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Ya no hay más cotillón ni largas
caravanas en la campaña de Duhalde

El candidato cambió de estrategia. Cómo es ahora su proselitismo. Quiénes lo acompañan. Sus asesores y el aparato.

Chiche: �No esperen una campaña alegre, una campaña como otras anteriores porque no hay recursos,
pero fundamen-talmente porque el pueblo está triste�.

El candidato a senador está
confiado de su triunfo en octubre.
Su nueva campaña, “no es una romería”, dicen en su entorno.

Por Martín Piqué
Desde Sierra de la Ventana

Los tiempos de las caravanas multitudinarias por el conurbano, de los actos masivos en estadios de fútbol y de la puesta en escena del folklore peronista han quedado definitivamente atrás. Limitado por la falta de fondos, preocupado por la crisis económica, y consciente de que los atentados en Estados Unidos dejaron en un segundo plano a las elecciones del 14 de octubre, el candidato a senador Eduardo Duhalde está llevando adelante una campaña inédita. Ya no recorre la provincia en un micro acondicionado al efecto, rodeado de dirigentes entusiastas, banderas, música y todo el color del cotillón electoral. No. Ahora, la actividad proselitista del ex gobernador se limita a la organización de reuniones partidarias en todas las secciones del territorio bonaerense. Son encuentros armados desde el aparato del PJ provincial, y tienen una convocatoria moderada: asisten los candidatos locales, diputados provinciales, autoridades intermedias y afiliados al partido.
El ex gobernador lo explica en cada discurso, parece un tema que lo obsesiona: “Esta es una campaña absolutamente distinta de las anteriores. Es corta, austera, ya no se ve la romería de las anteriores”, admitió ayer en el Hotel Provincial, donde se lanzó formalmente la campaña del PJ en el interior bonaerense. El nuevo estilo de la campaña duhaldista se percibe también en el reducido grupo de personas que acompaña al candidato en sus excursiones: el asesor Jorge Bujía, la candidata a senadora Mabel Müller y su esposa “Chiche”. A ellos se suman el vocero, su secretaria y un camarógrafo que está grabando los spots que se pondrán en el aire a partir de mañana, en los espacios reservados por el Ministerio del Interior.
En los lugares que visita, Duhalde es recibido por lo que sus asesores llaman un “referente seccional”: el hombre fuerte del peronismo local, que puede ser intendente, diputado provincial o funcionario de la provincia. Así, en la cuarta sección, el anfitrión fue el ministro de Obras Públicas, Julián Domínguez; en la primera y tercera (que corresponden al noroeste y sur del Gran Buenos Aires), fueron el ministro de Gobierno bonaerense, Raúl Othacehé, y el intendente de Lanús, Manuel Quindimil. Con ese aporte se realizaron varios encuentros en la Municipalidad de Lanús, en la localidad de Ameghino, en un complejo sindical de Tigre, en Pergamino.
Pese a que sus allegados insisten en que es un “intuitivo” y que “tiene olfato” para anticiparse a los acontecimientos, Duhalde tiene un grupo de consulta y análisis que se reúne, a veces espontáneamente, a veces por pedido del jefe, en las oficinas del comando electoral de Avenida de Mayo al 800. Participan “Chiche”, José Pampuro, Luis Verdi –quien tiene a su cargo la “comunicación” y le da forma a las ideas del “Negro”–, y los diputados Telmo Pérez, Carlos Soria y José María Díaz Bancalari. En ese núcleo íntimo se definen los ejes de la campaña: allí donde se decidió que el slogan que se verá en la TV: “Decisión, liderazgo y experiencia”. A esas discusiones se suman, a veces, intendentes como Hugo Curto (Tres de Febrero), Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas) y Oscar Rodríguez (General Perón), y un diputado que está muy ligado al candidato a senador: Hugo Toledo, el dueño de la quinta “Los Caudillos”, escenario de secretas negociaciones durante la década del ‘90.
La confianza en una victoria eliminó cualquier sesgo de histeria en el entorno duhaldista. El propio Duhalde auguró ayer “un triunfo rotundo” ante unos quinientos simpatizantes peronistas del sur de la provincia, que lo ovacionaron cuando les prometió que el 14 de octubre el PJ va a sacar “la mayor diferencia con la segunda fuerza política en toda la historia del justicialismo bonaerense”. Esa certeza en el triunfo no se expresa en euforia ni excesos de entusiasmo. Al menos, no públicamente. El jefe del partido, al igual que los demás candidatos, insisten todo el tiempo en que “el pueblo está triste”. “No esperen del justicialismo una campaña alegre,una campaña como otras anteriores porque no hay recursos, pero fundamentalmente porque el pueblo está triste”, dijo “Chiche” a Página/12.
De cualquier forma, los días pasan y las urnas están cada vez más cerca. Por esa razón, y para ir testeando el resultado del 14 de octubre, el entorno de Duhalde sigue muy de cerca las encuestas que le acercan Julio Aurelio y Graciela Römer, aunque esta vez no se encargó ningún sondeo en particular. En algunos casos, algunos intendentes recibieron la orden de realizar una encuesta propia, sobre el territorio.
En las tres semanas que restan para la elección, Duhalde seguirá con esta modalidad de campaña, aunque para el final tiene previsto hacer un acto de cierre masivo, pero aún no se definió el lugar. En las reuniones que faltan, una en Tandil, otra en La Plata, continuará con su discurso productivista y de regreso a las banderas históricas del peronismo. Esa es la apuesta que lo podría llevar al Senado, y también a un enfrentamiento con José Manuel De la Sota (ver aparte).

