Por
Laura Vales
Desde Corrientes
El
radical Ricardo Colombi, al frente de una inédita coalición
con el peronismo y los liberales, se imponía anoche sobre Raúl
Tato Romero Feris en las elecciones para gobernador de Corrientes,
que significan el final de dos años de intervención federal.
Colombi y su vice, el justicialista Eduardo Galantini, se adjudicaron
la victoria pasadas las diez y media de la noche, mientras en las calles
comenzaba un festejo impensable hasta hace poco, en el que se mezclaron
por igual banderas del PJ y de la Alianza, la marcha peronista y las rimas
contra Tato.
Nuestra primera acción de gobierno anunció el
ganador será recuperar la confianza de la sociedad, ordenando
a todos los funcionarios presentar su declaración jurada de bienes,
para que todos sepamos con qué patrimonio entran y con cuál
se van.
Desde su celda vip del escuadrón de la Gendarmería Nacional,
Tato Romero Feris se mantenía al cierre de esta edición
sin reconocer ningún resultado definitivo. El ex gobernador y ex
intendente de Corrientes denunció en cambio un fraude armado
con la entrega de documentos en los días previos a la elección
y sostuvo que el recuento de las mesas está siendo manipulado.
Con el 84 por ciento de las mesas escrutadas, el Frente de Todos (Colombi-Galantini)
obtenía el 51,32 por ciento de los votos, mientras que el Frente
por la Unidad (de Romero Feris y el menemismo correntino) alcanzaba el
48,68. Con un resultado tan parejo, todo el recuento, peleado voto a voto,
estuvo cruzado de acusaciones de fraude desde los dos sectores en pugna,
por lo que es muy probable que el tatismo reclame la apertura de las urnas.
El escrutinio definitivo comenzará el miércoles y nadie
descarta que se desate una batalla legal.
Día de aparatos
Conscientes de que la elección iba a ser cuerpo a cuerpo, los dos
frentes en disputa sacaron todo el aparato a la calle. Desde antes de
las ocho de la mañana, cientos de remises y autos particulares,
a tarifas de 65 pesos el día más 10 para el combustible,
estaban listos en la puerta de los locales partidarios. A las nueve parecían
hormigas recorriendo las calles de tierra de los barrios de las afueras,
como el Mil Viviendas o el San Gerónimo, llevando su carga de votantes.
En las esquinas de cada escuela, grupos de punteras armadas de birome
y planillas controlaron minuciosamente la llegada y salida de los autos.
Hubo un clima de votación muy tranquilo, sin ningún incidente.
Las señales de tensión empezaron a asomar recién
después del mediodía. Lo primero fue la Gendarmería:
a las tres, frente a un alerta de que se preparaban robos de urnas, en
los principales lugares de votación desembarcaron contingentes
extra de efectivos. La orden fue poner un gendarme al lado de cada urna.
A las tres y media una camioneta 4 x 4 estacionó frente a la escuela
Manuel Belgrano. Del interior del vehículo emergió media
docena de cincuentones protegidos del sol de la siesta con anteojos negros:
el círculo más cercano a Tato desembarcaba para recibirlo
en su lugar de votación. Un grupo de simpatizantes tatistas se
instaló minutos después en la vereda.
El candidato fue trasladado desde su celda en el escuadrón de Gendarmería
a las cuatro, en un móvil de la policía provincial con seis
custodios armados. Tato parecía distendido; se había vestido
con un jean gastado, la vieja camisa azul a cuadros que usa como cábala
en todas las elecciones desde 1993 y unos humildes mocasines marrones.
En ese conjunto,sólo desentoban el reloj de oro en la muñeca
izquierda y la lapicera también de oro asomando del bolsillo de
la camisa.
Romero Feris se tomó su tiempo para saludar a los hombres
con un apretón de manos, a las mujeres con un beso en cada mejilla
y formuló la primer denuncia de fraude. Aparecieron boletas
truchas en varias escuelas, dijo frente a los medios; la misma acusación,
pero en contra del tatismo, saldría después desde el Frente
de Todos de Colombi.
