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POR EL AJUSTE DE 1130 MILLONES, RENUNCIO EDUCACION
Juri es ya un recuerdo

El ministro Hugo Juri presentó su renuncia indeclinable. Sus secretarios: Andrés Delich, Juan Carlos Gottifredi y Adriana Puiggrós se sumaron al éxodo provocado por el recorte.

El ex ministro de Educación, Hugo Juri, se opuso al ajustazo.
“Esto no es un recorte. Es otro gobierno”, repetían en Educación.

Por Nora Veiras

“¡Qué bien que estábamos ayer!”, ironizó un funcionario. “Ayer” era el tiempo en que existía el Ministerio de Educación. El titular de la cartera, Hugo Juri, presentó el jueves su renuncia y anoche después de escuchar a Ricardo López Murphy confirmó que era “indeclinable”. Los secretarios de Educación Básica, Andrés Delich, y de Políticas Universitarias pusieron su alejamiento a disposición del presidente Fernando de la Rúa. La secretaria de Ciencia y Técnica, la frepasista Adriana Puiggrós, también anunció su dimisión. La razón: la eliminación del presupuesto nacional de la partida de 550 millones de pesos prevista para pagar las diez cuotas restantes del incentivo salarial docente, la poda de 360 millones que afectará a las universidades y otros 200 millones más. En sintonía con la virtual desaparición de funcionarios y funciones de la cartera nacional, los gremios docentes y los estudiantes anunciaron paros y movilizaciones (ver aparte).
La guillotina que cayó sobre los recursos para la educación provocó las mayores discusiones en el seno del gabinete. El conflicto que generó el tener que asumirse como una Alianza “contra” y no “por” la educación -como la definió su nombre electoral– se reflejó en la ambigüedad con que López Murphy detalló la poda para el sector. Dijo que se eliminarán el Fondo Nacional del Tabaco (190 millones de pesos) y las exenciones al impuesto a las naftas para las provincias petroleras (el monto es variable) y esos recursos se destinarán a Educación. En realidad, ésa es una discusión que se trasladará al Congreso, y se sabe que es imposible que los legisladores provinciales aprueben ese enroque.
Para la universidad precisó un ajuste de 360 millones de pesos sobre los 1744 millones aprobados para este año y sugirió sin atreverse a pronunciarlo el arancelamiento. “Las universidades pueden proponer imaginativamente alternativas para su financiamiento, como lo hacen las universidades públicas de gran parte del mundo”, dijo mientras estudiantes y docentes estaban imaginando a dónde marchar hoy para “repudiar la ruptura del contrato electoral”. El monto de la mutilación coincide llamativamente con la cifra que el ex ministro de Educación, Juan José Llach, había propuesto que sería retenida por la cartera nacional para distribuirse con “otros criterios” a las universidades. La resistencia de los rectores y de Gottifredi logró modificar esa pretensión en la discusión presupuestaria del Congreso. Llach fue el primer ministro en renunciar. Sin embargo, esa línea de achique se siguió profundizando: ayer, López Murphy decidió directamente eliminar esos 360 millones.

Promesas vanas

Junto con la histórica bandera de la gratuidad de la universidad pública, el programa del equipo de FIEL arrasó con el único compromiso electoral que mantenía en pie la Alianza: el Fondo de Incentivo Docente (Fonid). “El sistema educativo es exclusivamente responsabilidad de las provincias”, enfatizó el ex ministro de Defensa y a renglón seguido señaló que “se reducirá en 970 millones de pesos el subsidio a las provincias”. La primera afirmación implica que serán las jurisdicciones las que tendrán que hacerse cargo de los 550 millones de pesos que restan para cumplir con el pago de 60 pesos mensuales para los maestros. La segunda demuestra la imposibilidad de que las provincias se hagan cargo de ese financiamiento.
El anuncio de López Murphy supone incumplir con la ley de Incentivo que estipula que hasta fin de año es el Tesoro de la Nación el que debe garantizar el pago de ese plus salarial que permitió el levantamiento de la Carpa Blanca. A partir del año próximo, la fuente se tendría que discutir en el marco de una nueva ley de coparticipación federal. Hasta ayer De la Rúa reivindicaba en cada discurso público el levantamiento de la Carpa Blanca como un logro de gestión que lo diferenciaba del menemismo. Cuando iniciaba su campaña electoral como presidente, De la Rúavisitó la Carpa para izar la bandera argentina con los maestros ayunantes, un 9 de Julio.
La poda también avanza sobre los institutos de formación docente y las partidas destinadas a infraestructura escolar. Los obispos trataron infructuosamente de persuadir al equipo económico para que no suprimieran los fondos de subsidios para los 700 institutos que tiene bajo su órbita -sobre un total de 1700–. Ese frente de conflicto también quedó abierto por el discurso del economista. La supresión de los planes de obras para escuelas cercena una de las pocas funciones compensatorias que ejercía Educación en las provincias más postergadas.

