cuestionado funcionario se presentó ayer ante la Justicia solicitando
una medida cautelar. Pide que el juez obligue a los legisladores a no
emitir, justamente, el consejo que tienen que entregarle al presidente
Fernando de la Rúa. Con esta actitud el titular del Central agudiza
el enfrentamiento que mantiene con la comisión y que se tradujo
la semana pasada en duras cartas enviadas al titular de la comisión,
Mario Losada, donde cuestionó su funcionamiento y la constitucionalidad
de algunos procedimientos. La iniciativa de Pou tiene un solo objetivo:
embarrar la cancha para ganar tiempo, aseguró a Página/12
un integrante del órgano bicameral.
En el Congreso la jugada no generó, al menos públicamente,
ni nerviosismo ni molestia, y un miembro de la bicameral incluso dijo
que se esperaba alguna maniobra por parte del funcionario. Las cartas
enviadas al senador Losada hacían prever que estaba preparando
algo, dijo el legislador. Destacó que la última carta
remitida por Pou había sido entregada por un abogado, lo que representaba
una señal de que Pou no pensaba entregarse fácilmente.
La intención del presidente del BCRA de recurrir a la Justicia
no fue una novedad para los legisladores. Ayer, el único que habló
fue Losada, quien poco después de presenciar la asunción
de los nuevos integrantes del gabinete nacional dijo: No coincido
con la iniciativa del señor Pou. Respeto su opinión, pero
la comisión se constituyó de acuerdo a lo que prevé
el sistema de la Constitución y de las leyes. Es por ello
que anoche tres de los cinco integrantes de la comisión confirmaron
que continuarán trabajando normalmente.
Veinte son las fojas que tiene la presentación del funcionario
ante el juez Martín Silva Garretón. Allí, Pou cuestiona
la conformación de la comisión bicameral y por ello exige
el dictado de una medida cautelar que impida a los legisladores emitir
un dictamen. La comisión es incompetente y sus cinco miembros
se autoconvocaron sin tener competencia para hacerlo, reza el escrito.
El funcionario adelanta además su intención de entregar
un nuevo escrito donde cuestionará la constitucionalidad del reglamento
interno de la comisión tal como lo anticipó en sus
misivas a Losada la semana pasada al considerar que ésta
se extralimitaría en sus funciones.
Es una típica transferencia de responsabilidades, sintetizó
otro miembro de la comisión. Hace lo mismo que el banquero
(Raúl) Moneta; dice que la culpa la tienen otros: la conformación
de la comisión, el reglamento, las audiencias secretas, los testigos.
Todos menos él. Lo que Pou no quiere entender es que la comisión
no investiga sino que averigua para poder asesorar al Presidente,
agregó.
Los legisladores consultados aseguran que no se comunicaron entre sí
y que la evaluación de la jugada de Pou recién la realizarán
hoy a las 11, cuando vuelvan a encontrarse para escuchar a una nueva ronda
de testigos convocados. Hasta el momento, algunos de los legisladores
consultados coinciden en señalar que más allá de
cuál sea el tenor de la decisión judicial, la comisión
debería emitir su dictamen esta misma semana. Esto hace prever
que, de no mediar inconvenientes, el jueves o el viernes a más
tardar la comisión emitirá su opinión.
En cuanto a si Pou concurrirá mañana al Senado para prestar
su testimonio, nadie en el Senado se atreve a afirmarlo, pero tampoco
a negarlo. No sabemos si vendrá, aunque de hacerlo estará
reconociendo la existencia de la comisión y hasta del reglamento
que cuestiona. Pero de este hombre se puede esperar cualquier cosa,
indicó uno de los legisladores de la bicameral, que hoy escuchará
los testimonios de un gerente y un ex directivo del Central. Lo que prácticamente
estádescartado es la presentación de Pou para el miércoles.
Con esta maniobra lo único que hace es enfrentarse con nosotros
como si fuéramos sus enemigos, indicó uno de los legisladores
del órgano bicameral.
LA
SOLEDAD DE POU EN LA JURA DEL GABINETE
Como
Pinochet el Día del Amigo
Por
Adriana Meyer
Al
mediodía se lo veía muy solo en la Casa de Gobierno,
durante el juramento de los nuevos ministros y secretarios. Pedro
Pou acababa de acudir a la Justicia como un último recurso
para evitar su remoción y el escaso calor que recibió
en la Casa Rosada fue entonces el prólogo para redactar
un comunicado de prensa para quejarse de que la comisión
bicameral del Congreso elevará al presidente Fernando de
la Rúa una opinión basada en necesidades políticas
y no en criterios técnicojurídicos.
Como si temieran algún extraño contagio, los funcionarios
que acudieron a la asunción de Ricardo Mitre, Marcos Makón
y Graciela Fernández Meijide, además del equipo
económico, lo dejaron caminar en soledad por los pasillos
de la Casa Rosada.
Incluso el ministro del Interior Federico Storani no sólo
se plegó al silencio frente a Pou sino que defendió
la labor de la comisión.
Pou había empezado su contraofensiva durante el fin de
semana con cartas enviadas a dos matutinos. Aseguró ser
víctima de un juicio mediático y comparó
su caso con el del ex gobernador cordobés Eduardo Angeloz,
recientemente sobreseído definitivamente por la Corte Suprema,
sobre quien expresó que ningún pronunciamiento
judicial puede cambiar mi íntima convicción sobre
su actuación.
En su presentación de ayer pidiendo a la Justicia una medida
cautelar para que los legisladores se abstengan de
recomendar su remoción del cargo que ocupa desde 1996,
dice Pou mediante un escrito elaborado por su abogado Carlos Caride
Fitte: La decisión de remover (al presidente del
BCRA) le compete en forma exclusiva y excluyente al presidente
de la Nación y la autoconvocatoria de una comisión
legislativa a esos efectos afecta el principio de división
de poderes consagrado en la Constitución Nacional, creando
condicionamientos políticos no deseables en una tema de
semejante importancia institucional.
También reclama su derecho a un procedimiento del
que razonablemente pueda esperarse una decisión imparcial,
fundada y no viciada de arbitrariedad provocada por pasiones momentáneas.
Y destaca que el reglamento de la comisión posee defectos
que lo vuelven inconstitucional porque no me
permitieron tener conocimiento de lo actuado y de los hechos que
se me imputan, ofrecer prueba, ni presentar mi descargo.
Pou renegó de la Justicia cuando lo procesaron por supuesta
ineptitud en el caso del Banco Patricios y argumentó que
sus decisiones como presidente del Banco Central no eran actos
políticos no judiciables. En esta oportunidad, el
carácter político de la decisión
de su remoción no le resulta aceptable.
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