La tenían jurada y no
la dejaron pasar. Luego de que el tesorero Orlando Salvestrini los mandara
al psicólogo y dijera que los jugadores tenían miedo al
fracaso en Brasil, el plantel de Boca tuvo su ácida venganza en
los festejos tras la clasificación para la final de la Copa Libertadores.
Claro que la dureza con que se refirieron a los dirigentes, en especial
a Salvestrini, lleva a pensar que el exitoso ciclo de Carlos Bianchi y
estos futbolistas está cada vez más cerca del final. Cantos
agresivos, insultos y remeras con inscripciones alusivas ante las cámaras
fue la manera que encontraron los jugadores para dedicar la victoria a
quienes, según ellos, preferían que el equipo perdiera.
Ante ese panorama, el presidente Mauricio Macri afirmó que está
muy triste con el comportamiento de los futbolistas y aseguró que
en los próximos días hablará con ellos.
Apenas unos minutos después de la definición por penales,
los periodistas tuvieron acceso al vestuario de Boca. Y allí todos
los integrantes del plantel descargaron su bronca. Desde los máximos
referentes como Mauricio Serna y Jorge Bermúdez, hasta los más
chicos que ni siquiera jugaron un minuto, como Julio Marchant o Clemente
Rodríguez, cantaron contra los dirigentes. Salvestrini botón/vos
sos hincha de River/la p... madre que te parió, Boca
va salir campeón/el día que se vayan todos/los hijos de
p... de la comisión o paguen los premios, la p... que
los parió..., se convirtieron en los hits que entonaron los
futbolistas. Todos vestidos con remeras blancas especialmente armadas
para la ocasión: Salvestrini al psicólogo, Salvestrini,
cerrá el o..., paguen y cállense, fueron
algunas de las leyendas pintadas con marcador que se pudieron leer en
las camisetas.
Incluso los jugadores la siguieron con sus declaraciones. Este es
un triunfo de la bronca. Por eso se festeja más que la Libertadores
del año pasado, comentó el arquero Oscar Córdoba,
héroe en la definición por penales. Nos vamos a tener
que ir todos y van a tener que salir a comprar veinte jugadores, como
cuando estuvo Bilardo, remarcó el capitán Jorge Bermúdez,
que además se quejó sobre el tratamiento que hicieron los
dirigentes del tema. Ellos no dicen que hace más de tres
semanas se venía conversando sobre los premios, sin que nadie se
enterara. No pueden decir que es algo nuevo, dijo el colombiano.
Ante semejante reacción, los dirigentes boquenses tomaron posturas
diferentes. Mientras el presidente Macri anunció que no permitirá
más ese comportamiento, el vice primero Pedro Pompilio prefirió
ponerle paños fríos a la situación. Como hincha
de Boca estoy muy contento aseguró Macri pero como
presidente estoy muy triste. Acá costó mucho tiempo lograr
una coherencia, un respeto y una seriedad, por lo que no podemos tolerar
esa declaraciones cruzadas de un lado y del otro. Voy a hablar con los
jugadores para que no se vuelva a repetir. En cambio, Pompilio señaló
que hay que disfrutar del triunfo y luego charlar en la intimidad
para solucionar todo.
Ya en Buenos Aires los futbolistas se tomaron con mucho humor la situación
vivida en el Parque Antártica. Y, parece que se va a venir
una purga, comentó Córdoba con sonrisas. Si bien el
tono fue más mesurado, la bronca seguía siendo la misma,
aunque canalizada con ironías hacia dirigentes. Habrá que
ver que sucede. La fractura parece inevitable, aunque la gran incógnita
para las autoridades es saber si están dispuestas a pagar el costo
político que significaría limpiar a un plantel superexitoso.
Salvestrini lo celebró
Mientras el equipo se jugaba en San Pablo su pasaje a la final
en el Parque Antártica, la mayoría de los dirigentes
de Boca se reunió en el salón La Pampa del hotel Sheraton
para observar el encuentro, tal como había sucedido en otras
ocasiones. En uno de los lugares privilegiados se sentó el
tesorero Orlando Salvestrini, el hombre más cuestionado por
los jugadores, que vio el encuentro junto a su hijo y el vice Pedro
Pompilio. Con un gran habano (de la suerte, según aclaró),
el hombre fuerte de Socma, que alguna vez dijo que no pagaría
una entrada para ver a Juan Román Riquelme, celebró
el segundo gol de Boca imitando al volante en su ya clásico
festejo a lo Topo Gigio. Luego de la definición aseguró
que estaba muy feliz por el triunfo, ya que antes que dirigente
es hincha de Boca. A su lado, su hijo también celebraba el
pase a la final con una camiseta, casualmente, de Juan Román
Riquelme.
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Serna siguió
pegando
Mauricio Serna es uno de los jugadores que encabeza la rebelión
por los premios en Boca. El volante fue el más vehemente
en las críticas a los dirigentes antes del partido y tras
la victoria siguió con la misma tónica, ya que le
dedicó con ironía la clasificación. A
pesar del tremendo cortocircuito que existe entre los directivos
y los jugadores y el cuerpo técnico, Boca volvió a
decir presente, a salir adelante y le dedicamos el triunfo a esas
personas, que siendo de Boca parecen más de River,
señaló el volante a la privada radio Caracol de Bogotá.
Sobre las sensaciones por el triunfo, Serna remarcó: Estamos
muy emocionados por lo que fue el resultado final. Esto todavía
no terminó y quizá falta el peldaño más
difícil de escalar. Pero por los hinchas, que en todo momento
nos han apoyado, y nuestras familias vamos a luchar para ganarnos
el viaje a Tokio, indicó el mediocampista colombiano.
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Este equipo
es solidario
Carlos Bianchi se negó a hablar, tras el partido, del conflicto
entre los jugadores y los dirigentes de Boca, pero respaldó
al plantel, al que calificó de verdaderamente solidario,
y elogió a Juan Román Riquelme, la figura del partido
contra el Palmeiras. Esta es una síntesis de sus declaraciones
tras del encuentro:
El equipo campeón
del 2000, para la opinión general, era más fuerte
que éste. Pero no hay que olvidarse de que este año,
de seis partidos como visitante, ganó cuatro y empató
uno. Perdió uno cuando no jugó con el equipo normal,
digamos, cuando ya estaba clasificado. Entonces, atención:
este grupo es el que hace fuerte a este equipo.
Cuando llega el
momento adecuado, el plantel dice presente y es porque tiene una
notable fuerza moral que lo sostiene. Este equipo tiene un verdadero
sentido de la solidaridad.
Yo quiero quedarme
hasta el 31 de diciembre. En ningún momento se me cruzó
por la cabeza, para nada. A mí, en ningún momento
se me cruzó por la cabeza irme de Boca.
Riquelme sigue
demostrando todo lo que sabe. Hizo un muy buen partido y un golazo.
Tiene margen para seguir mejorando, un jugador de 22 años
no se puede limitar con lo que hizo.
Hice entrar a Delgado
cuando vi que tenía la obligación de hacerlo, porque
nos estábamos jugando la clasificación. El doctor
me había asegurado que podía jugar 60 o 70 minutos.
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