La coalición de radicales, peronistas, liberales y cavallistas
que en la primera vuelta quedó 10 mil votos por debajo del Frente
por la Unidad de Romero Feris, en la segunda reforzó la cantidad
de fiscales en la capital provincial. Prácticamente duplicamos
su número, además de armar equipos de suplentes, explicó
Tirso Soto en la escuela 404, pegada al barrio de las Mil Viviendas. El
Panu, un partido por lejos mucho más armado, había podido
cubrir todos los lugares con fiscales desde el 14 de octubre.
Aún con el terreno superpoblado de fiscales el gran problema de
la elección fueron las boletas truchas, tema en el que los dos
contendientes se acusan mutuamente. Se trata de fotocopias con el nombre
de los candidatos escrito de manera correcta, pero sin cargos; en otras
aparecen agregados mínimos, que delatan que se trata de una falsificación.
Por supuesto, los tatistas impugnaron cada boleta irregular en favor de
Colombi y los del Frente de Todos hicieron lo propio con las de Tato.
El recuento avanzó así en un clima hipersensibilizado, rodeado
de sospechas, antecedido por denuncias de prácticas clientelísticas:
que en Goya se repartía comida, que en el centro de Corrientes
se daban bolsones, que en ciertos lugares un voto se cotizaba a veinte
pesos. Un inconveniente extra fue que justo antes del comenzar el recuento
la rotura de un cable de fibra óptica dejó a toda la provincia
sin internet, mientras la mitad de los celulares se mostraban inútiles
para comunicarse fuera de Corrientes, con lo que el clima de paranoia
subió varios puntos. El edificio de la gobernación donde
se instaló el centro de cómputos fue vallado tres cuadras
a la redonda y protegido por efectivos con bastones, cascos y gases lacrimógenos.
Lo que vendrá
Al nuevo gobernador le tocará lidiar con una Legislatura complicada,
en la que no tendrá mayoría en ninguna de las dos cámaras.
A partir del 10 de diciembre en el Senado habrá seis representantes
del Frente de Todos, seis de Romero Feris y uno del Frente Cívico
y Social (que reúne a autonomistas, liberales, el Frente Grande
y el Mid). En Diputados serán 12 legisladores tatistas, 11 del
Frente de Todos y tres del Frente Cívico y Social.
Acá lo que tiene que quedar en claro es que nadie va a gobernar
solo. Terminemos con las agresiones porque después del 10 de diciembre
nos van a necesitar para gobernar advirtió anoche Romero
Feris en varias comunicaciones telefónicas. Para el caudillo, la
derrota significará a la vez ver alejarse sus esperanzas de recuperar
la libertad. Condenado a tres años y seis meses de prisión
el miércoles pasado, todavía lo esperan otros 14 procesos
en marcha vinculados al mal manejo de los dineros provinciales.
Otro foco de conflicto para Colombi será la capital correntina,
donde el 14 de octubre fue electa como nueva intendente la mujer de Romero
Feris, Nora Nazar. La tercer pregunta es cómo resolverán
sus seguras y previsibles tensiones internas los radicales y peronistas
en el Frente.
Al margen de las razones políticas que definieron esta alianza,
Colombi y su vice Eduardo Galantini (PJ) defienden la solidez de su fórmula
recordando que tienen un vínculo personal desde la adolescencia.
Nos conocimos en el secundario, a través del deporte,
contó el radical. Yo vivía en Mercedes, él
en Monte Caseros y los fines de semana jugábamos albasquet y al
voley en los intercolegiales. Se hicieron amigos y era común
que uno se quedara en la casa del otro; después, en la época
de la universidad, coincidieron en la capital de Corrientes; Galantini
ya era peronista y Colombi radical. Terminaron siendo cada uno intendente
de su ciudad natal.
Hace cuatro años, con otros siete intendentes (radicales, liberales
y peronistas) formaron una liga, que fue el núcleo de intendentes
que se convirtió finalmente en el núcleo del Frente de Todos.
Ayer ambos hicieron varios anuncios centrados en lo institucional, como
la conformación del Consejo de la Magistratura para depurar la
Justicia y la reforma de la Constitución. Hablaron mucho de participación
ciudadana. Y poco, casi nada, del orden económico, la asignatura
más difícil para una provincia ahogada por el peso de una
fuerte deuda, sin industrias y que depende enteramente de los fondos que
envíe la Nación para respirar.
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