 


 

EL GIRO QUE TAMBIÉN SE DECLAMA EN EL DISCURSO
Justa, libre y soberana

Por M.P.
Desde Sierra de la Ventana

Es candidato, pero actúa como si la pelea ya estuviese ganada. Su discurso es medido, es renuente a atacar a Raúl Alfonsín, a quien de todas formas le pronostica una mala elección. Se encuentra en el viejo Hotel Provincial de Sierra de la Ventana, levantado en 1948, que se parece al complejo de Chapadmalal y tiene ese estilo majestuoso y decadente de las construcciones que se hicieron en los gobiernos de Perón. Desde este lugar, lanzó la campaña del PJ en el interior bonaerense.
Se prepara para la entrevista sentado en el “salón de juegos” del hotel, acompañado por su mujer, su vocero, y la candidata Mabel Müller.
–¿Cuál será su rol en el justicialismo después del 14 de octubre?
–Me voy a ocupar de otro tema, de que el peronismo vuelva a ser peronismo. Me veo más en el arquitecto de la salida que en el ejecutor.
–¿Qué significa que el “peronismo vuelva a ser peronismo”?
–El justicialismo tiene que salir de esta neblina en la que nos hemos metido producto de la marejada ultraliberal que ha dejado secuelas en todas las fuerzas políticas. Debe comenzar una etapa de reconquista, reconstruir lo que han sido los valores permanentes del justicialismo: la independencia económica, la soberanía política y la justicia social.
–¿A quiénes ve como presidenciables?
–A los gobernadores, y en particular a los de las provincias grandes. Lo bueno sería que la fórmula esté compuesta por dos gobernadores, uno presidente y otro vice. Pero tendremos que cambiar las reglas, no tenemos por qué hacer una pelea dura. Al contrario, tiene que ser una elección interna que se hará, supongo, en los primeros meses del 2003.
Duhalde intenta dar una pelea “ideológica” dentro del PJ para “volver a la esencia”. Ese, cree, será su rol luego de las elecciones. Para lograrlo, deberá enfrentar a una parte del peronismo, como lo reconoció ayer: “Es como si existieran dos justicialismos: los que creemos que el PJ es una herramienta de liberación, y los que creen que hay que mantener la obediencia debida con el poder financiero y los EE.UU”.
Aunque no lo diga públicamente, cree que ese sector que deberá enfrentar tiene a su referente en José Manuel de la Sota. La cuestión ya fue admitida en voz baja por un altísimo funcionario del gobierno provincial. Y ayer, el diputado José María Díaz Bancalari se animó a reconocerlo en diálogo con Página/12. “Si De la Sota quiere ser representante del neoliberalismo, inevitablemente vamos a confrontar”.

 

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