Por
Raúl Dellatorre
No hay tregua en los mercados. El poder financiero viene por más.
Ayer mantuvo la presión sobre el ministro de Economía llevando
el riesgo país a 1284 puntos, derrumbó la cotización
de los títulos públicos y volvió a generar la sensación
de que Argentina está al borde de la cesación de pagos.
Paradójicamente, en medio del terremoto Domingo Cavallo obtuvo
la convalidación de la banca local al desplazamiento de Pedro Pou
del Banco Central, que se operará en los próximos días.
Pero fueron los bancos los que le impusieron el reemplazante: el ex titular
de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba) y ex titular del
Banco Nación, Roque Maccarone. El aval se acordó después
de rechazar la propuesta de Cavallo de designar al frente de la autoridad
monetaria a uno de sus hombres (Horacio Liendo o Adolfo Sturzenegger),
pero no fue ésta la única condición impuesta por
los banqueros. Le reclaman, además, que dé señales
más claras de ajustes en las cuentas públicas y que archive
el proyecto de reemplazar al dólar por una canasta de monedas como
parámetro de la convertibilidad. Por ahora, Cavallo se resiste
a este último punto, pero la presión del sector financiero
no se detendría hasta ver un retorno a la ortodoxia.
En caso contrario, la amenaza es llevar al Gobierno al borde del precipicio:
caer en una reprogramación obligada de la deuda por imposibilidad
de cumplir con sus compromisos.
Después de que hoy se conozca el pronunciamiento de la comisión
bicameral que preside Mario Losada recomendando la destitución
de Pou, quedará allanado el camino para su reemplazo respetando
los marcos institucionales. La primera condición exigida por los
banqueros agrupados en ABA, que encabezan Eduardo Escasany (Galicia) y
Manuel Sacerdote (BankBoston), era que Pou no saltara por una pueblada,
como definen a la presión política y los cuestionamientos
del ala progresista del Congreso. La segunda fue que su reemplazo no significara
una acumulación excesiva de poder por parte de Cavallo.
De todos modos, el ministro se anticipó anoche y elogió
la gestión de Maccarone como secretario de Finanzas durante la
crisis del Tequila (1995). Sería un acto patriótico
de su parte aceptar el cargo, señaló.
Tras el incendio de los mercados del viernes, Cavallo inició una
ronda ininterrumpida de consultas con los banqueros a partir del mismo
momento de su regreso al país, el sábado por la mañana,
desde Londres. Ese mismo día se reunió con representantes
de ABA (controlada por los bancos extranjeros), el domingo lo hizo con
los de Abappra (bancos locales oficiales y privados) y por la noche volvió
a hacerlo con los primeros. Ayer siguieron los contactos, a través
de múltiples consultas telefónicas y encuentros reservados
entre enviados de una y otra parte. El nombre de Maccarone apareció
el domingo, y ayer recibió el ofrecimiento por la mañana,
desde Olivos, donde estaban reunidos Cavallo y el presidente Fernando
de la Rúa, recién arribado de Canadá. Durante la
jornada, el ex titular de Adeba tuvo un encuentro personal con el ministro
y por la noche se reunió con directivos de Abappra para concertar
aspectos de su futura gestión. Los bancos locales le otorgaron
un aval pleno, al que se sumó el Citibank y el BankBoston, que
a su vez operaron para obtener el acuerdo de los demás bancos extranjeros.
Maccarone se desempeña, actualmente, como asesor del Galicia, cuyo
titular (Escasany) preside la ABA.
Este Cavallo negociador no es el mismo que el que asumió
hace 30 días, comentó a Página/12 un activo
operador del acuerdo que se plasmó en las últimas horas.
Terminó aceptando que no podía enfrentar sólo
con su voluntad política a los mercados, o a los 30 ó 40
gurúes que no creen en su política y que están convencidos
que sin un ajuste fiscal mayor Argentina va a la cesación de pagos,
comentó. El problema es que Cavallo nos englobó a
todos en una campaña, en una trama conspirativa en su contra, y
enquistó a todos los operadores financieros, estuvieran o no en
su contra, tratándolos de miopes o inútiles, agregó.
