A pesar del alivio que significó para los trabajadores de Aerolíneas Argentinas escuchar que el nuevo operador pagaría los dos meses de salarios adeudados y que garantizaba la continuidad de la totalidad de los puestos de trabajo, los gremios aeronáuticos manifestaron sus reparos. El punto principal fue que la empresa haya sido entregada por el Estado español a un grupo también español y que dicho grupo, a pesar de las enunciaciones de carácter general, no haya dado a conocer su propuesta para el desarrollo de la firma. Los representantes de los trabajadores criticaron también la actitud del gobierno de Fernando de la Rúa durante el proceso de privatización llevado adelante por el Estado español, en especial por no haber participado activamente de las negociaciones cuando se trataba de una “empresa argentina”.
El presidente de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas, Jorge Doyle, dijo a Página/12 que los pilotos se mantendrían expectantes hasta conocer los contenidos del plan de desarrollo de la compañía que presentará el Grupo Marsans. “Lo apoyaremos en la medida en que Marsans haga crecer a Aerolíneas y no si Aerolíneas es utilizada meramente para hacer crecer a Marsans”, sintetizó. “Esperamos que se prioricen los intereses nacionales e internacionales de Aerolíneas Argentinas, porque es claro que tenemos una mala experiencia acerca de cómo funcionan los empresarios españoles”, agregó. Doyle se mostró disconforme con la actitud seguida por el gobierno durante la evolución de la crisis vivida por la empresa. “Si el dinero para salarios finalmente lo terminará poniendo la SEPI, no entendemos por qué se permitió que se llegue a esta situación”, consideró. El dirigente de los pilotos también se quejó de la actitud prescindente del gobierno argentino en el incumplimiento de los acuerdos de retiro voluntario firmados. “Nos sentimos como kelpers frente a lo que fue una estafa del Estado español”.
Durante la reunión que los gremios mantuvieron con la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, en la que fueron informados sobre los resultados de la operación, algunos gremios demandaron la formación de un “Comité de Seguimiento”. El argumento esgrimido por los representantes de los trabajadores fue que “así el gobierno no podrá hacerse el distraído con las decisiones que se tomen sobre el patrimonio de los argentinos”.
Para la diputada y candidata del Polo Social, Alicia Castro, también titular del gremio de Aeronavegantes, el “gobierno de la Alianza ignoró la importancia que AA podría haber tenido en una política aerocomercial” que sirva a los “intereses de la Nación”. Por ello acusó a los funcionarios de “ignorantes” por su incapacidad de “administrar un estado moderno y desarrollar con visión una política aerocomercial”. Castro dijo a este diario que AA “estaba ya en un estado de quiebra y liquidación. Y si no siguió el destino de Viasa (la aerolínea venezolana adquirida y quebrada por Iberia) fue por la reacción y el apoyo del pueblo argentino que vio en nuestra lucha la metáfora de lo que fuimos y lo que somos”, explicó. Para Castro, el gobierno perdió la posibilidad de realizar una “reprivatización transparente”.
En tanto, Ricardo Cirielli, el titular de los técnicos aeronáuticos, dijo a Página/12 que “el solo hecho de que ya no figure la SEPI es una buena noticia”, pero “no estamos de acuerdo en que se haya seleccionado un grupo español y despreciado a los capitales argentinos”. Para el sindicalista a quien el gobierno culpó en su momento de todos los males de AA, “es coherente que el Estado español haya entregado la empresa a un grupo español, pero no lo es que el gobierno local no haya hecho nada para que las cosas sean de otra manera”. Cirielli consideró que “Marsans es una empresa turística española que exportará turistas argentinos a España, lo contrario de lo que necesitamos y que, además, a través de Air Plus y Spanair es competidora de Aerolíneas”. “Todavía no sabemos que piensan hacer con el área de mantenimiento, ni cuál es su plan de negocios”, concluyó.

EURNEKIAN CRITICO QUE QUEDE EN MANOS EXTRANJERAS
“Prefería a uno nuestro”

Por C. C.

