El periodista Horacio Verbitsky
recibirá el Premio de la Libertad de Prensa 2001 que otorga el
Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), una
de las más importantes organizaciones no gubernamentales que se
ocupan de la libertad de expresión en todo el mundo. Ha abierto
un camino en la prensa argentina al sacar a la luz la corrupción
gubernamental, reportó con valentía las atrocidades del
pasado y ha batallado para que se revoquen las restrictivas leyes de prensa
del país, dijo el organismo norteamericano sobre el columnista
de Página/12 al anunciar los premios.
Junto a Verbitsky, primer argentino que recibirá este reconocimiento,
el CPJ premiará a un periodista de China, Jiang Weiping; a uno
de Zimbabwe, Geoff Nyarota, y a Mazen Daza, camarógrafo de la agencia
británica Reuters en Hebrón. Weiping, ex periodista de la
agencia oficial Xinjua, está actualmente en la cárcel, acusado
de revelar secretos de estado tras informar sobre el tema
tabú de la corrupción de funcionarios gubernamentales en
la región industrial de China. Nyarota, editor de The Daily News,
el único diario independiente de Zimbabwe, se ha convertido en
la voz más influyente de ese país, pese a los repetidos
intentos del gobierno del presidente Robert Mugabe de silenciarlo
y Dana fue herido en varias ocasiones durante los siete años que
ha documentado los enfrentamientos en su ciudad natal.
¿Cuándo se creó el Comité para la Protección
de los Periodistas? preguntó Página/12 a Marylin Smith,
coordinadora del programa de las Américas del CJP.
Fue creado hace 20 años, impulsado por la situación
de la prensa en América Latina ya que un puñado de periodistas
estadounidenses que estaban cubriendo las dictaduras militares y las guerras
civiles de la región se dieron cuenta que estaban más seguros
que sus colegas locales debido a que, en caso de ser atacados, habría
una protesta internacional muy fuerte. La idea fue crear la misma ola
de protestas para cualquier caso, cuando la víctima fuera un periodista
extranjero o uno local.
¿Qué tuvieron en cuenta al premiar a Verbitsky?
De varias maneras es un periodista excepcional y este es un reconocimiento
a toda su labor. Ha llevado a cabo investigaciones que tuvieron un gran
impacto sobre la democracia argentina, colocó la corrupción
en el lugar más elevado de la agenda. Como columnista y comentarista
político hizo un aporte grande a la democracia argentina y dedicó
energía al derecho a ejercer el periodismo sin temor a represalias.
No sólo ejerció su labor sino que luchó para que
todos puedan hacerlo. Tanto a nivel nacional como internacional su papel
fue extraordinario. El hecho de que consiguiera la eliminación
de la figura del desacato es un logro tan grande que se cita en toda latinoamérica
y en Estados Unidos como ejemplo de cómo hacer uso del sistema
internacional de derechos humanos. El pronunciamiento de la Comisión
Interamericana sobre el desacato es uno de los más importantes
en relación a la libertad de expresión y es una herramienta
de toda la región. Uno de los más grandes desafíos
de la libertad de prensa en América latina son las reformas legales
para que los periodistas no tengan que enfrentar sanciones ni la cárcel
y es justamente en este campo que Verbitsky ha hecho un aporte valioso.
¿Qué tienen en común todos los premiados de
este año?
Se trata de periodistas que hacen una labor muy diferente, pero
tienen en común una valentía impresionante y el hecho de
no haber perdido su integridad a pesar de los grandes peligros o dificultades
que tuvieron que enfrentar para hacer su trabajo. Se trata de profesionales
que pueden inspirar a muchos de sus colegas por la forma de hacer su labor.
Verbitsky, presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales y fundador
de la agrupación Periodistas, recibió el premio 1995-96
de la Latin American Studies Assosation (LASA) por la mejor cobertura
periodística de largo plazo y por su comportamiento
durante el régimen militar. El CPJ entregará las distinciones
el 20 de noviembre en NuevaYork durante una cena de gala, en la que Joseph
Lelyveld, ex director ejecutivo de The New York Times, recibirá
un reconocimiento especial.
LA
EXTRADICION DE SUAREZ MASON
En manos alemanas
La Justicia alemana fue informada
de la detención del represor Carlos Guillermo Suárez Mason
en la causa por el secuestro y asesinato de la estudiante Elisabeth Kasemann
durante la dictadura militar. Ahora el tribunal de Nuremberg deberá
iniciar el trámite de extradición.
El Ministerio de Relaciones Exteriores comunicó a la embajada de
Alemania en Buenos Aires que el juez federal Gabriel Cavallo ordenó
a principios de octubre la detención provisional de Suárez
Mason, basándose en la orden de arresto emitida por una corte de
Nuremberg el pasado 11 de julio. El militar ya estaba preso en la causa
en la que se investiga el plan sistemático para apropiarse de los
hijos de los desaparecidos.
Kasemann fue secuestrada por fuerzas de seguridad en la noche del 8 al
9 de marzo de 1977 y llevada a un cuartel, donde fue torturada. En mayo
de 1977 la estudiante alemana fue trasladada al centro clandestino de
detención El Vesubio. La fiscalía de Nuremberg
considera que Suárez Mason es responsable del asesinato ocurrido
en la noche del 23 al 24 de mayo de 1977 en su carácter de jefe
del Primer Cuerpo del Ejército. Esa noche, Kasemann fue trasladada
por las fuerzas de seguridad junto con otros 15 detenidos, esposados y
encapuchados, hasta la localidad bonaerense de Monte Grande, donde fue
ejecutada con disparos de arma de fuego a quemarropa en la espalda y la
nuca.
Si el gobierno argentino no cambia la posición que mantuvo en el
caso de Alfredo Astiz, impedirá que la extradición de Suárez
Mason se concrete -sobre todo si se tiene en cuenta que el militar ya
está preso pero podría permitir su juzgamiento aquí.
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