Equipo

Desde que asumió en octubre del año pasado como ministro, Hugo Juri se pronunció por la defensa de educación pública. Desandó cada una de las propuestas de su antecesor y el pasado 26 de febrero firmó junto al jefe de gabinete, Chrystian Colombo, un pacto con la titular de Ctera, Marta Maffei, para pagar en forma mensual el incentivo salarial. Dieciocho días más tarde, su nuevo compañero de gabinete, López Murphy, borró de un plumazo ese acuerdo que allanó el camino para un comienzo de clases sin conflictos. No sólo eso sino que puso en pie de guerra a toda la comunidad educativa. Al ex rector de la Universidad Nacional de Córdoba que asesoró al gobierno de Cuba en planes de salud no le quedó margen: renunció.
Los dos secretarios que perduraban desde el comienzo del Gobierno, Delich y Gottifredi, también abandonan la cartera educativa. “Sólo si es tal el escándalo político y dan marcha atrás con el ajuste educativo, podrían seguir”, repetían sin convicción en el Palacio Sarmiento.
El caso de Puiggrós es paradigmático de la vorágine que consume a la Alianza: asumió hace 17 días como una forma de afianzar la Alianza. A la semana renunció a Economía José Luis Machinea y lo reemplazó López Murphy. Todos conocían las propuestas del hombre de FIEL, pero esperaban que el talibán se convirtiera en Gandhi: anoche demostró que es fiel a su proyecto. Obviamente no al que propuso la Alianza para derrotar al menemismo y llegar al gobierno.

 

OPINION
Por Fortunato Mallimaci *

No nos resignamos

Una vez más se han priorizado las ganancias de los grandes grupos económicos locales e internacionales sobre las necesidades de la gran mayoría de los ciudadanos. Una vez más –y, no lo olvidemos, a pocos días del aniversario del golpe militar del 24 de marzo de 1976– se toman medidas que redistribuyen la riqueza al revés: de los más pobres a los más ricos. Las recetas de los nuevos “ajustadores” vuelven a mostrarnos que los adoradores del ajuste sin fin no son ni creativos ni modernos ni audaces: repiten unos tras otros los mismos discursos y las mismas políticas que nos han llevado a la terrible situación de pobreza y exclusión que estamos viviendo.
Pero, esta vez, el “temido déficit fiscal” se explica por los “excesivos gastos de la educación pública”. Allí han puesto sus miras los nuevos cruzados del mercado: se castiga a los niños y a los jóvenes, a los docentes y al conjunto de la sociedad destruyendo un sistema educativo público y universal que fue en nuestro país la locomotora de la integración social durante décadas. ¿Acaso algún gobierno del denominado primer mundo ataca a la educación, a la ciencia y a la cultura para “cerrar las cuentas”? Muy por el contrario, existe consenso universal que sólo allí donde se aumentan las inversiones en educación se obtienen progresos en el desarrollo y en la integración social.
Triste situación del actual gobierno de la Alianza, que fue elegido con un contrato donde se comprometió a “garantizar que la educación pública en todos sus niveles disponga de los recursos necesarios para cumplir su función” y hoy asesta el más duro golpe que la educación pública argentina ha sufrido en democracia.
La sociedad argentina enfrenta hoy, una vez más, la encrucijada de defender su propia dignidad y subsistencia o ver postergada por décadas la posibilidad de vivir en un país más justo y solidario. Los universitarios, como parte inescindible de la sociedad, no nos resignamos a que el precio lo sigan pagando los más débiles y estaremos comprometidos con la opción de la defensa de la equidad, la democracia y la justicia.

* Decano Facultad de Ciencias Sociales - UBA.

 

Para empezar, paro de 48 horas de la Ctera

El plenario de secretarios generales del gremio docente repudió los anuncios del ministro de Economía. El lunes, asambleas en todas las escuelas del país.

La conducción de la Ctera miró a
De la Rúa y López Murphy por TV.
“Le quitan el respirador a la educación pública”, dijo Hugo Yasky.

