El subsecretario de Planificación del Ministerio de Seguridad bonaerense, Raúl Harsich, renunció ayer a su cargo luego de que Página/12 lo denunciara como uno de los secuestradores de Floreal Edgardo Avellaneda, un adolescente de 15 años que en mayo de 1976 apareció muerto, atado de pies y manos y con lesiones en los genitales, en la costa de Uruguay. Así lo confirmó el ministro de esa cartera, Ramón Orestes Verón, quien intentó explicar el alejamiento de Harsich y defender a los actuales comisarios inspectores Mario Jaime y Daniel Del Arco, también denunciados por casos de tortura durante la última dictadura. �Harsich presentó su renuncia para no perjudicar a la institución�, afirmó. Y en relación a Jaime y Del Arco, a los que él mismo ascendió, destacó que sobre ellos �no existe ninguna imputación legal�. Además, utilizó un curioso argumento para protegerlos: �Estos episodios ocurrieron hace más de 20 años, eran muy jóvenes, oficiales subayudantes, y no tenían ningún tipo de autoridad en ese momento�, aseguró.
El sábado pasado, la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires reclamó a Ruckauf la inmediata separación de sus puestos de Harsich, Jaime y Del Arco, acusados de participar en detenciones, torturas y asesinatos durante la represión ilegal. Un día después, este diario informó que los tres habían sido designados o ascendidos por los dos últimos titulares de la cartera de Seguridad provincial, el ex carapintada Aldo Rico y el propio Verón, aún en funciones. Ayer, éste hizo pública la dimisión pero también intentó restarle importancia a las denuncias que pesan sobre Harsich, el renunciante. �Su nombre no figura en el listado de represores dado a conocer oportunamente y que tuvieron participación en hechos de tortura o secuestros durante el proceso militar�, argumentó. �Tampoco fue imputado �agregó después�. Sólo se lo mencionó en una causa cuando era teniente primero�.
Sin embargo, la causa en la que está involucrado el militar no es poco sustancial, como parece indicar Verón. Al contrario, fue uno de los casos en los que se fundamentó la condena a reclusión perpetua a Jorge Rafael Videla en 1985. Se trata de la privación ilegítima de la libertad, las torturas y el crimen de Floreal Avellaneda, quien el 15 de abril de 1976 fue detenido junto con su madre (posteriormente liberada) por un grupo de tareas que primero los llevó a la comisaría de Villa Martelli y luego a la Escuela de Infantería Campo de Mayo. Floreal fue terriblemente torturado, vejado y, finalmente, asesinado. Su cuerpo fue encontrado en Uruguay un mes después de su secuestro. Estaba desnucado, con los pies y manos atados y tenía lesiones en genitales, axilas y ano.
Con el retorno de la democracia, Harsich tuvo que comparecer ante la Cámara Federal porteña, sospechado de haber participado en el secuestro de Avellaneda. En su declaración, admitió que en 1976 revistaba en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo (donde estuvo detenido el adolescente). Pero luego negó enfáticamente haber participado en detenciones de personas. Entonces le mostraron un acta secreta �que estaba incorporada al expediente del Juicio a las Juntas� en la que figuraba su apellido como uno de los militares que había participado de la operación. Harsich admitió la exactitud de su nombre, apellido y DNI pero, en relación a su firma, adujo que como estaba borrosa no podía reconocerla.
A pesar de las certezas de los investigadores sobre la culpabilidad de Harsich, éste pudo seguir gozando de su libertad. En 1985, el fiscal Julio Strassera ordenó una pericia caligráfica, para comprobar si la firma que aparecía en el acta correspondía al militar. Ese peritaje nunca se cumplió. El teniente primero del Ejército llegó a ascender hasta el grado de teniente coronel, y finalmente fue nombrado subsecretario de Planeamiento del Ministerio de Seguridad bonaerense, en diciembre de 1999, gracias a los criterios de Rico, por entonces titular de esa cartera, quien lo puso en funciones con un discurso con citas del Antiguo Testamento. Tras un año y cuatro meses de funciones, ayer puso término a su gestión con una renuncia. Los policías Jaime y Del Arco, en cambio, continúan en sus cargos en la comisaría 5ª de Florencio Varela y como jefe de Traslado Interprovincial de Detenidos, respectivamente.
Informe: Martín Piqué.
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