La respuesta fue el salto del riesgo país y un mercado en ebullición
que no se enfrío ni siquiera con la postergación de la licitación
de títulos públicos por 500 millones de dólares prevista
para hoy. El clima de desconfianza generó una nueva liquidación
en masa en el exterior de los papeles de la deuda argentina
El andamiaje montado por Cavallo basado casi exclusivamente en su prestigio
personal demostró, finalmente, su debilidad. El difícil
equilibrio que intentó entre los distintos factores del bloque
dominante -grupos industriales exportadores, capitales extranjeros en
los servicios privatizados, bloque financiero falló cuando
el capital especulativos le bajó el pulgar. El sector que más
utilidades obtuvo en los últimos años -incluso en medio
de la recesión no está dispuesto a ceder porciones
de sus ganancias.
Para llegar a buen puerto con su no explicitado plan, Cavallo necesita
todo el poder acumulado. Pero los popes del sistema financiero pretenden
que ceda parte del mismo. La disyuntiva para el ministro es si puede seguir
adelante sin un acuerdo de convivencia con los banqueros, o en otro caso
si puede hacerlo enfrentando a los mercados. En las perspectivas del equipo
económico no está ausente una refinanciación de vencimientos
de la deuda, pero una cosa es llegar a la misma por voluntad propia y
en una posición de fortaleza y otra, muy distinta, es caer en forma
obligada y por cesación de pagos.
El sendero que le marcaron las entidades bancarias a Cavallo, a modo de
consejo, para lograr la calma en los mercados, una vez lograda
la destitución de Pou, le señala:
Archivar el proyecto de la canasta
de monedas, no como una derrota, sino demostrando que es una persona
reflexiva y entiende lo inoportuno de la propuesta, explican desde
la vereda de los banqueros.
Consensuar la modificación
de la Carta Orgánica del Banco Central, para permitirle a los bancos
una mayor flexibilidad en la constitución de los encajes.
Mostrar los números
fiscales, evidenciando la decisión y ejecutividad para aplicar
recortes de gastos para bajar el déficit. Tiene que volver
a la ortodoxia, ya no necesita mostrar que es diferente de López
Murphy, apuntan los banqueros.
Cavallo logró sacar a Pou del camino. Aún resta saber si
haberse liberado de ese grillete le alcanza para poder seguir caminando.
Fácil
gastar el dinero de otros
Por Susana Viau
El
Banco Central pagó 55 mil dólares de honorarios a
un puñado de economistas por 48 horas de inespecíficas
actividades vinculadas con los Diez Años de Sanción
de la Convertibilidad. Lo curioso es que en el grupo financiado
con los fondos públicos figuran tres de los más radicales
partidarios del ajuste en áreas del Estado: el fugaz secretario
de Hacienda, Daniel Artana; la ex secretaria Carola Pesino y el
también ex secretario de Hacienda, Pablo Guidotti.
Fueron once los expertos contratados por Pedro Pou para acompañar
entre el 5 y 6 de abril los actos con que el banco celebró
la nueva efeméride de los argentinos: los diez años
de Convertibilidad. En la lista estuvieron Gerardo della Paolera,
Roberto Cortés Conde y Ezequiel Gallo, miembros de la Fundación
Torcuato Di Tella, contratados por 1500 dólares estadounidenses,
según consigna el BCRA. El economista argentino Guillermo
Calvo fue traído de la Universidad de Maryland por 3 mil
dólares de honorarios más 1875 de pasaje aéreo
y 900 de viáticos; Ricardo Hausmann, ex economista jefe del
Banco Interamericano de Desarrollo, abandonó Washington por
dos días a cambio de 5 mil dólares de honorarios,
5634 dólares de pasaje aéreo y 900 de viático;
Robert Mundell, premio Nobel de Economía, voló desde
Italia por 5 mil dólares de honorarios, 7138 de tickets aéreos
y 900 de viáticos. Se alojaron en el Hotel Claridge.
También 5 mil dólares de honorarios por asistir a
los actos recibieron Daniel Artana, ex secretario de Hacienda de
la brevísima gestión de Ricardo López Murphy
e integrante de FIEL; Carola Pesino, ex secretaria de Roque Fernández
y miembro del CEMA, la fundación que gobierna el Banco Central
y a la que pertenece Pedro Pou y Pablo Guidotti, ex secretario de
Hacienda de Fernández y, como él, hombre del CEMA.
Lo curioso es que tanto los ex funcionarios como sus capillas FIEL
y CEMA no sólo son apóstoles de la dolarización
sino que nuclean a los sectores más duros en materia de reducción
del gasto estatal.