Por Irina Hauser

El sistema educativo es, claramente, el principal damnificado del tijeretazo. De los 2000 millones de pesos que se recortarán al sector público, 1130 millones le serán expropiados a la educación. “Estamos frente a un verdadero golpe de mercado y de Estado”, dijo la titular de Ctera, Marta Maffei. Indignada, anunció un paro nacional docente con movilizaciones en todo el país para el martes y miércoles de esta semana. “El Gobierno se vanaglorió de lograr una ley para que se levantara la Carpa Blanca, ahora nos coloca de hecho en un estado de ayuno”, señaló Maffei. “Este ajuste es como desenchufarle el respirador artificial a la educación pública”, retrató Hugo Yasky, secretario adjunto del gremio.
Cuando le tocaba referirse a la amputación a la educación, el ministro Ricardo López Murphy comenzó a titubear y a hablar con rodeos e imprecisiones. Lo que describió como la reducción en “970 millones de pesos de los subsidios para las provincias” se traduce en que serán erradicadas la partida para pagar el Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid) –conquistado luego de 1000 días de Carpa Blanca–, la asignada para financiar los institutos de formación docente y el dinero para infraestructura escolar. Además, se reducirán 360 millones de los 1800 previstos para las universidades.
“El sistema educativo es exclusivamente responsabilidad provincial”, resumió el titular de Economía. La frase desató una carcajada nerviosa entre los dirigentes nacionales y provinciales que escuchaban el anuncio de las medidas por TV en una salita de la sede central de Ctera. Algunos mascaban chicle, otros se pasaban un cenicero que desbordaba de colillas y hubo quienes gesticulaban y le hablaban a la pantalla. “Es un milico perfecto”, comentaba un grupo. “Le está declarando la guerra a todo el mundo”, concluían. “Más volumen”, rogaban los que escuchaban desde afuera.
Según López Murphy, con la eliminación del Fondo Nacional del Tabaco y de las exenciones del impuesto a las naftas, las provincias recibirán una inyección de dinero, un plan de por sí complicado porque requiere la sanción de una ley (ver aparte). Para Maffei “es una mentira lisa y llana” que el pago de incentivos pueda ser asumido por las provincias.
Gustavo Maure, secretario del gremio docente mendocino, recordó que “en diciembre las provincias firmaron un pacto fiscal que congeló el gasto por cinco años”. Mendoza es la provincia con el sueldo básico docente más bajo del país: 53,82 pesos. “Sólo con adicionales en negro y con el incentivo, el sueldo de bolsillo puede llegar a unos 350 pesos”, explicó Maure a este diario. “Si el incentivo no lo paga la Nación nadie lo pagará porque la provincia no podrá afrontarlo”, advirtió Beatriz de Montalda, secretaria de Agmer, el gremio entrerriano. En su provincia, sin el incentivo los docentes con mucha suerte recibirán 200 pesos en la mano. Ejemplos de similares proporciones se reproducirán para los maestros de todo el país.
El anuncio del paro fue resultado de un plenario en el que se reunieron los secretarios de los gremios docentes de 15 provincias, junto con Maffei, Yasky y otros dirigentes porteños. También resolvieron organizar, el lunes próximo, asambleas en las escuelas “para explicarle a la gente el daño y el impacto que sufrirán sus hogares”. Entre otras cuestiones, señalaron la pérdida de becas para los alumnos más pobres. El jueves próximo, el Congreso de la entidad debatirá qué otras medidas de fuerza toman. La idea de una nueva Carpa no resulta la más tentadora, “no es tiempo lo que sobra para enfrentar el ajuste”, explican los dirigentes. Yasky, a su vez, adelantó que se conformará “un Frente Cívico en defensa de la Educación con participación de distintos sectores sociales”.
–¿Se comunicó con los ministros de educación de las provincias? –le preguntó este diario a Maffei.
–Hablé con algunos, los de Capital, Santa Fe y Buenos Aires aseguraron que apoyarán la lucha docente. La realidad es que con el panorama actual las provincias desbordarán de conflictos.
–¿Qué fue lo peor que se imaginó que podía pasar el día que levantaron la Carpa Blanca?
–La presencia de FIEL y la privatización del sistema educativo, que es precisamente lo que está sucediendo. Las medidas del ministro se basan en una triple alianza: una decisión económica de quitar apoyo y fondos a la educación; una decisión ideológica y política, ya que no es casualidad que se decida centrar el ajuste en educación mientras que bien podrían haber prorrateado el pago de la deuda, por ejemplo; y en tercer lugar, la violación de la Constitución nacional, la Ley de Presupuesto, la Ley de Incentivo Docente y otras normas vigentes. Todo esto en virtud del poder económico y de los dictados del Fondo Monetario Internacional (FUI).

