Por Luis Bruschtein
Ya son como el Gordo y el Flaco,
aunque los dos son gordos. Para algunos están con los superhéroes
como Batman y Robin o Kato y el Avispón Verde, y para otros son
los peores del club de los supervillanos como el Pingüino y el Capitán
Hielo. Son dos vecinos de La Matanza, morochos, pobres y peleadores, exponentes
de un universo que a los ciudadanos de otros sectores sociales no
les entra en el balero, como dicen ellos, en esta Argentina compartimentada
entre los que están dentro y los que fueron expulsados por el mercado.
Luis DElía y Juan Carlos Alderete vienen de formaciones políticas
diferentes pero confluyeron en esa especie de montonera del siglo XXI
que son los piquetes, esperanza para los desocupados y dolor de cabeza
para el Gobierno y los automovilistas.
A DElía le decían el Flaco o el Negro cuando estudiaba
con los salesianos. Era un adolescente flaquito, de nariz chata, ojos
redondos de cura en el sermón, morocho y con rulos renegridos.
Alderete viene de Salta, donde su padre era dirigente de la CGT, pero
de los de antes -dice de los que iban en bicicleta al sindicato.
Alderete padre era sindicalista y peronista y fue a parar a la cárcel
después del 55. Alderete hijo era un joven robusto, afable
pero seco en el trato, con cierta manera de hombre de campo.
DElía terminaba los estudios durante la dictadura con una
formación religiosa, con curas progresistas y la iglesia
de los pobres que lo marcaron para el futuro. Y Alderete, que le
lleva varios años, fue obrero y delegado sindical. Fui delegado
de la empresa Argenlac, en el sindicato de Atilra, recuerda. Y agrega
con cierto orgullo: Fue la primera empresa que reemplazó
el envase de vidrio por el sachet de plástico en Argentina.
Pero era un delegado combativo y eso tenía un costo, fue despedido
y perseguido. Los militares lo acusaron de intentar secuestrar al vicepresidente
o algo así de la Ford y debió escapar a Salta
donde fue detenido en 1978. Era una acusación inventada sostiene,
no tenían con qué argumentarla. Estuvo preso en la
cárcel de Caseros hasta que lo liberaron en 1981. Cuando salió
en libertad fue a vivir con su hermano en San Justo, hasta que en 1983
fue al asentamiento María Elena, en La Matanza, donde los pobladores
tomaron las tierras. Alderete participó en las tomas y logró
comprar un terreno financiado, junto con los demás pobladores,
mientras seguía trabajando como obrero en fábricas textiles,
de embotelladoras y en volquetes. Siempre delegado y siempre despedido.
Para ese entonces, Luis DElía ya vivía en la villa
en La Matanza, participaba en reuniones de las comunidades cristianas
de base y trabajaba como maestro villero. En 1985, miles de pobladores
ocuparon varias hectáreas de tierras fiscales en El Tambo para
exigir a las autoridades que se las vendieran financiadas. Era un campamento
con centenares de carpas y DElía participaba en el movimiento.
Se acababan los víveres, las condiciones de vida en el campamento
era muy duras, cientos de personas discutían y se enfrentaban en
las asambleas mientras el Gobierno se negaba a escucharlos. El joven DElía,
de 25 años, no quería ser dirigente y se sentía desmoralizado.
Levantó la carpa y se fue a su rancho con su mujer. Esa noche golpearon
a su puerta. Era la Negra Thatcher, una mulata retacona, madre de 12 hijos,
la líder de la toma. La mujer le dio una cachetada y lo regañó:
Pendejo cagón, vos sos el único que puede conducir
esto. Yo soy una negra bruta, te necesitamos allá. DElía
regresó a El Tambo y allí está todavía. La
Negra Thatcher murió al otro día de un balazo
durante la represión. DElía organizó la cooperativa
Unidad, Solidaridad y Organización, que con el trabajo
y el aporte de los vecinos transformó el asentamiento en barrio
y así fueron organizando otros asentamientos en La Matanza.
Se dice que un dirigente piquetero surge del tumulto, que no es representativo
y que ni siquiera hay parámetros orgánicos que sostengan
su representatividad como ocurre en los sindicatos o en los partidos políticos.
Pero en los casos de DElía y Alderete, ambos fueron fundadoreso
dirigieron la fundación de los barrios donde viven, organizaron
mutuales y cooperativas y fueron transformando esos asentamientos en barrios.