Eduardo Eurnekian vio ayer cómo se le esfumaba definitivamente el sueño de operar, al mismo tiempo, los principales aeropuertos del país y una megatransportadora que subsumiera nada menos que Aerolíneas, Lapa y Southern Winds. Las circunstancias –y su resistencia a sostener el plantel de empleados actual de la línea de bandera– restó de su plataforma de negocios a la aerolínea que, a su juicio, debería ser operada por alguna empresa argentina.
Tan así es que a través de su controlada Lapa, reconvertida en ARG (Línea Privada Argentina) no descarta formular un planteo legal basado en el hecho de que la legislación obliga a que sea una empresa local la que explote los vuelos locales. El siguiente es un extracto del diálogo que Página/12 mantuvo ayer con el empresario.
–¿Como ve la elección de Marsans para comprar Aerolíneas?
–Es más de lo mismo. Además, creo que somos el único país que entrega sus vuelos de cabotaje a una empresa extranjera, lo cual es una barbaridad.
–¿Por una cuestión de seguridad?
–Por una cuestión de lógica. Ningún país lo hace.
–¿Piensa que podrá ahora entrar de algún modo en el negocio, tal vez asociándose a los futuros accionistas?
–Yo ahora seguiré invirtiendo en Aeropuertos, en Lapa. Sólo que ahora con competencia desleal: del otro lado tendré una empresa extranjera que, por ejemplo, tiene acceso a financiamiento a tasas internacionales. No se olvide, además, que gran parte de la tripulación también será extranjera.
–¿Cuál hubiera sido la mejor solución?
–Yo hubiese preferido a (Enrique M.) Pescarmona o a (Juan Carlos) Pellegrini. Al menos, eran de los nuestros.
–¿Cómo juzga el desempeño del Gobierno en este tema?
–Creo que al Gobierno le faltaron políticas. Le faltó mucha firmeza en el tema.
Pocos meses atrás, en el medio del conflicto gremial que paralizó la empresa, Eurnekian hizo esmeradas gestiones en España para quedarse con Aerolíneas, sobre la base de invertir poco o nada. Para este esquema –el que finalmente se habría utilizado– contaba con la ventaja de ser acreedor de la compañía por servicios prestados por Aeropuertos Argentina 2000. Pero el empresario consideraba imprescindible hacer una racionalización importante de personal, una de las razones por las cuales habría quedado fuera de juego.
En su equipo sugieren que Spanair –de la que Marsans es socia– tendría dificultades económicas y que SAS –la otra socia– no está interesada en ingresar al negocio argentino.

REACCION DE JUAN CARLOS PELLEGRINI A LA ADJUDICACION
“Lamento el resultado, fue el peor”

El empresario Juan Carlos Pellegrini, representante de uno de los grupos inversores oferentes de la compra de Aerolíneas Argentinas y Austral, afirmó ayer que la adjudicación de la línea de bandera al grupo Marsans fue el “peor” de los resultados, al tiempo que criticó la inacción del gobierno nacional durante la operación y al gobierno español por “incurrir en los mismos errores del pasado”.
“Lamento el resultado, no pudo ser peor”, consideró Pellegrini en una conferencia de prensa que ofreció ayer a la tarde luego de conocerse que la SEPI otorgó el control del paquete accionario que poseía en las empresas aéreas a los españoles de Marsans. “El gobierno argentino no hizo nada, no supo responder al clamor de los argentinos y el gobierno español no interpretó los deseos de un país en el que tienen tantos inversores e incurrió en los mismos errores del pasado, después de todo el esfuerzo que hizo para mantener Aerolíneas”, se lamentó el ex presidente de la empresa aérea entre 1978 y 1981.
Pellegrini manifestó, sin embargo, su deseo de que al Grupo Marsans “le vaya bien” y que el gobierno español “no se haya equivocado” al dejar que la línea de bandera argentina “vuelva a empresarios extranjeros”. Resaltó el prestigio del grupo en el sector del turismo internacional, pero manifestó sus dudas en cuanto a que los intereses del nuevo dueño de Aerolíneas sea la expansión de la empresa, ya que “lo turístico es sólo uno de los aspectos que necesita una empresa aérea para crecer”.
El empresario descartó una posible intención de la SEPI de encubrir el vaciamiento de Aerolíneas cuando fue administrada por Iberia al adjudicar la empresa a un grupo español y negó haber tenido un acuerdo con el gobierno español, aunque sí admitió que la sociedad “siempre puso de manifiesto que nuestra propuesta era la mejor desde el punto de vista técnico”. Pellegrini destacó que la propuesta por él presentada contemplaba una oferta expansiva, con “sentido social sin abandonar la rentabilidad empresaria”, con participación accionaria a los gremios y la venta de acciones a empresarios argentinos “una vez superado el concurso de acreedores”.

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