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POU
ME MINTIO, AFIRMO CAVALLO, DOBLANDO LA APUESTA
Yo
mañana tranquilizo todo
En
plena turbulencia bursátil, Domingo Cavallo intentó un mensaje
tranquilizador, aunque omitiendo anuncios concretos. Tan pronto
como podamos, vamos a hablar con total claridad y verán que mañana
las cosas se van a solucionar, aseguró el ministro de Economía
ayer al mediodía. A los gobernadores justicialistas de provincias
chicas les aseguró que yo mañana tranquilizo todo.
Por la noche, frente a las cámaras de televisión, fue más
directo y apuntó hacia el corazón del problema, acusando
a Pedro Pou y a Carlos Menem de orquestar una campaña en su contra.
Roque Maccarone, admitió, podría ser un buen sucesor.
En el programa televisivo A dos voces, emitido por Todo Noticias,
el ministro de Economía se quejó de los rumores destructivos
que días pasados comenzaron a desestabilizar a la Argentina,
mientras él y el presidente, Fernando de la Rúa, estaban
de gira por el exterior. Esos rumores habrían sido alimentados
por el titular del Banco Central. (Pou) presenta las cuestiones
que lo afectan como una pulseada entre él y yo y sugiere que quiero
manosear la Convertibilidad, se quejó Cavallo.
Pou me mintió, arremetió el ministro, identificando
a continuación las dos situaciones en las que habría faltado
a la verdad. Una, cuando le negó la posibilidad de que el economista
en jefe del Banco, Andrew Powell, había escrito un artículo
cuestionando la solvencia argentina inmediatamente después que
un asesor de la entidad, Charles Calamiris, alertara en el Wall Street
Journal sobre el default y consiguiente reestructuración de la
deuda. Otra cuando, después de aceptar las modificaciones a la
Carta Orgánica de la entidad sugeridas por Cavallo, salió
a cuestionarlas, acusándolo de vulnerar la autonomía.
Aunque aseguró no conocer el dictamen de la Comisión Bicameral
que se conseguirá hoy, el ministro interpretó que cada
vez hay más elementos de juicio para remover al presidente
del Central y admitió que por su trayectoria y experiencia,
ojalá Roque Maccarone aceptara un ofrecimiento, en caso de
que éste finalmente tuviera lugar.
Tanto en su aparición televisiva como en la rueda de prensa ofrecida
por la mañana, el ministro intentó alejar el fantasma del
default y pronosticó que en los próximos días la
situación quedará totalmente superada, apenas pueda explicarse
con claridad la situación argentina. En los mercados del
exterior y en los internos, una serie de cosas nos están perjudicando,
pero será por un período muy corto. Y los que apuesten a
favor van a ganar, prometió el ministro.
Si los mercados están preocupados acerca de la solvencia
fiscal a largo plazo, pueden apostar a que estamos trabajando en los dos
términos de la ecuación: ingresos y gastos, aseguró
Cavallo. Por un lado, el equipo económico estaría diseñando
un sistema tributario más simple y eficiente. Por el
otro, también trabaja una disminución del gasto cercana
a los 320 millones de pesos para lo que queda del año.
PEDRO
POU, ANDREW POWELL Y EL CEMA
La
conspiración
La
historia secreta de cómo fue que Pou y su economista jefe, el inglés
Andrew Powell, echaron a rodar rumores entre los bancos de inversión
que le costaron 620 millones de dólares al Gobierno.
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Por
Maximiliano Montenegro
Pou
y Menem fueron los responsables de la corrida para diluir sus problemas
en la Justicia, disparó anoche Domingo Cavallo. Ayer el riesgo
país (la tasa de interés extra que paga el Gobierno
para endeudarse) saltó a niveles record que, de mantenerse, dejarían
al Estado argentino a un paso de la quiebra: sólo en concepto de
intereses, habría que desembolsar 620 millones de dólares
más que el viernes pasado. La desconfianza de los acreedores fue
tal que la tasa de interés para Argentina quedó muy por
encima de la que deben abonar países tales como Rusia y Turquía,
considerados de altísimo riesgo para los inversores. En Economía
están convencidos de que el presidente del Banco Central encabezó
la ola de rumores contra Argentina, operando sobre un selecto club de
bancos de inversión. Por eso, Cavallo decidió removerlo,
acusándolo de alentar la dolarización y no preservar
el valor de la moneda.
En los mercados del exterior una serie de rumores lanzados nos están
perjudicando, pero será por un período muy corto y los que
apuesten en contra de la Argentina van a perder y los que apuesten a favor
van a ganar, volvió a repetir ayer Cavallo, cuando ya se
hacía evidente que Argentina había sido tachada de las carteras
de inversión de los principales fondos y bancos internacionales.