 


 

EL RECTOR DE LA UBA, OSCAR SHUBEROFF, ENCABEZA LA OPOSICION
“La orden de cierre de la universidad”

Por Cecilia Sosa

“Esto y dar la orden de cierre de todas las universidades públicas es lo mismo. Mucho peor que lo que quiso hacer Menem: 360 millones de recorte equivale a tres meses y medio de sueldos de todas las universidades, ninguna se salva. Es el desmantelamiento de la universidad pública. Cumplen exactamente con lo que escribieron en sus programas (por FIEL)”, dijo Oscar Shuberoff a Página/12, que en el ‘99 encabezó la lucha estudiantil que frenó un recorte de 100 millones.
–¿Está dispuesto a volver a encabezar la protesta?
–Si fuera necesario, desde luego. Vamos a hacer todo lo que esté dentro de la ley para evitar este disparate. Incluso ir a la Justicia. No pueden con un ademán soberbio bajar el presupuesto votado por el Congreso.
El diálogo con el rector de la universidad más grande del país transcurrió en la medianoche de ayer. El ministro de Economía ya había anunciado el recorte por decreto de los 360 millones (con la remota posibilidad de palearlo con la eliminación del Fondo del Tabaco y la exención de impuestos a los combustibles). Que por si fuera poco, acompañó con un consejo: “Proponer alternativas imaginativas para el financiamiento, como hacen otras universidades públicas del mundo”. Léase, arancel. Resultado: un ministro de Educación (Hugo Juri) que presentó su renuncia indeclinable y un secretario de Educación Superior (Juan Carlos Gottifredi), que se apresta a acompañarlo. Ambos ex rectores. Cuando ya se largó la rueda de especulaciones para ver quién ocupará una cartera desmantelada, el esquema de números (que tanto le gusta al Gobierno) se impone: los rectores aseguran que desde abril no habrá fondos para pagar sueldos docentes. “Es una declaración de guerra a la universidad pública”, diagnosticó Pablo Jacovkis, decano de Ciencias Exactas de la UBA. Y a la guerra, los universitarios responderán con lo que saben: paros, marchas y toma de facultades. Que ya se largaron.
“El recorte sobre el conjunto de Educación significan un 62 por ciento del total”, dijo el rector José Martín (Cuyo), presidente del Consejo Interuniversitario Nacional, que se reunirá el lunes, en plenario extraordinario. Anoche, la Federación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu) y la Federación Universitaria Argentina (tradicional enclave de Franja Morada) se mojaban frente al Palacio de Hacienda. Un cartel rumoreado: Hannibal. Y la imagen de López Murphy devorando estudiantes. Firma: Franja Morada. “No es nuestro pero estaría bien”, decía Manuel Terrádez, presidente de la FUA. Hoy, los rectores radicales, la Franja y el Frepaso se reunirán en un nostálgico Foro de la Alianza para la educación pública.
Es que no hubo lugar para sutilezas. López Murphy consideró que el incremento presupuestario, que pasó de 919 millones en el ‘92 a 1744 millones en el 2000, fue demasiado. Y los 1800 millones votados por el Congreso fue el sueño imposible. “Al recorte lo saca por decreto y las exenciones al tabaco y al petróleo las manda al Congreso. Es intentar conmover a los legisladores para que banquen a la universidad a costa de sus propias provincias”, ironizó un funcionario de la UBA.
A partir del 1º de abril, las universidades recibirán partidas podadas en un 20 por ciento menos y el aliciente de tener que encontrar “alternativas imaginativas para financiarse.” “No hay receta posible para aplicar el ajuste: desde abril no podemos pagar los sueldos –aseguró el rector Barletta de la Universidad del Litoral–. No tiene ninguna viabilidad política e iremos a planteárselo al Presidente”, y agregó: “La Constitución nacional asegura la educación gratuita e impide el arancel, aun en la locura de suponer que estaríamos dispuestos a hacerlo”.
“La igualdad de oportunidades para los estudiantes la tiene que garantizar el Estado, no las universidades. Lo que busca es el arancel y no lo va a tener”, se plantó Raúl Sánchez, en nombre del Frepaso universitario. “Que vaya a cobrar impuestos a los grandes evasores”, sugirió. El radicalismo tampoco dudó en romper con el Gobierno. “Tenemosmuy en claro la autonomía del movimiento estudiantil frente a cualquier poder de turno. Tenemos la representación de los estudiantes y lo que está en juego son sus derechos”, subrayó Terrádez, presidente de la FUA.
“Este año el 20 por ciento, el próximo 30; arancel; provincialización: todo FIEL: una locura”, repetía un docente todavía sin poder creerlo. “Desde el lunes, habrá paro activo, clases públicas y asambleas en todo el país”, anunció Daniel Ricci, secretario de Conadu. “Si el rector no cierra la UBA, estamos decididos a pararla por tiempo indeterminado. Esto toca salarios y la propia estabilidad de la fuente de trabajo”, dijo Jorge Anró de la Asociación de No docentes de la UBA. La Facultad de Ingeniería de la UBA no esperó más y con su decano Aníbal Raffo a la cabeza decidió la toma. “Es un golpe de Estado sin tanques”, dijo Raffo a los estudiantes.
La guerra está cantada.

 

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