El último trabajo de Alderete fue en una empresa de volquetes en
1995. Lo despidieron y recibió la pequeña indemnización
pensando que, como siempre, conseguiría otro trabajo, pero no fue
así. Empecé a caminar, me anotaban, pero nunca me
llamaban. Cuando se quiso acordar se le habían terminado
los pocos pesos y el trabajo no aparecía. Jugó a la quiniela
y ganó algo más de cuatro mil pesos. La mayoría
lo repartí con los muchachos acá dice, que también
pasaban por una situación difícil. Con el resto levantó
una pieza de material con techos de chapa en el terreno de María
Elena. Pero la falta de trabajo lo obligó a vender su casita. Los
vecinos hicieron una colecta, la volvieron a comprar y se la entregaron.
En La Matanza vive más de un millón y medio de personas.
Es el distrito electoral más importante del conurbano y al mismo
tiempo donde más han crecido los asentamientos. Hay 170 villas
y asentamientos donde viven 300 mil personas. Los caudillos políticos,
sobre todo del peronismo, veían con desconfianza el prestigio de
DElía porque su cooperativa ya se había organizado
en varios asentamientos, con comedores populares, salas de primeros auxilios
y otras obras de mejoramiento. Llegó el asedio y las propuestas
de los políticos, pero no aceptó. La gente de DElía
desconfiaba de las manzaneras de Duhalde porque eran aparato político
puro, afirma.
En El Tambo circula la historia de que el esposo de una catequista de
la iglesia del barrio le confesó a DElía que gente
de Alberto Pierri le había pagado 15 mil pesos para que mate al
cura y acuse al dirigente comunal. Dicen que el hombre fue detenido y
que en la casa encontraron el dinero y el arma.
A fines de los 80, DElía conoció a Carlos Auyero,
de la Democracia Cristiana y a partir de allí siguió sus
pasos. Durante la gobernación de Antonio Cafiero fue designado
consejero general de Educación, pero siguió viviendo en
El Tambo. En 1995 Chacho Alvarez fue a buscarlo a la villa y logró
integrarlo al Frente Grande y en 1997 fue elegido concejal en La Matanza,
luego de una dura interna en la que enfrentó a Mary Sánchez.
Alderete tiene tres matrimonios y seis hijos. DElía se casó
una sola vez y tiene cinco hijos.
Alderete había hecho un pasaje desde el peronismo familiar hacia
la izquierda y se sintió atraido por la política del Perro
Santillán. Viajó a Jujuy y fue uno de los fundadores, junto
al dirigente de los municipales jujeños, de la Corriente Clasista
y Combativa (CCC). El Perro Santillán, enrolado en
el Partido Comunista Revolucionario (PCR), una vieja escisión del
Partido Comunista, de orientación maoísta, dirige el sector
sindical de la CCC, en tanto que Alderete es el referente nacional de
los desocupados de esa agrupación.
Con el primer ajuste, DElía tomó distancia del gobierno
de la Alianza. Afirma que los trabajadores desocupados siguen siendo trabajadores
y que por lo tanto sus luchas no pueden estar separadas. Con ese razonamiento
creó la Federación Tierra y Vivienda, con representantes
de gran cantidad de asentamientos de todo el país y se integró
a la combativa Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) que dirige
Víctor De Gennaro.
Mientras que en el ambiente del sindicalismo combativo se dice que es
difícil hacer acuerdos con Santillán, DElía
y Alderete encontraron una forma de trabajar juntos. Alderete, que es
beneficiario de un Plan Trabajar bonaerense de 250 pesos, incluso respaldó
a DElía cuando la ministro Patricia Bullrich lo acusó
de extorsionar a los desocupados a cambio de Planes Trabajar. El concejal
piquetero rechazó las acusaciones, aunque aclaró que los
miembros de la FTV se descontaban dos pesos de cada Plan para financiar
la actividad mínima de la agrupación.
Alderete y DElía tienen muchos seguidores incondicionales.
Son sus vecinos desde hace muchos años. Ambos dirigen las dos organizaciones
dedesocupados más grandes del país. Y la cantidad de desocupados
en este momento es mayor que la cantidad de afiliados a cualquier gremio.
Cortes pero con desvíos
El titular de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV),
Luis DElía, y el líder de la Corriente Clasista
Combativa de La Matanza, Juan Carlos Alderete, ratificaron los cortes
de rutas en las principales cincuenta ciudades del país para
este martes, pese a que durante los últimos días la
ministra de Trabajo, Patricia Bullrich había criticado los
piquetes como forma de protesta. Tanto DElía como Alderete
consideraron que los cortes serán masivos y pacíficos,
y prometieron que habrá alternativas de circulación
para perjudicar
lo menos posible a trabajadores, comerciantes y chacareros.
Los líderes de los piqueteros redoblaron la apuesta ante
la administración delarruista. Haremos responsable
al Gobierno ante cualquier hecho de violencia. Los trabajadores
y desocupados no somos violentos. El violento es el plan económico
que nos deja sin trabajo, señaló Alderete. Por
su parte, DElía afirmó que los cortes serán
masivos,
en todo el país y polisectoriales.
|
|