El rumor, extendido en los últimos días, es que el gobierno
no podrá cumplir con los vencimientos de capital e intereses de
la deuda y que, entonces, los reprogramará, postergándolos.
Tal impresión causa pánico entre los tenedores de títulos
de la deuda, quienes prefieren vender ahora dichos bonos antes que quedarse
con papeles de incierto valor en el futuro. La consecuencia inmediata
es que el Estado argentino debe abonar una mayor tasa de interés
para tentar a los que todavía están dispuestos a correr
el riesgo de prestarle.
El riesgo país alcanzó ayer 12,8 por ciento,
que es la tasa extra que debe pagar el gobierno argentino por arriba de
lo que paga el Tesoro norteamericano cuando pide crédito. Por cada
1 por ciento que aumenta la tasa, los intereses de la deuda crecen en
el año 260 millones de dólares. Como ayer creció
2,38 por ciento, de mantenerse en el año, los intereses de la deuda
argentina se habrán incrementado unos 620 millones.
Hay motivos objetivos para pensar que por este camino la reprogramación
de la deuda está a la vuelta de la esquina. El más evidente
es que con semejantes niveles de tasas de interés sigue vigente
un círculo vicioso en el que no hay cuenta fiscal que cierre. No
sólo por el propio peso de los intereses sobre el Presupuesto sino
también porque con estas tasas, que funcionan de piso para el sector
privado, se prolongará la recesión. Y, ya se sabe, sin reactivación
la recaudación seguirá cayendo.
Sin embargo, en el equipo económico creen que los rumores sobre
el default argentino fueron animados por quienes en los últimos
días salieron a cruzar el proyecto de Cavallo de la canasta de
monedas y propusieron abiertamente la dolarización.
Al tope de esa lista, según los cavallistas, figura el titular
del Banco Central, Pedro Pou. Pero también se encuentran los principales
economistas de la usina de ideas de Pou, el ultraliberal CEMA
(Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina): el ex ministro
Roque Fernández, su ex vice, Carlos Rodríguez y Jorge Avila.
Dicen que fueron ellos quienes, por ejemplo, quienes acercaron sus opiniones
al gurú estrella de Wall Street, Rudi Dornbusch, quien hizo circular
un documento entre los mayores bancos internacionales en el que asegura
que el gobierno argentino está quebrado y que no
sólo la reprogramación de la deuda es inevitable sino
que será necesario un formidable ajuste fiscal. Dornbusch
es profesor visitante del CEMA y se instala en las oficinas de Rodríguez
en la calle Córdoba cada vez que aterriza en Buenos Aires.
Pero consideran que la mayor traición vino de parte de Pou. Y lanzan
las siguientes acusaciones:
El economista jefe del Central,
el inglés Andrew Powell, sería uno de los mentores del artículo
aparecido la semana pasada en el Wall Street Journal que con la firma
de Charles Calomiris, profesor de la Universidad de Columbia, anticipaba
que Argentina no puede pagar su deuda. Powell mantiene una
línea abierta permanente con Calomiris, tanto es así que
en mayo del año pasado firmaron juntos un documento de investigación,
costeado por el Banco Central, sobre el sistema financiero argentino.
Powell, además, habría
hablado pestes de la canasta de monedas y en favor de la dolarización
con algunos de los principales bancos de inversión, como Merrill
Lynch y JP Morgan, dos de los que más aconsejaron en los últimos
días a sus clientes desprenderse de títulos de la deuda
argentina. Más aún, Merrill Lynch hizo circular un documento
en el que se critica duramente la propuesta de la canasta: es una
iniciativa pobremente concebida; rompe la mágica relación
1 peso igual a 1 dólar; es una herida autoinfligida de la
que no hemos visto todavía todas sus consecuencias; y será
testeada por los mercados, afirma, entre otras cosas.
El caso de Powell es notable.
Fue incorporado al Central, en marzo del 95, por Pou, quien lo nombró
con el rango de gerente como economista jefe del Central, siendo que la
normativa vigente entonces prohibía expresamente que un extranjero
ocupara tal jerarquía. Dos meses después, Pou modificó
la normativa para legalizar su incorporación. En los
últimos 6 años, cada vez que viajó al país
el economista jefe para Latinoamérica de alguno de los principales
bancos de inversión Powell era el encargado de recibirlo en el
Central y ofrecerles información de primera mano de las situación
económica y financiera de la Argentina. Así, logró
cosechar estrechos vínculos con quienes recomiendan subirle o bajarle
el pulgar a un país.
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